Flashback Friday: La dieta y el cambio climático, se avecina tormenta

4/5 - (4 votes)

Mientras que la epidemia de enfermedades crónicas es sin duda nuestra mayor causa de muerte, el calentamiento global es una amenaza inminente para la salud pública. ¿Cómo deberíamos comer para combatir las enfermedades dietéticas y las emisiones de efecto invernadero al mismo tiempo?

Comenta
Comparte

A continuación una aproximación al contenido del audio de este video. Para ver los gráficos, tablas, imágenes o citas a los que Dr. Greger se refiere, ve el video más arriba. La traducción y edición de este contenido ha sido realizada por Katherine Silva y Macarena Troscé voluntarios activos en NutritionFacts.org.

Una de las revistas médicas más prestigiosas del mundo publicó que el cambio climático representa la mayor amenaza para la salud mundial del siglo XXI, y que, actualmente, las enfermedades crónicas son, por mucho, la principal causa de muerte. ¿Puede haber una manera de combatir ambos al mismo tiempo? Por ejemplo, montar en bicicleta en vez de conducir es beneficioso para la gente, el planeta y el bolsillo, ya que es bueno para nuestra salud y el medio ambiente, y también es más barato. ¿Hay elecciones igual de beneficiosas en cuanto a la dieta?

Los alimentos que producen la mayoría de los gases de efecto invernadero parecen ser los mismos que están contribuyendo con muchas de las enfermedades crónicas. La carne, el pescado, los huevos y los lácteos son los alimentos que tienen mayor impacto ambiental, mientras que los cereales, las legumbres, las frutas y las verduras tienen un menor impacto. Y no solo los alimentos con un mayor impacto ambiental tienden a tener menos calidad nutricional, también tienen un precio más alto por kilo. Por eso, disminuir el consumo de esos alimentos es beneficioso en más de un aspecto.

La Comisión Europea, el órgano directivo de la Unión Europea, pidió que se realizara un estudio sobre lo que pueden hacer las personas para ayudar al clima. En cuanto al transporte, si los europeos comenzaran a conducir vehículos eléctricos, se podría prevenir la emisión de hasta 174 millones de toneladas de carbono. También podríamos bajar un poco el termostato o ponernos un suéter. Pero el cambio más impactante que puede hacer la gente es adoptar una dieta sin carne. Lo que comemos puede tener más impacto en el cambio climático que lo que conducimos. Incluso eliminar el consumo de proteína animal un día a la semana puede tener un efecto muy fuerte. Así que los “lunes sin carne” pueden ganarle a trabajar desde casa toda una semana para no conducir.

Y una dieta estrictamente a base de plantas puede ser mejor aún, ya que reduce las emisiones de gases de efecto invernadero a la mitad. En general, los estudios sugieren que unos cambios moderados en la dieta no son suficientes para reducir drásticamente el impacto causado por la dieta. Adoptar una dieta más saludables pero sin reducir significativamente el consumo de carne y lácteos solo resulta en una reducción mínima del impacto ambiental. Esto se debe a que el promedio del aporte de combustibles fósiles para los sistemas de producción de proteína animal es de alrededor 25 calorías de aporte de combustible fósil por cada caloría producida, más de once veces más que lo que se necesita para producir proteína de granos, que es de alrededor de dos a uno.

Un grupo de investigadores en Italia comparó siete dietas diferentes para ver cuál era la más respetuosa con el medio ambiente: una omnívora convencional con una omnívora adherida a pautas nutricionales, una omnívora orgánica, una vegetariana convencional, una vegetariana orgánica, una vegana convencional, una vegana orgánica y una que sigue típicamente una persona promedio. Para cada patrón dietético se midieron los carcinógenos, la contaminación del aire, el cambio climático, los efectos en la capa de ozono, el ecosistema, la lluvia ácida, la tierra, los minerales y el uso de combustibles fósiles. Y estas son las conclusiones: esta es la cantidad de recursos que se necesitan para alimentar a la gente en sus dietas actuales. Estos son los efectos negativos que tiene la dieta en el ecosistema. Esto son los efectos negativos en la salud humana. Si comen una dieta saludable, conforme a las recomendaciones dietéticas, el impacto ambiental es significativamente menor. Una dieta omnívora orgánica es mejor, similar a una dieta vegetariana de alimentos convencionales. La supera una dieta vegetariana orgánica, una vegana convencional y una vegana orgánica. El informe de la Comisión explica que las barreras para reducir el consumo de productos de origen animal son: la falta de conocimiento, los hábitos arraigados y las culturas culinarias. Las medidas políticas propuestas incluyen impuestos sobre la carne o la proteína animal, campañas de educación e incluir la información sobre las emisiones de gases de efecto invernadero en el etiquetado de los alimentos.

