El yoga puesto a prueba para la esclerosis múltiple, el dolor de espalda y cuello, el insomnio y el cáncer de mama

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¿Es mejor el yoga que otros tipos de ejercicio, mejor que nada pero similar a otros tipos, o no es beneficioso ni al compararlo con no hacer nada?

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A continuación una aproximación al contenido del audio de este video. Para ver los gráficos, tablas, imágenes o citas a los que Dr. Greger se refiere, ve el video más arriba. La traducción y edición de este contenido ha sido realizada por Gerardo Piña voluntario activo en NutritionFacts.org.

Millones de estadounidenses practican yoga y a menudo se recomienda como terapia para diversas afecciones médicas, pero ¿para qué funciona? En mi último video, hablé de cómo los practicantes de yoga tienden a manifestar un mejor estado de salud, pero también suelen ser más ricos, y factores de confusión como éste dificultan las afirmaciones sobre la eficacia del yoga. Por ejemplo, cuando los estudios de población han tomado en consideración factores como la educación o los ingresos, los efectos del yoga a menudo se evaporan. No se puede decir realmente si algo es bueno o malo hasta que se pone a prueba.

Desgraciadamente, solo una cuarta parte de los estudios publicados que examinaban el yoga en los resultados de salud o bienestar eran ensayos controlados aleatorios, y de ellos, la mitad comparaban el yoga con básicamente solo no hacer nada, y en ese caso, si encuentras un beneficio, no sabes si es el yoga en sí o si cualquier tipo de ejercicio habría conseguido el mismo efecto o incluso mejor. Ahora bien, cualquier tipo de actividad física es buena, pero ¿hay algo más en el yoga que el ejercicio? Por ejemplo, cualquier tipo de ejercicio, ya sea de baja intensidad, como el yoga, o de alta intensidad, como el aeróbic, puede ayudar con el dolor menstrual, en comparación con no hacer nada. En estudios sobre alcohólicos, el ejercicio aeróbico alivió los síntomas de depresión y ansiedad más que el yoga, presumiblemente solo por la mayor intensidad del ejercicio.

El yoga típico probablemente se describa mejor como una actividad física de intensidad ligera. Por ejemplo, aquí tienes los equivalentes metabólicos de algunas posturas típicas de yoga. La media es quizás de 2 ó 3. Compáralo con caminar a una velocidad típica, que es de unas 3. Así que, en general, caminar quema más o menos tantas calorías como el yoga, y caminar a paso ligero quemaría incluso más. Hay todo tipo de afirmaciones disparatadas sobre cómo el llamado yoga “caliente” gasta hasta unas 1000 calorías, pero no, se queman aproximadamente las mismas calorías a temperatura ambiente; por tanto, 90 minutos pueden ser solo unas 300 calorías. ¿Pero no es el yoga mucho más que un solo ejercicio? Veamos cómo resultan los datos.

La esclerosis múltiple, por ejemplo. Sabemos que el ejercicio puede ser beneficial en muchos trastornos de salud, incluidos los neurológicos. Y puede que no resulte sorprendente que el yoga, que involucra una serie de posturas, movimientos y patrones de respiración que podrían mejorar el equilibrio, la fuerza muscular y la flexibilidad, resulte beneficioso para pacientes con, digamos, esclerosis múltiple. Veamos si eso es cierto. Ningún beneficio para la calidad de vida en general, ni para la calidad de vida física, ni para la calidad de vida psicológica. Tampoco para la función sexual ni para la función cognitiva, y todo ello comparando el yoga con no hacer nada. Se observó un fracaso similar en la mejora de la calidad de vida de las personas con enfermedades crónicas en general, ya que solo 1 de cada 7 ensayos obtuvo un beneficio clínicamente significativo. Los investigadores descubrieron que el yoga aliviaba la fatiga de los pacientes con EM, pero no más que el ejercicio regular.

Lo mismo ocurre con el dolor lumbar crónico. El yoga podía disminuir el dolor y mejorar la función en comparación con no hacer nada realmente, pero tenía el mismo efecto sobre el dolor y la discapacidad que cualquier otro ejercicio o fisioterapia. Así pues, si te gusta el yoga y quieres convertirlo en tu ejercicio preferido, estupendo, pero no parece tener ningún beneficio único para el dolor de espalda.

Lo mismo ocurre con el insomnio. El yoga funciona en comparación con nada más que con controles no físicamente activos. Además, en pacientes con cáncer -sobre todo de mama- caminar resultó más eficaz que el yoga para mejorar el sueño. Para los marcadores de inflamación sistémica en supervivientes de cáncer de mama, 6 meses de yoga tuvieron un efecto similar a 6 meses de ejercicio sin yoga. Lo mismo ocurrió con la fatiga relacionada con el cáncer y la calidad de vida de las mujeres con cáncer de mama: mejor que nada, pero no mejor que otros tipos de actividad física. Por último, para las supervivientes de cáncer de mama, la effectividad de las intervenciones de yoga en el linfedema relacionado con el cáncer de mama, una acumulación anormal de líquido para la que no existe un tratamiento effectivo, y añadir yoga no parece ayudar.

Sin embargo, hay algunos trastornos en los que el yoga parece aventajar al resto; por ejemplo, el dolor cervical crónico no específico. Según 10 ensayos controlados aleatorizados, no solo el yoga era mejor para el dolor de cuello que los grupos de control en general, que incluían no hacer nada, sino que el yoga también parecía superar a los controles activos, otros tipos de ejercicios. Los autores concluyen provisionalmente que el yoga puede aliviar la intensidad del dolor de cuello, mejorar la discapacidad relacionada con el dolor, aumentar la amplitud de movimiento, mejorar la calidad de vida y mejorar el estado de ánimo de los que sufren dolor de cuello.

