El papel de la influencia de las corporaciones en la epidemia de obesidad

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Igual que la industria tabacalera, que agrega más nicotina, la industria alimentaria emplea ingenieros del sabor con un objetivo similar: maximizar la irresistibilidad de sus productos.

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A continuación una aproximación al contenido del audio de este video. Para ver los gráficos, tablas, imágenes o citas a los que Dr. Greger se refiere, ve el video más arriba. La traducción y edición de este contenido ha sido realizada por Claudia Escorza y Viviana Garcia voluntarios activos en NutritionFacts.org.

La plaga de muertes a causa del tabaco no se debió solo a la fabricación y comercialización masiva de cigarrillos baratos. Las tabacaleras buscaron activamente volver sus productos aún más deseables rociando las hojas de tabaco con nicotina y aditivos como el amoníaco para aumentar el “efecto” de la nicotina. La industria alimentaria emplea ingenieros del sabor para lograr un objetivo similar: maximizar la irresistibilidad de sus productos.

El sabor es el factor principal al elegir alimentos. La sal, el azúcar y la grasa se utilizan como las tres direcciones de la brújula para producir “hiper-palatabilidad super-estimulante” para tentar a las personas a comprar impulsivamente y consumir compulsivamente. Los alimentos están diseñados intencionalmente para engancharse a nuestros desencadenantes evolutivos y romper cualquier barrera biológica que ayude a mantener el consumo dentro de límites razonables.

La industria alimentaria es un gran negocio. Solo la industria de alimentos procesados genera más de 2 billones de dólares al año. Eso les otorga el poder económico para manipular más que solo los perfiles de sabor, también las políticas públicas y el cuestionamiento científico. Las industria alimentaria, del alcohol y del tabaco han usado tácticas desagradables similares: bloquear las regulaciones de salud, acaparar organizaciones profesionales, crear organizaciones fachada y distorsionar la ciencia. