Existe un conflicto de intereses en los estudios sobre la carne de los Annals of Internal Medicine

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La misma persona contratada por la industria del azúcar para minimizar sus riesgos fue contratada por la industria cárnica para minimizar los suyos.

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A continuación una aproximación al contenido del audio de este video. Para ver los gráficos, tablas, imágenes o citas a los que Dr. Greger se refiere, ve el video más arriba. La traducción y edición de este contenido ha sido realizada por Marina Campi voluntaria activa en NutritionFacts.org.

Una serie de artículos publicados en los Annals of Internal Medicine que recomendaba a las personas seguir comiendo carne fue denunciada por los investigadores de nutrición como “irresponsable y poco ética”, una “parodia de ciencia”, un “ataque a la salud pública” y el “abuso más atroz de la evidencia” que jamás habían visto. Hubo llamados a la retracción, incluso antes de que se publicara, de parte de eminentes líderes de salud pública, entre otros un ex Director de Sanidad de los Estados Unidos, un ex presidente del Colegio Americano de Cardiología, y los directores de medicina preventiva y los institutos de nutrición de las universidades de Harvard, Yale, Tufts y Stanford. En mi último video expliqué el cómo, el método con el cual manipularon la ciencia, pero nunca llegué realmente al porqué. 

Un intento similar del autor principal de desacreditar las recomendaciones de azúcar fue explícitamente pagado por un grupo financiado por empresas como Coca-Cola, Dr. Pepper, barras de caramelo Mars, y Pepsi. Pero si nos fijamos en los conflictos de interés declarados de los panelistas en el estudio de carne, dicen que no tenían ninguno, incluido el autor principal (Bradley Johnston) que participó en el estudio del azúcar, financiado principalmente no solo por la industria de las bebidas y los dulces, sino por McDonald ‘s y uno de los empacadores de carne más grandes del mundo.

Sin embargo, Johnston no declaró eso como posible conflicto de intereses cuando cambió de exonerar azúcar a exonerar carne. ¿Cómo explicó esto? A pesar de que el estudio del azúcar se publicó en 2016, obtuvo el dinero en 2015, fuera de la ventana de declaración obligatoria de tres años. Es el mismo que dijo que el grupo industrial no tuvo participación en la redacción del estudio hasta que la Associated Press reveló la verdad, y la revista tuvo que publicar una corrección.

Pero Johnston redobló la apuesta, diciendo que “en el mejor de los casos es endeble” la sugerencia de que su trabajo anterior sobre el azúcar tuvo influencia en la forma en que su equipo hizo las nuevas recomendaciones de carne. Lo importante es: “No tenemos ninguna relación con la industria cárnica”. ¿Ah, sí? Unos meses más tarde la verdad salió a la luz. Una corrección en la llamada recomendación de carne del panel NutrRECS. Bradley Johnston no declaró que había recibido una subvención de Texas A&M AgriLife Research, que recibe millones de dólares al año de la industria cárnica para hacer cosas como dirigir el Beef Boot Camp, o defender los beneficios para la salud de la carne de res, o promover la celebración del Día Nacional del Tocino. Después de todo, Texas A&M AgriLife sirve a los productores de carne de cerdo para mejorar su rentabilidad. Este es el grupo que no solo le dio al Dr. “sin relación con la industria cárnica” Johnston una subvención directa de más de $ 75,000, sino que se unió oficialmente a todo el consorcio NutriRECS para proporcionar, como explicó el Dr. Johnston, apoyo generoso para impactar la toma de decisiones y políticas relacionadas con la nutrición en América del Norte y más allá.

Sin embargo, nada de esto fue declarado en el estudio. Ni siquiera un potencial conflicto de interés, aunque habían formado una asociación por millones de dólares al año con un brazo de Texas A&M parcialmente financiado por la industria de la carne. Ups. De hecho, Patrick Stover, el Sr. “sin conflictos de intereses” es el director de AgriLife. Y un mes antes de que se publicara el estudio sobre la carne, a Bradley Johnston se le ofreció y aceptó un puesto de titular en Texas A&M AgriLife, ya estaba trabajando para ellos cuando se publicó, pero no se le ocurrió mencionarlo.

Entonces, cuando los Annals of Internal Medicine enviaron un comunicado de prensa, que luego corrigieron, diciendo que no era necesario reducir el consumo de carne roja o procesada para una buena salud, pueden haber simplemente actuado como portavoz para la propaganda de la industria cárnica. “La pseudociencia presentada en los estudios de la carne de los Annals parece haber sido escrita únicamente para crear dudas y confusión en la población general”. Las “recomendaciones engañosas no pretenden convencer a los científicos, que entienden claramente la naturaleza de la relación entre la carne y la salud y también el azúcar y la salud. Esta pseudociencia se presenta únicamente para crear dudas y confusión en la población general”. Francamente, “la industria hará lo que tenga que hacer para vender tanto producto como pueda, [y por lo tanto] hará lo que tenga que hacer para ocultar la relación entre sus productos y la salud humana y planetaria; lo han hecho con el tabaco, combustibles fósiles, el Roundup de Monsanto, el azúcar y ahora la carne”.

