La pandemia de COVID-19 podría solo ser el principio

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Quizá nos espere una pandemia peor… en los pollos.

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A continuación una aproximación al contenido del audio de este video. Para ver los gráficos, tablas, imágenes o citas a los que Dr. Greger se refiere, ve el video más arriba. La traducción y edición de este contenido ha sido realizada por Viviana García voluntaria activa en NutritionFacts.org.

A pesar de implementar algunas estrategias de contención, se proyecta la muerte de millones de personas en todo el mundo a causa de la pandemia de COVID-19. En los Estados Unidos, el “mejor cálculo”, presentado por American Hospital Association, fue de aproximadamente medio millón de muertes de estadounidenses. Con suficiente distanciamiento social, estas se podrían reducir a aproximadamente cien mil. Aunque fueran medio millón, podría ser aún, de manera asombrosa, muchísimo peor.

Con los miles ya fallecidos y los millones que se proyecta perecerán, los miles de millones en confinamiento y los billones en pérdidas por el colapso de los mercados, la COVID-19 apenas está tomando forma para convertirse en una pandemia de categoría 2 o 3. Esto aparece en las directrices de planeación de los CDC durante una pandemia. El índice de gravedad de pandemias se diseñó a partir del índice de gravedad de huracanes, el cual define la capacidad destructiva de una tormenta. Bien, este es el intento de los CDC de clasificar la capacidad destructora de una pandemia. Se basa en la proporción de los casos letales, llamada también tasa de letalidad: el porcentaje de quienes se enferman y finalmente sucumben a la infección. Durante la pandemia de gripe de 1918, aproximadamente uno de cada tres se enfermó y, aproximadamente, el 2% de ellos murió. Esto convirtió a la pandemia de 1918 en categoría 5, análoga a un “súper tifón”, con vientos ininterrumpidos que sobrepasan los 241 km por hora. La tasa de quienes mueren por la infección de COVID-19 es mucho más baja. Si incluyes a quienes resultaron positivos, pero asintomáticos, casi se asemeja a la mortalidad de las dos pandemias de gripe pasadas o a una mala temporada de gripe estacional. Si hablas de casos comprobados, de gente que en realidad se enferma, nos referimos a casi un corte de 0.5% entre las categorías 2 y 3 de la pandemia, lo cual representa aproximadamente una muerte por cada 200 casos.

Como puedes ver, la tasa de letalidad del 2%, como en la pandemia de 1918, es justo donde comienza la categoría 5. La COVID-19 muestra que los coronavirus del tipo SARS pueden escapar nuestra comprensión y generar una pandemia general. El SARS se erradicó rápidamente al monitorear la fiebre de los viajeros, pero al momento de concluir, hubo aproximadamente 800 muertes entre los 8000 casos. Esta es una tasa de letalidad del 10%. Menos mal que estamos enfrentando una pandemia originada en el SARS-CoV-2 y no el coronavirus original del SARS. Siendo aún más letal, el MERS mató a más de 850 entre 2500, lo cual representa un 34%. Una probabilidad de morir de uno entre tres, si lo contraes. 

Desde 2002, con el SARS y, después en 2012, con el MERS aprendimos que los coronavirus pueden volverse mortales. No son los virus de la gripe común que imaginamos. Ahora, con la COVID-19, nos damos cuenta de que esta familia de virus también puede explotar desenfrenadamente en la escena mundial. Así, los coronavirus nos han demostrado que pueden hacer ambas cosas. No es difícil imaginar una combinación de transmisibilidad y letalidad que convierta a la próxima pandemia por coronavirus en un orden de magnitud peor, o más que eso.

Pero también hay un ejemplo admonitorio aún mayor que dar, el cual es el tema principal de mi próximo libro. Conocemos desde hace tiempo el potencial del virus de la gripe de convertirse en pandemia, pero lo más mortal que pareció ser fue un índice de mortalidad del 2% basados en la gripe de 1918. Ahora, el 2% fue suficiente para matar hasta cien millones de personas, lo cual lo convirtió en el mayor evento letal de la historia humana; pero una amenaza aún mayor puede estar esperando en las alas… de un pollo. En 1997, se descubrió un virus gripal en pollos, el cual cambiaría para siempre nuestra comprensión de lo graves que se pueden volver las pandemias. Hasta ahora, ha seguido siendo una enfermedad aviar y no humana, pero entre los escasos cientos de individuos que ha infectado, han muerto más de la mitad. Un virus gripal con una tasa de letalidad que excede el 50%. ¿Qué pasaría si un virus como ese muta para adquirir una fácil transmisibilidad humana? La última vez que un virus de la gripe aviar saltó directamente a los humanos y causó una pandemia, desencadenó la plaga más mortal en la historia humana. ¿Qué pasaría si en lugar de una tasa de mortalidad del 2%, fuera más como… lanzar una moneda al aire?

