Beneficios de los suplementos de vitamina E para el cáncer, la inmunidad y la longevidad

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Quienes compran suplementos de vitamina E podrían estar pagando por una vida más corta.

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A continuación una aproximación al contenido del audio de este video. Para ver los gráficos, tablas, imágenes o citas a los que Dr. Greger se refiere, ve el video más arriba. La traducción y edición de este contenido ha sido realizada por Camila Vicente voluntaria activa en NutritionFacts.org.

Los ensayos aleatorizados muestran que la suplementación diaria con vitamina D parece reducir el riesgo de infecciones respiratorias agudas en niños y adolescentes, pero no parece tener efectos en adultos, ni parece ser efectiva para aumentar los anticuerpos tras la vacunación contra la gripe.

¿Y qué pasa con la vitamina E? En las fuentes, encontrarás que hay ocho tocoferoles y tocotrienoles que se llaman en conjunto vitamina E, pero solo se ha demostrado que el alfa-tocoferol protege contra la deficiencia de vitamina E en humanos. Por lo tanto, el alfa-tocoferol es la única forma auténtica de vitamina E y se encuentra en los suplementos de esta vitamina.

Los estudios observacionales sugieren que las personas que reportan tomar vitamina E podrían tener mejores resultados frente a la neumonía. Pero solo los ensayos clínicos pueden confirmar si esto es cierto. En comparación con placebos, la vitamina E mostró mejorar la inmunidad contra las vacunas de hepatitis B y tétanos, aunque no tuvo efecto con las de difteria o neumonía. Un ensayo aleatorizado encontró que en adultos mayores, la vitamina E no redujo las infecciones respiratorias bajas, como la neumonía, pero sí disminuyó las infecciones respiratorias altas, como el resfriado común, en un 20% durante un año. Sin embargo, otro estudio con la misma dosis no vio beneficios preventivos y la suplementación con vitamina E incluso empeoró las infecciones, con mayor número y gravedad de síntomas, como fiebre y limitaciones en las actividades.

El estudio más amplio sobre vitamina E e infecciones respiratorias fue el ATBC, que aleatorizó a casi 15 000 fumadores a tomar vitamina E o un placebo durante unos cinco años. No se encontró un efecto general entre ambos grupos, pero al analizar los subgrupos, se observó que los fumadores ocasionales que vivían en ciudades se beneficiaban, con un riesgo un 50% menor de resfriarse. Para los grandes fumadores que vivían fuera de las ciudades, la vitamina E pareció tener un efecto negativo, aumentando su riesgo en un 50%. Los investigadores concluyeron: “por ende, se debe ser cauteloso con las recomendaciones sobre la suplementación con vitamina E hasta que se comprendan mejor sus efectos”.

Los resultados sobre neumonía del estudio mostraron algo similar. No hubo un efecto general de la vitamina E frente al placebo, pero al analizar más a fondo, se vio que la vitamina E reducía el riesgo de neumonía en los fumadores ocasionales que ejercitaban, mientras que lo aumentaba en los grandes fumadores que no lo hacían. Se observaron más casos de neumonía en los que recibieron vitamina D y su peso corporal era muy bajo o muy alto, pero solo, aparentemente, en aquellos con alta ingesta de vitamina C. Los grandes fumadores con consumo de vitamina C tuvieron más tuberculosis con la vitamina E en comparación con el placebo. Este tipo de análisis detallado de los datos no es bien visto, ya que puede generar conexiones erróneas, por lo que estos hallazgos solo se consideran como preliminares para nuevas investigaciones.

La mortalidad general en el estudio ATBC fue similar entre los grupos de vitamina E y placebo, aunque en algunos subgrupos se observó una disminución o prolongación de la esperanza de vida. Se han realizado decenas de ensayos clínicos controlados sobre la vitamina E, y la mayoría de los metaanálisis han encontrado un pequeño pero claro aumento en el riesgo de mortalidad entre los que tomaron vitamina E. Es decir, quienes compran suplementos de vitamina E podrían estar, en realidad, pagando por una vida más corta. En 46 ensayos, el 12% de los que recibieron vitamina E murieron, frente al 10% en el grupo placebo. Algo similar ocurrió con la suplementación con beta-caroteno: aproximadamente 14% frente al 11% en 26 ensayos aleatorizados. 

El objetivo del estudio ATBC era ver si los suplementos antioxidantes como la vitamina E o el beta-caroteno podían ayudar a prevenir el cáncer de pulmón en fumadores. La vitamina E no tuvo efectos sobre este cáncer, y el beta-caroteno, de manera inesperada incluso aumentó los casos de cáncer de pulmón. Pero, la vitamina E pareció reducir, incidentalmente, los casos de cáncer de próstata. Esto inspiró el estudio SELECT, el mayor ensayo de prevención del cáncer realizado hasta ahora. Más de 35.000 hombres fueron aleatorizados para tomar vitamina E, selenio, ambos o ninguno, es decir, solo placebos. El selenio no pareció tener efectos, pero los que tomaron vitamina E tuvieron un 17% más de riesgo de desarrollar cáncer de próstata. Si 100 hombres tomaran vitamina E durante diez años, uno o dos de ellos desarrollarían cáncer de próstata, algo que no ocurriría si hubieran tomado solo placebos.

