Flashback Friday: Prevenir el alzhéimer con la dieta y el estilo de vida

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Ciertos cambios en el estilo de vida pueden prevenir potencialmente cientos de miles de casos de Alzheimer en los Estados Unidos cada año. Y el papel de la dieta mediterránea en la prevención y el tratamiento de la demencia.

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A continuación una aproximación al contenido del audio de este video. Para ver los gráficos, tablas, imágenes o citas a los que Dr. Greger se refiere, ve el video más arriba. La traducción y edición de este contenido ha sido realizada por Diana Montejano y Leslie Salas voluntarios activos en NutritionFacts.org.

Se puede decir con seguridad que las investigaciones sobre el Alzheimer están en estado de crisis. Más de 73,000 estudios fueron publicados durante últimas dos décadas. Sin embargo, ha habido muy poco progreso clínico. El motivo por el cual una cura puede ser imposible es porque la pérdida de las funciones cognitivas en pacientes con Alzheimer está relacionada a un daño fatal en la red neuronal y las células nerviosas muertas no pueden revivir. Consecuentemente, el reemplazo por nuevas células cerebrales (incluso si eso fuera técnicamente posible), no podría realizarse sin crear una nueva identidad. El paciente podría sobrevivir, pero ¿realmente se habría curado si su personalidad se pierde para siempre?

Desarrollar medicamentos para tratar de eliminar las placas de tejido cerebral con degeneración avanzada tiene tanto sentido como usar excavadoras para arrasar con las lápidas de un cementerio en un intento por resucitar a un muerto. Incluso si las compañías farmacéuticas supieran cómo detener la progresión de la enfermedad, no muchos pacientes de Alzheimer desearían vivir sin reconocer a su familia, amigos o a sí mismos en un espejo.

Por eso, la prevención del Alzheimer puede ser la clave. Tal como un ataque al corazón o un ataque al cerebro (apoplejía) puede ser prevenidos, se puede pensar que la demencia por Alzheimer es un “ataque a la memoria”. Los ataques a la memoria, tal como los ataques al corazón y al cerebro, necesitan ser prevenidos controlando factores de riesgo vascular, como la presión alta y el colesterol; controlando esa hipoperfusión crónica del cerebro (la falta de flujo adecuado de sangre al cerebro) años antes del comienzo de la enfermedad. Esta prevención se traduce en una alimentación saludable, ejercicio físico y mental.

Este es el número de casos de Alzheimer que pueden ser potencialmente prevenidos cada año en los Estados Unidos si tan solo reducimos los índices de diabetes un 10%, 25%, porque la diabetes es un factor de riesgo para el Alzheimer. También lo es la presión arterial alta, la depresión, la falta de ejercicio, fumar y no ejercitar el cerebro. Esto quiere decir, que una pequeña reducción de todos estos factores de riesgo puede prevenir potencialmente cientos de miles de familias devastadas.

Si se demostrara que factores modificables como la alimentación pueden modular el riesgo de sufrir Alzheimer al grado que sugiere esta investigación, entonces todos podríamos regocijarnos por las implicaciones.

Más de la mitad de los casos de Alzheimer pueden ser atribuibles a solo siete factores de riesgo. Y eso es sin considerar la alimentación, debido a que había tantos factores alimenticios que no pudieron encajarlos en el modelo. Sin embargo, el estudio sí reconoce que la alimentación es otro de los factores de riesgo modificables que pueden ser importantes para el Alzheimer. Particularmente, existe una cantidad creciente de evidencia que sugiere que patrones alimenticios, como la dieta mediterránea, están asociados a un menor riesgo de Alzheimer, así como a un retraso en el declive cognitivo. Pero, ¿qué componentes de la dieta mediterránea son los responsables? 

La dieta tradicional mediterránea consiste en una alta ingesta de vegetales, legumbres, fruta y frutos secos y en una baja ingesta de carne y lácteos. Al intentar encontrar los componentes protectores, se observó que el consumo de pescado no mostró beneficio, tampoco lo hizo el consumo moderado de alcohol. Los dos factores críticos parecieron ser el consumo de vegetales y la relación entre grasas no saturadas y saturadas, básicamente entre grasas vegetales y grasas animales. En estudios realizados en 11 países, el consumo de grasa pareció tener la correlación más cercana con la prevalencia de Alzheimer, registrándose el consumo de grasas y la tasa de Alzheimer más bajos en China comparado con el consumo de grasas y de Alzheimer más altos en los Estados Unidos. Pero esto fue considerando todos los tipos de grasa como un solo grupo.

