En el estudio referente Global Burden of Disease, los investigadores juntaron las mayores 20 causas de muerte y discapacidad. La primera fue la tensión alta, la segunda y tercera el humo, y la cuarta causa de pérdida de vida y de salud fue no comer suficiente fruta. No hacer suficiente ejercicio era la 10, seguida de consumir demasiado sodio, no comer suficientes frutos secos y semillas, no comer suficientes cereales integrales, y por último no comer suficientes verduras. El número 18 fue no ingerir suficientes ácidos grasos de cadena larga omega 3, como el DHA y el EPA que suelen estar en el pescado; se consideran importantes por su supuesto efecto protector contra las enfermedades coronarias. Como explico en mi video ¿Es el pescado un verdadero alimento para el cerebro en las personas mayores?, incluso hace años cuando se publicó el estudio, los investigadores ya cuestionaban los beneficios de las grasas del pescado, ya que cada vez se publicaban más estudios aleatorizados con grupo de control en los que no se confirmaba el beneficio. Esto dio lugar a un metaanálisis del que hablo en el video ¿Es el aceite de pescado sólo una estafa?. Aunque el consumo de pescado y aceite de pescado no se promueve solo por sus beneficios cardiovasculares. También se dice que el omega 3 puede tratar la depresión, pero si tenemos en cuenta los resultados negativos que no fueron publicados, parece que no hay un beneficio relevante para la depresión ni para la prevención del suicidio, como explico en mi video Consumo de pescado y suicidio.
¿Qué hay del uso del omega 3 para la prevención del declive cognitivo o la demencia? Los ensayos aleatorizados con grupo de control disponibles no muestran beneficios para la función cognitiva con el consumo de suplementos de omega 3, en estudios con una duración de entre 6 y 40 meses en adultos sanos de edad avanzada. Puede que a veces hasta lo empeore. “El consumo de pescado de corriente alta puede predecir un peor rendimiento en numerosas pruebas de velocidad cognitiva. Un mayor consumo de pescado en la niñez predice una menor velocidad perceptiva y un mayor tiempo de reacción en decisiones sencillas”. Podría ser por los contaminantes neurotóxicos frecuentemente presentes en el pescado, como el mercurio. Se sabe que los cerebros en desarrollo son especialmente sensible a los efectos dañinos del mercurio, y puede ser que los cerebros ancianos también lo sean. Esto podría explicar los resultados que muestran una asociación entre niveles más altos de omega 3 y niveles altos de deterioro cognitivo y demencia. Se encontró más EPA en aquellos con deterioro cognitivo, y más DHA en personas con demencia, presuntamente debido a los contaminantes presentes en el pescado, como el mercurio y los PBC, que han sido relacionados con el deterioro cognitivo y el alzhéimer. Las mismas “funciones cognitivas afectadas en adultos, especialmente la atención, la función motora y la memoria verbal, son similares a las de los niños con exposición prenatal”, es decir, con exposición en el vientre materno durante la gestación. Los adultos expuestos al mercurio a través del consumo de pescado no tenían simplemente cambios pequeños en las ondas cerebrales, sino “déficits observables en las medidas de rendimiento neuroconductual”, como peor rendimiento en pruebas de velocidad de las habilidades motoras finas, destreza, y concentración. “También empeoraron algunos aspectos del aprendizaje verbal y la memoria debido a la exposición al mercurio”, y cuanto más altos sean los niveles de mercurio, peor.
Sin embargo, ese estudio se hizo al lado de una mina de oro, y las minas de oro utilizan un proceso que usa mucho mercurio. Se hicieron otros estudios con personas que comían pescado cerca de plantas químicas o derrames tóxicos, y con personas que comían carne de ballena. ¿Qué hay de la población más normal? Se hizo un estudio con un grupo de “participantes de élite con altos niveles de educación (la mayoría ejecutivos como CEO o CFO), todos ellos vivían en Florida y tenían suficiente dinero como para comprar tanto pescado y marisco que por lo menos el 43% se pasaba del límite de mercurio de la U.S. Environmental Protection Agency. Los investigadores encontraron que una ingesta excesiva de pescado y marisco, definida como más de 3 a 4 raciones al mes de atún, pargo o lubina, sube los niveles de mercurio y causa disfunción cognitiva, lo que provoca una disminución del 5% en el rendimiento cognitivo. Puede no parecer gran cosa, pero “es una disminución que nadie, especialmente quien se preocupe por su salud y sus metas, va a agradecer”.
“Es importante prestar atención a la ironía de todo esto: el hecho de que los ejecutivos que escogen comer demasiado pescado por razones de salud obtengan como consecuencia una disminución en su función ejecutiva. Si en adultos sanos cognitivamente se produce una disminución de un 4.8% en la función ejecutiva por consumir demasiado pescado, lo importante y lo que se debería estudiar mejor es qué pasaría si suben de la misma manera los niveles de mercurio en una persona que ya sufra de declive cognitivo, ya que puede que cause un declive mucho más pronunciado”; especialmente sabiendo que tanto la demencia como el consumo de pescado están subiendo.
¿La deficiencia de fruta es el mayor factor de riesgo dietético? No te pierdas Inhibir la agregación plaquetaria con frutos rojos.
¿Qué pasa con los inuit? Puedes ver Los Omega-3 y el cuento del pescado esquimal.
Para saber más sobre el cambio de parecer de la relación entre el pescado y la enfermedad cardiaca, no te pierdas ¿Es el aceite de pescado solo una estafa?.
Los niños podrían ser quienes estén más en peligro debido a la exposición al mercurio, como explico en los videos El mercurio en comparación con el omega-3 para el desarrollo cerebral y ¿Cuánto tiempo para desintoxicarse del pescado antes del embarazo?.
Otros videos sobre el efecto de los contaminantes del pescado para la salud adulta: Pescado y diabetes y Consumo de pescado y suicidio.
El mercurio no es el único contaminante neurotóxico en el pescado. No te pierdas Dieta y Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA) y Esclerosis Lateral Amiotrófica (enfermedad de Lou Gehrig): pescando respuestas.
Un saludo,
Michael Greger
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