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Los ensayos aleatorizados muestran que la suplementación diaria con vitamina D parece reducir el riesgo de infecciones respiratorias agudas en niños y adolescentes, pero no parece tener efectos en adultos, ni parece ser efectiva para aumentar los anticuerpos tras la vacunación contra la gripe.

¿Y qué pasa con la vitamina E? En las fuentes, encontrarás que hay ocho tocoferoles y tocotrienoles que se llaman en conjunto vitamina E, pero solo se ha demostrado que el alfa-tocoferol protege contra la deficiencia de vitamina E en humanos. Por lo tanto, el alfa-tocoferol es la única forma auténtica de vitamina E y se encuentra en los suplementos de esta vitamina.

Los estudios observacionales sugieren que las personas que reportan tomar vitamina E podrían tener mejores resultados frente a la neumonía. Pero solo los ensayos clínicos pueden confirmar si esto es cierto. En comparación con placebos, la vitamina E mostró mejorar la inmunidad contra las vacunas de hepatitis B y tétanos, aunque no tuvo efecto con las de difteria o neumonía. Un ensayo aleatorizado encontró que en adultos mayores, la vitamina E no redujo las infecciones respiratorias bajas, como la neumonía, pero sí disminuyó las infecciones respiratorias altas, como el resfriado común, en un 20% durante un año. Sin embargo, otro estudio con la misma dosis no vio beneficios preventivos y la suplementación con vitamina E incluso empeoró las infecciones, con mayor número y gravedad de síntomas, como fiebre y limitaciones en las actividades.

El estudio más amplio sobre vitamina E e infecciones respiratorias fue el ATBC, que aleatorizó a casi 15 000 fumadores a tomar vitamina E o un placebo durante unos cinco años. No se encontró un efecto general entre ambos grupos, pero al analizar los subgrupos, se observó que los fumadores ocasionales que vivían en ciudades se beneficiaban, con un riesgo un 50% menor de resfriarse. Para los grandes fumadores que vivían fuera de las ciudades, la vitamina E pareció tener un efecto negativo, aumentando su riesgo en un 50%. Los investigadores concluyeron: “por ende, se debe ser cauteloso con las recomendaciones sobre la suplementación con vitamina E hasta que se comprendan mejor sus efectos”.

Los resultados sobre neumonía del estudio mostraron algo similar. No hubo un efecto general de la vitamina E frente al placebo, pero al analizar más a fondo, se vio que la vitamina E reducía el riesgo de neumonía en los fumadores ocasionales que ejercitaban, mientras que lo aumentaba en los grandes fumadores que no lo hacían. Se observaron más casos de neumonía en los que recibieron vitamina D y su peso corporal era muy bajo o muy alto, pero solo, aparentemente, en aquellos con alta ingesta de vitamina C. Los grandes fumadores con consumo de vitamina C tuvieron más tuberculosis con la vitamina E en comparación con el placebo. Este tipo de análisis detallado de los datos no es bien visto, ya que puede generar conexiones erróneas, por lo que estos hallazgos solo se consideran como preliminares para nuevas investigaciones.

La mortalidad general en el estudio ATBC fue similar entre los grupos de vitamina E y placebo, aunque en algunos subgrupos se observó una disminución o prolongación de la esperanza de vida. Se han realizado decenas de ensayos clínicos controlados sobre la vitamina E, y la mayoría de los metaanálisis han encontrado un pequeño pero claro aumento en el riesgo de mortalidad entre los que tomaron vitamina E. Es decir, quienes compran suplementos de vitamina E podrían estar, en realidad, pagando por una vida más corta. En 46 ensayos, el 12% de los que recibieron vitamina E murieron, frente al 10% en el grupo placebo. Algo similar ocurrió con la suplementación con beta-caroteno: aproximadamente 14% frente al 11% en 26 ensayos aleatorizados. 

El objetivo del estudio ATBC era ver si los suplementos antioxidantes como la vitamina E o el beta-caroteno podían ayudar a prevenir el cáncer de pulmón en fumadores. La vitamina E no tuvo efectos sobre este cáncer, y el beta-caroteno, de manera inesperada incluso aumentó los casos de cáncer de pulmón. Pero, la vitamina E pareció reducir, incidentalmente, los casos de cáncer de próstata. Esto inspiró el estudio SELECT, el mayor ensayo de prevención del cáncer realizado hasta ahora. Más de 35.000 hombres fueron aleatorizados para tomar vitamina E, selenio, ambos o ninguno, es decir, solo placebos. El selenio no pareció tener efectos, pero los que tomaron vitamina E tuvieron un 17% más de riesgo de desarrollar cáncer de próstata. Si 100 hombres tomaran vitamina E durante diez años, uno o dos de ellos desarrollarían cáncer de próstata, algo que no ocurriría si hubieran tomado solo placebos.

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Gráficos de Avo Media

Nota del Doctor

¿Pueden los suplementos de vitamina E y selenio prevenir o tratar el alzhéimer? Descúbrelo en mi video.

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