¿Por qué tiene flúor el agua? ¿Es efectivo?

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Según casi 100 ensayos aleatorizados, la pasta dentífrica con flúor reduce las tasas de caries dentales, pero ¿y si simplemente le añadimos flúor al agua de la traída?

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A continuación una aproximación al contenido del audio de este video. Para ver los gráficos, tablas, imágenes o citas a los que Dr. Greger se refiere, ve el video más arriba. La traducción y edición de este contenido ha sido realizada por Gerardo Piña voluntario activo en NutritionFacts.org.

Introducción: En esta serie de cinco partes examino la historia, los beneficios y la seguridad de la fluoración del agua, y por qué he cambiado de opinión al respecto.

Un metaanálisis de todos los estudios sobre las implicaciones para la salud dental de las dietas vegetarianas mostró un número significativamente menor de dientes cariados, dientes perdidos y número de dientes con empastes. Uno de los estudios que contradecía la tendencia y mostraba que los vegetarianos tenían más caries achacaba el exceso de caries al hecho de que los vegetarianos eran significativamente menos propensos a elegir pasta de dientes con flúor, apoyado por el hecho de que los que sí utilizaban pasta de dientes con flúor tenían significativamente menos dientes cariados que los que no lo hacían.

Se cree que el flúor protege los dientes mejorando la estabilidad intrínseca de la estructura mineral del esmalte dental. Un metaanálisis reciente de casi 100 ensayos controlados aleatorizados de dentífricos con flúor en los que participaron más de 10 000 personas encontró pruebas de “alta certeza” de que los dentífricos que contienen la cantidad típica de flúor reducen la caries dental significativamente más que los dentífricos sin flúor, tanto en niños como en adultos. Pero, ¿qué ocurre con la adición de flúor al suministro de agua?

Un consenso médico de autoridades de salud pública de todo el mundo ha considerado que la fluoración del agua a niveles adecuados es un medio seguro y eficaz de prevenir la caries a escala comunitaria. De hecho, los CDC, los Centros de Control y Prevención de Enfermedades de EE.UU., consideraron la fluoración del agua potable como uno de los diez mayores logros de la salud pública del siglo XX. Sin embargo, la fluoración del agua comunitaria ha sido durante mucho tiempo un foco de polémica y polarización. Los activistas contrarios a la fluoración subrayan que no existe ninguna necesidad dietética humana de fluoruro y sostienen que la fluoración del agua no es lo bastante eficaz como para justificar los costos, que pueden incluir riesgos para la salud.

En primer lugar, algunos antecedentes antes de sumergirme en la controversia. El flúor es un elemento mineral de la corteza terrestre que se encuentra de forma natural en la mayoría de los suministros de agua. Esta es una de las razones por las que la fluoración ha resistido desafíos constitucionales. Los tribunales han dictaminado que, más que un medicamento añadido, el flúor puede considerarse un nutriente que se encuentra de forma natural en algunas zonas pero no en otras, y que la fluoración de los suministros de agua es simplemente una cuestión de igualar las condiciones, sobre todo para las comunidades pobres que pueden tener un acceso limitado a la atención dental. La fluoración puede definirse como “el ajuste al alza o a la baja del nivel de contenido de flúor en el agua potable hasta alcanzar un nivel óptimo, suficiente para prevenir las caries pero no suficiente para causar fluorosis”, o cambios estéticos en los dientes.

Todo empezó en 1901 con una investigación sobre la Mancha Marrón de Colorado, unas “grotescas” manchas marrones en los dientes de los habitantes de Colorado Springs. Al mismo tiempo, los dientes afectados por esta afección eran “sorprendente e inexplicablemente resistentes a la caries”. Una vez identificado el flúor como la base de estos cambios, una encuesta nacional sobre los niveles de flúor en el agua potable en la década de 1930 llevó al descubrimiento de que el flúor podía alcanzar niveles en torno a 1 parte por millón sin causar fluorosis grave. Con la esperanza de obtener lo mejor de ambos mundos, Grand Rapids, Michigan, se convirtió en 1945 en la primera ciudad del mundo en fluorar su suministro de agua. Al cabo de 11 años, los índices de caries entre los niños de Grand Rapids se redujeron en más de un 60% y nació un movimiento a favor de la fluoración. Hoy, muchos países fluoran su agua potable. Muchos otros tienen agua fluorada de forma natural o añaden flúor a la leche o a la sal de mesa.

