¿Es la exposición a la insulina bovina de la leche un factor desencadenante de la diabetes tipo 1?

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¿Es la caseina o la insulina bovina la explicación de la relación entre el consume de lácteos y el desarrollo de la diabetes tipo 1?

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A continuación una aproximación al contenido del audio de este video. Para ver los gráficos, tablas, imágenes o citas a los que Dr. Greger se refiere, ve el video más arriba.

La estrecha relación entre el consumo de leche de vaca y la incidencia de diabetes de tipo 1 en niños no afecta a un país en concreto: Islandia. De hecho, los estudios que relacionan el consumo de lácteos en niños y adolescentes con la incidencia de diabetes de tipo 1 excluyen deliberadamente los datos de este país nórdico. ¿Cómo es posible? ¿Es por genética? Sí y no. Desde el punto de vista genético, la población islandesa es similar a la de otros pueblos nórdicos, pero sus vacas no lo son. Existen dos tipos principales de caseína (una proteína de la leche de vaca): la A1 y la A2. El ganado islandés, “que por estar aislado no se ha reproducido con otras razas durante más de 1100 años”, es particular: su leche solo contiene caseína A2, lo que explicaría el menor número de casos de diabetes de tipo 1 en Islandia.

La caseína A1, al contrario que la A2, se descompone en casomorfina, que al tener propiedades opioides podría alterar el sistema inmunitario y aumentar la predisposición a padecer infecciones que desencadenasen la diabetes de tipo 1. Esta proteína es la que está presente en la leche de las vacas blanquinegras de raza Holstein, que suponen el 95 % del ganado lechero de Estados Unidos y una gran parte del total mundial. Para afrontar el problema, la industria láctea incluso ha patentado métodos para seleccionar variedades de leche “sin efectos diabetogénicos” que eviten el riesgo de padecer diabetes de tipo 1. En efecto, al analizar la ingesta de caseína A1 queda clara la relación estrecha y lineal entre el consumo de leche y la diabetes de tipo 1, como se puede apreciar en el minuto 1:47 del video.

No obstante, estos estudios ecológicos (es decir, por países) sirven principalmente para postular teorías que habrán de probarse después. Por ejemplo, en un estudio se realizó un seguimiento a hermanos de personas con diabetes de tipo 1 durante una década; el estudio mostró que quienes tomaban mucha leche tenían 5 veces más posibilidades de padecer la enfermedad. A mediados de los 90, ya se habían realizado más de una docena de estudios en este sentido.

En general, los investigadores descubrieron que una exposición precoz a la leche de vaca se relacionaba con un incremento del riesgo de diabetes del 50 %. La Academia Estadounidense de Pediatría consideró que estos datos tenían el peso suficiente para afirmar que “la proteína de leche de vaca podría ser un factor clave” a la hora de desencadenar el proceso de destrucción de las células productoras de insulina. La organización añadió que evitar el consumo de leche de vaca podría evitar o posponer la aparición de diabetes de tipo 1. Además, subrayaron la superioridad de la leche materna e incitaron a las personas con más riesgo de diabetes a evitar el consumo de productos con proteína intacta de leche de vaca (en contraposición con la leche en polvo hidrolizada, en la que la proteína se descompone en partes más pequeñas).

Esta leche artificial hidrolizada, que se suele dar a niños alérgicos a los lácteos, podría disminuir el riesgo de padecer diabetes pero, como toda hipótesis, tuvo que demostrarse. Una año después del anuncio de la organización se inició un estudio preliminar partiendo de los resultados de estudios poblacionales y de metaanálisis de estudios sobre anticuerpos que apuntaban a que “la leche de vaca podría favorecer la aparición de diabetes de tipo 1”. Los investigadores querían comprobar si los niños con una alta predisposición genética a la enfermedad desarrollarían anticuerpos que atacasen el páncreas si tomasen caseína hidrolizada (es decir, dividida en compuestos más pequeños). La leche artificial hidrolizada pareció reducir la aparición de al menos un tipo de anticuerpo autoinmune, pero no de dos o más, lo cual es un mejor predictor del avance de la enfermedad.

No obstante, los datos bastaron a los investigadores, que se embarcaron en un estudio de gran envergadura: el Estudio para Reducir la Incidencia de Diabetes en Personas con Predisposición Genética (TRIGR, por sus siglas en inglés). En este estudio multinacional, aleatorizado y prospectivo se aleatorizaron miles de recién nacidos en 15 países diferentes. En 2010, los datos preliminares apuntaron a que la leche artificial podría contribuir a la prevención, pero no fueron estadísticamente significativos; es decir, la probabilidad de que fueran accidentales era de más de 1 entre 20. Y así fue: el resultado final de los anticuerpos autoinmunitarios reveló que la leche en polvo hidrolizada no pareció ser de gran ayuda.

