Friday Favorites: ¿Afecta el WiFi a la función cerebral?

A continuación una aproximación al contenido del audio de este video. Para ver los gráficos, tablas, imágenes o citas a los que Dr. Greger se refiere, ve el video más arriba. La traducción y edición de este contenido ha sido realizada por Natalia Emerson y Leslie Salas voluntarios activos en NutritionFacts.org.

Ya he hablado de cómo los teléfonos celulares podrían afectar la función cerebral y de cómo ambos, los teléfonos celulares y el Internet inalámbrico, podrían afectar la fertilidad masculina. Pero, ¿qué sucede con los efectos del Internet inalámbrico en el funcionamiento del cerebro?

La posible existencia de efectos cognitivos producidos por este tipo de energías de radiofrecuencia ha sido una de las discusiones más polémicas en el controvertido tema sobre si la exposición a estas energías tiene alguna consecuencia para la salud.

El Internet inalámbrico ha sido llamado un “experimento global no controlado sobre la salud de la humanidad”. Los efectos de los campos de radiofrecuencia adquirieron nueva urgencia después de que la Organización Mundial de la Salud declarara oficialmente que la radiación de los teléfonos celulares es un posible cancerígeno para los humanos, basándose en el riesgo de desarrollar tumores cerebrales. Pero esta declaración no tiene relevancia directa en los posibles efectos que el Internet inalámbrico podría tener en la salud, ya que las exposiciones a ambos tipos de radiación son muy diferentes. Es posible que absorbamos 100 veces menos radiación en una exposición típica al Internet inalámbrico que con el teléfono celular, pero no sabíamos si la exposición tenía algún efecto… hasta que se puso a prueba.

Entonces, ¿el Internet inalámbrico puede afectar la función cerebral? Hasta la fecha, se han publicado más de 100 estudios sobre los efectos de este tipo de emisiones en los patrones de ondas cerebrales humanas, medidos por EEG. Aunque los resultados sean mixtos, “un hallazgo consistente es que incluso una corta duración de exposiciones a la cabeza puede producir cambios pequeños, pero estadísticamente significativos, en el EEG de sujetos que están dormidos o descansando”. Este efecto ha sido reconocido por la mayoría de las agencias de salud, pero la pregunta es: ¿qué hacer con esa información? Por ejemplo, una revisión patrocinada por la organización gubernamental europea concluyó que la “relevancia de cambios tan pequeños… aún no está clara” y que incluso no sabemos cómo están sucediendo. Algunos han sugerido que es un artificio de la prueba y que los cables del EEG podrían estar actuando como antenas que llevan las ondas directamente al cerebro, contribuyendo en efecto con los cambios que se han medido.

De cualquier manera, el tipo de efectos neurocognitivos causados por la exposición al Internet inalámbrico no son los que se ven con los teléfonos celulares. Por ejemplo, no se encontraron efectos medibles sobre el tiempo de reacción o atención sostenida. Ahora bien, esos resultados se obtuvieron con un Internet inalámbrico de 2.4 GHz y, en todo caso, esperaríamos niveles de exposición aún más bajos con el nuevo Internet inalámbrico de 5 GHz, debido a su menor profundidad de penetración.

Aunque con más exactitud, “una persona que pasa horas al día pegada a un teléfono inteligente o a una tablet puede experimentar todo tipo de efectos neurocognitivos, pero por el uso de esa tecnología, no por la radiación”.

Es interesante que existe una gran cantidad de literatura sobre las implicaciones que estas nuevas tecnologías tienen en la salud de los jóvenes, solo que se trata principalmente del contenido. Por ejemplo, nunca antes en la historia “material sexualmente explícito ha estado indiscriminadamente disponible para los jóvenes”, y debemos preguntarnos como sociedad, qué efecto puede tener todo esto. Las niñas y los niños están siendo expuestos a una cantidad “colosal” de medios digitales a través de teléfonos inteligentes, que hacen que el acceso a material pornográfico sea demasiado fácil, barato y anónimo.

Y el acceso no se limita a sus casas y dormitorios, ahora los jóvenes pueden mirar pornografía en el colegio o en público, con solo tocar un botón. Hasta ahora los investigadores han empezado a catalogar los efectos que esto puede tener en las actitudes y comportamientos de los jóvenes.

En la actualidad, la mayoría de los estudiantes universitarios reportan haber visto pornografía en línea como menores de edad, antes de los 18 años. De 1,500 jóvenes de preparatoria encuestados, la gran mayoría admite acceder a pornografía en línea y casi uno de cada tres por más de una hora a la vez. ¿Qué les está enseñando esto a nuestra próxima generación de hombres?

Un grupo de investigadores catalogó el contenido de 400 videos de los principales sitios web de pornografía en Internet y más de un tercio de los videos mostraban actos de violencia física contra mujeres, como amordazamiento o asfixia. Pero, ¿mirar ese tipo de material conlleva a conductas sexualmente agresivas? Mil quinientos niños de 10 a 15 años fueron monitoreados por años para ver si existía un vínculo entre la exposición intencional a dicho material y el desarrollo de conductas sexualmente agresivas (tal como el abuso sexual) más adelante. Se encontró que la exposición a pornografía violenta predijo con el tiempo un aumento de casi 6 veces en las probabilidades de agresión sexual auto-reportada. La pregunta, por supuesto, es ¿cuál fue primero? Una dificultad importante al interpretar este tipo de investigación es que los adolescentes predispuestos a este tipo de comportamiento son, por supuesto, los que están más atraídos por ese material en primer lugar. Por lo tanto, no se puede establecer un vínculo de causa y efecto. Todo lo que podemos hacer como padres es monitorear de cerca lo que hacen nuestros hijos.

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Imagen: Thuglas vía wikipedia y Andres Urena vía unsplash. Las imágenes han sido modificadas.

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