Considera ser voluntario/a para ayudar en la página web.

A continuación una aproximación al contenido del audio de este video. Para ver los gráficos, tablas, imágenes o citas a los que Dr. Greger se refiere, ve el video más arriba. La traducción y edición de este contenido ha sido realizada por Gerardo Piña voluntario activo en NutritionFacts.org.

Millones de estadounidenses practican yoga y a menudo se recomienda como terapia para diversas afecciones médicas, pero ¿para qué funciona? En mi último video, hablé de cómo los practicantes de yoga tienden a manifestar un mejor estado de salud, pero también suelen ser más ricos, y factores de confusión como éste dificultan las afirmaciones sobre la eficacia del yoga. Por ejemplo, cuando los estudios de población han tomado en consideración factores como la educación o los ingresos, los efectos del yoga a menudo se evaporan. No se puede decir realmente si algo es bueno o malo hasta que se pone a prueba.

Desgraciadamente, solo una cuarta parte de los estudios publicados que examinaban el yoga en los resultados de salud o bienestar eran ensayos controlados aleatorios, y de ellos, la mitad comparaban el yoga con básicamente solo no hacer nada, y en ese caso, si encuentras un beneficio, no sabes si es el yoga en sí o si cualquier tipo de ejercicio habría conseguido el mismo efecto o incluso mejor. Ahora bien, cualquier tipo de actividad física es buena, pero ¿hay algo más en el yoga que el ejercicio? Por ejemplo, cualquier tipo de ejercicio, ya sea de baja intensidad, como el yoga, o de alta intensidad, como el aeróbic, puede ayudar con el dolor menstrual, en comparación con no hacer nada. En estudios sobre alcohólicos, el ejercicio aeróbico alivió los síntomas de depresión y ansiedad más que el yoga, presumiblemente solo por la mayor intensidad del ejercicio.

El yoga típico probablemente se describa mejor como una actividad física de intensidad ligera. Por ejemplo, aquí tienes los equivalentes metabólicos de algunas posturas típicas de yoga. La media es quizás de 2 ó 3. Compáralo con caminar a una velocidad típica, que es de unas 3. Así que, en general, caminar quema más o menos tantas calorías como el yoga, y caminar a paso ligero quemaría incluso más. Hay todo tipo de afirmaciones disparatadas sobre cómo el llamado yoga “caliente” gasta hasta unas 1000 calorías, pero no, se queman aproximadamente las mismas calorías a temperatura ambiente; por tanto, 90 minutos pueden ser solo unas 300 calorías. ¿Pero no es el yoga mucho más que un solo ejercicio? Veamos cómo resultan los datos.

La esclerosis múltiple, por ejemplo. Sabemos que el ejercicio puede ser beneficial en muchos trastornos de salud, incluidos los neurológicos. Y puede que no resulte sorprendente que el yoga, que involucra una serie de posturas, movimientos y patrones de respiración que podrían mejorar el equilibrio, la fuerza muscular y la flexibilidad, resulte beneficioso para pacientes con, digamos, esclerosis múltiple. Veamos si eso es cierto. Ningún beneficio para la calidad de vida en general, ni para la calidad de vida física, ni para la calidad de vida psicológica. Tampoco para la función sexual ni para la función cognitiva, y todo ello comparando el yoga con no hacer nada. Se observó un fracaso similar en la mejora de la calidad de vida de las personas con enfermedades crónicas en general, ya que solo 1 de cada 7 ensayos obtuvo un beneficio clínicamente significativo. Los investigadores descubrieron que el yoga aliviaba la fatiga de los pacientes con EM, pero no más que el ejercicio regular.

Lo mismo ocurre con el dolor lumbar crónico. El yoga podía disminuir el dolor y mejorar la función en comparación con no hacer nada realmente, pero tenía el mismo efecto sobre el dolor y la discapacidad que cualquier otro ejercicio o fisioterapia. Así pues, si te gusta el yoga y quieres convertirlo en tu ejercicio preferido, estupendo, pero no parece tener ningún beneficio único para el dolor de espalda.

Lo mismo ocurre con el insomnio. El yoga funciona en comparación con nada más que con controles no físicamente activos. Además, en pacientes con cáncer -sobre todo de mama- caminar resultó más eficaz que el yoga para mejorar el sueño. Para los marcadores de inflamación sistémica en supervivientes de cáncer de mama, 6 meses de yoga tuvieron un efecto similar a 6 meses de ejercicio sin yoga. Lo mismo ocurrió con la fatiga relacionada con el cáncer y la calidad de vida de las mujeres con cáncer de mama: mejor que nada, pero no mejor que otros tipos de actividad física. Por último, para las supervivientes de cáncer de mama, la effectividad de las intervenciones de yoga en el linfedema relacionado con el cáncer de mama, una acumulación anormal de líquido para la que no existe un tratamiento effectivo, y añadir yoga no parece ayudar.

Sin embargo, hay algunos trastornos en los que el yoga parece aventajar al resto; por ejemplo, el dolor cervical crónico no específico. Según 10 ensayos controlados aleatorizados, no solo el yoga era mejor para el dolor de cuello que los grupos de control en general, que incluían no hacer nada, sino que el yoga también parecía superar a los controles activos, otros tipos de ejercicios. Los autores concluyen provisionalmente que el yoga puede aliviar la intensidad del dolor de cuello, mejorar la discapacidad relacionada con el dolor, aumentar la amplitud de movimiento, mejorar la calidad de vida y mejorar el estado de ánimo de los que sufren dolor de cuello.

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