¿Las opciones saludables de comida rápida son una buena elección?

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Agregar una opción saludable en realidad puede llevar a las personas a tomar decisiones aun peores, gracias a una falla alucinante de la psicología humana.

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A continuación una aproximación al contenido del audio de este video. Para ver los gráficos, tablas, imágenes o citas a los que Dr. Greger se refiere, ve el video más arriba. La traducción y edición de este contenido ha sido realizada por Rosario Ribeiro voluntaria activa en NutritionFacts.org.

En 2017, afortunadamente, el etiquetado frontal para el recuento de calorías se hizo obligatorio en las cadenas de restaurantes nacionales. ¿No es bueno que los consumidores tengan conocimientos para decidir cómo comer saludable fuera de sus casas? Es bueno que la información calórica presente en los menús ayude a regular la ingesta de alimentos para mantener los requerimientos energéticos diarios, pero no funcionó. Parece que el etiquetado frontal no es efectivo, ya que en promedio solo disminuye ocho insignificantes calorías por comida. 

Podrías haber deducido eso. ¿Por qué? Justo como uno podría adivinar el valor del semáforo del etiquetado frontal debido a la ferocidad de la respuesta de la industria alimentaria contra este, uno podría calcular la inutilidad del etiquetado de calorías con la facilidad con la que se aprueban las leyes sobre este. McDonald’s empezó a publicar la información calórica voluntariamente a nivel nacional en 2012, luego de que un mandato de etiquetado en Nueva York dictaminara que estas no tenían ningún efecto en las decisiones de los consumidores. Estudios confirman que estos etiquetados podrían aumentar “la idea de preocupación del restaurant por el bienestar de los clientes”, mientras que disminuyen las “críticas” a McDonald’s. 

Al mismo tiempo, McDonald’s anunció la idea de agregar productos de estación al menú. ¿Qué tan cínico tienes que ser para no reconocer que esto es una buena idea? Irónicamente, agregar una opción saludable puede hacer que la gente tome peores decisiones. ¿Listo para sorprenderte? 

Si ofreces como guarnición, algo no saludable como papas fritas o algo más neutral como papas al horno, solo el 10% de las personas con auto-control gastarán en las papas fritas. Bien por ellos. Las papas fritas son tan poco saludables que para promover lo sano, agregas una tercera opción, incluso más saludable que las papas al horno: una ensalada para apelar a su sano juicio. Entonces, en vez de elegir entre la opción indulgente y la más neutral (papas al horno), tienen la opción de elegir el plato indulgente, el neutral, e incluso uno más saludable. Incluso si no todos eligen la ensalada, más personas elegirán las papas al horno (opción neutral) antes que las papas fritas, ¿no? Entonces, ¿cuanto menos se elegirán las papas fritas si se agrega la opción de ensalada? Sorprendentemente, las probabilidades se triplican un 33%. Sin la opción de ensalada, solo uno de cada diez eligieron las papas fritas, pero al tener la ensalada como opción, un tercio eligió las papas fritas. 

Lo mismo pasa cuando ofreces una hamburguesa con queso y tocino, un sandwich de pollo o una hamburguesa vegetariana. En un contexto “sin opción saludable”, donde se ofreció una hamburguesa con queso, un sándwich de pollo y uno de pescado, solo el 17% eligió la hamburguesa. Se cambió el sándwich de pescado por una hamburguesa vegetariana, y la preferencia por la hamburguesa se duplicó a un 37%. ¿Cómo solo ver una opción saludable hace que se elija la opción menos saludable? 

El estudio que describe estos experimentos se llama “Cumplimiento de objetivos indirectos: cuando la mera presencia de una opción saludable irónicamente te lleva a elegir una opción indulgente”. Parece que con solo ver una ensalada o una hamburguesa vegetariana, la gente decide dejar la opción saludable para una próxima vez, dándoles la excusa de consentirse en el momento.

Existe una falla fascinante en la psicología humana llamada efecto de licencia moral. Esto es cuando sin ser conscientes justificamos algo que nos aleja de nuestro objetivo luego de hacer algo que nos estaba acercando al mismo, como comer una dona porque bajaste mucho de peso la semana anterior. Nos premiamos con una indulgencia que nos aleja del objetivo. 