El rechazo a la fluoración empezó casi inmediatamente en Estados Unidos. La obsesión del Coronel Ripper del Dr. Strangelove por la pureza de sus “preciados fluidos corporales” se basaba en teorías conspirativas reales de la derecha del Terror Rojo, según las cuales la fluoración estaba destinada a producir “esclavos imbéciles y ateos” que se inclinarían ante los comunistas.

Las redes sociales actuales también están plagadas de mensajes contra la fluoración. Los estudios han revelado que el 63% de las publicaciones de Instagram relacionadas con el flúor podían clasificarse como antiflúor, el 64% de los tweets de Twitter, el 99% de los vídeos de YouTube y hasta el 100% de los grupos y páginas antiflúor encontrados en Facebook eran antiflúor. Años antes de COVID, la cruzada antifluorización se consideraba un estudio de caso de “pandemias digitales de desinformación sobre salud pública”. El año anterior a COVID, la primera encuesta mundial sobre la crisis de confianza en la ciencia realizada a 140.000 personas de 140 países reveló que sólo el 18% de la humanidad parecía tener un nivel “alto” de confianza en la ciencia. Sin embargo, para mi agradable sorpresa, a pesar de tantos fracasos institucionales, un seguimiento de la encuesta en 2020 descubrió que la confianza en la ciencia en realidad había aumentado después de COVID.

¿Dónde se sitúa la ciencia respecto a la fluoración del agua? En primer lugar, permíteme abordar la eficacia. Las CDC atribuyen el pronunciado descenso de la caries dental en Estados Unidos en la segunda mitad del siglo XX a la fluoración del agua, pero se observaron descensos similares en países no fluorados, atribuidos en gran parte a la amplia distribución mundial de dentífricos fluorados. Las mejores pruebas de que disponemos proceden de estudios prospectivos con controles concurrentes, que comparan las tasas de caries a lo largo del tiempo en poblaciones fluoradas y no fluoradas. Hasta la fecha se han realizado más de 100 estudios de este tipo y, en general, la fluoración produce un 35% menos de dientes de leche cariados, perdidos u obturados y un 26% menos de dientes permanentes cariados, perdidos u obturados. Así pues, la fluoración comunitaria ayuda efectivamente a reducir las caries. La pregunta es: ¿a qué precio?, que trataremos a continuación.

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A continuación una aproximación al contenido del audio de este video. Para ver los gráficos, tablas, imágenes o citas a los que Dr. Greger se refiere, ve el video más arriba. La traducción y edición de este contenido ha sido realizada por Gerardo Piña voluntario activo en NutritionFacts.org.

Introducción: En esta serie de cinco partes examino la historia, los beneficios y la seguridad de la fluoración del agua, y por qué he cambiado de opinión al respecto.

Un metaanálisis de todos los estudios sobre las implicaciones para la salud dental de las dietas vegetarianas mostró un número significativamente menor de dientes cariados, dientes perdidos y número de dientes con empastes. Uno de los estudios que contradecía la tendencia y mostraba que los vegetarianos tenían más caries achacaba el exceso de caries al hecho de que los vegetarianos eran significativamente menos propensos a elegir pasta de dientes con flúor, apoyado por el hecho de que los que sí utilizaban pasta de dientes con flúor tenían significativamente menos dientes cariados que los que no lo hacían.

Se cree que el flúor protege los dientes mejorando la estabilidad intrínseca de la estructura mineral del esmalte dental. Un metaanálisis reciente de casi 100 ensayos controlados aleatorizados de dentífricos con flúor en los que participaron más de 10 000 personas encontró pruebas de “alta certeza” de que los dentífricos que contienen la cantidad típica de flúor reducen la caries dental significativamente más que los dentífricos sin flúor, tanto en niños como en adultos. Pero, ¿qué ocurre con la adición de flúor al suministro de agua?

Un consenso médico de autoridades de salud pública de todo el mundo ha considerado que la fluoración del agua a niveles adecuados es un medio seguro y eficaz de prevenir la caries a escala comunitaria. De hecho, los CDC, los Centros de Control y Prevención de Enfermedades de EE.UU., consideraron la fluoración del agua potable como uno de los diez mayores logros de la salud pública del siglo XX. Sin embargo, la fluoración del agua comunitaria ha sido durante mucho tiempo un foco de polémica y polarización. Los activistas contrarios a la fluoración subrayan que no existe ninguna necesidad dietética humana de fluoruro y sostienen que la fluoración del agua no es lo bastante eficaz como para justificar los costos, que pueden incluir riesgos para la salud.