La pandemia de COVID-19 es devastadora, pero aún continúa el suministro de alimentos a nuestros supermercados. La red de internet puede estar lenta, pero ahí está. Las luces siguen prendidas y el agua potable, para beber, sigue saliendo de la llave. Si las predicciones son correctas y “solo” aproximadamente cien mil estadounidenses mueren, es menos de uno en 3000. Durante la pandemia de 1918, en la cual el 2% de los casos sucumbió, murió uno de cada 150 estadounidenses. Imagina si fuese diez veces peor, como un 2%, con la muerte de uno entre quince o veinticinco veces peor, matando a uno entre seis.

La buena noticia es que hay algo que podemos hacer al respecto. Igual que la eliminación del comercio de animales exóticos y de los mercados de animales vivos puede ayudar mucho a prevenir la próxima pandemia por coronavirus, la reforma a la manera en que criamos animales domésticos para alimento puede ayudar a contrarrestar la próxima gripe mortal.

Nos salvamos fácilmente durante la última pandemia. La fiebre porcina solo desencadenó una pandemia de categoría 1 en el año 2009, pero mostró un nuevo punto de origen de los virus pandémicos: la ganadería porcina. Fue como un retroceso epidemiológico debido a nuestra globalización de estos métodos de confinamiento intensivos.

Se ha responsabilizado a la producción avícola industrial de la aparición, sin precedentes, de H5N1 y de los otros diez nuevos virus de la gripe aviar que infectan a los humanos en todo el mundo. Cuando hacinamos a miles de animales en estos estrechos y sucios galpones, del tamaño de un campo de fútbol, para que permanezcan pico a pico yaciendo en su propio excremento, eso es solo un caldo de cultivo de enfermedades. El enorme número de animales, el hacinamiento, el estrés que debilita su sistema inmune, el amoníaco del excremento que se descompone quemando sus pulmones, la falta de aire fresco y de luz solar; combina todos estos factores y obtienes realmente un ambiente de tormenta perfecta para el surgimiento y contagio de nuevas “cepas resistentes” de la gripe. 

Debido a esto, las Naciones Unidas han instado a los gobiernos, a las autoridades locales y a las agencias internacionales a reconocer la necesidad de desempeñar un rol mucho mayor para combatir la llamada agricultura industrializada, la cual, en combinación con estos mercados de animales vivos, facilita las condiciones ideales para la propagación y mutación del virus de la gripe en una forma más peligrosa. Las llamadas operaciones concentradas de alimentación animal (CAFO, por sus siglas en inglés) han alterado inmensamente la evolución del virus de la gripe.

El virus H5N1 se inició como todos los virus de la gripe aviar, como infecciones inocuas intestinales transmitidas por el agua en aves acuáticas, pero solo logró transmisión aérea y el aceleramiento de extrema virulencia en la masiva producción avícola intensiva. Tal vez solo el cambio debido a las condiciones de las mega granjas, de hasta 10 millones de aves, podría representar la serie dramática de mutaciones suficiente para crear un monstruo como este.

También parece haber una aceleración de los problemas de la gripe humana en las últimas décadas, que involucra un número mayor de especies y, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, también se espera que esto esté ampliamente relacionado con la intensificación de la producción avícola y, probablemente, con la porcina. Con respecto a la ciencia subyacente, a los mecanismos evolucionarios biológicos, permíteme darte como referencia el análisis que escribí, como invitado, en Critical Reviews in Microbiology en el cual presenté toda la evidencia. Es gratuito; no se solicita pago. Solo ve: bit.ly/flureview.

Actualmente CDC considera el virus de la gripe aviar H7N9 como nuestra amenaza más grave, como el virus que representa un riesgo de surgimiento y el mayor impacto potencial. Se publicó un cálculo de cómo se vería una pandemia de H7N9 en los Estados Unidos y concluyeron: con millones de estadounidenses muertos. 

Hasta ahora H7N9 ha matado aproximadamente a 600 de las primeras 1500 personas infectadas. Es decir, aproximadamente un 40%, dos entre cinco personas. Afortunadamente, ni H5N1 ni H7N9 han adquirido la capacidad de fácil transmisión entre humanos. Pero dado que tanto los virus H5 como H7 han mostrado ser propensos a infectar a los humanos, se ha intensificado la preocupación de que puedan evolucionar la capacidad de transmitirse entre personas e iniciar una pandemia.