Si se le da a los fumadores “suplementos de vitamina C”, fumarán más cigarrillos que si les das lo que se denomina “placebo”, incluso aunque ambos estén tomando las mismas píldoras de azúcar. El grupo que pensaba que estaba tomando suplementos fumó casi el doble, quizás pensando que como estaban haciendo algo bueno por su salud, podían permitirse “vivir un poco”, lo que en realidad ocasionó que vivan un poco menos.

Podemos ver cómo esto se puede trasladar a nuestro día a día. Aquellos que tomaron placebo pero que creían estar tomando suplementos dietarios no solo tuvieron menos deseo de hacer ejercicio sino que también caminaron un tercio menos. En comparación con los que sabían que tomaban placebo, los que no lo sabían solían elegir comer en un buffet en vez de una “comida saludable y/u orgánica”. ¿Comieron más también? Un importante estudio llamado “El efecto liberador de los suplementos para pérdida de peso en el control nutricional” lo puso a prueba. 

Los pacientes fueron aleatorizados con placebo o un supuesto suplemento para perder peso (que en realidad era el mismo placebo), y luego los observaron de manera encubierta en un buffet. Los que tomaban el “suplemento” no solo comieron más, sino que eligieron comida menos saludable. También comieron 30% más golosinas fingiendo una prueba de degustación y tomaron más refrescos. Entonces, los investigadores concluyeron que “los pacientes que confían en los suplementos dietarios para cuidar su salud pueden pagar un precio extra: la maldición de la indulgencia oficial”.

Repasando, lo que el estudio del cumplimiento de objetivos indirectos agregó es que no solo al acercarnos a un objetivo se justifica la toma de decisiones que nos perjudica, sino que incluso ya considerar el progresar puede tener un efecto similar. Los pacientes del estudio no solo eligieron una opción no saludable, sino la menos saludable de todas. Pensarías que incluso si la gente no elige la ensalada u opción veggie, que haya una opción saludable al menos los alentaría a elegir algo intermedio: no la opción más saludable ni la menos. En cambio, llevó a la gente en la dirección opuesta. 

Comparado con la “opción no saludable” de oreos bañadas en chocolate, oreos normales u oreos golden, agregar una opción de oreos bajas en calorías solo duplicó la probabilidad de que los pacientes eligieran la opción indulgente de oreos bañadas en chocolate. Esto se atribuye a otra singularidad ilógica de la psicología humana llamada vulgarmente “el efecto what the hell”. Esto es cuando una galleta prohibida hace que te comas el paquete entero. Una vez que incumpliste tu objetivo, ¿por qué no incumplirlo totalmente? Entonces, si decides comer una ensalada la próxima vez y decides darte el gusto solo esta vez, seguramente elijas la opción más indulgente. 

El efecto halo de la comida saludable puede incluso modificar nuestras percepciones. Muéstrale a la gente consciente de su peso solo una hamburguesa, y pídeles que estimen el numero de calorias, y la respuesta promedio será 734 calorias. Ahora muéstrales la misma hamburguesa acompañada de tres apios, y dirán que el total de calorías es 619. ¿Habrán pensado que el apio tiene calorías negativas? No, la mayoría sabe que el apio también tiene calorías, pero la combinación de la hamburguesa con el apio hace que la hamburguesa parezca más saludable. Lo mismo pasa cuando se agrega una manzana a un sándwich de waffle con tocino y queso, o una ensalada a un chili con carne, o zanahorias a un cheese steak. Alrededor de 100 calorías parecen desaparecer. El efecto halo podría explicar porque la gente pide postes y bebidas azucaradas con un sándwich “saludable” en Subway, en vez de una BigMac en McDonald’s, incluso aunque el sandwich que se usó en el estudio con jamón, salami y pepperoni tenía 50% más calorías. 

Incluso una referencia a la comida saludable puede lograrlo. Muestrale a la gente una foto de una BigMac y la gente calcula que tiene 646 calorías. Ahora, agrega las palabras: “por tu salud, come al menos 5 frutas y verduras al día”, y de repente, la misma hamburguesa en la misma publicidad parece tener solo 503 calorías. Solo ofrecer o promocionar ensaladas y frutas puede hacer que elogien a McDonald’s y que se incremente la confianza de los clientes irónicamente – sin ayudar a su salud.

