Los niveles “normales” de plomo en la sangre pueden ser tóxicos

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¿Cuáles son las consecuencias sobre la salud de la exposición al plomo incluso a niveles ‘‘bajos’’?

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A continuación una aproximación al contenido del audio de este video. Para ver los gráficos, tablas, imágenes o citas a los que Dr. Greger se refiere, ve el video más arriba.

‘‘Hacia la década de 1950, el plomo, una neurotoxina peligrosa que una vez estuvo enterrada en las profundidades, lejos, muy lejos…, había contaminado todo el planeta’’, gracias a la gasolina con plomo. Quiero decir que, es difícil imaginar una mejor manera “de maximizar la exposición de la población a un veneno que su emisión por medio de una fuente móvil omnipresente’’, para cubrir las superficies de nuestros barrios con ella.

“En total se depositaron, aproximadamente, cinco millones de toneladas métricas de plomo…” Una sola calle concurrida podía recibir más de una tonelada al año y el plomo se acumuló década tras década. Pero, al menos, gracias a las regulaciones que se introdujeron en los años setenta, dejamos de arrojar tanta cantidad al aire y, como el uso del plomo se redujo, también lo hicieron los niveles de plomo en nuestra sangre; resultando en una reducción del 98% en el porcentaje de menores con niveles elevados de plomo en la sangre. Por supuesto, el término “elevado” es relativo.

Antes de 1970, la toxicidad por plomo fue definida en 60 microgramos por decilitro (μg / dL) o más, pero luego, la bajaron a 40, luego a 30, luego a 25 y luego a 10, ya que se comprobó que niveles de plomo, anteriormente considerados como seguros o inconsecuentes para los niños, eran factores de riesgo de problemas cognitivos y de comportamiento.

Actualmente, más de cinco es considerado elevado, pero, con menos de cinco, tus niveles de plomo son considerados no elevados, normales. Pero, ¿qué significa tener niveles ‘‘normales’’ de plomo?

“Prácticamente, todos los residentes de los países industrializados tienen depósitos de plomo en los huesos de mayor magnitud que aquellos de nuestros antepasados preindustriales”. Si vas a un museo y examinas los niveles de plomo de esqueletos antiguos enterrados hace un milenio, tienen unos niveles de plomo mil veces menores comparados con la gente actual, “lo cual indica la posible existencia, en la mayoría de los estadounidenses, de disfunciones causadas por envenenamiento por la excesiva y crónica sobreexposición al plomo industrial”.

Esta es una representación gráfica, en la cual cada punto representa cuarenta microgramos de plomo. La cantidad de plomo en la cifra derecha representa el envenenamiento sintomático manifiesto por plomo, con el cual te podrías retorcer del dolor; mientras que la cifra del medio es el plomo en un ciudadano estadounidense común y la cifra de la izquierda es la cantidad encontrada en cuerpos preindustriales. Mira, lo que la comunidad médica y de investigadores no ha podido entender es que habían estado mirando las dos cifras, a personas con envenenamiento por plomo y a aquellos entre nosotros con niveles normales, también llamados “niveles muy bajos”. Pero, lo que indican estos nuevos datos, de lo que es natural para nuestra especie, es que los niveles comunes de plomo en humanos modernos son definitivamente no muy bajos, ‘‘por el contrario, constituyen niveles mil veces mayores de sobre-exposición extremadamente excesiva’’.  

La conclusión es que ‘‘ningún nivel de exposición al plomo parece ser ‘seguro’, e incluso [cito] los niveles actuales ‘bajos’ de exposición en los niños están asociados con déficit del desarrollo neurológico’’, incluyendo la reducción del coeficiente intelectual. Pero oye, podría haber sido mucho peor si no hubiéramos empezado a restringir el gas con plomo. Gracias a la caída de los niveles de plomo en la sangre a partir de los años setenta, los preescolares nacidos en los años noventa, fueron entre dos y cinco puntos de CI más inteligentes que niños, como yo, nacidos antes de 1976. Así que cuando vemos a nuestros niños y nietos siendo unos genios con la tecnología, que es difícil seguirles el ritmo, un pequeño elemento puede ser que ellos no sufrieron tanto daño cerebral inducido por el plomo como nosotros. Y, lo que eso significa para nuestro país es potencialmente cientos de miles de millones de dólares de mejora en la productividad.

Si parece mucho por solo unos pocos puntos de CI, lo que tienes que tener en cuenta es que incluso un pequeño cambio en el promedio de CI podría resultar en un aumento del 50% en el número de los llamados ‘‘retrasados mentales’’, millones más con requerimientos de educación y servicios especiales.

Por lo tanto, la eliminación del plomo de la gasolina en Estados Unidos, puede ser unos de los más grandes logros de salud pública del siglo XX, pero estuvo a punto de no suceder.

‘‘Tremendas presiones de la industria del plomo surgieron para callar, e incluso intimidar, a los investigadores y clínicos que se atrevían a reportar o identificar el plomo como un peligro’’. ‘‘Científicos y funcionarios de salud decentes se enfrentaron a una oposición enorme, pero nunca perdieron de vista el mandato de proteger la salud pública’’.  

Con esta perspectiva personal, dos de los empleados jóvenes idealistas, de la recién formada EPA, que desempeñaron un papel clave en la lucha, relatan qué tan inocentes eran frente a los métodos de Washington.

‘‘Nuestra juventud también fue utilizada en nuestra contra’’, recuerdan. Su inexperiencia fue citada como motivo para rechazar sus propuestas. Retrospectivamente, sin embargo, su juventud e inexperiencia pudo haberles ayudado a triunfar contra una industria de mil millones de dólares. ‘‘Éramos demasiado jóvenes para saber que la regulación del plomo en la gasolina era imposible’’.