Investigadores de Harvard examinaron la relación que existe entre los principales tipos de grasa y el cambio cognitivo a lo largo de 4 años en 6,000 mujeres saludables en edad avanzada. El estudio encontró que una alta ingesta de grasa saturada está asociada a una trayectoria peor de cognición y memoria. Las mujeres que consumieron más grasa saturada tuvieron de un 60 a un 70% más probabilidad de sufrir un cambio peor en la función cerebral. La magnitud de los cambios cognitivos asociados con el consumo de grasa saturada fue equivalente a 6 años de envejecimiento, lo cual significó que las mujeres con la menor ingesta de grasa saturada tenían la misma función cerebral que la de mujeres 6 años menores que ellas.

¿Y si ya tenemos Alzheimer? Previamente, un grupo de investigadores de la Universidad de Columbia reportó que el comer una dieta estilo mediterráneo estaba asociado a un menor riesgo de sufrir Alzheimer. Pero, no sabíamos si la dieta mediterránea o alguna similar, estaba asociada con el curso subsecuente y la progresión de la enfermedad… hasta ahora.

Un grupo de investigadores encontró que el adherirse una dieta mediterránea puede afectar no solo el riesgo de sufrir Alzheimer, sino el curso subsecuente de la enfermedad. La dieta mediterránea está asociada a una baja mortalidad. Y mientras más saludable es la dieta mayor es la esperanza de vida. En el transcurso de 5 años, solo el 20% de los pacientes que adoptaron ese tipo de alimentación fallecieron, mientras que en el grupo de adherencia intermedia a la dieta se reportó el doble de muertes. En el grupo de los que tuvieron poca adherencia a la dieta, más de la mitad habían muerto en el transcurso de 5 años; y, en 10 años, el 90% se había ido, 80% se había ido o menos de la mitad. Para el final del estudio, los únicos que seguían vivos fueron aquellos que tuvieron mayor adherencia a una alimentación saludable.

Considera ser voluntario/a para ayudar en la página web.

 

Flickr. La imagen ha sido modificada.

A continuación una aproximación al contenido del audio de este video. Para ver los gráficos, tablas, imágenes o citas a los que Dr. Greger se refiere, ve el video más arriba. La traducción y edición de este contenido ha sido realizada por Diana Montejano y Leslie Salas voluntarios activos en NutritionFacts.org.

Se puede decir con seguridad que las investigaciones sobre el Alzheimer están en estado de crisis. Más de 73,000 estudios fueron publicados durante últimas dos décadas. Sin embargo, ha habido muy poco progreso clínico. El motivo por el cual una cura puede ser imposible es porque la pérdida de las funciones cognitivas en pacientes con Alzheimer está relacionada a un daño fatal en la red neuronal y las células nerviosas muertas no pueden revivir. Consecuentemente, el reemplazo por nuevas células cerebrales (incluso si eso fuera técnicamente posible), no podría realizarse sin crear una nueva identidad. El paciente podría sobrevivir, pero ¿realmente se habría curado si su personalidad se pierde para siempre?

Desarrollar medicamentos para tratar de eliminar las placas de tejido cerebral con degeneración avanzada tiene tanto sentido como usar excavadoras para arrasar con las lápidas de un cementerio en un intento por resucitar a un muerto. Incluso si las compañías farmacéuticas supieran cómo detener la progresión de la enfermedad, no muchos pacientes de Alzheimer desearían vivir sin reconocer a su familia, amigos o a sí mismos en un espejo.

Por eso, la prevención del Alzheimer puede ser la clave. Tal como un ataque al corazón o un ataque al cerebro (apoplejía) puede ser prevenidos, se puede pensar que la demencia por Alzheimer es un “ataque a la memoria”. Los ataques a la memoria, tal como los ataques al corazón y al cerebro, necesitan ser prevenidos controlando factores de riesgo vascular, como la presión alta y el colesterol; controlando esa hipoperfusión crónica del cerebro (la falta de flujo adecuado de sangre al cerebro) años antes del comienzo de la enfermedad. Esta prevención se traduce en una alimentación saludable, ejercicio físico y mental.

Este es el número de casos de Alzheimer que pueden ser potencialmente prevenidos cada año en los Estados Unidos si tan solo reducimos los índices de diabetes un 10%, 25%, porque la diabetes es un factor de riesgo para el Alzheimer. También lo es la presión arterial alta, la depresión, la falta de ejercicio, fumar y no ejercitar el cerebro. Esto quiere decir, que una pequeña reducción de todos estos factores de riesgo puede prevenir potencialmente cientos de miles de familias devastadas.

