Cómo reaccionaron los médicos al ser nombrados una de las principales causas de muerte

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¿Cuál fue la reacción de la comunidad médica al ser nombrada la tercera causa principal de muerte en los Estados Unidos?

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A continuación una aproximación al contenido del audio de este video. Para ver los gráficos, tablas, imágenes o citas a los que Dr. Greger se refiere, ve el video más arriba.

Anteriormente, he perfilado un documento que sumó todas las muertes causadas por la atención médica en este país. Los cientos de miles de muertes por efectos secundarios de medicación, además de todas las muertes causadas por errores, etc., concluyendo que la tercera causa principal de muerte en América fue el sistema médico americano. ¿Cuál fue la reacción de la comunidad médica a esta revelación? Después de todo, fue publicado en una de las revistas médicas de mayor prestigio, el Diario de la Asociación Médica de Estados Unidos, por uno de nuestros médicos más prestigiosos, Barbara Starfield que literalmente escribió el libro sobre la atención primaria. Cuando se le preguntó en una entrevista que fue la respuesta: ella respondió que su trabajo de atención primaria había sido ampliamente aceptado, pero sus conclusiones sobre que tan perjudicial e ineficaz podría ser el cuidado de la salud, recibieron casi ninguna atención. Recordando la distopía oscura de 1984 de George Orwell, donde los hechos extraños son tragados por el “agujero de la memoria” como si nunca hubieran existido. Informe tras informe ha salido y la respuesta ha sido un silencio ensordecedor, tanto en obra y en palabra, hasta fracasando en discutir abiertamente el problema, que lleva a miles de muertes. No podemos seguir sacando informes. Tenemos que hacer algo.

El primer informe fue en 1978, sugeriendo unas 120.000 muertes hospitalarias evitables. ¿La respuesta? Silencio por otros 16 años hasta que este recordatorio mordaz fue publicado. Ya sabes, si se multiplica 120.000 personas por esos 16 años se obtiene 1,9 millones de muertes prevenibles, sobre las cuales había un silencio medico casi total. Silencio, es decir, sin un esfuerzo considerable para reducir el número de esas muertes. El Instituto de Medicina dio a conocer su estudio sin precedentes en 1999, dejando ocurrir otras 600.000 muertes.

Ahora, finalmente, algunas cosas han cambiado. Se instituyeron límites de horas de trabajo para los alumnos de medicina. Internos y residentes ya no podían trabajar más de 80 horas a la semana, por lo menos en papel, y los turnos no podrían durar más de 30 horas. Puede no sonar como un gran paso, pero cuando empecé mi práctica Yo estaba trabajando turnos de 36 horas cada tres días. Eso es semanas de trabajo de 117 horas. ¿Cual es el problema? Pues, cuando los internos y residentes médicos se ven obligados a pasar noches enteras en vela, hacen 36% más errores médicos graves, 5 veces más errores de diagnóstico, y tienen el doble de “fallas de atención.” Eso no suena tan mal, hasta que se da cuenta de que eso significa algo como quedarse dormido durante cirugía. Se supone que el paciente debe estar dormido durante la cirugía, no el cirujano. Impidiendo el buen funcionamiento tanto como un nivel de alcohol en la sangre que haría ilegal conducir un coche, pero todavía se puede hacer cirugía. Así que no es de extrañar: 300% más de muertes de pacientes. Los residentes se consideran afortunados si consiguen terminar el entrenamiento sin matar a nadie. No que la familia se enteraría nunca. Los médicos, con raras excepciones, no son responsables de sus acciones.

