Friday Favorites: Cómo evitar las caries dentales

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Si el consumo de azúcar es considerado como la única causa de las caries, ¿cuánta azúcar es demasiada?

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A continuación una aproximación al contenido del audio de este video. Para ver los gráficos, tablas, imágenes o citas a los que Dr. Greger se refiere, ve el video más arriba. La traducción y edición de este contenido ha sido realizada por Gabriela Elizondo y Leslie Salas voluntarios activos en NutritionFacts.org.

Las caries dentales podrían ser la enfermedad más predominante de la humanidad, afectando al 35% de la población mundial. El número promedio de dientes cariados, perdidos y empastados se ha estimado en más de dos antes de llegar a los 12 años. En los Estados Unidos, la salud oral de las personas de la tercera edad también podría estar en descenso, ya que una cuarta parte de los adultos mayores han perdido todos sus dientes.  Y todo esto (un estimado de cien mil millones de dólares) se debe al azúcar…

El consumo de azúcar es considerado como la única causa de caries. Aunque a menudo se identifica como una condición multifactorial, los otros factores (las bacterias, la placa, la saliva, el cepillado, el uso de hilo dental) parecen tener solo influencias mitigantes.  Todos los demás factores simplemente modifican la velocidad con la que el azúcar causa caries. Sin azúcares, la cadena de causalidad se rompe y la enfermedad no se da. Si pudiéramos deshacernos del azúcar añadida, posiblemente no tendríamos que preocuparnos por los otros factores.

Estudios realizados hace varias décadas mostraron que en países donde el consumo de azúcar era muy bajo, las caries dentales eran casi inexistentes. Y nuevos análisis muestran que el problema de las caries aumenta a medida que la ingesta de azúcar aumenta desde cero. Los datos nacionales más completos provienen de Japón: antes, durante y después de la Segunda Guerra Mundial, donde la incidencia de caries registrada se asoció a la ingesta per cápita de azúcar, que bajó de aportar aproximadamente el 8% de las calorías a solo el 0.1% (menos de una cucharadita de azúcar a la semana), antes de regresar a representar alrededor del 14% de las calorías. Tales estudios muestran que las caries continuaron presentándose incluso cuando la ingesta de azúcar era comprendía solo del 2 al 3% de la ingesta calórica. Dado que la enfermedad no parece manifestarse extensivamente en adultos si la ingesta de azúcar se limita a menos del 3% de la ingesta calórica, se ha recomendado como objetivo de salud pública el limitar la ingesta de azúcar a menos del 3%. Esto llevó a la sugerencia de que las etiquetas de los alimentos marquen cualquier cosa por encima del 2.5% de azúcares añadidos como “alto”, usando el método del semáforo. Esto haría que incluso los cereales de desayuno comparativamente bajos en azúcar, como los Cheerios, se conviertan en alimentos de “luz roja”.

El límite recomendado del 3% en la ingesta diaria total de azúcares añadidos ni siquiera permitiría el consumo de una sola porción promedio de cualquiera de los 10 cereales para el desayuno más comunes y que más se promocionan para los niños pequeños. Obviamente, el refresco ni siquiera debe contemplarse. Una lata de refresco tiene el valor de azúcar añadida de casi dos días.

La Academia Americana de Odontología Pediátrica adoptó un objetivo más pragmático, recomendando que el consumo de azúcar se mantenga por debajo del 5% para niños y adolescentes. Esta es la misma recomendación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) tanto para niños como para adultos. Esa es más o menos la cantidad de azúcar que se consumió en Irak cuando estaba bajo las sanciones de las Naciones Unidas, y eso redujo las tasas de caries a la mitad en pocos años. Por supuesto, las sanciones también pudieron haber reducido otras cosas, como la esperanza de vida de los niños… aunque aparentemente esas eran noticias falsas, una consecuencia de la manipulación del gobierno.

Ahora que si realmente estuviéramos interesados en minimizar la enfermedad, el objetivo ideal sería reducir la ingesta de azúcares libres a cero. Es decir, cero azúcares añadidos. Esta medida no se refiere a los azúcares que se encuentran naturalmente en la leche materna, ni a los azúcares que se encuentran en la fruta intrínsecamente. Pero cuando se trata de azúcares añadidos, no parece haber un umbral de consumo debajo del cual no haya efectos adversos. Parece que se da un aumento exponencial en las tasas de caries cuando la ingesta de azúcar supera el 1%. 

Sí, tal vez podríamos deshacernos de las caries si nuestra alimentación estuviera libre de azúcares añadidos, pero según un investigador financiado por Kellogg’s, “este ideal no es práctico”. El “uso dictatorial de alimentos amigables con los dientes podría promover el celibato dietético, que no es aceptable para todos los individuos”. En lugar de recomendar reducciones “draconianas” sobre la ingesta de azúcar, la industria azucarera respondió: “la atención debería enfocarse en la pasta de dientes con flúor”. Esa es la metáfora perfecta para el enfoque que toma la medicina ante las enfermedades del estilo de vida, en general: ¿por qué tratar la causa cuando puedes solo tratar las consecuencias? Igualmente, ¿por qué comer más sano para prevenir y tratar las enfermedades del corazón, cuando tenemos todas estas estatinas y estos estents?

