Cómo prevenir la inflamación intestinal

Image Credit: Pixabay. Esta imagen ha sido modificada.

Al contar todas las pequeñas arrugas, la superficie total de nuestros intestinos es de unos 280 metros cuadrados. Más grande que una pista de tenis. Sin embargo, una sola capa de células separa nuestro interior del caos exterior. La fuente de energía principal que mantiene esta capa celular viva es un ácido graso de cadena corta que se llama butirato, creado por nuestras bacterias buenas cuando comemos fibra. Alimentamos a nuestras bacterias buenas de nuestro intestino, y ellas nos alimentan a nosotros como recompensa. Como muestro en mi video, Prebióticos: cuidar nuestro jardín interno, nuestras bacterias intestinales buenas cogen los prebióticos que comemos, como la fibra, y nos proveen con la vital fuente de energía que alimenta a las células de las paredes del colon (un ejemplo prototipo de simbiosis entre nosotros y nuestra flora intestinal). 

¿Qué tan importantes son estos compuestos que fabrican las bacterias buenas con la fibra? Los investigadores han explicado que una enfermedad llamada colitis por desviación “de desarrolla frecuentemente en segmentos del colon y el recto después de una cirugía de desviación del orificio fecal”. ¿Qué significa eso? Si te saltas un segmento del intestino (como con una ileostomía) y la comida deja de pasar por esa zona, se inflama y puede empezar a sangrar, descomponerse y cerrarse. ¿Qué tan a menudo pasa esto? Puede ocurrir hasta un 100% de las veces, pero la inflamación desaparece uniformemente cuando vuelves a utilizar ese segmento. 

No sabíamos qué causaba este problema, quizá algún tipo de sobrecrecimiento bacteriano o bacterias malas. Pero no, es una deficiencia nutricional en las paredes del colon debido a la ausencia de la fibra necesaria para crear esos ácidos grasos de cadena corta. Esto fue probado en un estudio en el que los investigadores curaron la inflamación al bañar las paredes del colon con lo que tanto necesitaban: los derivados de la descomposición de la fibra. La inflamación severa desapareció en unas pocas semanas, lo cual demostró que cuando alimentamos a las bacterias buenas de nuestro intestino, ellas nos alimentan a nosotros también. 

Tiene sentido que tengamos bacterias buenas en nuestro intestino que nos alimenten e intenten mantenernos sanos, ya que tienen un buen trato con nosotros. Nuestro intestino es cálido y húmedo, y la comida no deja de bajar por el “tubo” como por arte de magia. Pero si morimos, ellas lo pierden todo. Si morimos, ellas mueren también, así que les interesa, evolutivamente hablando, mantenernos sanos y felices. 

Pero también hay bacterias malas, como la cólera, que causa diarrea. Estas tienen una estrategia diferente: cuanto más enfermos estemos, cuanta más diarrea tengamos, más oportunidades hay de que transmitamos el virus a otras personas y su colon. No les importa si morimos, porque no pretenden instalarse en el intestino de todas formas. 

Entonces, ¿cómo hace el cuerpo para mantener a las bacterias buenas y deshacerse de las malas? Piénsalo, tenemos literalmente billones de bacterias en nuestro intestino, por lo que nuestro sistema inmunitario está siempre trabajando para mantener un equilibrio entre tolerar a las bacterias buenas y atacar a las malas. Si alteramos este delicado equilibrio, podría llevar a la enfermedad intestinal inflamatoria, con la cual siempre estamos en modo de ataque alerta roja. Los investigadores explicaron que “los mecanismos con los que el sistema inmunitario mantiene un equilibrio tan delicado son mayormente indefinidos”. Eso era cierto… hasta ahora.

Si lo piensas, tiene que haber alguna forma de que las bacterias buenas avisen a nuestro sistema inmunitario de que son las buenas; y la hay. Esa señal es el butirato. Los investigadores descubrieron que el butirato suprime la reacción inflamatoria y le dice a nuestro sistema inmunitario que descanse, así que el butirato “podría funcionar como una señal microbiana que informa a [nuestro] sistema inmunitario de que los niveles relativos de bacterias [buenas] están en el rango deseado”. El butirato calma el sistema inmunitario, básicamente diciéndole “todo está bien, estos son los buenos”. En el fondo, esto vuelve al sistema inmunitario menos reactivo con las bacterias buenas. Pero, en la ausencia del efecto calmante del butirato, nuestro sistema inmunitario vuelve a la carga a máxima potencia, y ataca a las bacterias de nuestro intestino creyendo que esas no son, obviamente, las buenas, ya que los niveles de butirato están tan bajos. 

Hemos evolucionado de forma que el butirato reprime la reacción del sistema inmune, para que si alguna vez las bacterias malas nos invaden y nos quedamos sin bacterias buenas, nuestro sistema inmunitario sea capaz de darse cuenta y vaya a por los invasores hasta que solo queden bacterias buenas creando butirato para devolver al sistema inmunitario a su estado de calma.

Pero, ¿qué pasa si no consumimos suficiente fibra? Recuerda, nuestras bacterias buenas usan fibra para crear butirato. Así que, si no consumimos suficiente fibra, no podemos producir suficiente butirato. Podríamos tener muchas bacterias buenas, pero si no las alimentamos con la fibra, no pueden hacer butirato. Cuando nuestro cuerpo siente que los niveles de butirato están bajos, piensa que nuestro intestino está lleno de bacterias malas y reacciona en consecuencia. En otras palabras, nuestro cuerpo puede confundir una ingesta escasa de fibra con la presencia de bacterias malas en nuestro intestino.

Nuestro cuerpo no entiende de comida procesada, ya que evolucionó durante millones de años consumiendo cantidades enormes de fibra. Incluso durante el paleolítico, los seres humanos ingerían 100 gramos de fibra al día. En la dieta occidental baja en fibra, en la que nuestro cuerpo detecta niveles bajos de butirato en el intestino, no piensa en “niveles de fibra bajos”. En su lugar, piensa “bacterias malas”: Durante millones de años, niveles bajos de butirato señalaban la presencia de bacterias malas, así que esa es la señal de nuestro cuerpo para lanzar una ofensiva inflamatoria. Esta es una de las razones por las que la fibra es tan antiinflamatoria, y una de las razones por las que se dice que “la ingesta de fibra es crucial para una salud óptima”. 

Es importante señalar que no me refiero a los suplementos de fibra, sino a los alimentos integrales. La suplementación de fibra con productos como el Metamucil podría “no replicar los resultados vistos con una dieta naturalmente al en fibra”. 


Para saber más sobre las ventajas de los alimentos integrales ricos en fibra sobre los suplementos de fibra, puedes ver el video ¿Es errónea la teoría de la fibra?.

Hay mucha evidencia que apoya el papel tan importante de la fibra en la dieta (a base de plantas) para una buena salud, y puedes aprender sobre ellos con estos videos:

Para saber más sobre la flora intestinal:

Un saludo,

Michael Greger

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