Friday Favorites: ¿Cuáles son los beneficios del sorgo?

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¿Cómo se compara el sorgo con otros cereales con respecto a la proteína, los antioxidantes y los micronutrientes? Entérate por qué el sorgo es uno de mis cereales favoritos y los beneficios del sorgo rojo en comparación con el negro y el blanco.

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A continuación una aproximación al contenido del audio de este video. Para ver los gráficos, tablas, imágenes o citas a los que Dr. Greger se refiere, ve el video más arriba. La traducción y edición de este contenido ha sido realizada por Irene Belmonte voluntaria activa en NutritionFacts.org.

El sorgo es “el cereal olvidado”. Aunque Estados Unidos es el principal productor de sorgo, “no suele utilizarse en la producción de alimentos para los consumidores estadounidenses”, sino que se destina a alimentar al ganado, a las mascotas, o incluso para materiales de construcción. En lugares como Asia y África, sin embargo, sí que se considera un alimento básico y se ha consumido durante miles de años, lo que lo convierte en el quinto cereal más popular después del trigo, el maíz, el arroz y la cebada. Es incluso más popular que la avena y el centeno.

Como el sorgo no contiene gluten y ya puede considerarse como alimento seguro para las personas con enfermedad celíaca, cada vez es más habitual verlo entre los alimentos aptos para humanos en los Estados Unidos, motivo por el cual decidí informarme acerca de sus beneficios. En cuanto al contenido en proteínas, podría compararse con otros cereales. Pero, ¿desde cuándo la falta de proteína es motivo de preocupación? La fibra es el nutriente del que más carecen los estadounidenses, y el sorgo está entre los cereales que más contiene.

La composición de micronutrientes no es que sea muy llamativa; esta es la cantidad de minerales que tiene, por ejemplo, pero su mayor contenido es de polifenoles. Los polifenoles son compuestos vegetales que se asocian con un menor riesgo de padecer ciertas enfermedades crónicas, como el cáncer, enfermedades cardiovasculares, trastornos neurodegenerativos e incluso mortalidad por causas generales. De hecho, si se compara con otros cereales, el sorgo les lleva la delantera, lo que explicaría por qué es tan rico en antioxidantes.

Aunque el sorgo siempre tendrá las de perder si lo comparamos con las frutas y las verduras, unos cereales para el desayuno hechos de sogro, por ejemplo, podrían tener unas ocho veces más antioxidantes que otros hechos de trigo integral. Aun así, lo que nos interesa no es la actividad antioxidante en un tubo de ensayo, sino en nuestro cuerpo.

Si medimos los antioxidantes en sangre después de comer pasta blanca, vemos que han aumentado un poco, pero no es que aumenten mucho más si reemplazamos el 30 % de la harina de trigo con harina de sorgo. Sin embargo, si comemos pasta con un 30 % de harina de sorgo rojo, la capacidad antioxidante en el torrente sanguíneo se multiplica por 15. Existen varios tipos de sorgo: está el sorgo negro, el sorgo blanco y el sorgo rojo. Así es como se ven en forma de cereal (obviamente, también hay un sorgo amarillo). Y el sorgo rojo, y especialmente el negro, tienen una actividad antioxidante muy similar a la de las frutas y las verduras.

El problema es que no encuentro ninguno de los de color. Puedo entrar en internet y comprar arroz rojo o negro, palomitas de maíz moradas, azules o rojas y cebada morada o negra, pero no encuentro sorgo rojo o negro. Puede que lo haya de aquí a un tiempo.  Lo que sí que puedes encontrar es sorgo blanco por unos cuatro dólares por medio kilo. ¿Acaso tiene alguna cualidad única que sea beneficiosa para la salud? Lo promocionan como “… un cereal integral infrautilizado con el potencial de ayudar en la prevención de enfermedades crónicas”. ¿Pero qué efecto tiene en nuestra salud el hecho de consumir sorgo?

Tras realizar un estudio epidemiológico en China, descubrieron que la tasa de mortalidad por cáncer de esófago era mucho más bajas en zonas donde consumían más mijo y sorgo en comparación con las que consumían maíz y trigo, aunque también podría deberse más al hecho de evitar un hongo contaminante que a los beneficios del sorgo en sí mismo. Pero podría ser posible. Así como “la avena es la única fuente de avenantramidas”, que es lo que le aporta algunos de sus beneficios únicos para la salud, el sorgo, incluso el blanco, contiene pigmentos únicos conocidos como 3-desoxiantocianinas, que son fuertes inductores de algunas de las enzimas desintoxicantes en nuestro hígado. Además, si las comparamos con el repollo rojo y sus pigmentos de antocianina, las 3-desoxiantocianinas  pueden inhibir el crecimiento de células cancerosas humanas que crecen en una placa de Petri. Lo cierto es que al sorgo blanco no le fue mucho peor que al rojo o al negro, que contienen mayor cantidad de 3-desoxiantocianinas; así que, quizá es una cualidad del sorgo en general. Aunque no podemos estar seguros hasta que no lo pongamos a prueba.