En primer lugar, algunos antecedentes antes de sumergirme en la controversia. El flúor es un elemento mineral de la corteza terrestre que se encuentra de forma natural en la mayoría de los suministros de agua. Esta es una de las razones por las que la fluoración ha resistido desafíos constitucionales. Los tribunales han dictaminado que, más que un medicamento añadido, el flúor puede considerarse un nutriente que se encuentra de forma natural en algunas zonas pero no en otras, y que la fluoración de los suministros de agua es simplemente una cuestión de igualar las condiciones, sobre todo para las comunidades pobres que pueden tener un acceso limitado a la atención dental. La fluoración puede definirse como “el ajuste al alza o a la baja del nivel de contenido de flúor en el agua potable hasta alcanzar un nivel óptimo, suficiente para prevenir las caries pero no suficiente para causar fluorosis”, o cambios estéticos en los dientes.

Todo empezó en 1901 con una investigación sobre la Mancha Marrón de Colorado, unas “grotescas” manchas marrones en los dientes de los habitantes de Colorado Springs. Al mismo tiempo, los dientes afectados por esta afección eran “sorprendente e inexplicablemente resistentes a la caries”. Una vez identificado el flúor como la base de estos cambios, una encuesta nacional sobre los niveles de flúor en el agua potable en la década de 1930 llevó al descubrimiento de que el flúor podía alcanzar niveles en torno a 1 parte por millón sin causar fluorosis grave. Con la esperanza de obtener lo mejor de ambos mundos, Grand Rapids, Michigan, se convirtió en 1945 en la primera ciudad del mundo en fluorar su suministro de agua. Al cabo de 11 años, los índices de caries entre los niños de Grand Rapids se redujeron en más de un 60% y nació un movimiento a favor de la fluoración. Hoy, muchos países fluoran su agua potable. Muchos otros tienen agua fluorada de forma natural o añaden flúor a la leche o a la sal de mesa.

El rechazo a la fluoración empezó casi inmediatamente en Estados Unidos. La obsesión del Coronel Ripper del Dr. Strangelove por la pureza de sus “preciados fluidos corporales” se basaba en teorías conspirativas reales de la derecha del Terror Rojo, según las cuales la fluoración estaba destinada a producir “esclavos imbéciles y ateos” que se inclinarían ante los comunistas.

Las redes sociales actuales también están plagadas de mensajes contra la fluoración. Los estudios han revelado que el 63% de las publicaciones de Instagram relacionadas con el flúor podían clasificarse como antiflúor, el 64% de los tweets de Twitter, el 99% de los vídeos de YouTube y hasta el 100% de los grupos y páginas antiflúor encontrados en Facebook eran antiflúor. Años antes de COVID, la cruzada antifluorización se consideraba un estudio de caso de “pandemias digitales de desinformación sobre salud pública”. El año anterior a COVID, la primera encuesta mundial sobre la crisis de confianza en la ciencia realizada a 140.000 personas de 140 países reveló que sólo el 18% de la humanidad parecía tener un nivel “alto” de confianza en la ciencia. Sin embargo, para mi agradable sorpresa, a pesar de tantos fracasos institucionales, un seguimiento de la encuesta en 2020 descubrió que la confianza en la ciencia en realidad había aumentado después de COVID.

¿Dónde se sitúa la ciencia respecto a la fluoración del agua? En primer lugar, permíteme abordar la eficacia. Las CDC atribuyen el pronunciado descenso de la caries dental en Estados Unidos en la segunda mitad del siglo XX a la fluoración del agua, pero se observaron descensos similares en países no fluorados, atribuidos en gran parte a la amplia distribución mundial de dentífricos fluorados. Las mejores pruebas de que disponemos proceden de estudios prospectivos con controles concurrentes, que comparan las tasas de caries a lo largo del tiempo en poblaciones fluoradas y no fluoradas. Hasta la fecha se han realizado más de 100 estudios de este tipo y, en general, la fluoración produce un 35% menos de dientes de leche cariados, perdidos u obturados y un 26% menos de dientes permanentes cariados, perdidos u obturados. Así pues, la fluoración comunitaria ayuda efectivamente a reducir las caries. La pregunta es: ¿a qué precio?, que trataremos a continuación.

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Gráficos de Avo Media

Nota del Doctor

Como todo en medicina, debemos evaluar los riesgos y los beneficios.

Este es el primer video en una serie de cinco partes sobre la fluoración del agua. Mantente atento para los siguientes:

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