A continuación una aproximación al contenido del audio de este video. Para ver los gráficos, tablas, imágenes o citas a los que Dr. Greger se refiere, ve el video más arriba. La traducción y edición de este contenido ha sido realizada por Rosario Ribeiro voluntaria activa en NutritionFacts.org.

En 2017, afortunadamente, el etiquetado frontal para el recuento de calorías se hizo obligatorio en las cadenas de restaurantes nacionales. ¿No es bueno que los consumidores tengan conocimientos para decidir cómo comer saludable fuera de sus casas? Es bueno que la información calórica presente en los menús ayude a regular la ingesta de alimentos para mantener los requerimientos energéticos diarios, pero no funcionó. Parece que el etiquetado frontal no es efectivo, ya que en promedio solo disminuye ocho insignificantes calorías por comida. 

Podrías haber deducido eso. ¿Por qué? Justo como uno podría adivinar el valor del semáforo del etiquetado frontal debido a la ferocidad de la respuesta de la industria alimentaria contra este, uno podría calcular la inutilidad del etiquetado de calorías con la facilidad con la que se aprueban las leyes sobre este. McDonald’s empezó a publicar la información calórica voluntariamente a nivel nacional en 2012, luego de que un mandato de etiquetado en Nueva York dictaminara que estas no tenían ningún efecto en las decisiones de los consumidores. Estudios confirman que estos etiquetados podrían aumentar “la idea de preocupación del restaurant por el bienestar de los clientes”, mientras que disminuyen las “críticas” a McDonald’s. 

Al mismo tiempo, McDonald’s anunció la idea de agregar productos de estación al menú. ¿Qué tan cínico tienes que ser para no reconocer que esto es una buena idea? Irónicamente, agregar una opción saludable puede hacer que la gente tome peores decisiones. ¿Listo para sorprenderte? 

Si ofreces como guarnición, algo no saludable como papas fritas o algo más neutral como papas al horno, solo el 10% de las personas con auto-control gastarán en las papas fritas. Bien por ellos. Las papas fritas son tan poco saludables que para promover lo sano, agregas una tercera opción, incluso más saludable que las papas al horno: una ensalada para apelar a su sano juicio. Entonces, en vez de elegir entre la opción indulgente y la más neutral (papas al horno), tienen la opción de elegir el plato indulgente, el neutral, e incluso uno más saludable. Incluso si no todos eligen la ensalada, más personas elegirán las papas al horno (opción neutral) antes que las papas fritas, ¿no? Entonces, ¿cuanto menos se elegirán las papas fritas si se agrega la opción de ensalada? Sorprendentemente, las probabilidades se triplican un 33%. Sin la opción de ensalada, solo uno de cada diez eligieron las papas fritas, pero al tener la ensalada como opción, un tercio eligió las papas fritas. 

Lo mismo pasa cuando ofreces una hamburguesa con queso y tocino, un sandwich de pollo o una hamburguesa vegetariana. En un contexto “sin opción saludable”, donde se ofreció una hamburguesa con queso, un sándwich de pollo y uno de pescado, solo el 17% eligió la hamburguesa. Se cambió el sándwich de pescado por una hamburguesa vegetariana, y la preferencia por la hamburguesa se duplicó a un 37%. ¿Cómo solo ver una opción saludable hace que se elija la opción menos saludable? 

El estudio que describe estos experimentos se llama “Cumplimiento de objetivos indirectos: cuando la mera presencia de una opción saludable irónicamente te lleva a elegir una opción indulgente”. Parece que con solo ver una ensalada o una hamburguesa vegetariana, la gente decide dejar la opción saludable para una próxima vez, dándoles la excusa de consentirse en el momento.

Existe una falla fascinante en la psicología humana llamada efecto de licencia moral. Esto es cuando sin ser conscientes justificamos algo que nos aleja de nuestro objetivo luego de hacer algo que nos estaba acercando al mismo, como comer una dona porque bajaste mucho de peso la semana anterior. Nos premiamos con una indulgencia que nos aleja del objetivo. 

Si se le da a los fumadores “suplementos de vitamina C”, fumarán más cigarrillos que si les das lo que se denomina “placebo”, incluso aunque ambos estén tomando las mismas píldoras de azúcar. El grupo que pensaba que estaba tomando suplementos fumó casi el doble, quizás pensando que como estaban haciendo algo bueno por su salud, podían permitirse “vivir un poco”, lo que en realidad ocasionó que vivan un poco menos.