El informe del Instituto de Medicina hizo romper el silencio y provocó promesas generalizadas de cambio, pero lo que no hicieron fue actuar como si realmente creyeran sus propias conclusiones. Porque si realmente creyeran que un mínimo de 120 personas estaban muriendo muertes prevenibles en los hospitales cada día, harían algún tipo de cambio. Al igual que si un avión se estrellara todos los días, era de esperar que la FAA intervendría y haría algo. El Instituto de Medicina podría exigir con insistencia que los médicos y hospitales adopten de inmediato al menos una serie mínima de prácticas preventivas, como, por ejemplo, poniendo códigos de barras en los medicamentos para que no haya confusiones. Ya sabes, como lo hacen incluso para un paquete de Twinkies en el supermercado. En lugar de simplemente pasar a escribir otro informe, podrían advertir con franqueza a los colegas de que iban a censurar públicamente a los que resistieran la implementación de estas prácticas mínimas, pidiendo algún tipo de sanciones estrictas, pero en lugar de eso obtenemos el silencio.

Dr. Starfield no se quedó en silencio, pero ella, por desgracia, ya no está con nosotros. Irónicamente, ella pudo haber muerto a causa de una de las reacciones adversas a los medicamentos que tan ruidosamente nos advirtió. A ella le recetaron aspirina y un diluyente de la sangre, Plavix, para mantener un stent que tenía que ser colocado en su arteria coronaria para que no se obstruyera. Le dijo a su cardiólogo que tenía más moretones, y sangraba más, pero ese es el riesgo que se espera que no sea mayor que los beneficios hasta que al parecer se golpeó la cabeza al nadar y sangró en su cerebro. Ahora la pregunta para mí no es si debería haber estado en dos diluyentes de la sangre por todo ese tiempo, o si deberían haberle insertado el stent en primer lugar, pero si se podría haber evitado la enfermedad cardíaca, en primer lugar, que es 96% evitable en mujeres. El asesino # 1 de las mujeres casi nunca es necesario que suceda.

La traducción y edición de este contenido ha sido realizada por Monica Pettersson y Juan Andrade.

Considera ser voluntario/a para ayudar en la página web. 

Imágenes gracias a Tim Ellis a través de Flickr.

A continuación una aproximación al contenido del audio de este video. Para ver los gráficos, tablas, imágenes o citas a los que Dr. Greger se refiere, ve el video más arriba.

Anteriormente, he perfilado un documento que sumó todas las muertes causadas por la atención médica en este país. Los cientos de miles de muertes por efectos secundarios de medicación, además de todas las muertes causadas por errores, etc., concluyendo que la tercera causa principal de muerte en América fue el sistema médico americano. ¿Cuál fue la reacción de la comunidad médica a esta revelación? Después de todo, fue publicado en una de las revistas médicas de mayor prestigio, el Diario de la Asociación Médica de Estados Unidos, por uno de nuestros médicos más prestigiosos, Barbara Starfield que literalmente escribió el libro sobre la atención primaria. Cuando se le preguntó en una entrevista que fue la respuesta: ella respondió que su trabajo de atención primaria había sido ampliamente aceptado, pero sus conclusiones sobre que tan perjudicial e ineficaz podría ser el cuidado de la salud, recibieron casi ninguna atención. Recordando la distopía oscura de 1984 de George Orwell, donde los hechos extraños son tragados por el “agujero de la memoria” como si nunca hubieran existido. Informe tras informe ha salido y la respuesta ha sido un silencio ensordecedor, tanto en obra y en palabra, hasta fracasando en discutir abiertamente el problema, que lleva a miles de muertes. No podemos seguir sacando informes. Tenemos que hacer algo.

El primer informe fue en 1978, sugeriendo unas 120.000 muertes hospitalarias evitables. ¿La respuesta? Silencio por otros 16 años hasta que este recordatorio mordaz fue publicado. Ya sabes, si se multiplica 120.000 personas por esos 16 años se obtiene 1,9 millones de muertes prevenibles, sobre las cuales había un silencio medico casi total. Silencio, es decir, sin un esfuerzo considerable para reducir el número de esas muertes. El Instituto de Medicina dio a conocer su estudio sin precedentes en 1999, dejando ocurrir otras 600.000 muertes.

