El mejor alimento para prevenir las infecciones infantiles comunes

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En un estudio aleatorizado, doble ciego y comparativo con placebo, se ha puesto a prueba si la cantidad de betaglucano presente en tan solo un espolvoreo de levadura nutricional al día podría ayudar a prevenir las infecciones típicas de la infancia.

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A continuación una aproximación al contenido del audio de este video. Para ver los gráficos, tablas, imágenes o citas a los que Dr. Greger se refiere, ve el video más arriba. La traducción de este contenido ha sido realizada por Elisabel Gómez, voluntaria activa de NutritionFacts.org.

En 1989, el ahora difunto Charles Janeway dio una charla que vendría a revolucionar lo que hasta entonces sabíamos acerca del sistema inmunitario. Sugirió que todos debemos de tener una primera línea de defensa o inmunidad innata que nos viene del pasado. Las vacunas ya llevaban con nosotros varios siglos, y sabíamos que nuestro cuerpo tiene la capacidad de reconocer infecciones que hemos tenido en el pasado, pero Charles concluyó que eso no era suficiente y que nuestro cuerpo debe de haber evolucionado de tal forma que es capaz de reconocer invasores extraños incluso cuando nos invaden por primera vez. Sugirió que la forma en que las células inmunitarias son capaces de distinguir entre ellas mismas y otras células (es decir, pueden diferenciar nuestras propias células de los microbios que nos invaden) podría deberse a la presencia de receptores capaces de reconocer ciertas estructuras. En otras palabras, nacemos con la capacidad de “reconocer las características de la estructura de las bacterias”. Por ejemplo, hay un componente único en la pared celular de los hongos, el betaglucano, que por naturaleza estimula nuestro sistema inmunitario. Nuestras células no son capaces de producir betaglucano, pero hay hongos patógenos, como la cándida, que sí lo hacen. La cándida es un tipo de levadura que puede causar septicemias (infecciones sanguíneas) graves, por lo que está genial que nuestro sistema inmunitario la pueda reconocer desde el primer momento. Claro, también puedes estimular tu sistema inmunitario si te inyectas cándida en las venas, pero esto podría causar la muerte. Por suerte para nosotros, las levaduras que no causan enfermedades, como las Saccharomyces cerevisiae, las cuales incluyen la levadura de panadería, la levadura de cerveza y la levadura nutricional, tienen las mismas características moleculares que el betaglucano. La industria farmacológica le está sacando el máximo partido a esta “potente respuesta inmunoestimuladora” para desarrollar nuevas terapias contra infecciones y cánceres, pero ¿tienen que inyectarse por vena necesariamente? ¿Qué ocurre si directamente consumimos levadura nutricional? 

El tubo digestivo es la parte de nuestro cuerpo que más contacto tiene con el mundo exterior. De hecho, el área de la superficie expuesta es mayor que la de los pulmones y la piel juntos, por lo que no es de extrañar que la mayor parte de las células inmunitarias se encuentren en la pared intestinal. Pero no se quedan ahí quietas. Una vez puestas sobre aviso acerca de lo que sucede en el intestino, ya pueden ir a defender otras partes del cuerpo. Esa es la razón por la que, si administramos una vacuna contra el cólera por vía oral, por ejemplo, acabamos con células inmunitarias anticoléricas en las glándulas salivales. Estas llenan la saliva de anticuerpos con el fin de protegernos de la infección.

¿Y si espolvoreamos levadura nutricional en las palomitas de nuestros hijos, a modo de snack? ¿Podría esto ayudar a reforzar sus defensas? Los adultos tendemos a resfriarnos un par de veces al año, pero los niños en edad escolar suelen resfriarse cada dos meses. ¿Hay algo que podamos hacer al respecto? La medicina moderna no tiene una solución para el resfriado común. Aun así, los médicos suelen recetar antibióticos muy a menudo, lo que puede causar más perjuicios que beneficios. “Está claro que se necesita un tratamiento efectivo, seguro y asequible… [y] el betaglucano podría ser la solución perfecta”. Aunque claro, no se sabe con certeza hasta que se pone a prueba. 

