A continuación una aproximación al contenido del audio de este video. Para ver los gráficos, tablas, imágenes o citas a los que Dr. Greger se refiere, ve el video más arriba. La traducción y edición de este contenido ha sido realizada por Elizabeth Romo y Macarena Troscé voluntarios activos en NutritionFacts.org.
He hablado sobre el impacto que puede tener la carne en el aumento del riesgo de diabetes, así como del efecto protector que pueden tener los alimentos saludables basados en plantas. Pero las dietas basadas en plantas no solo parecen proteger contra la diabetes en primer lugar, sino que también pueden tratar la enfermedad mejor que las dietas a las que se suele someter a los diabéticos, ya que ayuda a controlar el peso y el colesterol.
La alimentación basada en plantas sin procesar puede resultar en una pérdida de peso importante, sin límites en las porciones y sin contar calorías, porque las plantas suelen ser bajas en calorías. Aquí hay 100 calorías de brócoli, tomates y fresas, comparadas con 100 calorías de pollo, queso o pescado. La gente no llega a comer lo suficiente para compensar el déficit calórico.
Y, sobre todo, funcionan mejor. Una dieta basada en plantas venció a la dieta convencional de la Asociación Americana de la Diabetes en un ensayo clínico controlado aleatorizado, sin restringir las porciones y sin contar calorías ni carbohidratos. Una revisión de todos estos estudios encontró que los individuos que siguen una dieta basada en plantas redujeron el nivel de glucosa, el peso corporal y el riesgo cardiovascular, comparado con quienes siguieron dietas que incluían productos de origen animal.
Y el riesgo cardiovascular es lo que mata a los diabéticos. Tienen más probabilidades de tener embolias y fallos cardiacos. De hecho, la diabetes ha sido propuesta como un riesgo equivalente a las enfermedades cardiacas, lo que implica que los diabéticos sin antecedentes de cardiopatías coronarias tienen un riesgo equivalente a los que no son diabéticos pero tienen alguna enfermedad cardíaca confirmada.
Un estudio más reciente utilizó una técnica para medir la sensibilidad a la insulina. En los primeros tres meses, se vieron mejoras en las dos dietas. Después, la dieta basada en plantas tomó la delantera. Y mira el colesterol LDL. Esto es lo que vemos cuando la gente sigue dietas basadas en plantas. El colesterol baja tanto que puede revertir la progresión de la aterosclerosis, de la enfermedad cardiaca.
Sabemos el efecto benéfico que tiene una dieta vegetariana para controlar el peso, la glucosa en sangre, el colesterol, la sensibilidad a la insulina y el estrés oxidativo comparado con las dietas convencionales para diabéticos, pero ¿qué hay sobre la calidad de vida y el estado de ánimo? ¿Cómo se sintió la gente después de hacer un cambio tan dramático en sus dietas? En este ensayo controlado aleatorizado, los sujetos se asignaron a un grupo con dietas basadas en plantas o a un grupo de control. Una dieta con vegetales, cereales, legumbres, frutas y nueces con productos animales limitados a solo una porción diaria de yogur bajo en grasa. Al grupo de control le tocó la dieta oficial para la diabetes.
La calidad de vida mejoró en las dos dietas en los tres primeros meses. A los seis meses, el grupo que seguía la dieta basada en plantas pasó claramente a la delantera. Lo mismo ocurrió con las puntuaciones de depresión. Los niveles cayeron en los dos grupos en los primeros tres meses, pero empezaron a rebotar en el grupo de control.
Esencialmente, la dieta basada en plantas llevó a una mejoría mayor en la calidad de vida y en el estado de ánimo. Los pacientes que seguían una dieta vegetariana sintieron menos restricciones que quienes seguían una dieta convencional. De hecho, sintieron que la dieta convencional era más restrictiva que la basada en plantas. La desinhibición se redujo con la dieta vegetariana. Es decir: quienes seguían dietas vegetarianas eran menos propensos a comer de manera compulsiva y sentían menos hambre. Esto ayuda a sostener la dieta a la larga. Así que no solo las dietas basadas en plantas parecen funcionar mejor, sino que es más fácil mantenerlas a largo plazo. Y, al mejorar el estado de ánimo, los pacientes muestran mejoras no solo en su salud física, sino también en su salud mental.
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