Mitigar el cambio climático es caro. Una transición global incluso a una dieta con poca carne, como se recomienda por razones de salud, podría reducir esos gastos. Una dieta saludable baja en carne reduciría el precio de atenuar el cambio climático desde un 1% del PIB en más de la mitad, una dieta sin carne podría cortar 2/3 del gasto y una dieta sin productos animales podría reducir el gasto en un 80%.

Pero muchos no son conscientes de la vaca en la sala. Parece que muy poca gente es consciente de que el sector ganadero es uno de los mayores contribuyentes de emisiones de gases de efecto invernadero. Pero eso está cambiando.

El Servicio Nacional de Salud de Reino Unido está adoptando un papel de liderazgo en la reducción de las emisiones de carbono. Los pacientes, los visitantes y el personal pueden esperar menús saludables y bajos en emisiones de carbono con mucha menos carne, lácteos y huevos, ya que la evidencia muestra que contribuyen con el cambio climático.

El gobierno sueco modificó recientemente sus recomendaciones dietéticas. Ahora alienta a los ciudadanos a comer menos carne. Incluso si buscamos lograr solamente el objetivo conservador de evitar un aumento a largo plazo de las emisiones de gases de efecto invernadero de la ganadería, esto sigue implicando recomendaciones más radicales, como reducir los niveles actuales del consumo a la mitad en países ricos, algo improbable si los ciudadanos no reciben recompensas directas por hacerlo. Afortunadamente, esas recompensas existen: beneficios de salud importantes. Ayudando al planeta, podemos ayudarnos a nosotros mismos.

Considera ser voluntario/a para ayudar en la página web.

Imágenes de Christmas vía Flickr.

A continuación una aproximación al contenido del audio de este video. Para ver los gráficos, tablas, imágenes o citas a los que Dr. Greger se refiere, ve el video más arriba. La traducción y edición de este contenido ha sido realizada por Katherine Silva y Macarena Troscé voluntarios activos en NutritionFacts.org.

Una de las revistas médicas más prestigiosas del mundo publicó que el cambio climático representa la mayor amenaza para la salud mundial del siglo XXI, y que, actualmente, las enfermedades crónicas son, por mucho, la principal causa de muerte. ¿Puede haber una manera de combatir ambos al mismo tiempo? Por ejemplo, montar en bicicleta en vez de conducir es beneficioso para la gente, el planeta y el bolsillo, ya que es bueno para nuestra salud y el medio ambiente, y también es más barato. ¿Hay elecciones igual de beneficiosas en cuanto a la dieta?

Los alimentos que producen la mayoría de los gases de efecto invernadero parecen ser los mismos que están contribuyendo con muchas de las enfermedades crónicas. La carne, el pescado, los huevos y los lácteos son los alimentos que tienen mayor impacto ambiental, mientras que los cereales, las legumbres, las frutas y las verduras tienen un menor impacto. Y no solo los alimentos con un mayor impacto ambiental tienden a tener menos calidad nutricional, también tienen un precio más alto por kilo. Por eso, disminuir el consumo de esos alimentos es beneficioso en más de un aspecto.

La Comisión Europea, el órgano directivo de la Unión Europea, pidió que se realizara un estudio sobre lo que pueden hacer las personas para ayudar al clima. En cuanto al transporte, si los europeos comenzaran a conducir vehículos eléctricos, se podría prevenir la emisión de hasta 174 millones de toneladas de carbono. También podríamos bajar un poco el termostato o ponernos un suéter. Pero el cambio más impactante que puede hacer la gente es adoptar una dieta sin carne. Lo que comemos puede tener más impacto en el cambio climático que lo que conducimos. Incluso eliminar el consumo de proteína animal un día a la semana puede tener un efecto muy fuerte. Así que los “lunes sin carne” pueden ganarle a trabajar desde casa toda una semana para no conducir.

Y una dieta estrictamente a base de plantas puede ser mejor aún, ya que reduce las emisiones de gases de efecto invernadero a la mitad. En general, los estudios sugieren que unos cambios moderados en la dieta no son suficientes para reducir drásticamente el impacto causado por la dieta. Adoptar una dieta más saludables pero sin reducir significativamente el consumo de carne y lácteos solo resulta en una reducción mínima del impacto ambiental. Esto se debe a que el promedio del aporte de combustibles fósiles para los sistemas de producción de proteína animal es de alrededor 25 calorías de aporte de combustible fósil por cada caloría producida, más de once veces más que lo que se necesita para producir proteína de granos, que es de alrededor de dos a uno.