Si se demostrara que factores modificables como la alimentación pueden modular el riesgo de sufrir Alzheimer al grado que sugiere esta investigación, entonces todos podríamos regocijarnos por las implicaciones.

Más de la mitad de los casos de Alzheimer pueden ser atribuibles a solo siete factores de riesgo. Y eso es sin considerar la alimentación, debido a que había tantos factores alimenticios que no pudieron encajarlos en el modelo. Sin embargo, el estudio sí reconoce que la alimentación es otro de los factores de riesgo modificables que pueden ser importantes para el Alzheimer. Particularmente, existe una cantidad creciente de evidencia que sugiere que patrones alimenticios, como la dieta mediterránea, están asociados a un menor riesgo de Alzheimer, así como a un retraso en el declive cognitivo. Pero, ¿qué componentes de la dieta mediterránea son los responsables? 

La dieta tradicional mediterránea consiste en una alta ingesta de vegetales, legumbres, fruta y frutos secos y en una baja ingesta de carne y lácteos. Al intentar encontrar los componentes protectores, se observó que el consumo de pescado no mostró beneficio, tampoco lo hizo el consumo moderado de alcohol. Los dos factores críticos parecieron ser el consumo de vegetales y la relación entre grasas no saturadas y saturadas, básicamente entre grasas vegetales y grasas animales. En estudios realizados en 11 países, el consumo de grasa pareció tener la correlación más cercana con la prevalencia de Alzheimer, registrándose el consumo de grasas y la tasa de Alzheimer más bajos en China comparado con el consumo de grasas y de Alzheimer más altos en los Estados Unidos. Pero esto fue considerando todos los tipos de grasa como un solo grupo.

Investigadores de Harvard examinaron la relación que existe entre los principales tipos de grasa y el cambio cognitivo a lo largo de 4 años en 6,000 mujeres saludables en edad avanzada. El estudio encontró que una alta ingesta de grasa saturada está asociada a una trayectoria peor de cognición y memoria. Las mujeres que consumieron más grasa saturada tuvieron de un 60 a un 70% más probabilidad de sufrir un cambio peor en la función cerebral. La magnitud de los cambios cognitivos asociados con el consumo de grasa saturada fue equivalente a 6 años de envejecimiento, lo cual significó que las mujeres con la menor ingesta de grasa saturada tenían la misma función cerebral que la de mujeres 6 años menores que ellas.

¿Y si ya tenemos Alzheimer? Previamente, un grupo de investigadores de la Universidad de Columbia reportó que el comer una dieta estilo mediterráneo estaba asociado a un menor riesgo de sufrir Alzheimer. Pero, no sabíamos si la dieta mediterránea o alguna similar, estaba asociada con el curso subsecuente y la progresión de la enfermedad… hasta ahora.

Un grupo de investigadores encontró que el adherirse una dieta mediterránea puede afectar no solo el riesgo de sufrir Alzheimer, sino el curso subsecuente de la enfermedad. La dieta mediterránea está asociada a una baja mortalidad. Y mientras más saludable es la dieta mayor es la esperanza de vida. En el transcurso de 5 años, solo el 20% de los pacientes que adoptaron ese tipo de alimentación fallecieron, mientras que en el grupo de adherencia intermedia a la dieta se reportó el doble de muertes. En el grupo de los que tuvieron poca adherencia a la dieta, más de la mitad habían muerto en el transcurso de 5 años; y, en 10 años, el 90% se había ido, 80% se había ido o menos de la mitad. Para el final del estudio, los únicos que seguían vivos fueron aquellos que tuvieron mayor adherencia a una alimentación saludable.

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Nota del Doctor

La mamá de mi mamá murió de Alzheimer. Vale la pena prevenir esta enfermedad a toda costa.

Más de la mitad de los casos de Alzheimer pueden ser atribuibles a sólo siete factores de riesgo. Y eso es sin considerar la alimentación, debido a que había tantos factores alimenticios que no pudieron encajarlos en el modelo.

Estos son algunos de los videos que he hecho sobre la prevención y tratamiento de la demencia:

Recientemente, ha habido mucho interés en investigar la dieta mediterránea, así que he hecho más videos sobre el tema desde que publicamos este video originalmente:

Aquí hay más información sobre los factores alimenticios que juegan un papel en el declive cognitivo:

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