La diabetes como enfermedad de toxicidad por grasa

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Los dos ”ciclos viciosos idénticos” explican cómo la acumulación de grasa en las células de nuestros músculos, hígado y pancreas causa la diabetes tipo 2; lo cual explica por qué las recomendaciones de alimentación para los diabéticos promueven la reducción del consumo de grasa.

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Tanto la prediabetes como la diabetes tipo 2 son causadas por la resistencia a la insulina. Hoy en día se acepta que la resistencia a la insulina está asociada con la acumulación de grasa en nuestras células musculares. Esta toxicidad por grasa dentro de nuestros músculos es la principal causante de la resistencia a la insulina y de la diabetes tipo 2, ya que interfiere con la acción de la insulina. He investigado cómo la grasa vuelve nuestros músculos resistentes a la insulina, cómo esa grasa puede venir de la que comemos o de la que llevamos en el cuerpo y cómo no todas las grasas son iguales. Lo que parece particularmente perjudicial, con respecto a la insensibilidad a la insulina relacionada con la grasa, es el tipo de grasa encontrada especialmente en grasas animales frente a las vegetales. Pero esta resistencia a la insulina en nuestros músculos comienza años antes del diagnóstico de la diabetes.

Este es un gráfico del nivel de azúcar en la sangre en ayunas, 13 años antes de la aparición de la diabetes. La resistencia a la insulina comienza más de una década antes de diagnosticar la diabetes, cuando los niveles de azúcar comienzan a elevarse lentamente. Y de repente, el páncreas se estropea y el azúcar en la sangre se dispara. ¿Cuál podría ser la verdadera razón de esta rápida falta de secreción de insulina?

Al comienzo, el páncreas bombea más y más insulina, tratando de superar la resistencia a la insulina en los músculos producida por la grasa; y los altos niveles de insulina pueden llevar a la acumulación de grasa en el hígado, una condición llamada enfermedad del hígado graso. Antes de diagnosticar la diabetes tipo 2, hay un largo grito silencioso del hígado. A medida que se acumula grasa en el hígado, este se vuelve también resistente a la insulina.

Por lo general, el hígado está constantemente produciendo azúcar para mantener vivo nuestro cerebro entre comidas. Sin embargo, tan pronto desayunamos, la insulina liberada para procesar la comida normalmente suspende la producción de glucosa en el hígado, lo cual tiene sentido ya que no se necesita. Pero un hígado lleno de grasa se vuelve resistente a la insulina, como lo hacen nuestros músculos. No responde a la señal que se produce cuando desayunamos, así que continúa bombeando azúcar a la sangre durante todo el día, adicionalmente a lo que comamos. Así que el páncreas bombea aún más insulina para tratar de controlar el alto nivel de azúcares y nuestro hígado se vuelve cada vez más y más graso. Este es uno de los dos ciclos viciosos idénticos de la diabetes. Los músculos grasos, en cuanto al exceso de calorías, conllevan a un hígado graso lo cual conduce a un hígado mucho más graso. Todo esto inclusive antes de tener diabetes, pero entonces comienza el siguiente ciclo vicioso.

Un hígado graso puede ser mortal. Así el hígado comienza a tratar de descargar la grasa devolviéndola a la corriente sanguínea en forma de lo que se llama lipoproteína de muy baja densidad, LMBD, y esta comienza a acumularse en las células del páncreas, el cual produce la insulina en primer lugar. Así que ahora sabemos cómo se desarrolla la diabetes. Los músculos grasos conllevan a un hígado graso, el cual a su vez conduce a un páncreas graso. Ahora es claro que la diabetes tipo 2 es una condición de exceso de grasa en nuestros órganos. 