Un grupo de investigadores en Italia comparó siete dietas diferentes para ver cuál era la más respetuosa con el medio ambiente: una omnívora convencional con una omnívora adherida a pautas nutricionales, una omnívora orgánica, una vegetariana convencional, una vegetariana orgánica, una vegana convencional, una vegana orgánica y una que sigue típicamente una persona promedio. Para cada patrón dietético se midieron los carcinógenos, la contaminación del aire, el cambio climático, los efectos en la capa de ozono, el ecosistema, la lluvia ácida, la tierra, los minerales y el uso de combustibles fósiles. Y estas son las conclusiones: esta es la cantidad de recursos que se necesitan para alimentar a la gente en sus dietas actuales. Estos son los efectos negativos que tiene la dieta en el ecosistema. Esto son los efectos negativos en la salud humana. Si comen una dieta saludable, conforme a las recomendaciones dietéticas, el impacto ambiental es significativamente menor. Una dieta omnívora orgánica es mejor, similar a una dieta vegetariana de alimentos convencionales. La supera una dieta vegetariana orgánica, una vegana convencional y una vegana orgánica. El informe de la Comisión explica que las barreras para reducir el consumo de productos de origen animal son: la falta de conocimiento, los hábitos arraigados y las culturas culinarias. Las medidas políticas propuestas incluyen impuestos sobre la carne o la proteína animal, campañas de educación e incluir la información sobre las emisiones de gases de efecto invernadero en el etiquetado de los alimentos.

Mitigar el cambio climático es caro. Una transición global incluso a una dieta con poca carne, como se recomienda por razones de salud, podría reducir esos gastos. Una dieta saludable baja en carne reduciría el precio de atenuar el cambio climático desde un 1% del PIB en más de la mitad, una dieta sin carne podría cortar 2/3 del gasto y una dieta sin productos animales podría reducir el gasto en un 80%.

Pero muchos no son conscientes de la vaca en la sala. Parece que muy poca gente es consciente de que el sector ganadero es uno de los mayores contribuyentes de emisiones de gases de efecto invernadero. Pero eso está cambiando.

El Servicio Nacional de Salud de Reino Unido está adoptando un papel de liderazgo en la reducción de las emisiones de carbono. Los pacientes, los visitantes y el personal pueden esperar menús saludables y bajos en emisiones de carbono con mucha menos carne, lácteos y huevos, ya que la evidencia muestra que contribuyen con el cambio climático.

El gobierno sueco modificó recientemente sus recomendaciones dietéticas. Ahora alienta a los ciudadanos a comer menos carne. Incluso si buscamos lograr solamente el objetivo conservador de evitar un aumento a largo plazo de las emisiones de gases de efecto invernadero de la ganadería, esto sigue implicando recomendaciones más radicales, como reducir los niveles actuales del consumo a la mitad en países ricos, algo improbable si los ciudadanos no reciben recompensas directas por hacerlo. Afortunadamente, esas recompensas existen: beneficios de salud importantes. Ayudando al planeta, podemos ayudarnos a nosotros mismos.

Considera ser voluntario/a para ayudar en la página web.

Imágenes de Christmas vía Flickr.

Nota del Doctor

Hay demasiados artículos sobre la dieta y la sostenibilidad. ¡Alguien debería empezar un SustainabilityFacts.org! Es un tema tan importante que los actualizare con nueva ciencia quizás una vez al año o dos. Déjenme saber en los comentarios si desean más sobre el tema (o menos). Cuando el USDA  (El Departamento de Agricultura de los Estados Unidos) empezó a tocar este tema, las industrias de la carne aparentaban estar nerviosas.

¿Qué tal reducir el consumo de carne en cuanto el impacto a la salud? Ve mi video: ¿Los flexitarianos viven más?

¿Cuáles son las consecuencias para la salud y la seguridad alimenticia en cuanto a los productos orgánicos? Véan esta serie de cinco videos: 

¿Qué tal de los productos de organismos modificados genéticamente (OGM)?  

Si no lo has hecho aún, puedes suscribirte a mis videos de forma gratuita haciendo click aquí. Lee esta información importante sobre las traducciones aquí.

Sucríbete a nuestra newsletter gratuita y, además de mantenerte al tanto de la ciencia, recibirás de regalo la receta de wraps de garbanzos al curry del recetario de Comer para no morir.

Pin It en Pinterest

Share This