Siguen ahí afuera, aún mutando. El H7N9 puede estar a solo tres mutaciones de transmitirse efectivamente entre personas. Las pandemias son siempre un asunto no de si, sino de cuándo. Y una pandemia, con más de un mínimo porcentaje de letalidad, no solo amenazaría los mercados financieros, sino la civilización misma como la conocemos hasta ahora. 

¿Cómo podemos detener el surgimiento de virus pandémicos en primer lugar? Si hay un concepto para deducir de mi trabajo sobre cómo prevenir y revertir las enfermedades crónicas, es que, siempre que sea posible, se trate la causa.

¿Qué argumento tiene la industria avícola misma? El editor ejecutivo de la revista Poultry lo expresa de esta manera: “Es alarmante la posibilidad de una gripe virulenta a la cual no tenemos absolutamente nada de resistencia. Sin embargo, opino que, la amenaza es mucho mayor para la industria avícola. No me preocupa tanto que la población humana en los Estados Unidos muera de gripe aviar, sino el hecho de que no haya pollo para comer”.

Otros reflexionan más consigo mismos. Determinando, con base en sus 37 años de experiencia, presenciando deficiencias en el modelo de la agricultura industrializada en términos de propagación de enfermedades, una persona con información privilegiada de la industria, concluyó en su artículo de publicación comercial “Poultry Reality Check Needed”, con estas proféticas palabras: este es el momento para decidir. Podemos continuar como si no pasara nada, esperando lo mejor mientras nos tiramos de cabeza hacia los bajos costos. O podemos comenzar a dar pasos prudentes para restablecer el equilibrio entre la economía y la salud aviar a largo plazo. Podemos pagar ya o más tarde, pero se debe saber y se debe decir que, de una u otra manera, pagaremos.

Considera ser voluntario/a para ayudar en la página web.

Gráficos de AvoMedia

Créditos de la imagen: j4p4n vía IconsPNG.com. La imagen ha sido modificada.

A continuación una aproximación al contenido del audio de este video. Para ver los gráficos, tablas, imágenes o citas a los que Dr. Greger se refiere, ve el video más arriba. La traducción y edición de este contenido ha sido realizada por Viviana García voluntaria activa en NutritionFacts.org.

A pesar de implementar algunas estrategias de contención, se proyecta la muerte de millones de personas en todo el mundo a causa de la pandemia de COVID-19. En los Estados Unidos, el “mejor cálculo”, presentado por American Hospital Association, fue de aproximadamente medio millón de muertes de estadounidenses. Con suficiente distanciamiento social, estas se podrían reducir a aproximadamente cien mil. Aunque fueran medio millón, podría ser aún, de manera asombrosa, muchísimo peor.

Con los miles ya fallecidos y los millones que se proyecta perecerán, los miles de millones en confinamiento y los billones en pérdidas por el colapso de los mercados, la COVID-19 apenas está tomando forma para convertirse en una pandemia de categoría 2 o 3. Esto aparece en las directrices de planeación de los CDC durante una pandemia. El índice de gravedad de pandemias se diseñó a partir del índice de gravedad de huracanes, el cual define la capacidad destructiva de una tormenta. Bien, este es el intento de los CDC de clasificar la capacidad destructora de una pandemia. Se basa en la proporción de los casos letales, llamada también tasa de letalidad: el porcentaje de quienes se enferman y finalmente sucumben a la infección. Durante la pandemia de gripe de 1918, aproximadamente uno de cada tres se enfermó y, aproximadamente, el 2% de ellos murió. Esto convirtió a la pandemia de 1918 en categoría 5, análoga a un “súper tifón”, con vientos ininterrumpidos que sobrepasan los 241 km por hora. La tasa de quienes mueren por la infección de COVID-19 es mucho más baja. Si incluyes a quienes resultaron positivos, pero asintomáticos, casi se asemeja a la mortalidad de las dos pandemias de gripe pasadas o a una mala temporada de gripe estacional. Si hablas de casos comprobados, de gente que en realidad se enferma, nos referimos a casi un corte de 0.5% entre las categorías 2 y 3 de la pandemia, lo cual representa aproximadamente una muerte por cada 200 casos.

