La inflamación puede desempeñar un papel en el envejecimiento prematuro, la enfermedad periodontal, la obesidad, el envejecimiento de la piel, la diabetes, la esclerosis múltiple, el cáncer, el síndrome del colon irritable y las enfermedades inflamatorias intestinales, como la enfermedad de Crohn y la colitis ulcerativa.

La alimentación rica en antioxidantes parece proteger contra la apoplejía al prevenir la circulación de las grasas oxidadas en el torrente sanguíneo, lo cual puede dañar las paredes sensibles de los pequeños vasos sanguíneos en el cerebro. También pueden ayudar a disminuir la rigidez de las arterias, prevenir la formación de coágulos sanguíneos y disminuir la presión arterial y la inflamación. Mientras todos los alimentos vegetales no procesados pueden tener efectos antiinflamatorios, algunas plantas son mejores que otras. Se ha descubierto que las frutas y vegetales ricos en antioxidantes, tales como los frutos secos y las verduras, alivian la inflamación sistémica, significativamente mejor que el mismo número de porciones de frutas y vegetales comunes más bajos en antioxidantes, como los bananos y la lechuga.

Investigaciones que datan de hace medio siglo sugieren que las cerezas agrias son tan antiinflamatorias que pueden utilizarse para tratar con éxito un tipo doloroso de artritis llamada gota. Las cerezas pueden reducir el nivel de inflamación también en personas sanas (como se mide por una caída en los niveles de proteína C reactiva). Una advertencia: por la misma razón que las altas dosis de antiinflamatorios como la aspirina deben evitarse durante el tercer trimestre del embarazo, el cacao, los frutos rojos y otros alimentos ricos en polifenoles antiinflamatorios deberían únicamente consumirse con moderación durante las etapas finales del embarazo.

Los estudios han demostrado que el consumo de más frutas y verduras no solo puede detener la progresión de la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), como el enfisema y la bronquitis crónica, también parece mejorar la función pulmonar y los riesgos de sufrir de asma alérgica se pueden reducir a la mitad comiendo dos o más porciones de verduras al día.

¿Qué sucede con nuestra salud mental? Los componentes de ciertos alimentos pueden aumentar el riesgo de depresión, como el ácido araquidónico, al que se culpa por un posible deterioro del estado de ánimo al inflamar el cerebro. Las cinco principales fuentes de este compuesto promotor de la inflamación en la dieta estadounidense son el pollo, los huevos, la carne de res, el cerdo y el pescado, aunque el pollo y los huevos, por sí solos, contribuyen más que las otras fuentes combinadas. Hay datos que sugieren que las personas con niveles más altos de ácido araquidónico en su sangre pueden terminar con un riesgo significativamente mayor de suicidio y episodios de depresión mayor. En general, los que comen la dieta estadounidense estándar pueden estar consumiendo alrededor de nueve veces más ácido araquidónico que quienes se alimentan a base de vegetales.

 

Traducción: Ana Victoria Esquivel. Edición: Viviana Garcia

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