Cómo responde la industria alimentaria a los “obsesionados con la comida sana”.
Flashback Friday: La industria del azúcar intenta manipular a la ciencia
A continuación una aproximación al contenido del audio de este video. Para ver los gráficos, tablas, imágenes o citas a los que Dr. Greger se refiere, ve el video más arriba. La traducción y edición de este contenido ha sido realizada por Daniela Wiegrebe y Leslie Salas voluntarios activos en NutritionFacts.org.
“Las empresas están legalmente obligadas a maximizar las ganancias de sus accionistas y, por lo tanto, tienen que oponerse a las políticas de salud pública que podrían amenazar dichas ganancias”. Así es como funciona el sistema. “Evidencia inequívoca señala que para lograr esto, diversas industrias de productos que pueden dañar la salud han trabajado sistemáticamente para subvertir el proceso científico”.
Uno de estos casos es el de la industria del azúcar. Documentos internos muestran que había preocupación por la posibilidad de que los aficionados a la comida sana se volvieran una amenaza activa para la industria. El azúcar estaba siendo atacada, “y gran parte del pobre y desafortunado público se estaba tragando información errónea transmitida por propagandistas”. ¿Qué decían libros como Pure, White and Deadly de John Yudkin? “La propaganda nos advierte es que el azúcar no es un alimento esencial”. ¡Oh! ¡No! ¿Cómo se atreven a decir que el azúcar no es un alimento esencial? Luego van a empezar a decir que en realidad no es un alimento. Y esa era precisamente la línea que seguía la industria del azúcar, decir que el azúcar es un alimento barato y seguro. Estas aseveraciones provenían del fundador y presidente del Departamento de Nutrición de Harvard, Fredrick Stare, conocido durante mucho tiempo como el nutricionista de Harvard que estaba a favor del azúcar.
La industria azucarera no solo trató de influir en la dirección de la investigación dental, sino también en la de las enfermedades del corazón, pagando a Stare y a sus colegas para que escribieran una revisión de la literatura que ayudara a minimizar cualquier riesgo asociado al azúcar. Para ser justos, todo esto ocurrió cinco años antes de que nos diéramos cuenta de que los triglicéridos también eran un factor de riesgo independiente, que va más allá del colesterol. La razón principal por la que la atención se mantuvo enfocada en las grasas saturadas no se debe al poder de la industria del azúcar; simplemente no había tantos datos para apoyar estas observaciones.
De hecho, a “las aún más poderosas industrias de la carne y de los lácteos” les encantó que la atención se centrara en el azúcar. ¿Quién crees que patrocinó a Yudkin? De hecho, en la primera página de Pure, White and Deadly, Yudkin agradece a todas las compañías farmaceúticas y de alimentos que le brindaron un apoyo tan generoso y constante. ¿Quién pagó por la gira de conferencias de Yudkin? La industria del huevo, por supuesto, para tratar de quitarle algo de calor al tema del colesterol.
Hegsted, uno de los coautores de la revisión financiada no escribió cosas exactamente positivas de la industria. Recomendó que las personas redujeran todos los factores de riesgo: menos carne, menos grasa saturada, menos colesterol, menos azúcar y menos sal. No fue la industria del azúcar la que lo despidió por decir la verdad; fue la industria de la carne.
La industria del azúcar pudo ocultar su financiamiento porque el New England Journal of Medicine no exigió la divulgación de conflictos de intereses hasta 17 años después. Estos investigadores sugirieron que “los responsables de la formulación de políticas deberían considerar otorgar menos peso a estudios financiados por las industrias alimenticias”. Pero, ¿por qué la industria financia estudios? Cuando se trata de la manipulación corporativa de la investigación, en última instancia, los conflictos de intereses no solo necesitan ser declarados y gestionados, sino que deberían ser regulados, e idealmente, eliminados.
Es posible que las cosas no cambien hasta que los investigadores de la salud pública se nieguen a aceptar dinero proveniente de la industria de la comida chatarra. Funcionó con la industria del tabaco. Muchas instituciones médicas y de salud pública de prestigio han prohibido la financiación proveniente de las tabacaleras.
Pero, espera, ¿no pueden los científicos seguir siendo objetivos e imparciales independientemente de la fuente de su financiamiento? Aparentemente no, ya que se ha demostrado que las investigaciones financiadas por la industria tienen hasta 88 veces más probabilidades de producir resultados favorables para los financiadores. De otra forma, es difícil de creer que las corporaciones solo regalen dinero porque sí.
El ejemplo clásico es el de la Academia Americana de Odontología Pediátrica, que aceptó una subvención de un millón de dólares de Coca-Cola. Antes de la subvención, su posición oficial era que “el consumo frecuente de bebidas azucaradas puede ser un factor importante en la… iniciación y progresión de las cavidades dentales”. Pero, después de la subvención, su posición cambió a “la evidencia científica no es clara sobre el papel exacto que juegan los refrescos”. Como lo expresó el Proyecto de Integridad en la Ciencia del Centro de Ciencia para el Interés Público (CSPI, por sus siglas en inglés): “¡Un millón de dólares sí que hace la diferencia!”
Considera ser voluntario/a para ayudar en la página web.
Créditos de la imagen: Big Sugar’s Sweet Little Lies, Gary Taubes and Cristin Kearns Couzens, Mother Jones November/December 2012 Issue y 422737 vía pixabay. Las imágenes han sido modificadas.
Gráficos de Avocado Video.