Como puedes ver, la tasa de letalidad del 2%, como en la pandemia de 1918, es justo donde comienza la categoría 5. La COVID-19 muestra que los coronavirus del tipo SARS pueden escapar nuestra comprensión y generar una pandemia general. El SARS se erradicó rápidamente al monitorear la fiebre de los viajeros, pero al momento de concluir, hubo aproximadamente 800 muertes entre los 8000 casos. Esta es una tasa de letalidad del 10%. Menos mal que estamos enfrentando una pandemia originada en el SARS-CoV-2 y no el coronavirus original del SARS. Siendo aún más letal, el MERS mató a más de 850 entre 2500, lo cual representa un 34%. Una probabilidad de morir de uno entre tres, si lo contraes. 

Desde 2002, con el SARS y, después en 2012, con el MERS aprendimos que los coronavirus pueden volverse mortales. No son los virus de la gripe común que imaginamos. Ahora, con la COVID-19, nos damos cuenta de que esta familia de virus también puede explotar desenfrenadamente en la escena mundial. Así, los coronavirus nos han demostrado que pueden hacer ambas cosas. No es difícil imaginar una combinación de transmisibilidad y letalidad que convierta a la próxima pandemia por coronavirus en un orden de magnitud peor, o más que eso.

Pero también hay un ejemplo admonitorio aún mayor que dar, el cual es el tema principal de mi próximo libro. Conocemos desde hace tiempo el potencial del virus de la gripe de convertirse en pandemia, pero lo más mortal que pareció ser fue un índice de mortalidad del 2% basados en la gripe de 1918. Ahora, el 2% fue suficiente para matar hasta cien millones de personas, lo cual lo convirtió en el mayor evento letal de la historia humana; pero una amenaza aún mayor puede estar esperando en las alas… de un pollo. En 1997, se descubrió un virus gripal en pollos, el cual cambiaría para siempre nuestra comprensión de lo graves que se pueden volver las pandemias. Hasta ahora, ha seguido siendo una enfermedad aviar y no humana, pero entre los escasos cientos de individuos que ha infectado, han muerto más de la mitad. Un virus gripal con una tasa de letalidad que excede el 50%. ¿Qué pasaría si un virus como ese muta para adquirir una fácil transmisibilidad humana? La última vez que un virus de la gripe aviar saltó directamente a los humanos y causó una pandemia, desencadenó la plaga más mortal en la historia humana. ¿Qué pasaría si en lugar de una tasa de mortalidad del 2%, fuera más como… lanzar una moneda al aire?

La pandemia de COVID-19 es devastadora, pero aún continúa el suministro de alimentos a nuestros supermercados. La red de internet puede estar lenta, pero ahí está. Las luces siguen prendidas y el agua potable, para beber, sigue saliendo de la llave. Si las predicciones son correctas y “solo” aproximadamente cien mil estadounidenses mueren, es menos de uno en 3000. Durante la pandemia de 1918, en la cual el 2% de los casos sucumbió, murió uno de cada 150 estadounidenses. Imagina si fuese diez veces peor, como un 2%, con la muerte de uno entre quince o veinticinco veces peor, matando a uno entre seis.

La buena noticia es que hay algo que podemos hacer al respecto. Igual que la eliminación del comercio de animales exóticos y de los mercados de animales vivos puede ayudar mucho a prevenir la próxima pandemia por coronavirus, la reforma a la manera en que criamos animales domésticos para alimento puede ayudar a contrarrestar la próxima gripe mortal.

Nos salvamos fácilmente durante la última pandemia. La fiebre porcina solo desencadenó una pandemia de categoría 1 en el año 2009, pero mostró un nuevo punto de origen de los virus pandémicos: la ganadería porcina. Fue como un retroceso epidemiológico debido a nuestra globalización de estos métodos de confinamiento intensivos.

Se ha responsabilizado a la producción avícola industrial de la aparición, sin precedentes, de H5N1 y de los otros diez nuevos virus de la gripe aviar que infectan a los humanos en todo el mundo. Cuando hacinamos a miles de animales en estos estrechos y sucios galpones, del tamaño de un campo de fútbol, para que permanezcan pico a pico yaciendo en su propio excremento, eso es solo un caldo de cultivo de enfermedades. El enorme número de animales, el hacinamiento, el estrés que debilita su sistema inmune, el amoníaco del excremento que se descompone quemando sus pulmones, la falta de aire fresco y de luz solar; combina todos estos factores y obtienes realmente un ambiente de tormenta perfecta para el surgimiento y contagio de nuevas “cepas resistentes” de la gripe. 

Debido a esto, las Naciones Unidas han instado a los gobiernos, a las autoridades locales y a las agencias internacionales a reconocer la necesidad de desempeñar un rol mucho mayor para combatir la llamada agricultura industrializada, la cual, en combinación con estos mercados de animales vivos, facilita las condiciones ideales para la propagación y mutación del virus de la gripe en una forma más peligrosa. Las llamadas operaciones concentradas de alimentación animal (CAFO, por sus siglas en inglés) han alterado inmensamente la evolución del virus de la gripe.

