El salmón atlántico de granja, el tipo de salmón más común en restaurantes y supermercados, podría ser la principal fuente de contaminantes tóxicos en nuestras dietas.
Nuestra grasa y los contaminantes del salmón
Este estudio a nivel nacional sobre toxinas industriales y diabetes fue publicado en 2006. Desde entonces, investigadores de Harvard han reportado un vínculo entre compuesto orgánicos persistentes como el hexaclorobenceno y la diabetes según su Estudio de la salud de enfermera(o)s [voluntaria(o)s]. Esta conclusión ha sido respaldada por el análisis que realizaron de otros seis estudios publicados desde el 2006, los cuales mostraron el mismo resultado. Los autores sugieren que la acumulación y la exposición continúe a estos compuestos orgánicos persistentes puede suponer un factor de riesgo importante para el desarrollo de diabetes.
¿En dónde se encuentra el hexaclorobenceno? En una inspección de supermercado en EE.UU., el salmón y las sardinas fueron los más contaminados con hexaclorobenceno, siendo el salmón el alimento más contaminado de todos.
Tal vez la fuente principal de contaminantes podría provenir del salmón de granja que tiene en promedio casi diez veces más PCBs que un salmón silvestre.
Pero, espera un momento. Dado que muchos de estos químicos se prohibieron en los 70s, los niveles en las personas han ido disminuyendo, mientras que las tasas de diabetes han ido aumentando. Entonces, ¿cómo podría causar diabetes la exposición a estos contaminantes? El misterio puede ser explicado por la epidemia de obesidad en los EE.UU. Los autores del estudio demostraron que el vínculo entre estas toxinas y la diabetes era mucho más estrecho en personas con obesidad que en personas delgadas. Cuando la grasa corporal aumenta, la retención y la toxicidad de contaminantes asociados con el riesgo de desarrollar diabetes también pueden ser mayores.
Así que no sólo estamos expuestos al comer la grasa de otros animales. Nuestra propia grasa puede ser una fuente continua de exposición interna debido a que estos compuestos orgánicos persistentes son liberados lentamente pero de forma continua de nuestras propias reservas de grasa hacia nuestra circulación.
Y no por nada se conocen como compuestos orgánicos [contaminantes] persistentes. Estos químicos tienen una vida media larga y las personas que consumen salmón de granja regularmente (incluso sólo una vez al mes) podrían no sólo consumir altas concentraciones de contaminantes, sino que algunas de estas sustancias podrían tardar entre 50 y 75 años para ser desechados del cuerpo.
¿Qué pasa con el mercurio en el pescado? Las personas diabéticas parecen tener niveles más altos de mercurio en el cuerpo. Estos son los niveles de mercurio en muestras de cabello de personas sanas; estos son los niveles en pacientes con diabetes o hipertensión. Pero el mercurio por sí solo no parece aumentar el riesgo de desarrollar diabetes. Puede que sea la exposición simultánea a dioxinas y mercurio lo que aumente el riesgo. Así que debe preocuparnos que los límites seguros de dioxinas y mercurio considerados individualmente puedan subestimar el riesgo que poseen consumidos juntos en pescados y mariscos.
Y después, una vez que desarrollamos diabetes, acumular altos niveles de contaminantes puede estar vinculado a tener un mayor riesgo de padecer complicaciones diabéticas.
Así, mientras que la industria farmacéutica trabaja en desarrollar medicamentos para ayudar a controlar los efectos de estos contaminantes, una mejor estrategia podría ser no consumir tantos contaminantes en primer lugar.
Por desgracia, hemos contaminado tanto a nuestro planeta que es imposible evitarlos por completo. De algo tenemos que alimentarnos, pero algunos alimentos están más contaminados que otros. La exposición a estos contaminantes se da mayormente por el consumo de grasa animal. Los niveles más altos se encuentran en pescados ricos en grasa como el salmón. El salmón atlántico de granja podría ser la fuente principal de estos contaminantes y ese es el tipo de salmón que se encuentra comúnmente en supermercados y restaurantes.
Se escucha a los profesionales advertir a mujeres embarazadas sobre la importancia de evitar el consumo de alimentos que contengan altos niveles de contaminantes y de mercurio, pero ya que estas toxinas se vio-acumulan en el cuerpo por muchos años, evitar la exposición a estos contaminantes sólo durante el embarazo no sería suficiente para proteger al feto o a generaciones futuras de los efectos nocivos de estas peligrosas sustancias.
- R Nakagawa. Concentration of mercury in hair of diseased people in Japan. Chemosphere. 1995 30(1):135 – 140.
- JW Chang, HL Chen, HJ Su, PC Liao, HR Guo, CC Lee. Simultaneous exposure of non-diabetics to high levels of dioxins and mercury increases their risk of insulin resistance. J Hazard Mater. 2011 185(2 - 3):749 – 755.