Podemos ver cómo esto se puede trasladar a nuestro día a día. Aquellos que tomaron placebo pero que creían estar tomando suplementos dietarios no solo tuvieron menos deseo de hacer ejercicio sino que también caminaron un tercio menos. En comparación con los que sabían que tomaban placebo, los que no lo sabían solían elegir comer en un buffet en vez de una “comida saludable y/u orgánica”. ¿Comieron más también? Un importante estudio llamado “El efecto liberador de los suplementos para pérdida de peso en el control nutricional” lo puso a prueba. 

Los pacientes fueron aleatorizados con placebo o un supuesto suplemento para perder peso (que en realidad era el mismo placebo), y luego los observaron de manera encubierta en un buffet. Los que tomaban el “suplemento” no solo comieron más, sino que eligieron comida menos saludable. También comieron 30% más golosinas fingiendo una prueba de degustación y tomaron más refrescos. Entonces, los investigadores concluyeron que “los pacientes que confían en los suplementos dietarios para cuidar su salud pueden pagar un precio extra: la maldición de la indulgencia oficial”.

Repasando, lo que el estudio del cumplimiento de objetivos indirectos agregó es que no solo al acercarnos a un objetivo se justifica la toma de decisiones que nos perjudica, sino que incluso ya considerar el progresar puede tener un efecto similar. Los pacientes del estudio no solo eligieron una opción no saludable, sino la menos saludable de todas. Pensarías que incluso si la gente no elige la ensalada u opción veggie, que haya una opción saludable al menos los alentaría a elegir algo intermedio: no la opción más saludable ni la menos. En cambio, llevó a la gente en la dirección opuesta. 

Comparado con la “opción no saludable” de oreos bañadas en chocolate, oreos normales u oreos golden, agregar una opción de oreos bajas en calorías solo duplicó la probabilidad de que los pacientes eligieran la opción indulgente de oreos bañadas en chocolate. Esto se atribuye a otra singularidad ilógica de la psicología humana llamada vulgarmente “el efecto what the hell”. Esto es cuando una galleta prohibida hace que te comas el paquete entero. Una vez que incumpliste tu objetivo, ¿por qué no incumplirlo totalmente? Entonces, si decides comer una ensalada la próxima vez y decides darte el gusto solo esta vez, seguramente elijas la opción más indulgente. 

El efecto halo de la comida saludable puede incluso modificar nuestras percepciones. Muéstrale a la gente consciente de su peso solo una hamburguesa, y pídeles que estimen el numero de calorias, y la respuesta promedio será 734 calorias. Ahora muéstrales la misma hamburguesa acompañada de tres apios, y dirán que el total de calorías es 619. ¿Habrán pensado que el apio tiene calorías negativas? No, la mayoría sabe que el apio también tiene calorías, pero la combinación de la hamburguesa con el apio hace que la hamburguesa parezca más saludable. Lo mismo pasa cuando se agrega una manzana a un sándwich de waffle con tocino y queso, o una ensalada a un chili con carne, o zanahorias a un cheese steak. Alrededor de 100 calorías parecen desaparecer. El efecto halo podría explicar porque la gente pide postes y bebidas azucaradas con un sándwich “saludable” en Subway, en vez de una BigMac en McDonald’s, incluso aunque el sandwich que se usó en el estudio con jamón, salami y pepperoni tenía 50% más calorías. 

Incluso una referencia a la comida saludable puede lograrlo. Muestrale a la gente una foto de una BigMac y la gente calcula que tiene 646 calorías. Ahora, agrega las palabras: “por tu salud, come al menos 5 frutas y verduras al día”, y de repente, la misma hamburguesa en la misma publicidad parece tener solo 503 calorías. Solo ofrecer o promocionar ensaladas y frutas puede hacer que elogien a McDonald’s y que se incremente la confianza de los clientes irónicamente – sin ayudar a su salud.

Gráficos de Avo Media

Nota del Doctor

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Hablaré más sobre la comida chatarra en ¿Cómo se ganó la lucha para prohibir las grasas trans?Se pone a prueba la comida chatarra ultraprocesada.

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