¿Qué tanto aumenta el riesgo de apoplejía el refresco de dieta en comparación con uno normal?

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El azúcar ya no es considerado sólo como una caloría vacía, también es un factor de riesgo independiente en el desarrollo de enfermedades cardiovasculares. Entonces, ¿qué pasa si consumes edulcorantes artificiales en su lugar?

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A continuación una aproximación al contenido del audio de este video. Para ver los gráficos, tablas, imágenes o citas a los que Dr. Greger se refiere, ve el video más arriba.

Las recomendaciones para limitar el consumo de azúcar varían alrededor del mundo, desde directrices como “limite los postres dulces a uno cada dos días” a “mantenga el consumo de azúcar entre 4 porciones o menos por día”. En los Estados Unidos, la Asociación Norteamericana del Corazón está al frente de un movimiento que “propone una reducción drástica en el consumo de refrescos y otros productos azucarados”. Ellos recomiendan mantener el consumo de azúcares añadidos por debajo de 5% de las calorías diarias, lo que no incluiría siquiera una lata de refresco.

¿Por qué la Asociación Norteamericana del Corazón? Porque el “consumo excesivo de azúcares añadidos ha sido asociado con un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular” es decir, enfermedades del corazón y apoplejías. Antes se pensaba que los azúcares añadidos eran simplemente “un indicador de una dieta no saludable”. En los restaurantes de comida rápida, es más probable que una persona pida una hamburguesa con un refresco grande, que de una ensalada.</p

Pero actualmente se piensa que el azúcar añadido en alimentos y bebidas procesadas puede ser “un factor de riesgo independiente” -peor que las calorías vacías-, que promueva activamente la enfermedad. Estas ideas están basadas en datos como estos.

Esta es la cantidad de azúcar que el público estadounidense está comiendo en promedio en la actualidad. Sólo alrededor del 1% cumple con la recomendación de la Asociación Norteamericana del Corazón de bajar el consumo de azúcar añadido a un 5 ó 6% de la ingesta calórica diaria. La mayoría de la gente consume alrededor del 15%, y ahí es donde el riesgo de enfermedad cardiovascular comienza aparecer, con una duplicación del riesgo cuando alrededor un 25% de las calorías provienen de azúcares añadidos, o cuatro veces más para los que reciben un tercio de su ingesta calórica diaria de azúcares añadidos.

Pasamos de consumir 7 libras de azúcar cada año, hace 200 años, a 50 libras, a más de 100 libras hoy en día. Estamos programados para que nos gusten la comida dulce porque evolucionamos rodeados de frutas (no Fruit Loops). Pero esta adaptación es “terriblemente mal usada y abusada en la actualidad, secuestrada por la industria de comida para nuestro placer y sus ganancias”.

“¿Por qué consumimos tanto azúcar a pesar de saber lo mucho que nos hace daño?” Sí, es cierto que puede tener una cualidad adictiva. Sí, es natural que nos guste la azúcar, pero la industria de alimentos procesados ​​tampoco ayuda.

75% de los alimentos empaquetados ​​en los Estados Unidos contienen azúcares añadidos, la mayoría son bebidas azucaradas, como los refrescos, que podrían ser responsables de más de cientos de miles de muertes en todo el mundo y millones de años de vida saludable perdidos.

No hay problema, podríamos simplemente tomar refresco de dieta, ¿no? Al elegir el refresco de dieta, podríamos conseguir el sabor dulce que anhelamos sin las desventajas, ¿cierto? Desafortunadamente, “el consumo habitual de refrescos de dieta está asociado con aumentos en los mismos riesgos que muchos evitan a través del uso de edulcorantes artificiales”.

Esto es lo que los estudios han encontrado sobre el aumento del riesgo de enfermedad cardiovascular asociado con el refresco regular y aquí están los riesgos cardiovasculares asociados con el refresco de dieta. “En otras palabras, la creencia de que tomar refresco de dieta reducirá los riesgos de salud a largo plazo no está [bien] respaldada por la evidencia científica, y de hecho el refresco de dieta puede contribuir a los mismos riesgos que las personas estaban intentando evitar” en primer lugar.