Los investigadores realizaron un estudio aleatorizado, doble ciego y comparativo con placebo en el que utilizaron alrededor de una media cucharadita de betaglucano proveniente de levadura nutricional en niños que sufrían infecciones respiratorias de manera recurrente. Después de un mes, como puedes ver en el minuto 3:17 de mi video, los niveles de lisocima en la saliva eran considerablemente más altos que aquellos en el grupo de referencia. (La lisocima o lisozima es una importante enzima con efecto protector que está presente en los ojos, la nariz y la boca.) Sin embargo, en un estudio posterior bastante más grande se halló justo lo contrario: los niveles de lisocima en la saliva se vieron reducidos. Y, aunque los investigadores aseguraron que esto estuvo “acompañado de importantes mejorías en la salud física general de los individuos que se sometieron a las pruebas”, no se presentó información específica al respecto. La única razón por la que nos interesaban los niveles de lisocima era porque teníamos la esperanza de que esto se tradujera en un menor número de infecciones, pero nunca se habían hecho este tipo de estudios… hasta ahora.

Se llevó a cabo un estudio aleatorizado, doble ciego y comparativo con placebo para averiguar si el betaglucano presente en una pequeña cantidad de levadura nutricional en polvo al día podría reducir el número de episodios de enfermedades que se dan normalmente en la infancia. “Durante el estudio, que duró 12 semanas, el 85 % de los niños del grupo de placebo sufrieron uno o más episodios de alguna enfermedad infecciosa”. Si vas al minuto 4:19 de mi video lo podrás ver de manera gráfica: de los que recibieron el placebo, el 85 % se puso enfermo; pero en los que tomaron una octava parte de una cucharita de betaglucano al día en forma de levadura en polvo, o incluso una decimosexta parte, los episodios se vieron reducidos a la mitad. Y los que tomaron levadura nutricional y contrajeron un resfriado tan solo tuvieron síntomas unos tres días, mientras que aquellos en el grupo de placebo estuvieron enfermos unos nueve días.

Los investigadores concluyeron que, si damos betaglucano a nuestros hijos, la “incidencia y gravedad de enfermedades infecciosas durante la temporada de la gripe y los resfriados podrían verse reducidas, lo cual también supondría un alivio para los padres, al no tener que cargar constantemente con el cuidado de hijos enfermos”.

Considera ser voluntario/a para ayudar en la página web.

Iconos creados por Alex Tai, Aleksandr Vector, Juan Pablo Bravo y Agniraj Chatterji del The Noun Project.

Crédito de la imagen: Amanda Burk. La imagen ha sido modificada.

Animaciones de Avocado Video

A continuación una aproximación al contenido del audio de este video. Para ver los gráficos, tablas, imágenes o citas a los que Dr. Greger se refiere, ve el video más arriba. La traducción de este contenido ha sido realizada por Elisabel Gómez, voluntaria activa de NutritionFacts.org.

En 1989, el ahora difunto Charles Janeway dio una charla que vendría a revolucionar lo que hasta entonces sabíamos acerca del sistema inmunitario. Sugirió que todos debemos de tener una primera línea de defensa o inmunidad innata que nos viene del pasado. Las vacunas ya llevaban con nosotros varios siglos, y sabíamos que nuestro cuerpo tiene la capacidad de reconocer infecciones que hemos tenido en el pasado, pero Charles concluyó que eso no era suficiente y que nuestro cuerpo debe de haber evolucionado de tal forma que es capaz de reconocer invasores extraños incluso cuando nos invaden por primera vez. Sugirió que la forma en que las células inmunitarias son capaces de distinguir entre ellas mismas y otras células (es decir, pueden diferenciar nuestras propias células de los microbios que nos invaden) podría deberse a la presencia de receptores capaces de reconocer ciertas estructuras. En otras palabras, nacemos con la capacidad de “reconocer las características de la estructura de las bacterias”. Por ejemplo, hay un componente único en la pared celular de los hongos, el betaglucano, que por naturaleza estimula nuestro sistema inmunitario. Nuestras células no son capaces de producir betaglucano, pero hay hongos patógenos, como la cándida, que sí lo hacen. La cándida es un tipo de levadura que puede causar septicemias (infecciones sanguíneas) graves, por lo que está genial que nuestro sistema inmunitario la pueda reconocer desde el primer momento. Claro, también puedes estimular tu sistema inmunitario si te inyectas cándida en las venas, pero esto podría causar la muerte. Por suerte para nosotros, las levaduras que no causan enfermedades, como las Saccharomyces cerevisiae, las cuales incluyen la levadura de panadería, la levadura de cerveza y la levadura nutricional, tienen las mismas características moleculares que el betaglucano. La industria farmacológica le está sacando el máximo partido a esta “potente respuesta inmunoestimuladora” para desarrollar nuevas terapias contra infecciones y cánceres, pero ¿tienen que inyectarse por vena necesariamente? ¿Qué ocurre si directamente consumimos levadura nutricional? 