Se ha descubierto que el sorgo suprime el crecimiento tumoral y la metástasis en xenoinjertos de cáncer de mama. ¿Y eso qué significa? Pues que los investigadores han llegado a la conclusión de que el sorgo podría usarse como “una terapia natural de bajo coste para el cáncer, sin ningún efecto secundario […] se recomienda encarecidamente el uso de sorgo como agente terapéutico comestible […] que posee supresión tumoral […] y efectos anti-metastásicos en el cáncer de mama”. Pero si un xenoinjerto es un cáncer de mama humano implantado en un ratón… Pues sí, los tumores humanos crecieron más despacio en los ratones alimentados con extractos de sorgo, que también bloquearon la metástasis al pulmón, e hicieron lo mismo con el cáncer de colon humano, también en ratones. Sin embargo, estos resultados no podrían traducirse en cómo los cánceres humanos se desarrollarían en otros humanos, ya que, por ejemplo, estos ratones no solo no tienen un sistema inmunológico humano, sino que prácticamente no tienen sistema inmunológico de por sí. Los crían sin el timo, que es donde se origina gran parte de la inmunidad celular para combatir el cáncer. ¿Pero cómo sino se podría evitar que su sistema inmunológico rechace el tejido humano por completo? Lo cierto es que la inmunosupresión hace que este tipo de modelos de ratón sea mucho más artificial y más difícil de extrapolar a los humanos.

Casi todo lo que vemos en la literatura sobre el sorgo son datos in vitro en tubos de ensayo y placas de Petri, ratas y ratones. Nos sigue faltando esa pieza clave del rompecabezas que relacione los datos del laboratorio con los beneficios reales en humanos. Bueno, nos faltaba, porque, por suerte, ya existen estudios de intervención en humanos que analizaremos a continuación.

“Aunque tiene un papel importante en África y Asia como cereal básico, el sorgo ha surgido hace poco en Estados Unidos como fuente de alimento. Y no es solo un cereal básico en muchas partes del mundo, sino que, obviamente, se usaba en la medicina popular. ¿Cuáles podrían ser sus beneficios para la salud? Tenemos algunos datos in vitro, en tubos de ensayo y placas de Petri, y datos “in vivo”, es decir, en animales de laboratorio. Sin embargo, las pruebas en humanos son muy recientes.

En un estudio, algunos participantes cenaron tortitas de sorgo durante tres semanas. El resto cenó tortitas de maíz y ambos grupos redujeron el colesterol entre un 20 y un 30%. También se les pidió no comer huevos o alimentos que aumentan el colesterol; así que esto puede tener algo que ver.

En otro estudio se probó con galletas. Los que comieron galletas de sorgo dijeron sentirse más saciados que los que comieron galletas de trigo. En cambio, esto no produjo diferencias en la cantidad que tomaron, porque “se podía comer sin límites”. ¿Qué más da cómo se sintieran si esto no les hizo comer menos? No es de extrañar, entonces, al ponerlos a prueba, que ni los que comieron sorgo ni los que tomaron trigo perdieran peso. Aún así, existe una contradicción. Un estudio reciente afirma que “el sorgo puede ayudar a las personas a perder peso”. Aunque el grupo del sorgo, en realidad, no perdió más peso. Parece ser que ingerían muchas más calorías al día pero perdieron más grasa corporal. Puede deberse a un mayor consumo de fibra, entre otras cosas, o al almidón resistente del sorgo. Sin embargo, el método que usaron, una mezcla edulcorada de sabores y colores artificiales hecha con agua, leche en polvo y el sorgo o la harina de trigo, puede ser bueno para una investigación o estudio ciego, pero nos deja con la duda de qué pasaría si realmente tomáramos el alimento completo.