La única cosa que nos alejaba de la diabetes, de un nivel de azúcar disparado sin control, era que el páncreas estaba trabajando tiempo extra, bombeando más insulina para vencer la resistencia a la insulina. Pero debido a que las llamadas células islote o beta en el páncreas mueren por la acumulación de grasa, la producción de insulina comienza a fallar y quedamos con las dos peores situaciones: la resistencia a la insulina combinada con un páncreas debilitado. Debido a que no puede superar la resistencia, el nivel de azúcar en la sangre se eleva y tenemos diabetes tipo 2.

Esto también tiene implicaciones con respecto al cáncer. La obesidad conduce a la resistencia a la insulina y nuestros niveles de azúcar en la sangre comienzan a aumentar. Así que nuestro páncreas comienza a bombear más insulina para tratar de incorporar más azúcar a nuestros músculos y eventualmente la grasa se extiende también al páncreas, acabando con las células que producen la insulina y entonces ya tenemos diabetes; en cuyo caso es posible que tengamos que comenzar a inyectarnos insulina en dosis altas para superar la resistencia a la insulina y estos altos niveles de insulina provocan el cáncer. Esa es una de las razones por las cuales creemos que las mujeres obesas contraen más cáncer de mama. Todo tiene que ver con la grasa que llega a las células de los músculos y que causa la resistencia a la insulina. La grasa de nuestro estómago o la que va a nuestro estómago.

Ahora debería tener sentido el porqué la Asociación Americana de la Diabetes recomienda reducir el consumo de grasa en nuestra alimentación como una estrategia para disminuir el riesgo de padecer diabetes.

Para ver los gráficos, tablas, imágenes o citas a los que Dr. Greger se refiere, ve el vídeo más arriba. Esto es sólo una aproximación del audio contribuida por Katie SchloerLa traducción y edición de este contenido ha sido realizada por Fanny González y Viviana Garcia.

Considera ser voluntario/a para ayudar en la página web.

Tanto la prediabetes como la diabetes tipo 2 son causadas por la resistencia a la insulina. Hoy en día se acepta que la resistencia a la insulina está asociada con la acumulación de grasa en nuestras células musculares. Esta toxicidad por grasa dentro de nuestros músculos es la principal causante de la resistencia a la insulina y de la diabetes tipo 2, ya que interfiere con la acción de la insulina. He investigado cómo la grasa vuelve nuestros músculos resistentes a la insulina, cómo esa grasa puede venir de la que comemos o de la que llevamos en el cuerpo y cómo no todas las grasas son iguales. Lo que parece particularmente perjudicial, con respecto a la insensibilidad a la insulina relacionada con la grasa, es el tipo de grasa encontrada especialmente en grasas animales frente a las vegetales. Pero esta resistencia a la insulina en nuestros músculos comienza años antes del diagnóstico de la diabetes.

Este es un gráfico del nivel de azúcar en la sangre en ayunas, 13 años antes de la aparición de la diabetes. La resistencia a la insulina comienza más de una década antes de diagnosticar la diabetes, cuando los niveles de azúcar comienzan a elevarse lentamente. Y de repente, el páncreas se estropea y el azúcar en la sangre se dispara. ¿Cuál podría ser la verdadera razón de esta rápida falta de secreción de insulina?

Al comienzo, el páncreas bombea más y más insulina, tratando de superar la resistencia a la insulina en los músculos producida por la grasa; y los altos niveles de insulina pueden llevar a la acumulación de grasa en el hígado, una condición llamada enfermedad del hígado graso. Antes de diagnosticar la diabetes tipo 2, hay un largo grito silencioso del hígado. A medida que se acumula grasa en el hígado, este se vuelve también resistente a la insulina.