A continuación una aproximación al contenido del audio de este video. Para ver los gráficos, tablas, imágenes o citas a los que Dr. Greger se refiere, ve el video más arriba. La traducción y edición de este contenido ha sido realizada por Daniela Wiegrebe y Leslie Salas voluntarios activos en NutritionFacts.org.
“Las empresas están legalmente obligadas a maximizar las ganancias de sus accionistas y, por lo tanto, tienen que oponerse a las políticas de salud pública que podrían amenazar dichas ganancias”. Así es como funciona el sistema. “Evidencia inequívoca señala que para lograr esto, diversas industrias de productos que pueden dañar la salud han trabajado sistemáticamente para subvertir el proceso científico”.
Uno de estos casos es el de la industria del azúcar. Documentos internos muestran que había preocupación por la posibilidad de que los aficionados a la comida sana se volvieran una amenaza activa para la industria. El azúcar estaba siendo atacada, “y gran parte del pobre y desafortunado público se estaba tragando información errónea transmitida por propagandistas”. ¿Qué decían libros como Pure, White and Deadly de John Yudkin? “La propaganda nos advierte es que el azúcar no es un alimento esencial”. ¡Oh! ¡No! ¿Cómo se atreven a decir que el azúcar no es un alimento esencial? Luego van a empezar a decir que en realidad no es un alimento. Y esa era precisamente la línea que seguía la industria del azúcar, decir que el azúcar es un alimento barato y seguro. Estas aseveraciones provenían del fundador y presidente del Departamento de Nutrición de Harvard, Fredrick Stare, conocido durante mucho tiempo como el nutricionista de Harvard que estaba a favor del azúcar.
La industria azucarera no solo trató de influir en la dirección de la investigación dental, sino también en la de las enfermedades del corazón, pagando a Stare y a sus colegas para que escribieran una revisión de la literatura que ayudara a minimizar cualquier riesgo asociado al azúcar. Para ser justos, todo esto ocurrió cinco años antes de que nos diéramos cuenta de que los triglicéridos también eran un factor de riesgo independiente, que va más allá del colesterol. La razón principal por la que la atención se mantuvo enfocada en las grasas saturadas no se debe al poder de la industria del azúcar; simplemente no había tantos datos para apoyar estas observaciones.
De hecho, a “las aún más poderosas industrias de la carne y de los lácteos” les encantó que la atención se centrara en el azúcar. ¿Quién crees que patrocinó a Yudkin? De hecho, en la primera página de Pure, White and Deadly, Yudkin agradece a todas las compañías farmaceúticas y de alimentos que le brindaron un apoyo tan generoso y constante. ¿Quién pagó por la gira de conferencias de Yudkin? La industria del huevo, por supuesto, para tratar de quitarle algo de calor al tema del colesterol.
Hegsted, uno de los coautores de la revisión financiada no escribió cosas exactamente positivas de la industria. Recomendó que las personas redujeran todos los factores de riesgo: menos carne, menos grasa saturada, menos colesterol, menos azúcar y menos sal. No fue la industria del azúcar la que lo despidió por decir la verdad; fue la industria de la carne.
La industria del azúcar pudo ocultar su financiamiento porque el New England Journal of Medicine no exigió la divulgación de conflictos de intereses hasta 17 años después. Estos investigadores sugirieron que “los responsables de la formulación de políticas deberían considerar otorgar menos peso a estudios financiados por las industrias alimenticias”. Pero, ¿por qué la industria financia estudios? Cuando se trata de la manipulación corporativa de la investigación, en última instancia, los conflictos de intereses no solo necesitan ser declarados y gestionados, sino que deberían ser regulados, e idealmente, eliminados.
Es posible que las cosas no cambien hasta que los investigadores de la salud pública se nieguen a aceptar dinero proveniente de la industria de la comida chatarra. Funcionó con la industria del tabaco. Muchas instituciones médicas y de salud pública de prestigio han prohibido la financiación proveniente de las tabacaleras.
Pero, espera, ¿no pueden los científicos seguir siendo objetivos e imparciales independientemente de la fuente de su financiamiento? Aparentemente no, ya que se ha demostrado que las investigaciones financiadas por la industria tienen hasta 88 veces más probabilidades de producir resultados favorables para los financiadores. De otra forma, es difícil de creer que las corporaciones solo regalen dinero porque sí.
El ejemplo clásico es el de la Academia Americana de Odontología Pediátrica, que aceptó una subvención de un millón de dólares de Coca-Cola. Antes de la subvención, su posición oficial era que “el consumo frecuente de bebidas azucaradas puede ser un factor importante en la… iniciación y progresión de las cavidades dentales”. Pero, después de la subvención, su posición cambió a “la evidencia científica no es clara sobre el papel exacto que juegan los refrescos”. Como lo expresó el Proyecto de Integridad en la Ciencia del Centro de Ciencia para el Interés Público (CSPI, por sus siglas en inglés): “¡Un millón de dólares sí que hace la diferencia!”
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Créditos de la imagen: Big Sugar’s Sweet Little Lies, Gary Taubes and Cristin Kearns Couzens, Mother Jones November/December 2012 Issue y 422737 vía pixabay. Las imágenes han sido modificadas.
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Flashback Friday: La industria del azúcar intenta manipular a la ciencia
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URLNota del Doctor
La influencia de la industria en la investigación no es un tema nuevo aquí en NutritionFacts.org. He cubierto temas similares de una variedad de industrias en:
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