El almidón resistente es fascinante. La mayor parte del almidón del sorgo es de absorción lenta o totalmente resistente a la digestión en el intestino delgado, ofreciendo un banquete de probióticos para la flora intestinal del colon. Evidentemente, no es por el almidón del sorgo en sí mismo, sino por la interacción con proteínas y otros compuestos que bloquean este almidón e inhiben sus enzimas. El sorgo acaba siendo así el cereal con menor digestibilidad, y por eso tradicionalmente se le considera un cereal “inferior”, inferior en el sentido de que no proporciona tantas calorías. Sin embargo, algo bajo en calorías es bueno para la epidemia de obesidad.

Si en vez de un panecillo de sorgo nos comemos uno de trigo integral, ambas con la misma cantidad de almidón, el nivel de azúcar en sangre aumenta de 45 minutos a dos horas después e, inmediatamente después de tomarlas, habrá un pico de insulina más pronunciado. Con la de sorgo, se observa un 25% menos de azúcar en sangre y el cuerpo solo tiene que liberar una parte de insulina para digerirla: ¡menos de la mitad!

Se observa lo mismo en diabéticos: un pico de azúcar en sangre más bajo con las gachas de sorgo que con las de sémola y el cuerpo las asimila con solo parte de la insulina.

¿Habría que educar a la gente sobre lo bueno que es el sorgo y desarrollar productos sencillos y sabrosos? ¡No, porque el sorgo ya es sencillo y sabroso tal y como es! Pulsando un botón en mi olla a presión con dos partes de agua y una de sorgo lo tengo listo en 20 minutos. Puedes hacer una gran cantidad para toda la semana, como con el arroz. ¿Pero cuál es el beneficio de ingerir el grano entero, intacto? La industria le ve gran potencial de explotación al sorgo en los llamados alimentos funcionales y aditivos, porque ¿sabías que añadir sorgo a las hamburguesas de cerdo o pavo puede mejorar su sabor? Y oye, ¿por qué ingerirlo simplemente cuando puedes usarlo para hacer cerveza sin gluten?

Tiene gracia: en Comer para no morir, hablaba de la industria del azúcar de la del jarabe de maíz, la del aceite y de la ganadera. Subvencionan la alimentación animal barata para poder hacer menús de carne a dolar. Preguntaba en broma: ¿cuándo fue la última vez que saliste a comer sorgo? Pero oye, ahora que sé lo bueno que es para ti, deberíamos aprovechar una parte de los millones que gastamos en esta industria para salir por ahí a comer sorgo, después de todo”.

Considera ser voluntario/a para ayudar en la página web.

Video producción de Glass Entertainment

Gráficos de Avocado Video

A continuación una aproximación al contenido del audio de este video. Para ver los gráficos, tablas, imágenes o citas a los que Dr. Greger se refiere, ve el video más arriba. La traducción y edición de este contenido ha sido realizada por Irene Belmonte voluntaria activa en NutritionFacts.org.

El sorgo es “el cereal olvidado”. Aunque Estados Unidos es el principal productor de sorgo, “no suele utilizarse en la producción de alimentos para los consumidores estadounidenses”, sino que se destina a alimentar al ganado, a las mascotas, o incluso para materiales de construcción. En lugares como Asia y África, sin embargo, sí que se considera un alimento básico y se ha consumido durante miles de años, lo que lo convierte en el quinto cereal más popular después del trigo, el maíz, el arroz y la cebada. Es incluso más popular que la avena y el centeno.

Como el sorgo no contiene gluten y ya puede considerarse como alimento seguro para las personas con enfermedad celíaca, cada vez es más habitual verlo entre los alimentos aptos para humanos en los Estados Unidos, motivo por el cual decidí informarme acerca de sus beneficios. En cuanto al contenido en proteínas, podría compararse con otros cereales. Pero, ¿desde cuándo la falta de proteína es motivo de preocupación? La fibra es el nutriente del que más carecen los estadounidenses, y el sorgo está entre los cereales que más contiene.

La composición de micronutrientes no es que sea muy llamativa; esta es la cantidad de minerales que tiene, por ejemplo, pero su mayor contenido es de polifenoles. Los polifenoles son compuestos vegetales que se asocian con un menor riesgo de padecer ciertas enfermedades crónicas, como el cáncer, enfermedades cardiovasculares, trastornos neurodegenerativos e incluso mortalidad por causas generales. De hecho, si se compara con otros cereales, el sorgo les lleva la delantera, lo que explicaría por qué es tan rico en antioxidantes.

Aunque el sorgo siempre tendrá las de perder si lo comparamos con las frutas y las verduras, unos cereales para el desayuno hechos de sogro, por ejemplo, podrían tener unas ocho veces más antioxidantes que otros hechos de trigo integral. Aun así, lo que nos interesa no es la actividad antioxidante en un tubo de ensayo, sino en nuestro cuerpo.