Por lo general, el hígado está constantemente produciendo azúcar para mantener vivo nuestro cerebro entre comidas. Sin embargo, tan pronto desayunamos, la insulina liberada para procesar la comida normalmente suspende la producción de glucosa en el hígado, lo cual tiene sentido ya que no se necesita. Pero un hígado lleno de grasa se vuelve resistente a la insulina, como lo hacen nuestros músculos. No responde a la señal que se produce cuando desayunamos, así que continúa bombeando azúcar a la sangre durante todo el día, adicionalmente a lo que comamos. Así que el páncreas bombea aún más insulina para tratar de controlar el alto nivel de azúcares y nuestro hígado se vuelve cada vez más y más graso. Este es uno de los dos ciclos viciosos idénticos de la diabetes. Los músculos grasos, en cuanto al exceso de calorías, conllevan a un hígado graso lo cual conduce a un hígado mucho más graso. Todo esto inclusive antes de tener diabetes, pero entonces comienza el siguiente ciclo vicioso.

Un hígado graso puede ser mortal. Así el hígado comienza a tratar de descargar la grasa devolviéndola a la corriente sanguínea en forma de lo que se llama lipoproteína de muy baja densidad, LMBD, y esta comienza a acumularse en las células del páncreas, el cual produce la insulina en primer lugar. Así que ahora sabemos cómo se desarrolla la diabetes. Los músculos grasos conllevan a un hígado graso, el cual a su vez conduce a un páncreas graso. Ahora es claro que la diabetes tipo 2 es una condición de exceso de grasa en nuestros órganos. 

La única cosa que nos alejaba de la diabetes, de un nivel de azúcar disparado sin control, era que el páncreas estaba trabajando tiempo extra, bombeando más insulina para vencer la resistencia a la insulina. Pero debido a que las llamadas células islote o beta en el páncreas mueren por la acumulación de grasa, la producción de insulina comienza a fallar y quedamos con las dos peores situaciones: la resistencia a la insulina combinada con un páncreas debilitado. Debido a que no puede superar la resistencia, el nivel de azúcar en la sangre se eleva y tenemos diabetes tipo 2.

Esto también tiene implicaciones con respecto al cáncer. La obesidad conduce a la resistencia a la insulina y nuestros niveles de azúcar en la sangre comienzan a aumentar. Así que nuestro páncreas comienza a bombear más insulina para tratar de incorporar más azúcar a nuestros músculos y eventualmente la grasa se extiende también al páncreas, acabando con las células que producen la insulina y entonces ya tenemos diabetes; en cuyo caso es posible que tengamos que comenzar a inyectarnos insulina en dosis altas para superar la resistencia a la insulina y estos altos niveles de insulina provocan el cáncer. Esa es una de las razones por las cuales creemos que las mujeres obesas contraen más cáncer de mama. Todo tiene que ver con la grasa que llega a las células de los músculos y que causa la resistencia a la insulina. La grasa de nuestro estómago o la que va a nuestro estómago.

Ahora debería tener sentido el porqué la Asociación Americana de la Diabetes recomienda reducir el consumo de grasa en nuestra alimentación como una estrategia para disminuir el riesgo de padecer diabetes.

Para ver los gráficos, tablas, imágenes o citas a los que Dr. Greger se refiere, ve el vídeo más arriba. Esto es sólo una aproximación del audio contribuida por Katie SchloerLa traducción y edición de este contenido ha sido realizada por Fanny González y Viviana Garcia.

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Nota del Doctor

Esta es la segunda parte de una serie ampliada sobre la diabetes tipo 2 que continuará durante varios meses. Las pondría todas seguidas, pero entonces trataría sobre la diabetes diariamente durante semanas. Si realmente quieres entender este proceso, sugiero que veas los tres vídeos “anticipados”:

La razón por la que entro en tanto detalle es que espero darles la capacidad, a quienes sufren de esta enfermedad y a quienes tratan a los que la padecen, para que entiendan mejor las intervenciones en la alimentación para prevenir o tratar la epidemia. Tal vez un día grabaré conferencias de una hora, específicamente sobre una enfermedad, que abarquen todo, para quienes deseen ver todo de una vez.

Mientras tanto, aquí hay algunos vídeos sobre prevención:

Y aquí hay algunos sobre tratamientos:

Échale un vistazo a la página de información sobre los recursos traducidos.

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