Los investigadores solo se centraron en un grupo específico de niños: los que, por historial familiar, tenían probabilidades altas de padecer la enfermedad. Ahora bien, la gran mayoría de niños con diabetes de tipo 1 no cuentan con antecedentes familiares. Al margen de esto, el punto clave del estudio, como bien recalcan los propios investigadores, es que no se diseñó para comprobar si la leche de vaca desencadenaba o no la enfermedad. En su lugar, se centraba en analizar los posibles efectos de la caseína hidrolizada. Pero quizás la clave no esté en la caseína, sino en la insulina bovina.

Los autoanticuerpos antiinsulínicos (anticuerpos producidos por el organismo y que atacan a la insulina) suelen ser el primer indicio de la enfermedad en niños prediabéticos. Mientras se llevaba a cabo este estudio centrado en la caseína, otro equipo “investigó la evolución de los anticuerpos que se unen a la insulina en niños que tomaban preparados de leche de vaca”, ya que “[este tipo de leche] contiene insulina bovina”. Los investigadores observaron más anticuerpos unidos a la insulina bovina en el grupo que tomó preparados de leche de vaca en comparación con el grupo que fue exclusivamente amamantado, que tan solo habría estado expuesto a las proteínas de leche de vaca mediante la leche materna (en caso de que la madre consumiera productos lácteos). Los investigadores se percataron además de que los anticuerpos bovinos generaron una reacción cruzada con la insulina humana, lo cual podría ser la causa de algunos casos de diabetes de tipo 1.

Evidentemente, no podemos dar nada por supuesto sin pruebas empíricas. Los investigadores llevaron a cabo un estudio aleatorizado con doble enmascaramiento pero, en este caso, utilizaron un preparado de leche de vaca al que se le había extraído la insulina bovina. Como era de suponer, al no estar expuestos a esta insulina, los niños presentaron un número de anticuerpos autoinmunes mucho menor. Lo que no sabemos todavía es si esto se podría traducir en una disminución de los casos de diabetes.

La traducción y edición de este contenido ha sido realizada por Jesús Melcón.

Considera ser voluntario/a para ayudar en la página web.

Crédito de las imágenes: Bradley Johnson vía flickr y Jean-Alein vía pixabay. Las imágenes han sido modificadas.

A continuación una aproximación al contenido del audio de este video. Para ver los gráficos, tablas, imágenes o citas a los que Dr. Greger se refiere, ve el video más arriba.

La estrecha relación entre el consumo de leche de vaca y la incidencia de diabetes de tipo 1 en niños no afecta a un país en concreto: Islandia. De hecho, los estudios que relacionan el consumo de lácteos en niños y adolescentes con la incidencia de diabetes de tipo 1 excluyen deliberadamente los datos de este país nórdico. ¿Cómo es posible? ¿Es por genética? Sí y no. Desde el punto de vista genético, la población islandesa es similar a la de otros pueblos nórdicos, pero sus vacas no lo son. Existen dos tipos principales de caseína (una proteína de la leche de vaca): la A1 y la A2. El ganado islandés, “que por estar aislado no se ha reproducido con otras razas durante más de 1100 años”, es particular: su leche solo contiene caseína A2, lo que explicaría el menor número de casos de diabetes de tipo 1 en Islandia.

La caseína A1, al contrario que la A2, se descompone en casomorfina, que al tener propiedades opioides podría alterar el sistema inmunitario y aumentar la predisposición a padecer infecciones que desencadenasen la diabetes de tipo 1. Esta proteína es la que está presente en la leche de las vacas blanquinegras de raza Holstein, que suponen el 95 % del ganado lechero de Estados Unidos y una gran parte del total mundial. Para afrontar el problema, la industria láctea incluso ha patentado métodos para seleccionar variedades de leche “sin efectos diabetogénicos” que eviten el riesgo de padecer diabetes de tipo 1. En efecto, al analizar la ingesta de caseína A1 queda clara la relación estrecha y lineal entre el consumo de leche y la diabetes de tipo 1, como se puede apreciar en el minuto 1:47 del video.

No obstante, estos estudios ecológicos (es decir, por países) sirven principalmente para postular teorías que habrán de probarse después. Por ejemplo, en un estudio se realizó un seguimiento a hermanos de personas con diabetes de tipo 1 durante una década; el estudio mostró que quienes tomaban mucha leche tenían 5 veces más posibilidades de padecer la enfermedad. A mediados de los 90, ya se habían realizado más de una docena de estudios en este sentido.