Si medimos los antioxidantes en sangre después de comer pasta blanca, vemos que han aumentado un poco, pero no es que aumenten mucho más si reemplazamos el 30 % de la harina de trigo con harina de sorgo. Sin embargo, si comemos pasta con un 30 % de harina de sorgo rojo, la capacidad antioxidante en el torrente sanguíneo se multiplica por 15. Existen varios tipos de sorgo: está el sorgo negro, el sorgo blanco y el sorgo rojo. Así es como se ven en forma de cereal (obviamente, también hay un sorgo amarillo). Y el sorgo rojo, y especialmente el negro, tienen una actividad antioxidante muy similar a la de las frutas y las verduras.

El problema es que no encuentro ninguno de los de color. Puedo entrar en internet y comprar arroz rojo o negro, palomitas de maíz moradas, azules o rojas y cebada morada o negra, pero no encuentro sorgo rojo o negro. Puede que lo haya de aquí a un tiempo.  Lo que sí que puedes encontrar es sorgo blanco por unos cuatro dólares por medio kilo. ¿Acaso tiene alguna cualidad única que sea beneficiosa para la salud? Lo promocionan como “… un cereal integral infrautilizado con el potencial de ayudar en la prevención de enfermedades crónicas”. ¿Pero qué efecto tiene en nuestra salud el hecho de consumir sorgo?

Tras realizar un estudio epidemiológico en China, descubrieron que la tasa de mortalidad por cáncer de esófago era mucho más bajas en zonas donde consumían más mijo y sorgo en comparación con las que consumían maíz y trigo, aunque también podría deberse más al hecho de evitar un hongo contaminante que a los beneficios del sorgo en sí mismo. Pero podría ser posible. Así como “la avena es la única fuente de avenantramidas”, que es lo que le aporta algunos de sus beneficios únicos para la salud, el sorgo, incluso el blanco, contiene pigmentos únicos conocidos como 3-desoxiantocianinas, que son fuertes inductores de algunas de las enzimas desintoxicantes en nuestro hígado. Además, si las comparamos con el repollo rojo y sus pigmentos de antocianina, las 3-desoxiantocianinas  pueden inhibir el crecimiento de células cancerosas humanas que crecen en una placa de Petri. Lo cierto es que al sorgo blanco no le fue mucho peor que al rojo o al negro, que contienen mayor cantidad de 3-desoxiantocianinas; así que, quizá es una cualidad del sorgo en general. Aunque no podemos estar seguros hasta que no lo pongamos a prueba.

Se ha descubierto que el sorgo suprime el crecimiento tumoral y la metástasis en xenoinjertos de cáncer de mama. ¿Y eso qué significa? Pues que los investigadores han llegado a la conclusión de que el sorgo podría usarse como “una terapia natural de bajo coste para el cáncer, sin ningún efecto secundario […] se recomienda encarecidamente el uso de sorgo como agente terapéutico comestible […] que posee supresión tumoral […] y efectos anti-metastásicos en el cáncer de mama”. Pero si un xenoinjerto es un cáncer de mama humano implantado en un ratón… Pues sí, los tumores humanos crecieron más despacio en los ratones alimentados con extractos de sorgo, que también bloquearon la metástasis al pulmón, e hicieron lo mismo con el cáncer de colon humano, también en ratones. Sin embargo, estos resultados no podrían traducirse en cómo los cánceres humanos se desarrollarían en otros humanos, ya que, por ejemplo, estos ratones no solo no tienen un sistema inmunológico humano, sino que prácticamente no tienen sistema inmunológico de por sí. Los crían sin el timo, que es donde se origina gran parte de la inmunidad celular para combatir el cáncer. ¿Pero cómo sino se podría evitar que su sistema inmunológico rechace el tejido humano por completo? Lo cierto es que la inmunosupresión hace que este tipo de modelos de ratón sea mucho más artificial y más difícil de extrapolar a los humanos.

Casi todo lo que vemos en la literatura sobre el sorgo son datos in vitro en tubos de ensayo y placas de Petri, ratas y ratones. Nos sigue faltando esa pieza clave del rompecabezas que relacione los datos del laboratorio con los beneficios reales en humanos. Bueno, nos faltaba, porque, por suerte, ya existen estudios de intervención en humanos que analizaremos a continuación.