Pero, ¿por qué? Tiene sentido que el beber toda esa azúcar pueda aumentar el riesgo de sufrir una apoplejía, con la inflamación y triglicéridos extra. Pero, ¿por qué en este par de estudios de Harvard una lata de refresco de dieta pareció aumentar el riesgo de apoplejía en la misma cantidad? Sí, quizás el color caramelo en el refresco café tenga algo que ver, pero otra posibilidad es que “los edulcorantes artificiales pueden aumentar el deseo de consumir alimentos y bebidas azucarados”.

Entonces, el problema con los edulcorantes artificiales “es que se desarrolla una desconexión entre la cantidad de la dulzura que el cerebro prueba y la cantidad de azúcar en la sangre que finalmente recibe al cerebro.” El cerebro se siente engañado y “decide que tiene que comer más y más y más dulzura para poder obtener algunas calorías. Como consecuencia, al final del día, el cerebro dice,  “Bueno, en algún momento voy a necesitar un poco de azúcar en la sangre.” Y luego terminas comiéndote un pastel entero, porque al final de cuentas es imposible resistirse.

Si a un grupo de personas le das Sprite, Sprite Zero, o agua carbonatada de lima-limón sin azúcar y no les dices qué es qué, o de que se trata el estudio; y más adelante les ofreces una opción entre M&M’s, agua de manantial o goma de mascar sin azúcar, adivina quien elige los M&M’s… Aquellos que bebieron el refresco endulzado artificialmente fueron 3 veces más propensos a elegir los dulces que cualquiera de los que consumieron las bebidas endulzadas con azúcar o las bebidas sin azúcar. Entones, no se trata de dulce contra no dulce, y no se trata de calorías contra la ausencia de calorías. Hay algo en los edulcorantes sin calorías que engaña al cerebro.

Luego, hicieron estudio en donde se les dio galletas Oreo a todos los participantes y les preguntaron que tan satisfechos se sentían. De nuevo, los que bebieron Sprite Zero (Sprite con edulcorante artificial) reportaron que se sentían menos satisfechos que el grupo que bebió Sprite regular o que el grupo que bebió agua con gas. “Estos resultados son consistentes con estudios recientes de imágenes del cerebro demonstrando que el consumo regular de edulcorantes artificiales puede alterar las vías nerviosas responsables del placer en respuesta a la comida. La única manera de evitar este problema -para verdaderamente romper la adicción- es eliminar 100% los edulcorantes” -artificiales y también el azúcar de mesa y el jarabe de maíz de alta fructosa. Con el tiempo, el cerebro se reinicia y te dan menos antojos.

Siempre hemos asumido que “el consumo de azúcar y edulcorantes artificiales pueden cambiar nuestros paladares o preferencias de sabor con el tiempo, aumentando nuestro deseo por los alimentos dulces. Por desgracia, la evidencia era escasa” -hasta ahora.

Veinte personas “accedieron a eliminar de sus dietas todos los azúcares añadidos y edulcorantes artificiales por 2 semanas”. Después de este tiempo, “el 95% reportó que los alimentos y bebidas dulces les sabían más dulce o demasiado dulce y… dijeron que de aquí en adelante, utilizarían menos o incluso nada de azúcar” en absoluto. La mayoría dejó de tener “antojos de azúcar” dentro de la primera semana; “6 días”.

Esto sugiere que un desafío de 2 semanas -o incluso de una 1 semana- sin azúcar puede “ayudar a restablecer las preferencias gustativas y hacer el consumo de menos o nada de azúcar más fácil”. Y así, tal vez deberíamos recomendarlo a nuestros pacientes.

“Comer menos alimentos procesados ​​y elegir más alimentos reales, enteros y de origen vegetal facilita el consumo de menos azúcar”.

La traducción y edición de este contenido ha sido realizada por Leonardo Alanís y Leslie Salas.

Considera ser voluntario/a para ayudar en la página web.

Crédito de la imagen: SimonQ via flickr. La imagen original ha sido modificada para esta presentación.

