Promotores del crecimiento estrogénicos en la carne

Estrogenic Growth Promoters in Meat

Image Credit: Robert Owen-Wahl / Pixabay. Esta imagen ha sido modificada.

En 1979, se detectó una epidemia de aumento del tamaño de las mamas en los niños italianos. Se sospechó sobre el pollo y la carne de ternera, debido a que se suministra con estrógeno “a algunos animales de granja para acelerar su aumento de peso”. “Después de esto, la Union Europea prohibió el uso de promotores de crecimiento como los esteroides anabólicos en la agricultura”, y prohibió la importación de carne de Estados Unidos proveniente de animales que hayan sido inyectados con químicos tales como el Zeranol, comercializado como “Ralgro Magnum”.

El Zeranol es uno de los disruptores endocrinos más potentes que se conoce; es cien mil veces más estrogénico que el BPA del plástico, por ejemplo. Hablo de esto en mi video El uso del zeranol en la carne y el cáncer de mama. “Constituye un caso especial entre los potenciales disruptores endocrinos, porque a diferencia de otros químicos estrogénicos, el Zeranol está presente en la comida humana, ya que se usa deliberadamente en la producción de productos de consumo. De hecho, fue diseñado para ser un potente y bastante persistente estrógeno, mientras que las propiedades estrogénicas de otros químicos son accidentales”. 

Si se añade sangre de una vaca que ha sido implantada con este químico en células con cáncer de mama en una placa de Petri, se puede aumentar al doble la tasa de crecimiento del cáncer. Si bien no bebemos sangre, datos preliminares también muestran que extractos de músculos (de carne) también estimularon la proliferación de células cancerígenas.  Además, el Zeranol podría causar la transformación de células mamarias normales, en células cancerígenas. La sangre que contenía Zeranol en el ganado vacuno implantado fue capaz de transformar las células mamarias normales en células cancerígenas en 21 días. 

“Las personas obesas podrían tener un riesgo mayor de desarrollar cáncer de mama inducido por el Zeranol”, debido a que ya tienen niveles elevados de leptina, una hormona producida por las células de grasa que puede promover el crecimiento del cáncer de mama. La exposición al Zeranol puede aumentar exponencialmente esta acción promotora del crecimiento. “Estos resultados también sugieren que el Zeranol podría ser más dañino para pacientes con cáncer de mama y obesos, que para aquellos pacientes con cáncer de mama y un peso normal, en términos del desarrollo de dicho cáncer”. 

En conclusión, debido a que estos promotores del crecimiento anabólicos en la producción de la carne son, de lejos, las hormonas más potentes encontradas en la comida que consumen los humanos”, deberíamos someter a pruebas a la población, en especial a los niños, antes y después de comer carne. Me sorprende que aún no se haya hecho, y hasta que no suceda, no tenemos idea de qué tipo de amenaza podría provocar. Aunque el hecho de que el Zeranol es tan potente como el estradiol (el principal esteroide sexual en mujeres) y el dietilestilbestrol o DES debería preocuparnos. El DES es otro estrógeno sintético vendido a mujeres embarazadas (todas las mujeres embarazadas) hasta 1971, cuando se demostró que causaba cáncer vaginal en sus hijas. Pero pocos saben que también se utilizaba en la carne. 

“Ante la ausencia de regulaciones federales efectivas, la industria de la carne usa cientos de aditivos para alimentar a los animales, con poca o nula preocupación sobre si estos son carcinógenos y/o provocan otros efectos tóxicos en los residuos dietéticos de estos aditivos. Ilustrativamente, después de décadas de garantías engañosas sobre la seguridad del DES y su uso como aditivo promotor del crecimiento en los animales, en Estados Unidos finalmente se prohibió su uso unos 40 años después de que fuera mostrado que era cancerígeno por primera vez. La industria de la carne cambió rápidamente a utilizar otros aditivos potencialmente cancerígenos”, como el Zeranol. 

Cuando niñas empezaron a morir de cáncer vaginal, la carne tratada con DES fue prohibida en Europa. Sin embargo, “más garantías engañosas, incluida la supresión deliberada de residuos, se encargaron de retrasar la prohibición en los Estados Unidos de la carne tratada con DES” por otros ocho años. 

En la actualidad, “casi toda la población estadounidense consume, sin ningún tipo de advertencia, etiquetado, o información, cantidades impredecibles y desconocidas de residuos hormonales en productos cárnicos a lo largo de su vida”. Si todos los aditivos hormonales y otros carcinógenos no se prohiben inmediatamente, lo mínimo que deberíamos implementar serían “requisitos de etiquetado explícitos sobre el uso y/o niveles residuales de hormonas en todos los productos cárnicos, incluidos la leche y los huevos”. 


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Un saludo,

Michael Greger

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