A continuación una aproximación al contenido del audio de este video. Para ver los gráficos, tablas, imágenes o citas a los que Dr. Greger se refiere, ve el video más arriba. La traducción y edición de este contenido ha sido realizada por Marina Campi voluntaria activa en NutritionFacts.org.

Una serie de artículos publicados en los Annals of Internal Medicine que recomendaba a las personas seguir comiendo carne fue denunciada por los investigadores de nutrición como “irresponsable y poco ética”, una “parodia de ciencia”, un “ataque a la salud pública” y el “abuso más atroz de la evidencia” que jamás habían visto. Hubo llamados a la retracción, incluso antes de que se publicara, de parte de eminentes líderes de salud pública, entre otros un ex Director de Sanidad de los Estados Unidos, un ex presidente del Colegio Americano de Cardiología, y los directores de medicina preventiva y los institutos de nutrición de las universidades de Harvard, Yale, Tufts y Stanford. En mi último video expliqué el cómo, el método con el cual manipularon la ciencia, pero nunca llegué realmente al porqué. 

Un intento similar del autor principal de desacreditar las recomendaciones de azúcar fue explícitamente pagado por un grupo financiado por empresas como Coca-Cola, Dr. Pepper, barras de caramelo Mars, y Pepsi. Pero si nos fijamos en los conflictos de interés declarados de los panelistas en el estudio de carne, dicen que no tenían ninguno, incluido el autor principal (Bradley Johnston) que participó en el estudio del azúcar, financiado principalmente no solo por la industria de las bebidas y los dulces, sino por McDonald ‘s y uno de los empacadores de carne más grandes del mundo.

Sin embargo, Johnston no declaró eso como posible conflicto de intereses cuando cambió de exonerar azúcar a exonerar carne. ¿Cómo explicó esto? A pesar de que el estudio del azúcar se publicó en 2016, obtuvo el dinero en 2015, fuera de la ventana de declaración obligatoria de tres años. Es el mismo que dijo que el grupo industrial no tuvo participación en la redacción del estudio hasta que la Associated Press reveló la verdad, y la revista tuvo que publicar una corrección.

Pero Johnston redobló la apuesta, diciendo que “en el mejor de los casos es endeble” la sugerencia de que su trabajo anterior sobre el azúcar tuvo influencia en la forma en que su equipo hizo las nuevas recomendaciones de carne. Lo importante es: “No tenemos ninguna relación con la industria cárnica”. ¿Ah, sí? Unos meses más tarde la verdad salió a la luz. Una corrección en la llamada recomendación de carne del panel NutrRECS. Bradley Johnston no declaró que había recibido una subvención de Texas A&M AgriLife Research, que recibe millones de dólares al año de la industria cárnica para hacer cosas como dirigir el Beef Boot Camp, o defender los beneficios para la salud de la carne de res, o promover la celebración del Día Nacional del Tocino. Después de todo, Texas A&M AgriLife sirve a los productores de carne de cerdo para mejorar su rentabilidad. Este es el grupo que no solo le dio al Dr. “sin relación con la industria cárnica” Johnston una subvención directa de más de $ 75,000, sino que se unió oficialmente a todo el consorcio NutriRECS para proporcionar, como explicó el Dr. Johnston, apoyo generoso para impactar la toma de decisiones y políticas relacionadas con la nutrición en América del Norte y más allá.

Sin embargo, nada de esto fue declarado en el estudio. Ni siquiera un potencial conflicto de interés, aunque habían formado una asociación por millones de dólares al año con un brazo de Texas A&M parcialmente financiado por la industria de la carne. Ups. De hecho, Patrick Stover, el Sr. “sin conflictos de intereses” es el director de AgriLife. Y un mes antes de que se publicara el estudio sobre la carne, a Bradley Johnston se le ofreció y aceptó un puesto de titular en Texas A&M AgriLife, ya estaba trabajando para ellos cuando se publicó, pero no se le ocurrió mencionarlo.

Entonces, cuando los Annals of Internal Medicine enviaron un comunicado de prensa, que luego corrigieron, diciendo que no era necesario reducir el consumo de carne roja o procesada para una buena salud, pueden haber simplemente actuado como portavoz para la propaganda de la industria cárnica. “La pseudociencia presentada en los estudios de la carne de los Annals parece haber sido escrita únicamente para crear dudas y confusión en la población general”. Las “recomendaciones engañosas no pretenden convencer a los científicos, que entienden claramente la naturaleza de la relación entre la carne y la salud y también el azúcar y la salud. Esta pseudociencia se presenta únicamente para crear dudas y confusión en la población general”. Francamente, “la industria hará lo que tenga que hacer para vender tanto producto como pueda, [y por lo tanto] hará lo que tenga que hacer para ocultar la relación entre sus productos y la salud humana y planetaria; lo han hecho con el tabaco, combustibles fósiles, el Roundup de Monsanto, el azúcar y ahora la carne”.

Gráficos de Avo Media

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