A continuación una aproximación al contenido del audio de este video. Para ver los gráficos, tablas, imágenes o citas a los que Dr. Greger se refiere, ve el video más arriba.

Las recomendaciones para limitar el consumo de azúcar varían alrededor del mundo, desde directrices como “limite los postres dulces a uno cada dos días” a “mantenga el consumo de azúcar entre 4 porciones o menos por día”. En los Estados Unidos, la Asociación Norteamericana del Corazón está al frente de un movimiento que “propone una reducción drástica en el consumo de refrescos y otros productos azucarados”. Ellos recomiendan mantener el consumo de azúcares añadidos por debajo de 5% de las calorías diarias, lo que no incluiría siquiera una lata de refresco.

¿Por qué la Asociación Norteamericana del Corazón? Porque el “consumo excesivo de azúcares añadidos ha sido asociado con un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular” es decir, enfermedades del corazón y apoplejías. Antes se pensaba que los azúcares añadidos eran simplemente “un indicador de una dieta no saludable”. En los restaurantes de comida rápida, es más probable que una persona pida una hamburguesa con un refresco grande, que de una ensalada.</p

Pero actualmente se piensa que el azúcar añadido en alimentos y bebidas procesadas puede ser “un factor de riesgo independiente” -peor que las calorías vacías-, que promueva activamente la enfermedad. Estas ideas están basadas en datos como estos.

Esta es la cantidad de azúcar que el público estadounidense está comiendo en promedio en la actualidad. Sólo alrededor del 1% cumple con la recomendación de la Asociación Norteamericana del Corazón de bajar el consumo de azúcar añadido a un 5 ó 6% de la ingesta calórica diaria. La mayoría de la gente consume alrededor del 15%, y ahí es donde el riesgo de enfermedad cardiovascular comienza aparecer, con una duplicación del riesgo cuando alrededor un 25% de las calorías provienen de azúcares añadidos, o cuatro veces más para los que reciben un tercio de su ingesta calórica diaria de azúcares añadidos.

Pasamos de consumir 7 libras de azúcar cada año, hace 200 años, a 50 libras, a más de 100 libras hoy en día. Estamos programados para que nos gusten la comida dulce porque evolucionamos rodeados de frutas (no Fruit Loops). Pero esta adaptación es “terriblemente mal usada y abusada en la actualidad, secuestrada por la industria de comida para nuestro placer y sus ganancias”.

“¿Por qué consumimos tanto azúcar a pesar de saber lo mucho que nos hace daño?” Sí, es cierto que puede tener una cualidad adictiva. Sí, es natural que nos guste la azúcar, pero la industria de alimentos procesados ​​tampoco ayuda.

75% de los alimentos empaquetados ​​en los Estados Unidos contienen azúcares añadidos, la mayoría son bebidas azucaradas, como los refrescos, que podrían ser responsables de más de cientos de miles de muertes en todo el mundo y millones de años de vida saludable perdidos.

No hay problema, podríamos simplemente tomar refresco de dieta, ¿no? Al elegir el refresco de dieta, podríamos conseguir el sabor dulce que anhelamos sin las desventajas, ¿cierto? Desafortunadamente, “el consumo habitual de refrescos de dieta está asociado con aumentos en los mismos riesgos que muchos evitan a través del uso de edulcorantes artificiales”.

Esto es lo que los estudios han encontrado sobre el aumento del riesgo de enfermedad cardiovascular asociado con el refresco regular y aquí están los riesgos cardiovasculares asociados con el refresco de dieta. “En otras palabras, la creencia de que tomar refresco de dieta reducirá los riesgos de salud a largo plazo no está [bien] respaldada por la evidencia científica, y de hecho el refresco de dieta puede contribuir a los mismos riesgos que las personas estaban intentando evitar” en primer lugar.

Pero, ¿por qué? Tiene sentido que el beber toda esa azúcar pueda aumentar el riesgo de sufrir una apoplejía, con la inflamación y triglicéridos extra. Pero, ¿por qué en este par de estudios de Harvard una lata de refresco de dieta pareció aumentar el riesgo de apoplejía en la misma cantidad? Sí, quizás el color caramelo en el refresco café tenga algo que ver, pero otra posibilidad es que “los edulcorantes artificiales pueden aumentar el deseo de consumir alimentos y bebidas azucarados”.