Considera ser voluntario/a para ayudar en la página web.

Créditos de la imagen: Suyash.dwivedi vía Wikimedia. La imagen ha sido modificada.

Gráficos de Avocado Video

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Las caries dentales podrían ser la enfermedad más predominante de la humanidad, afectando al 35% de la población mundial. El número promedio de dientes cariados, perdidos y empastados se ha estimado en más de dos antes de llegar a los 12 años. En los Estados Unidos, la salud oral de las personas de la tercera edad también podría estar en descenso, ya que una cuarta parte de los adultos mayores han perdido todos sus dientes.  Y todo esto (un estimado de cien mil millones de dólares) se debe al azúcar…

El consumo de azúcar es considerado como la única causa de caries. Aunque a menudo se identifica como una condición multifactorial, los otros factores (las bacterias, la placa, la saliva, el cepillado, el uso de hilo dental) parecen tener solo influencias mitigantes.  Todos los demás factores simplemente modifican la velocidad con la que el azúcar causa caries. Sin azúcares, la cadena de causalidad se rompe y la enfermedad no se da. Si pudiéramos deshacernos del azúcar añadida, posiblemente no tendríamos que preocuparnos por los otros factores.

Estudios realizados hace varias décadas mostraron que en países donde el consumo de azúcar era muy bajo, las caries dentales eran casi inexistentes. Y nuevos análisis muestran que el problema de las caries aumenta a medida que la ingesta de azúcar aumenta desde cero. Los datos nacionales más completos provienen de Japón: antes, durante y después de la Segunda Guerra Mundial, donde la incidencia de caries registrada se asoció a la ingesta per cápita de azúcar, que bajó de aportar aproximadamente el 8% de las calorías a solo el 0.1% (menos de una cucharadita de azúcar a la semana), antes de regresar a representar alrededor del 14% de las calorías. Tales estudios muestran que las caries continuaron presentándose incluso cuando la ingesta de azúcar era comprendía solo del 2 al 3% de la ingesta calórica. Dado que la enfermedad no parece manifestarse extensivamente en adultos si la ingesta de azúcar se limita a menos del 3% de la ingesta calórica, se ha recomendado como objetivo de salud pública el limitar la ingesta de azúcar a menos del 3%. Esto llevó a la sugerencia de que las etiquetas de los alimentos marquen cualquier cosa por encima del 2.5% de azúcares añadidos como “alto”, usando el método del semáforo. Esto haría que incluso los cereales de desayuno comparativamente bajos en azúcar, como los Cheerios, se conviertan en alimentos de “luz roja”.

El límite recomendado del 3% en la ingesta diaria total de azúcares añadidos ni siquiera permitiría el consumo de una sola porción promedio de cualquiera de los 10 cereales para el desayuno más comunes y que más se promocionan para los niños pequeños. Obviamente, el refresco ni siquiera debe contemplarse. Una lata de refresco tiene el valor de azúcar añadida de casi dos días.

La Academia Americana de Odontología Pediátrica adoptó un objetivo más pragmático, recomendando que el consumo de azúcar se mantenga por debajo del 5% para niños y adolescentes. Esta es la misma recomendación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) tanto para niños como para adultos. Esa es más o menos la cantidad de azúcar que se consumió en Irak cuando estaba bajo las sanciones de las Naciones Unidas, y eso redujo las tasas de caries a la mitad en pocos años. Por supuesto, las sanciones también pudieron haber reducido otras cosas, como la esperanza de vida de los niños… aunque aparentemente esas eran noticias falsas, una consecuencia de la manipulación del gobierno.

Ahora que si realmente estuviéramos interesados en minimizar la enfermedad, el objetivo ideal sería reducir la ingesta de azúcares libres a cero. Es decir, cero azúcares añadidos. Esta medida no se refiere a los azúcares que se encuentran naturalmente en la leche materna, ni a los azúcares que se encuentran en la fruta intrínsecamente. Pero cuando se trata de azúcares añadidos, no parece haber un umbral de consumo debajo del cual no haya efectos adversos. Parece que se da un aumento exponencial en las tasas de caries cuando la ingesta de azúcar supera el 1%. 

Sí, tal vez podríamos deshacernos de las caries si nuestra alimentación estuviera libre de azúcares añadidos, pero según un investigador financiado por Kellogg’s, “este ideal no es práctico”. El “uso dictatorial de alimentos amigables con los dientes podría promover el celibato dietético, que no es aceptable para todos los individuos”. En lugar de recomendar reducciones “draconianas” sobre la ingesta de azúcar, la industria azucarera respondió: “la atención debería enfocarse en la pasta de dientes con flúor”. Esa es la metáfora perfecta para el enfoque que toma la medicina ante las enfermedades del estilo de vida, en general: ¿por qué tratar la causa cuando puedes solo tratar las consecuencias? Igualmente, ¿por qué comer más sano para prevenir y tratar las enfermedades del corazón, cuando tenemos todas estas estatinas y estos estents?

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Créditos de la imagen: Suyash.dwivedi vía Wikimedia. La imagen ha sido modificada.

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