Los suplementos de antioxidantes aumentan la mortalidad

Image Credit: Bicanski / Pixnio. Esta imagen ha sido modificada.

En mi video La respuesta de la industria a plantas, no pastillas, hablo del famoso estudio que confundió a mucha gente y les hizo tomar decisiones desacertadas. Se hizo un seguimiento de miles de hombres durante 19 años, y se concluyó que el riesgo de cáncer de pulmón disminuía bastante para los fumadores que consumiesen más y más betacaroteno en su dieta. Los investigadores estimaron estos datos simplemente sumando cuántas frutas, verduras y sopa comían estos hombres. Entonces, ¿empezaron a tratar a los hombres con frutas, verduras y sopa? No, les dieron pastillas de betacaroteno. Sin embargo, aquellos que tomaban las pastillas sufrieron más cáncer de pulmón, enfermedades coronarias, apoplejía, y una menor esperanza de vida en general. Esto no les impidió intentarlo una y otra vez; se hicieron 6 estudios más, y las pastillas continuaron aumentando la mortalidad. En una compilación de 20 estudios más con betacaroteno y otros suplementos antioxidantes, la mortalidad aumentó de forma significativa. 

Como mostró un estudio, “una conclusión obvia es que los nutrientes aislados son como medicamentos, pero sin estar estudiados y regulados como estos, y quizá lo deberían estar. La comida, por otro lado, debería ser tratada de otra manera, al conocer la existencia del concepto de la sinergia”. El alimento entero es mejor que la suma de sus partes. 

Sí, niveles bajos de betacaroteno en la sangre aumentan el riesgo de mortalidad por cardiopatía, pero eso es como decir que comer pocas zanahorias, calabaza, berza y col aumenta el riesgo de mortalidad por cardiopatía, o que existe una deficiencia de zanahorias, espinacas y batata en los Estados Unidos. 

Es cierto que cuantos más carotenoides tengas en la sangre, más sano estarás. Sin embargo, deberíamos considerar el siguiente consejo cauteloso: “Aunque pueda haber comerciantes que utilicen esta información para vender suplementos, los científicos responsables y los productores de alimentos necesitan insistir en el uso de alimentos enteros para mejorar la concentración en sangre de los carotenoides”. 

Sin duda, “podemos ver que los suplementos de betacaroteno fueron una mala manera de prevenir el cáncer. Los investigadores deberían haber buscado el determinar que alimentos tienen la relación negativa más convincente con el cáncer” y poner a prueba esas frutas y verduras en ensayos aleatorizados con grupo de control. 

“La ciencia tiende a ser reduccionista, siempre buscando discretamente por relaciones de causa y efecto. Es complicado conseguir que estudios sobre los alimentos pasen por la revisión a pares a menos que la dividan en partes, lo que nos parece que no tiene sentido, ya que es no entender la cuestión”. La clave es animar a los consumidores a aumentar su consumo hasta 9 a 13 raciones de frutas y verduras” al día.

“Estos últimos 30 años han visto el desarrollo de una cantidad enorme de evidencia científica sobre la importancia de los alimentos vegetales a la hora de prevenir o reducir el riesgo de enfermedades crónicas”. Sin embargo, “a pesar de la cantidad de programas públicos existentes sobre como comer sano… es muy difícil hacer que las personas cambien su alimentación”. 

Una de las soluciones propuestas es añadir los fitonutrientes que le faltan a la comida procesada. ¿Comiendo más frutas y verduras? Pues no, hombre, modificando genéticamente los fitonutrientes en la comida rápida. La gente come ketchup, no berza, así que quién necesitas hojas verdes cuando puedes crear tomates altos en folato? ¿Por qué comprar frutos rojos cuando puedes hacer tomates morados mezclando dos genes de boca de dragón para hacer tomates transgénicos? En lugar de hamburguesas de soja, podemos poner genes de soja en el ketchup de nuestras hamburguesas. ¿Has oído hablar de los tomates uva? ¿Que tal te suenan verdaderos tomates uvas?

Las pastillas dan más dinero que las plantas, pero cuando las primeras no funcionan, la industria intenta patentar las segundas. 


No es la primera vez que hablo de esta forma de pensar reduccionista: 

¿Y qué pasa con los OMG que ya están en el mercado?

Un saludo,

Michael Greger

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