Entonces, el problema con los edulcorantes artificiales “es que se desarrolla una desconexión entre la cantidad de la dulzura que el cerebro prueba y la cantidad de azúcar en la sangre que finalmente recibe al cerebro.” El cerebro se siente engañado y “decide que tiene que comer más y más y más dulzura para poder obtener algunas calorías. Como consecuencia, al final del día, el cerebro dice,  “Bueno, en algún momento voy a necesitar un poco de azúcar en la sangre.” Y luego terminas comiéndote un pastel entero, porque al final de cuentas es imposible resistirse.

Si a un grupo de personas le das Sprite, Sprite Zero, o agua carbonatada de lima-limón sin azúcar y no les dices qué es qué, o de que se trata el estudio; y más adelante les ofreces una opción entre M&M’s, agua de manantial o goma de mascar sin azúcar, adivina quien elige los M&M’s… Aquellos que bebieron el refresco endulzado artificialmente fueron 3 veces más propensos a elegir los dulces que cualquiera de los que consumieron las bebidas endulzadas con azúcar o las bebidas sin azúcar. Entones, no se trata de dulce contra no dulce, y no se trata de calorías contra la ausencia de calorías. Hay algo en los edulcorantes sin calorías que engaña al cerebro.

Luego, hicieron estudio en donde se les dio galletas Oreo a todos los participantes y les preguntaron que tan satisfechos se sentían. De nuevo, los que bebieron Sprite Zero (Sprite con edulcorante artificial) reportaron que se sentían menos satisfechos que el grupo que bebió Sprite regular o que el grupo que bebió agua con gas. “Estos resultados son consistentes con estudios recientes de imágenes del cerebro demonstrando que el consumo regular de edulcorantes artificiales puede alterar las vías nerviosas responsables del placer en respuesta a la comida. La única manera de evitar este problema -para verdaderamente romper la adicción- es eliminar 100% los edulcorantes” -artificiales y también el azúcar de mesa y el jarabe de maíz de alta fructosa. Con el tiempo, el cerebro se reinicia y te dan menos antojos.

Siempre hemos asumido que “el consumo de azúcar y edulcorantes artificiales pueden cambiar nuestros paladares o preferencias de sabor con el tiempo, aumentando nuestro deseo por los alimentos dulces. Por desgracia, la evidencia era escasa” -hasta ahora.

Veinte personas “accedieron a eliminar de sus dietas todos los azúcares añadidos y edulcorantes artificiales por 2 semanas”. Después de este tiempo, “el 95% reportó que los alimentos y bebidas dulces les sabían más dulce o demasiado dulce y… dijeron que de aquí en adelante, utilizarían menos o incluso nada de azúcar” en absoluto. La mayoría dejó de tener “antojos de azúcar” dentro de la primera semana; “6 días”.

Esto sugiere que un desafío de 2 semanas -o incluso de una 1 semana- sin azúcar puede “ayudar a restablecer las preferencias gustativas y hacer el consumo de menos o nada de azúcar más fácil”. Y así, tal vez deberíamos recomendarlo a nuestros pacientes.

“Comer menos alimentos procesados ​​y elegir más alimentos reales, enteros y de origen vegetal facilita el consumo de menos azúcar”.

La traducción y edición de este contenido ha sido realizada por Leonardo Alanís y Leslie Salas.

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Crédito de la imagen: SimonQ via flickr. La imagen original ha sido modificada para esta presentación.

Nota del Doctor

Hablando de apoplejías, ¿viste mi último video? El chocolate y el riesgo de apoplejía.

Este video también es parte de una serie de videos extendida sobre azucares añadidos. Estos son algunos de los otros:

También tengo algunos videos sobre edulcorantes artificiales y de bajas calorías, por si te interesa:

Échale un vistazo a la página de información sobre los recursos traducidos.

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