En general, los investigadores descubrieron que una exposición precoz a la leche de vaca se relacionaba con un incremento del riesgo de diabetes del 50 %. La Academia Estadounidense de Pediatría consideró que estos datos tenían el peso suficiente para afirmar que “la proteína de leche de vaca podría ser un factor clave” a la hora de desencadenar el proceso de destrucción de las células productoras de insulina. La organización añadió que evitar el consumo de leche de vaca podría evitar o posponer la aparición de diabetes de tipo 1. Además, subrayaron la superioridad de la leche materna e incitaron a las personas con más riesgo de diabetes a evitar el consumo de productos con proteína intacta de leche de vaca (en contraposición con la leche en polvo hidrolizada, en la que la proteína se descompone en partes más pequeñas).

Esta leche artificial hidrolizada, que se suele dar a niños alérgicos a los lácteos, podría disminuir el riesgo de padecer diabetes pero, como toda hipótesis, tuvo que demostrarse. Una año después del anuncio de la organización se inició un estudio preliminar partiendo de los resultados de estudios poblacionales y de metaanálisis de estudios sobre anticuerpos que apuntaban a que “la leche de vaca podría favorecer la aparición de diabetes de tipo 1”. Los investigadores querían comprobar si los niños con una alta predisposición genética a la enfermedad desarrollarían anticuerpos que atacasen el páncreas si tomasen caseína hidrolizada (es decir, dividida en compuestos más pequeños). La leche artificial hidrolizada pareció reducir la aparición de al menos un tipo de anticuerpo autoinmune, pero no de dos o más, lo cual es un mejor predictor del avance de la enfermedad.

No obstante, los datos bastaron a los investigadores, que se embarcaron en un estudio de gran envergadura: el Estudio para Reducir la Incidencia de Diabetes en Personas con Predisposición Genética (TRIGR, por sus siglas en inglés). En este estudio multinacional, aleatorizado y prospectivo se aleatorizaron miles de recién nacidos en 15 países diferentes. En 2010, los datos preliminares apuntaron a que la leche artificial podría contribuir a la prevención, pero no fueron estadísticamente significativos; es decir, la probabilidad de que fueran accidentales era de más de 1 entre 20. Y así fue: el resultado final de los anticuerpos autoinmunitarios reveló que la leche en polvo hidrolizada no pareció ser de gran ayuda.

Los investigadores solo se centraron en un grupo específico de niños: los que, por historial familiar, tenían probabilidades altas de padecer la enfermedad. Ahora bien, la gran mayoría de niños con diabetes de tipo 1 no cuentan con antecedentes familiares. Al margen de esto, el punto clave del estudio, como bien recalcan los propios investigadores, es que no se diseñó para comprobar si la leche de vaca desencadenaba o no la enfermedad. En su lugar, se centraba en analizar los posibles efectos de la caseína hidrolizada. Pero quizás la clave no esté en la caseína, sino en la insulina bovina.

Los autoanticuerpos antiinsulínicos (anticuerpos producidos por el organismo y que atacan a la insulina) suelen ser el primer indicio de la enfermedad en niños prediabéticos. Mientras se llevaba a cabo este estudio centrado en la caseína, otro equipo “investigó la evolución de los anticuerpos que se unen a la insulina en niños que tomaban preparados de leche de vaca”, ya que “[este tipo de leche] contiene insulina bovina”. Los investigadores observaron más anticuerpos unidos a la insulina bovina en el grupo que tomó preparados de leche de vaca en comparación con el grupo que fue exclusivamente amamantado, que tan solo habría estado expuesto a las proteínas de leche de vaca mediante la leche materna (en caso de que la madre consumiera productos lácteos). Los investigadores se percataron además de que los anticuerpos bovinos generaron una reacción cruzada con la insulina humana, lo cual podría ser la causa de algunos casos de diabetes de tipo 1.

Evidentemente, no podemos dar nada por supuesto sin pruebas empíricas. Los investigadores llevaron a cabo un estudio aleatorizado con doble enmascaramiento pero, en este caso, utilizaron un preparado de leche de vaca al que se le había extraído la insulina bovina. Como era de suponer, al no estar expuestos a esta insulina, los niños presentaron un número de anticuerpos autoinmunes mucho menor. Lo que no sabemos todavía es si esto se podría traducir en una disminución de los casos de diabetes.

La traducción y edición de este contenido ha sido realizada por Jesús Melcón.

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Crédito de las imágenes: Bradley Johnson vía flickr y Jean-Alein vía pixabay. Las imágenes han sido modificadas.

Nota del Doctor

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Más información sobre las posibles complicaciones que puede traer la exposición a la leche de vaca en la infancia y la niñez en:

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