Ahora, finalmente, algunas cosas han cambiado. Se instituyeron límites de horas de trabajo para los alumnos de medicina. Internos y residentes ya no podían trabajar más de 80 horas a la semana, por lo menos en papel, y los turnos no podrían durar más de 30 horas. Puede no sonar como un gran paso, pero cuando empecé mi práctica Yo estaba trabajando turnos de 36 horas cada tres días. Eso es semanas de trabajo de 117 horas. ¿Cual es el problema? Pues, cuando los internos y residentes médicos se ven obligados a pasar noches enteras en vela, hacen 36% más errores médicos graves, 5 veces más errores de diagnóstico, y tienen el doble de “fallas de atención.” Eso no suena tan mal, hasta que se da cuenta de que eso significa algo como quedarse dormido durante cirugía. Se supone que el paciente debe estar dormido durante la cirugía, no el cirujano. Impidiendo el buen funcionamiento tanto como un nivel de alcohol en la sangre que haría ilegal conducir un coche, pero todavía se puede hacer cirugía. Así que no es de extrañar: 300% más de muertes de pacientes. Los residentes se consideran afortunados si consiguen terminar el entrenamiento sin matar a nadie. No que la familia se enteraría nunca. Los médicos, con raras excepciones, no son responsables de sus acciones.

El informe del Instituto de Medicina hizo romper el silencio y provocó promesas generalizadas de cambio, pero lo que no hicieron fue actuar como si realmente creyeran sus propias conclusiones. Porque si realmente creyeran que un mínimo de 120 personas estaban muriendo muertes prevenibles en los hospitales cada día, harían algún tipo de cambio. Al igual que si un avión se estrellara todos los días, era de esperar que la FAA intervendría y haría algo. El Instituto de Medicina podría exigir con insistencia que los médicos y hospitales adopten de inmediato al menos una serie mínima de prácticas preventivas, como, por ejemplo, poniendo códigos de barras en los medicamentos para que no haya confusiones. Ya sabes, como lo hacen incluso para un paquete de Twinkies en el supermercado. En lugar de simplemente pasar a escribir otro informe, podrían advertir con franqueza a los colegas de que iban a censurar públicamente a los que resistieran la implementación de estas prácticas mínimas, pidiendo algún tipo de sanciones estrictas, pero en lugar de eso obtenemos el silencio.

Dr. Starfield no se quedó en silencio, pero ella, por desgracia, ya no está con nosotros. Irónicamente, ella pudo haber muerto a causa de una de las reacciones adversas a los medicamentos que tan ruidosamente nos advirtió. A ella le recetaron aspirina y un diluyente de la sangre, Plavix, para mantener un stent que tenía que ser colocado en su arteria coronaria para que no se obstruyera. Le dijo a su cardiólogo que tenía más moretones, y sangraba más, pero ese es el riesgo que se espera que no sea mayor que los beneficios hasta que al parecer se golpeó la cabeza al nadar y sangró en su cerebro. Ahora la pregunta para mí no es si debería haber estado en dos diluyentes de la sangre por todo ese tiempo, o si deberían haberle insertado el stent en primer lugar, pero si se podría haber evitado la enfermedad cardíaca, en primer lugar, que es 96% evitable en mujeres. El asesino # 1 de las mujeres casi nunca es necesario que suceda.

La traducción y edición de este contenido ha sido realizada por Monica Pettersson y Juan Andrade.

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Imágenes gracias a Tim Ellis a través de Flickr.

Nota del Doctor

¿La tercera causa principal de muerte? Asegúrate de ver la “precuela” de este video: Por qué la prevención vale una tonelada de curación.

Incluso el diagnóstico médico puede ser perjudicial. Ve mi video Riesgo de cáncer de radiación de la exploración de CT .

Sin embargo, los tiempos están cambiando con el surgimiento del campo de la medicina del estilo de vida:

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