¿Hay riesgo de tumores cerebrales por el uso de celulares?

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¿Qué tiene que decir la principal autoridad mundial en carcinógenos sobre los celulares?

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A continuación una aproximación al contenido del audio de este video. Para ver los gráficos, tablas, imágenes o citas a los que Dr. Greger se refiere, ve el video más arriba.

¿Causan cáncer estos dispositivos? Miles de millones de personas piden una respuesta a esta cuestión. Por eso tenemos el Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (IARC, por sus siglas en inglés) de la Organización Mundial de la Salud, la autoridad reconocida para determinar qué es y qué no es cancerígeno. Existen cinco categorías: el grupo 1 recoge agentes que sabemos con la mayor certeza que causan cáncer en seres humanos, el grupo 2A incluye agentes que probablemente provoquen cáncer, el grupo 2B abarca agentes que posiblemente causen cáncer, en el grupo 3 hay agentes sobre los que no estamos seguros y en el grupo 4 quedan agentes que probablemente no provoquen cáncer.

En mayo de 2011, 30 científicos de 14 países se reunieron en el IARC para evaluar la carcinogenicidad de la radiación emitida por los celulares. Su conclusión fue que la cantidad de pruebas disponibles era limitada, por lo que clasificaron los celulares en el grupo 2B de “posiblemente carcinogénicos para los humanos”. Así que no están dentro del grupo 1 de agentes que sabemos que definitivamente son carcinógenos, como el plutonio o la carne procesada, ni dentro de los que probablemente sean carcinógenos, como el DDT (el pesticida glifosato de Monsanto) o la carne en general; pero están clasificados como posibles carcinógenos, igual que los vegetales en conserva como el kimchi.

Ahora bien, esta clasificación data de hace más de cinco años. Cada vez tenemos más pruebas y en las dos últimas revisiones sistemáticas de 2017 se constató un aumento de un 33 por ciento en las probabilidades de desarrollar tumores cerebrales con un uso prolongado y de un 46 por ciento en las probabilidades de desarrollar tumores en el lado de la cabeza al que acercas el teléfono cuando llamas. Y las revisiones incluían estudios financiados por la industria a los que se ha achacado sesgos y deficiencias, además de unasubestimación del riesgo, frente a estudios independientes y libres de “condicionantes financieros”. Vaya eufemismo, ¿eh? Teniendo esto en cuenta, algunos científicos insisten en que el IARC pase los celulares a la categoría de carcinógenos probables o incluso los suba hasta el grupo 1, por lo menos en lo que se refiere al cáncer cerebral y el neurinoma del acústico, un tipo de tumor en el oído interno.

Pero el IARC sigue clasificando los celulares como posibles carcinógenos. ¿Qué significa esto? ¿Qué hacemos con esta información? Bueno, teniendo en cuenta la incertidumbre, podríamos seguir el “principio de precaución” y adoptar simples medidas personales para reducir nuestra exposición, como no poner el teléfono directamente junto a la cabeza todo el tiempo. De hecho la “preocupación principal sobre los celulares es que normalmente se tienen cerca de la cabeza”, lo cual se considera especialmente importante para los niños. Aunque no hay pruebas de que dé cáncer de dedo, así que puedes mandar todos los mensajes que quieras.

Otras recomendaciones potenciales de hábitos personales incluyen esperar un momento antes de acercar el celular a la oreja, si no tienes auriculares, porque “cuando el teléfono establece una conexión, se registran emisiones altas”. Y no te dejes timar por esos artilugios antirradiación, esos que llaman “cubiertas de protección”, porque pueden empeorar las cosas al hacer que el teléfono tenga que amplificar la señal.

Sin embargo, no todos están de acuerdo con este enfoque de precaución. Hay empleados de dos organizaciones del comercio de la industria de los celulares que insisten en que “hay muchos aspectos de la actividad humana que no están ‘totalmente exentos de efectos adversos para la salud’, como el transporte (incluido el aéreo) y las duchas calientes”, así que sugieren que aceptemos el riesgo, porque nos compensa. Espera. ¿Duchas calientes? ¿Porque podemos quemarnos o algo así? Sea como sea, también sugieren que no deberíamos formular ninguna recomendación porque “tal valoración deberían hacerla los padres a título personal para sus hijos” y, si publicamos unas pautas o algo así, podemos poner nerviosa a la gente y todos sabemos que “la ansiedad en sí misma puede tener efectos perjudiciales para la salud”. Básicamente, a la industria de los celulares le importa tanto tu salud que no quiere que tú te preocupes por nada.

No obstante, se habla abiertamente de todo esto en la literatura sobre análisis de riesgos. “Desde el punto de vista de la salud pública, sería razonable proporcionar a los usuarios de celulares unas recomendaciones cautelares voluntarias para el uso de sus dispositivos, de forma que puedan tomar decisiones informadas”, pero ¿y si el público no puede asimilar la verdad? No queremos asustar a la gente. Todavía existe “incertidumbre científica” y no queremos “promover miedos inapropiados”. Por ejemplo, para empezar, el cáncer de cerebro es raro. Solo tienes 1 posibilidad entre 15 000 al año de desarrollar un tumor cerebral, así que, incluso si usar el celular duplica el riesgo, solo tendrías 1 posibilidad entre 7500. Es más probable que mueras porque un conductor se distrajo con su celular que porque el tuyo te provocó cáncer. Así que la decisión por parte de las autoridades sanitarias de informar o no al público en general sobre posibles medidas de precaución sigue siendo una cuestión política.

La traducción de este contenido ha sido realizada por María José.

