¿Cuál es el IMC más adecuado?

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¿Existe alguna tabla unisex para ver cuál sería tu peso ideal según tu altura?

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A continuación una aproximación al contenido del audio de este video. Para ver los gráficos, tablas, imágenes o citas a los que Dr. Greger se refiere, ve el video más arriba. La traducción y edición de este contenido ha sido realizada por Irene Otero voluntaria activa en NutritionFacts.org.

Parece que nos hemos vuelto insensibles a la amenaza mortal de la obesidad. Si retrocedes cerca de medio siglo en la literatura médica, cuando la obesidad no era algo normal, las descripciones son mucho más siniestras: “La obesidad es siempre trágica, y sus riesgos son aterradores”. Pero no es solo la obesidad. De los 4 millones de muertes cada año atribuidas al exceso de grasa corporal, casi un 40% de las víctimas tienen simplemente sobrepeso, no son obesas. Según dos famosos estudios de Harvard, un aumento de peso de solo 5 kilos entre el principio de la edad adulta y la mediana edad aumenta el riesgo de importantes enfermedades crónicas, como la diabetes, las enfermedades cardiovasculares y el cáncer. El lado positivo, sin embargo, es que incluso una modesta pérdida de peso puede proporcionar grandes beneficios para la salud.

¿Cuál es el IMC óptimo? Los mayores estudios en los Estados Unidos y en el mundo descubrieron que tener un índice de masa corporal normal, un IMC entre 20 y 25, se asocia a una mayor esperanza de vida. Si juntamos los mejores estudios disponibles con el seguimiento más largo, podemos limitarlo a un IMC de 20 a 22. Eso serían entre 56 y 62 kilos para alguien que mide 168 cm. Puedes parar el video aquí para usar esta tabla unisex y ver cuál sería tu peso óptimo según tu altura. 

Pero incluso con un IMC normal, el riesgo de desarrollar enfermedades crónicas, como diabetes de tipo 2, enfermedad cardiaca y varios tipos de cáncer empieza a aumentar en el límite superior, incluso con un IMC de solo 21. Tanto un IMC de 18,5 como uno de 24,5 se consideran normales, pero un IMC de 24,5 puede asociarse con el doble de riesgo de enfermedad cardiaca comparado con 18,5. Mira este gráfico sobre diabetes en las mujeres, una diferencia de cinco veces en las tasas de diabetes en el intervalo de IMC “ideal”, por debajo de 25. 

De la misma manera que hay distintos grados de riesgo dentro de un intervalo de IMC normal, hay un espectro dentro de la obesidad. La obesidad de clase III, con un IMC por encima de 40, puede asociarse a la pérdida de una década de vida o más. Con un IMC mayor que 45, como una persona de 168 cm y 127 kilos, la esperanza de vida puede reducirse tanto como la de un fumador.

No obstante, hay “escépticos de la obesidad” que declaran que las consecuencias para la salud de la obesidad no están claras o se exageran. Son un grupo variopinto, desde feministas, teóricos queer y místicos, hasta “páginas web americanas de extrema derecha a favor de las armas donde se defiende la idea de que los alarmistas sobre la obesidad son comunistas de un estado paternalista que solo quieren impedir que nos divirtamos…”

A diferencia de los activistas que, por ejemplo, se organizaron para aumentar la sensibilidad y contraatacar la epidemia de SIDA, el movimiento de aceptación de la talla parece tener el objetivo contrario: manifestarse por menos conciencia pública y tratamiento del problema (aún así tienen buenos eslóganes: “¡Estamos aquí, somos redondos así, te lo decimos a ti!”). Yo estoy totalmente a favor de combatir los estigmas y la discriminación de talla, tengo una entera sección sobre el estigma del peso en mi nuevo libro, pero las consecuencias adversas para la salud de la obesidad son un hecho científico probado. 

¿No se puede estar gordo pero en forma? En un estudio con más de 600 centenarios (gente que vive más de 100 años) solo alrededor de un 1% de las mujeres y ningún hombre eran obesos. Pero parece haber un raro subgrupo de individuos obesos que no sufre los típicos costes metabólicos, como la tensión y el colesterol altos. Esto presenta la posibilidad de que haya algo así como “obesidad benigna” u “obesidad sana”. Podría solo ser una cuestión de tiempo, aún así, antes de que los factores de riesgo se desarrollen. E incluso si no lo hacen, en un seguimiento lo bastante largo, incluso los obesos relativamente “sanos metabólicamente” tienen mayor riesgo de diabetes, enfermedad de hígado graso y problemas cardiovasculares como ataques al corazón y/o muerte prematura. La conclusión: hay pruebas contundentes de que la llamada “obesidad sana” es un mito.

Muchos “activistas por los gordos” intentan restar importancia a los riesgos de la obesidad, incluso estando entre las mayores víctimas de la epidemia. Lynn McAffee es la directora de activismo médico del Consejo de Discriminación de Talla y Peso y participa frecuentemente en conferencias y charlas del gobierno sobre la obesidad. “No me interesa demasiado [la salud]”, ha dicho, “y, dios, odio la ciencia”.