La traducción y edición de este contenido ha sido realizada por Aitor Arsuaga y Viviana Garcia.

Considera ser voluntario/a para ayudar en la página web.

A continuación una aproximación al contenido del audio de este video. Para ver los gráficos, tablas, imágenes o citas a los que Dr. Greger se refiere, ve el video más arriba.

‘‘Hacia la década de 1950, el plomo, una neurotoxina peligrosa que una vez estuvo enterrada en las profundidades, lejos, muy lejos…, había contaminado todo el planeta’’, gracias a la gasolina con plomo. Quiero decir que, es difícil imaginar una mejor manera “de maximizar la exposición de la población a un veneno que su emisión por medio de una fuente móvil omnipresente’’, para cubrir las superficies de nuestros barrios con ella.

“En total se depositaron, aproximadamente, cinco millones de toneladas métricas de plomo…” Una sola calle concurrida podía recibir más de una tonelada al año y el plomo se acumuló década tras década. Pero, al menos, gracias a las regulaciones que se introdujeron en los años setenta, dejamos de arrojar tanta cantidad al aire y, como el uso del plomo se redujo, también lo hicieron los niveles de plomo en nuestra sangre; resultando en una reducción del 98% en el porcentaje de menores con niveles elevados de plomo en la sangre. Por supuesto, el término “elevado” es relativo.

Antes de 1970, la toxicidad por plomo fue definida en 60 microgramos por decilitro (μg / dL) o más, pero luego, la bajaron a 40, luego a 30, luego a 25 y luego a 10, ya que se comprobó que niveles de plomo, anteriormente considerados como seguros o inconsecuentes para los niños, eran factores de riesgo de problemas cognitivos y de comportamiento.

Actualmente, más de cinco es considerado elevado, pero, con menos de cinco, tus niveles de plomo son considerados no elevados, normales. Pero, ¿qué significa tener niveles ‘‘normales’’ de plomo?

“Prácticamente, todos los residentes de los países industrializados tienen depósitos de plomo en los huesos de mayor magnitud que aquellos de nuestros antepasados preindustriales”. Si vas a un museo y examinas los niveles de plomo de esqueletos antiguos enterrados hace un milenio, tienen unos niveles de plomo mil veces menores comparados con la gente actual, “lo cual indica la posible existencia, en la mayoría de los estadounidenses, de disfunciones causadas por envenenamiento por la excesiva y crónica sobreexposición al plomo industrial”.

Esta es una representación gráfica, en la cual cada punto representa cuarenta microgramos de plomo. La cantidad de plomo en la cifra derecha representa el envenenamiento sintomático manifiesto por plomo, con el cual te podrías retorcer del dolor; mientras que la cifra del medio es el plomo en un ciudadano estadounidense común y la cifra de la izquierda es la cantidad encontrada en cuerpos preindustriales. Mira, lo que la comunidad médica y de investigadores no ha podido entender es que habían estado mirando las dos cifras, a personas con envenenamiento por plomo y a aquellos entre nosotros con niveles normales, también llamados “niveles muy bajos”. Pero, lo que indican estos nuevos datos, de lo que es natural para nuestra especie, es que los niveles comunes de plomo en humanos modernos son definitivamente no muy bajos, ‘‘por el contrario, constituyen niveles mil veces mayores de sobre-exposición extremadamente excesiva’’.  

La conclusión es que ‘‘ningún nivel de exposición al plomo parece ser ‘seguro’, e incluso [cito] los niveles actuales ‘bajos’ de exposición en los niños están asociados con déficit del desarrollo neurológico’’, incluyendo la reducción del coeficiente intelectual. Pero oye, podría haber sido mucho peor si no hubiéramos empezado a restringir el gas con plomo. Gracias a la caída de los niveles de plomo en la sangre a partir de los años setenta, los preescolares nacidos en los años noventa, fueron entre dos y cinco puntos de CI más inteligentes que niños, como yo, nacidos antes de 1976. Así que cuando vemos a nuestros niños y nietos siendo unos genios con la tecnología, que es difícil seguirles el ritmo, un pequeño elemento puede ser que ellos no sufrieron tanto daño cerebral inducido por el plomo como nosotros. Y, lo que eso significa para nuestro país es potencialmente cientos de miles de millones de dólares de mejora en la productividad.

Si parece mucho por solo unos pocos puntos de CI, lo que tienes que tener en cuenta es que incluso un pequeño cambio en el promedio de CI podría resultar en un aumento del 50% en el número de los llamados ‘‘retrasados mentales’’, millones más con requerimientos de educación y servicios especiales.

Por lo tanto, la eliminación del plomo de la gasolina en Estados Unidos, puede ser unos de los más grandes logros de salud pública del siglo XX, pero estuvo a punto de no suceder.

‘‘Tremendas presiones de la industria del plomo surgieron para callar, e incluso intimidar, a los investigadores y clínicos que se atrevían a reportar o identificar el plomo como un peligro’’. ‘‘Científicos y funcionarios de salud decentes se enfrentaron a una oposición enorme, pero nunca perdieron de vista el mandato de proteger la salud pública’’.  

Con esta perspectiva personal, dos de los empleados jóvenes idealistas, de la recién formada EPA, que desempeñaron un papel clave en la lucha, relatan qué tan inocentes eran frente a los métodos de Washington.

‘‘Nuestra juventud también fue utilizada en nuestra contra’’, recuerdan. Su inexperiencia fue citada como motivo para rechazar sus propuestas. Retrospectivamente, sin embargo, su juventud e inexperiencia pudo haberles ayudado a triunfar contra una industria de mil millones de dólares. ‘‘Éramos demasiado jóvenes para saber que la regulación del plomo en la gasolina era imposible’’.

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