“Aunque tiene un papel importante en África y Asia como cereal básico, el sorgo ha surgido hace poco en Estados Unidos como fuente de alimento. Y no es solo un cereal básico en muchas partes del mundo, sino que, obviamente, se usaba en la medicina popular. ¿Cuáles podrían ser sus beneficios para la salud? Tenemos algunos datos in vitro, en tubos de ensayo y placas de Petri, y datos “in vivo”, es decir, en animales de laboratorio. Sin embargo, las pruebas en humanos son muy recientes.

En un estudio, algunos participantes cenaron tortitas de sorgo durante tres semanas. El resto cenó tortitas de maíz y ambos grupos redujeron el colesterol entre un 20 y un 30%. También se les pidió no comer huevos o alimentos que aumentan el colesterol; así que esto puede tener algo que ver.

En otro estudio se probó con galletas. Los que comieron galletas de sorgo dijeron sentirse más saciados que los que comieron galletas de trigo. En cambio, esto no produjo diferencias en la cantidad que tomaron, porque “se podía comer sin límites”. ¿Qué más da cómo se sintieran si esto no les hizo comer menos? No es de extrañar, entonces, al ponerlos a prueba, que ni los que comieron sorgo ni los que tomaron trigo perdieran peso. Aún así, existe una contradicción. Un estudio reciente afirma que “el sorgo puede ayudar a las personas a perder peso”. Aunque el grupo del sorgo, en realidad, no perdió más peso. Parece ser que ingerían muchas más calorías al día pero perdieron más grasa corporal. Puede deberse a un mayor consumo de fibra, entre otras cosas, o al almidón resistente del sorgo. Sin embargo, el método que usaron, una mezcla edulcorada de sabores y colores artificiales hecha con agua, leche en polvo y el sorgo o la harina de trigo, puede ser bueno para una investigación o estudio ciego, pero nos deja con la duda de qué pasaría si realmente tomáramos el alimento completo.

El almidón resistente es fascinante. La mayor parte del almidón del sorgo es de absorción lenta o totalmente resistente a la digestión en el intestino delgado, ofreciendo un banquete de probióticos para la flora intestinal del colon. Evidentemente, no es por el almidón del sorgo en sí mismo, sino por la interacción con proteínas y otros compuestos que bloquean este almidón e inhiben sus enzimas. El sorgo acaba siendo así el cereal con menor digestibilidad, y por eso tradicionalmente se le considera un cereal “inferior”, inferior en el sentido de que no proporciona tantas calorías. Sin embargo, algo bajo en calorías es bueno para la epidemia de obesidad.

Si en vez de un panecillo de sorgo nos comemos uno de trigo integral, ambas con la misma cantidad de almidón, el nivel de azúcar en sangre aumenta de 45 minutos a dos horas después e, inmediatamente después de tomarlas, habrá un pico de insulina más pronunciado. Con la de sorgo, se observa un 25% menos de azúcar en sangre y el cuerpo solo tiene que liberar una parte de insulina para digerirla: ¡menos de la mitad!

Se observa lo mismo en diabéticos: un pico de azúcar en sangre más bajo con las gachas de sorgo que con las de sémola y el cuerpo las asimila con solo parte de la insulina.

¿Habría que educar a la gente sobre lo bueno que es el sorgo y desarrollar productos sencillos y sabrosos? ¡No, porque el sorgo ya es sencillo y sabroso tal y como es! Pulsando un botón en mi olla a presión con dos partes de agua y una de sorgo lo tengo listo en 20 minutos. Puedes hacer una gran cantidad para toda la semana, como con el arroz. ¿Pero cuál es el beneficio de ingerir el grano entero, intacto? La industria le ve gran potencial de explotación al sorgo en los llamados alimentos funcionales y aditivos, porque ¿sabías que añadir sorgo a las hamburguesas de cerdo o pavo puede mejorar su sabor? Y oye, ¿por qué ingerirlo simplemente cuando puedes usarlo para hacer cerveza sin gluten?

Tiene gracia: en Comer para no morir, hablaba de la industria del azúcar de la del jarabe de maíz, la del aceite y de la ganadera. Subvencionan la alimentación animal barata para poder hacer menús de carne a dolar. Preguntaba en broma: ¿cuándo fue la última vez que saliste a comer sorgo? Pero oye, ahora que sé lo bueno que es para ti, deberíamos aprovechar una parte de los millones que gastamos en esta industria para salir por ahí a comer sorgo, después de todo”.

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Los videos fueron publicados originalmente el 20 y 25 de enero de 2021.

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