El tubo digestivo es la parte de nuestro cuerpo que más contacto tiene con el mundo exterior. De hecho, el área de la superficie expuesta es mayor que la de los pulmones y la piel juntos, por lo que no es de extrañar que la mayor parte de las células inmunitarias se encuentren en la pared intestinal. Pero no se quedan ahí quietas. Una vez puestas sobre aviso acerca de lo que sucede en el intestino, ya pueden ir a defender otras partes del cuerpo. Esa es la razón por la que, si administramos una vacuna contra el cólera por vía oral, por ejemplo, acabamos con células inmunitarias anticoléricas en las glándulas salivales. Estas llenan la saliva de anticuerpos con el fin de protegernos de la infección.

¿Y si espolvoreamos levadura nutricional en las palomitas de nuestros hijos, a modo de snack? ¿Podría esto ayudar a reforzar sus defensas? Los adultos tendemos a resfriarnos un par de veces al año, pero los niños en edad escolar suelen resfriarse cada dos meses. ¿Hay algo que podamos hacer al respecto? La medicina moderna no tiene una solución para el resfriado común. Aun así, los médicos suelen recetar antibióticos muy a menudo, lo que puede causar más perjuicios que beneficios. “Está claro que se necesita un tratamiento efectivo, seguro y asequible… [y] el betaglucano podría ser la solución perfecta”. Aunque claro, no se sabe con certeza hasta que se pone a prueba. 

Los investigadores realizaron un estudio aleatorizado, doble ciego y comparativo con placebo en el que utilizaron alrededor de una media cucharadita de betaglucano proveniente de levadura nutricional en niños que sufrían infecciones respiratorias de manera recurrente. Después de un mes, como puedes ver en el minuto 3:17 de mi video, los niveles de lisocima en la saliva eran considerablemente más altos que aquellos en el grupo de referencia. (La lisocima o lisozima es una importante enzima con efecto protector que está presente en los ojos, la nariz y la boca.) Sin embargo, en un estudio posterior bastante más grande se halló justo lo contrario: los niveles de lisocima en la saliva se vieron reducidos. Y, aunque los investigadores aseguraron que esto estuvo “acompañado de importantes mejorías en la salud física general de los individuos que se sometieron a las pruebas”, no se presentó información específica al respecto. La única razón por la que nos interesaban los niveles de lisocima era porque teníamos la esperanza de que esto se tradujera en un menor número de infecciones, pero nunca se habían hecho este tipo de estudios… hasta ahora.

Se llevó a cabo un estudio aleatorizado, doble ciego y comparativo con placebo para averiguar si el betaglucano presente en una pequeña cantidad de levadura nutricional en polvo al día podría reducir el número de episodios de enfermedades que se dan normalmente en la infancia. “Durante el estudio, que duró 12 semanas, el 85 % de los niños del grupo de placebo sufrieron uno o más episodios de alguna enfermedad infecciosa”. Si vas al minuto 4:19 de mi video lo podrás ver de manera gráfica: de los que recibieron el placebo, el 85 % se puso enfermo; pero en los que tomaron una octava parte de una cucharita de betaglucano al día en forma de levadura en polvo, o incluso una decimosexta parte, los episodios se vieron reducidos a la mitad. Y los que tomaron levadura nutricional y contrajeron un resfriado tan solo tuvieron síntomas unos tres días, mientras que aquellos en el grupo de placebo estuvieron enfermos unos nueve días.

Los investigadores concluyeron que, si damos betaglucano a nuestros hijos, la “incidencia y gravedad de enfermedades infecciosas durante la temporada de la gripe y los resfriados podrían verse reducidas, lo cual también supondría un alivio para los padres, al no tener que cargar constantemente con el cuidado de hijos enfermos”.

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Crédito de la imagen: Amanda Burk. La imagen ha sido modificada.

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Nota del Doctor

Aunque la levadura nutricional puede hacer más cosas:

Pero hay otros alimentos que también ayudan con la función inmunitaria:

Eso sí, hay quienes no deberían tomar levadura nutricional:

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