Considera ser voluntario/a para ayudar en la página web.

Iconos creados por Kimmi Studio, Marco Galtarossa, y Tinashe Mugayi del The Noun Project.

Crédito de la imagen: Alon. La imagen ha sido modificada.

Gráficos de Avocado Video.

A continuación una aproximación al contenido del audio de este video. Para ver los gráficos, tablas, imágenes o citas a los que Dr. Greger se refiere, ve el video más arriba.

¿Causan cáncer estos dispositivos? Miles de millones de personas piden una respuesta a esta cuestión. Por eso tenemos el Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (IARC, por sus siglas en inglés) de la Organización Mundial de la Salud, la autoridad reconocida para determinar qué es y qué no es cancerígeno. Existen cinco categorías: el grupo 1 recoge agentes que sabemos con la mayor certeza que causan cáncer en seres humanos, el grupo 2A incluye agentes que probablemente provoquen cáncer, el grupo 2B abarca agentes que posiblemente causen cáncer, en el grupo 3 hay agentes sobre los que no estamos seguros y en el grupo 4 quedan agentes que probablemente no provoquen cáncer.

En mayo de 2011, 30 científicos de 14 países se reunieron en el IARC para evaluar la carcinogenicidad de la radiación emitida por los celulares. Su conclusión fue que la cantidad de pruebas disponibles era limitada, por lo que clasificaron los celulares en el grupo 2B de “posiblemente carcinogénicos para los humanos”. Así que no están dentro del grupo 1 de agentes que sabemos que definitivamente son carcinógenos, como el plutonio o la carne procesada, ni dentro de los que probablemente sean carcinógenos, como el DDT (el pesticida glifosato de Monsanto) o la carne en general; pero están clasificados como posibles carcinógenos, igual que los vegetales en conserva como el kimchi.

Ahora bien, esta clasificación data de hace más de cinco años. Cada vez tenemos más pruebas y en las dos últimas revisiones sistemáticas de 2017 se constató un aumento de un 33 por ciento en las probabilidades de desarrollar tumores cerebrales con un uso prolongado y de un 46 por ciento en las probabilidades de desarrollar tumores en el lado de la cabeza al que acercas el teléfono cuando llamas. Y las revisiones incluían estudios financiados por la industria a los que se ha achacado sesgos y deficiencias, además de unasubestimación del riesgo, frente a estudios independientes y libres de “condicionantes financieros”. Vaya eufemismo, ¿eh? Teniendo esto en cuenta, algunos científicos insisten en que el IARC pase los celulares a la categoría de carcinógenos probables o incluso los suba hasta el grupo 1, por lo menos en lo que se refiere al cáncer cerebral y el neurinoma del acústico, un tipo de tumor en el oído interno.

Pero el IARC sigue clasificando los celulares como posibles carcinógenos. ¿Qué significa esto? ¿Qué hacemos con esta información? Bueno, teniendo en cuenta la incertidumbre, podríamos seguir el “principio de precaución” y adoptar simples medidas personales para reducir nuestra exposición, como no poner el teléfono directamente junto a la cabeza todo el tiempo. De hecho la “preocupación principal sobre los celulares es que normalmente se tienen cerca de la cabeza”, lo cual se considera especialmente importante para los niños. Aunque no hay pruebas de que dé cáncer de dedo, así que puedes mandar todos los mensajes que quieras.

Otras recomendaciones potenciales de hábitos personales incluyen esperar un momento antes de acercar el celular a la oreja, si no tienes auriculares, porque “cuando el teléfono establece una conexión, se registran emisiones altas”. Y no te dejes timar por esos artilugios antirradiación, esos que llaman “cubiertas de protección”, porque pueden empeorar las cosas al hacer que el teléfono tenga que amplificar la señal.

Sin embargo, no todos están de acuerdo con este enfoque de precaución. Hay empleados de dos organizaciones del comercio de la industria de los celulares que insisten en que “hay muchos aspectos de la actividad humana que no están ‘totalmente exentos de efectos adversos para la salud’, como el transporte (incluido el aéreo) y las duchas calientes”, así que sugieren que aceptemos el riesgo, porque nos compensa. Espera. ¿Duchas calientes? ¿Porque podemos quemarnos o algo así? Sea como sea, también sugieren que no deberíamos formular ninguna recomendación porque “tal valoración deberían hacerla los padres a título personal para sus hijos” y, si publicamos unas pautas o algo así, podemos poner nerviosa a la gente y todos sabemos que “la ansiedad en sí misma puede tener efectos perjudiciales para la salud”. Básicamente, a la industria de los celulares le importa tanto tu salud que no quiere que tú te preocupes por nada.

No obstante, se habla abiertamente de todo esto en la literatura sobre análisis de riesgos. “Desde el punto de vista de la salud pública, sería razonable proporcionar a los usuarios de celulares unas recomendaciones cautelares voluntarias para el uso de sus dispositivos, de forma que puedan tomar decisiones informadas”, pero ¿y si el público no puede asimilar la verdad? No queremos asustar a la gente. Todavía existe “incertidumbre científica” y no queremos “promover miedos inapropiados”. Por ejemplo, para empezar, el cáncer de cerebro es raro. Solo tienes 1 posibilidad entre 15 000 al año de desarrollar un tumor cerebral, así que, incluso si usar el celular duplica el riesgo, solo tendrías 1 posibilidad entre 7500. Es más probable que mueras porque un conductor se distrajo con su celular que porque el tuyo te provocó cáncer. Así que la decisión por parte de las autoridades sanitarias de informar o no al público en general sobre posibles medidas de precaución sigue siendo una cuestión política.

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