- H Wu, KA Bertrand, AL Choi, FB Hu, F Laden, P Grandjean, Q Sun. Persistent organic pollutants and type 2 diabetes: A prospective analysis in the nurses' health study and meta-analysis. Environ Health Perspect. 2013 121(2):153 – 161.
- WJ Crinnion. The role of persistent organic pollutants in the worldwide epidemic of type 2 diabetes mellitus and the possible connection to Farmed Atlantic Salmon (Salmo salar). Altern Med Rev. 2011 16(4):301 – 313.
- DK Lee, PM Lind, DR Jacobs Jr, S Salihoviv, B Van Bavel, L Lind. Polychlorinated Biphenyls and Organochlorine Pesticides in Plasma Predict Development of Type 2 Diabetes in the Elderly. Diabetes Care. 2011 34(8):1778-1784.
- J Ruzzin. Public health concern behind the exposure to persistent organic pollutants and the risk of metabolic diseases. BMC Public Health. 2012 12:298.
- J Ruzzin, DH Lee, DO Carpenter, DR Jacobs Jr. Reconsidering metabolic diseases: The impacts of persistent organic pollutants. Atherosclerosis. 2012 224(1):1 – 3.
- DH Lee. A strong dose-response relation between serum concentrations of persistent organic pollutants and diabetes: Results from the National Health and Nutrition Examination Survey 1999-2002. Diabetes Care. 2006 29(11):1638 –1644.
- DH Lee, DR Jacobs, Jr, M Steffes. Association of Organochlorine Pesticides with Peripheral Neuropathy in Patients with Diabetes or Impaired Fasting Glucose. Diabetes. 2008 57(11):3108–3111.
- D Mozaffarian, P Shi, JS Morris, P Grandjean, DS Siscovick, D Spiegelman, FB Hu. Methylmercury exposure and incident diabetes in U.S. Men and women in two prospective cohorts. Diabetes Care. 2013 36(11):3578 – 3584.
- A Schecter, J Colacino, D Haffner, K Patel, M Opel, O Päpke, L Birnbaum. Perfluorinated compounds, polychlorinated biphenyls, and organochlorine pesticide contamination in composite food samples from Dallas, Texas, USA. Environ Health Perspect. 2010 118(6):796 – 802.
Imágenes facilitadas por Fotos de Mavis via Flickr.
Este estudio a nivel nacional sobre toxinas industriales y diabetes fue publicado en 2006. Desde entonces, investigadores de Harvard han reportado un vínculo entre compuesto orgánicos persistentes como el hexaclorobenceno y la diabetes según su Estudio de la salud de enfermera(o)s [voluntaria(o)s]. Esta conclusión ha sido respaldada por el análisis que realizaron de otros seis estudios publicados desde el 2006, los cuales mostraron el mismo resultado. Los autores sugieren que la acumulación y la exposición continúe a estos compuestos orgánicos persistentes puede suponer un factor de riesgo importante para el desarrollo de diabetes.
¿En dónde se encuentra el hexaclorobenceno? En una inspección de supermercado en EE.UU., el salmón y las sardinas fueron los más contaminados con hexaclorobenceno, siendo el salmón el alimento más contaminado de todos.
Tal vez la fuente principal de contaminantes podría provenir del salmón de granja que tiene en promedio casi diez veces más PCBs que un salmón silvestre.
Pero, espera un momento. Dado que muchos de estos químicos se prohibieron en los 70s, los niveles en las personas han ido disminuyendo, mientras que las tasas de diabetes han ido aumentando. Entonces, ¿cómo podría causar diabetes la exposición a estos contaminantes? El misterio puede ser explicado por la epidemia de obesidad en los EE.UU. Los autores del estudio demostraron que el vínculo entre estas toxinas y la diabetes era mucho más estrecho en personas con obesidad que en personas delgadas. Cuando la grasa corporal aumenta, la retención y la toxicidad de contaminantes asociados con el riesgo de desarrollar diabetes también pueden ser mayores.
Así que no sólo estamos expuestos al comer la grasa de otros animales. Nuestra propia grasa puede ser una fuente continua de exposición interna debido a que estos compuestos orgánicos persistentes son liberados lentamente pero de forma continua de nuestras propias reservas de grasa hacia nuestra circulación.
Y no por nada se conocen como compuestos orgánicos [contaminantes] persistentes. Estos químicos tienen una vida media larga y las personas que consumen salmón de granja regularmente (incluso sólo una vez al mes) podrían no sólo consumir altas concentraciones de contaminantes, sino que algunas de estas sustancias podrían tardar entre 50 y 75 años para ser desechados del cuerpo.
¿Qué pasa con el mercurio en el pescado? Las personas diabéticas parecen tener niveles más altos de mercurio en el cuerpo. Estos son los niveles de mercurio en muestras de cabello de personas sanas; estos son los niveles en pacientes con diabetes o hipertensión. Pero el mercurio por sí solo no parece aumentar el riesgo de desarrollar diabetes. Puede que sea la exposición simultánea a dioxinas y mercurio lo que aumente el riesgo. Así que debe preocuparnos que los límites seguros de dioxinas y mercurio considerados individualmente puedan subestimar el riesgo que poseen consumidos juntos en pescados y mariscos.