El virus H5N1 se inició como todos los virus de la gripe aviar, como infecciones inocuas intestinales transmitidas por el agua en aves acuáticas, pero solo logró transmisión aérea y el aceleramiento de extrema virulencia en la masiva producción avícola intensiva. Tal vez solo el cambio debido a las condiciones de las mega granjas, de hasta 10 millones de aves, podría representar la serie dramática de mutaciones suficiente para crear un monstruo como este.

También parece haber una aceleración de los problemas de la gripe humana en las últimas décadas, que involucra un número mayor de especies y, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, también se espera que esto esté ampliamente relacionado con la intensificación de la producción avícola y, probablemente, con la porcina. Con respecto a la ciencia subyacente, a los mecanismos evolucionarios biológicos, permíteme darte como referencia el análisis que escribí, como invitado, en Critical Reviews in Microbiology en el cual presenté toda la evidencia. Es gratuito; no se solicita pago. Solo ve: bit.ly/flureview.

Actualmente CDC considera el virus de la gripe aviar H7N9 como nuestra amenaza más grave, como el virus que representa un riesgo de surgimiento y el mayor impacto potencial. Se publicó un cálculo de cómo se vería una pandemia de H7N9 en los Estados Unidos y concluyeron: con millones de estadounidenses muertos. 

Hasta ahora H7N9 ha matado aproximadamente a 600 de las primeras 1500 personas infectadas. Es decir, aproximadamente un 40%, dos entre cinco personas. Afortunadamente, ni H5N1 ni H7N9 han adquirido la capacidad de fácil transmisión entre humanos. Pero dado que tanto los virus H5 como H7 han mostrado ser propensos a infectar a los humanos, se ha intensificado la preocupación de que puedan evolucionar la capacidad de transmitirse entre personas e iniciar una pandemia.

Siguen ahí afuera, aún mutando. El H7N9 puede estar a solo tres mutaciones de transmitirse efectivamente entre personas. Las pandemias son siempre un asunto no de si, sino de cuándo. Y una pandemia, con más de un mínimo porcentaje de letalidad, no solo amenazaría los mercados financieros, sino la civilización misma como la conocemos hasta ahora. 

¿Cómo podemos detener el surgimiento de virus pandémicos en primer lugar? Si hay un concepto para deducir de mi trabajo sobre cómo prevenir y revertir las enfermedades crónicas, es que, siempre que sea posible, se trate la causa.

¿Qué argumento tiene la industria avícola misma? El editor ejecutivo de la revista Poultry lo expresa de esta manera: “Es alarmante la posibilidad de una gripe virulenta a la cual no tenemos absolutamente nada de resistencia. Sin embargo, opino que, la amenaza es mucho mayor para la industria avícola. No me preocupa tanto que la población humana en los Estados Unidos muera de gripe aviar, sino el hecho de que no haya pollo para comer”.

Otros reflexionan más consigo mismos. Determinando, con base en sus 37 años de experiencia, presenciando deficiencias en el modelo de la agricultura industrializada en términos de propagación de enfermedades, una persona con información privilegiada de la industria, concluyó en su artículo de publicación comercial “Poultry Reality Check Needed”, con estas proféticas palabras: este es el momento para decidir. Podemos continuar como si no pasara nada, esperando lo mejor mientras nos tiramos de cabeza hacia los bajos costos. O podemos comenzar a dar pasos prudentes para restablecer el equilibrio entre la economía y la salud aviar a largo plazo. Podemos pagar ya o más tarde, pero se debe saber y se debe decir que, de una u otra manera, pagaremos.

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Créditos de la imagen: j4p4n vía IconsPNG.com. La imagen ha sido modificada.

Nota del Doctor

Si te perdiste el video anterior puedes verlo aquí: El final de la COVID-19: vacunas, mutaciones e immunidad colectiva. Finalmente veremos Cómo prevenir la siguiente pandemia.

Aquí tienes el resto de la serie:

Tengo la serie completa (en inglés) disponible para descargarla gratuitamente en DrGreger.org y puedes ahondar un poco más en mi nuevo libro (disponible solo en inglés) How to Survive a Pandemic, en caso de que no lo sepas, todas las ganancias de las ventas de este libro son donadas a instituciones para la prevención de pandemias.

Échale un vistazo a la página de información sobre los recursos traducidos.

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