Considera ser voluntario/a para ayudar en la página web.

Video producción de Glass Entertainment

Gráficos de Avocado Video

A continuación una aproximación al contenido del audio de este video. Para ver los gráficos, tablas, imágenes o citas a los que Dr. Greger se refiere, ve el video más arriba. La traducción y edición de este contenido ha sido realizada por Irene Otero voluntaria activa en NutritionFacts.org.

Parece que nos hemos vuelto insensibles a la amenaza mortal de la obesidad. Si retrocedes cerca de medio siglo en la literatura médica, cuando la obesidad no era algo normal, las descripciones son mucho más siniestras: “La obesidad es siempre trágica, y sus riesgos son aterradores”. Pero no es solo la obesidad. De los 4 millones de muertes cada año atribuidas al exceso de grasa corporal, casi un 40% de las víctimas tienen simplemente sobrepeso, no son obesas. Según dos famosos estudios de Harvard, un aumento de peso de solo 5 kilos entre el principio de la edad adulta y la mediana edad aumenta el riesgo de importantes enfermedades crónicas, como la diabetes, las enfermedades cardiovasculares y el cáncer. El lado positivo, sin embargo, es que incluso una modesta pérdida de peso puede proporcionar grandes beneficios para la salud.

¿Cuál es el IMC óptimo? Los mayores estudios en los Estados Unidos y en el mundo descubrieron que tener un índice de masa corporal normal, un IMC entre 20 y 25, se asocia a una mayor esperanza de vida. Si juntamos los mejores estudios disponibles con el seguimiento más largo, podemos limitarlo a un IMC de 20 a 22. Eso serían entre 56 y 62 kilos para alguien que mide 168 cm. Puedes parar el video aquí para usar esta tabla unisex y ver cuál sería tu peso óptimo según tu altura. 

Pero incluso con un IMC normal, el riesgo de desarrollar enfermedades crónicas, como diabetes de tipo 2, enfermedad cardiaca y varios tipos de cáncer empieza a aumentar en el límite superior, incluso con un IMC de solo 21. Tanto un IMC de 18,5 como uno de 24,5 se consideran normales, pero un IMC de 24,5 puede asociarse con el doble de riesgo de enfermedad cardiaca comparado con 18,5. Mira este gráfico sobre diabetes en las mujeres, una diferencia de cinco veces en las tasas de diabetes en el intervalo de IMC “ideal”, por debajo de 25. 

De la misma manera que hay distintos grados de riesgo dentro de un intervalo de IMC normal, hay un espectro dentro de la obesidad. La obesidad de clase III, con un IMC por encima de 40, puede asociarse a la pérdida de una década de vida o más. Con un IMC mayor que 45, como una persona de 168 cm y 127 kilos, la esperanza de vida puede reducirse tanto como la de un fumador.

No obstante, hay “escépticos de la obesidad” que declaran que las consecuencias para la salud de la obesidad no están claras o se exageran. Son un grupo variopinto, desde feministas, teóricos queer y místicos, hasta “páginas web americanas de extrema derecha a favor de las armas donde se defiende la idea de que los alarmistas sobre la obesidad son comunistas de un estado paternalista que solo quieren impedir que nos divirtamos…”

A diferencia de los activistas que, por ejemplo, se organizaron para aumentar la sensibilidad y contraatacar la epidemia de SIDA, el movimiento de aceptación de la talla parece tener el objetivo contrario: manifestarse por menos conciencia pública y tratamiento del problema (aún así tienen buenos eslóganes: “¡Estamos aquí, somos redondos así, te lo decimos a ti!”). Yo estoy totalmente a favor de combatir los estigmas y la discriminación de talla, tengo una entera sección sobre el estigma del peso en mi nuevo libro, pero las consecuencias adversas para la salud de la obesidad son un hecho científico probado. 

¿No se puede estar gordo pero en forma? En un estudio con más de 600 centenarios (gente que vive más de 100 años) solo alrededor de un 1% de las mujeres y ningún hombre eran obesos. Pero parece haber un raro subgrupo de individuos obesos que no sufre los típicos costes metabólicos, como la tensión y el colesterol altos. Esto presenta la posibilidad de que haya algo así como “obesidad benigna” u “obesidad sana”. Podría solo ser una cuestión de tiempo, aún así, antes de que los factores de riesgo se desarrollen. E incluso si no lo hacen, en un seguimiento lo bastante largo, incluso los obesos relativamente “sanos metabólicamente” tienen mayor riesgo de diabetes, enfermedad de hígado graso y problemas cardiovasculares como ataques al corazón y/o muerte prematura. La conclusión: hay pruebas contundentes de que la llamada “obesidad sana” es un mito.

Muchos “activistas por los gordos” intentan restar importancia a los riesgos de la obesidad, incluso estando entre las mayores víctimas de la epidemia. Lynn McAffee es la directora de activismo médico del Consejo de Discriminación de Talla y Peso y participa frecuentemente en conferencias y charlas del gobierno sobre la obesidad. “No me interesa demasiado [la salud]”, ha dicho, “y, dios, odio la ciencia”.

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