Y después, una vez que desarrollamos diabetes, acumular altos niveles de contaminantes puede estar vinculado a tener un mayor riesgo de padecer complicaciones diabéticas.
Así, mientras que la industria farmacéutica trabaja en desarrollar medicamentos para ayudar a controlar los efectos de estos contaminantes, una mejor estrategia podría ser no consumir tantos contaminantes en primer lugar.
Por desgracia, hemos contaminado tanto a nuestro planeta que es imposible evitarlos por completo. De algo tenemos que alimentarnos, pero algunos alimentos están más contaminados que otros. La exposición a estos contaminantes se da mayormente por el consumo de grasa animal. Los niveles más altos se encuentran en pescados ricos en grasa como el salmón. El salmón atlántico de granja podría ser la fuente principal de estos contaminantes y ese es el tipo de salmón que se encuentra comúnmente en supermercados y restaurantes.
Se escucha a los profesionales advertir a mujeres embarazadas sobre la importancia de evitar el consumo de alimentos que contengan altos niveles de contaminantes y de mercurio, pero ya que estas toxinas se vio-acumulan en el cuerpo por muchos años, evitar la exposición a estos contaminantes sólo durante el embarazo no sería suficiente para proteger al feto o a generaciones futuras de los efectos nocivos de estas peligrosas sustancias.
- R Nakagawa. Concentration of mercury in hair of diseased people in Japan. Chemosphere. 1995 30(1):135 – 140.
- JW Chang, HL Chen, HJ Su, PC Liao, HR Guo, CC Lee. Simultaneous exposure of non-diabetics to high levels of dioxins and mercury increases their risk of insulin resistance. J Hazard Mater. 2011 185(2 - 3):749 – 755.
- H Wu, KA Bertrand, AL Choi, FB Hu, F Laden, P Grandjean, Q Sun. Persistent organic pollutants and type 2 diabetes: A prospective analysis in the nurses' health study and meta-analysis. Environ Health Perspect. 2013 121(2):153 – 161.
- WJ Crinnion. The role of persistent organic pollutants in the worldwide epidemic of type 2 diabetes mellitus and the possible connection to Farmed Atlantic Salmon (Salmo salar). Altern Med Rev. 2011 16(4):301 – 313.
- DK Lee, PM Lind, DR Jacobs Jr, S Salihoviv, B Van Bavel, L Lind. Polychlorinated Biphenyls and Organochlorine Pesticides in Plasma Predict Development of Type 2 Diabetes in the Elderly. Diabetes Care. 2011 34(8):1778-1784.
- J Ruzzin. Public health concern behind the exposure to persistent organic pollutants and the risk of metabolic diseases. BMC Public Health. 2012 12:298.
- J Ruzzin, DH Lee, DO Carpenter, DR Jacobs Jr. Reconsidering metabolic diseases: The impacts of persistent organic pollutants. Atherosclerosis. 2012 224(1):1 – 3.
- DH Lee. A strong dose-response relation between serum concentrations of persistent organic pollutants and diabetes: Results from the National Health and Nutrition Examination Survey 1999-2002. Diabetes Care. 2006 29(11):1638 –1644.
- DH Lee, DR Jacobs, Jr, M Steffes. Association of Organochlorine Pesticides with Peripheral Neuropathy in Patients with Diabetes or Impaired Fasting Glucose. Diabetes. 2008 57(11):3108–3111.
- D Mozaffarian, P Shi, JS Morris, P Grandjean, DS Siscovick, D Spiegelman, FB Hu. Methylmercury exposure and incident diabetes in U.S. Men and women in two prospective cohorts. Diabetes Care. 2013 36(11):3578 – 3584.
- A Schecter, J Colacino, D Haffner, K Patel, M Opel, O Päpke, L Birnbaum. Perfluorinated compounds, polychlorinated biphenyls, and organochlorine pesticide contamination in composite food samples from Dallas, Texas, USA. Environ Health Perspect. 2010 118(6):796 – 802.
Imágenes facilitadas por Fotos de Mavis via Flickr.
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Nuestra grasa y los contaminantes del salmón
LicenciaCreative Commons Attribution-NonCommercial 4.0 International (CC BY-NC 4.0)
URLNota del Doctor
Si te perdiste los primeros dos videos de esta serie de tres, abordé el vínculo que existe entre el consumo de pescados y mariscos y el riesgo de desarrollar diabetes en Peces y diabetes y ahondé en el concepto de que nuestra grasa corporal puede ser un reservorio para contaminantes que causan enfermedades en Diabetes y dioxinas.
Puedes encontrar más información sobre hexaclorobenceno en mi video Fuentes alimenticias de perfluorocarbonos.
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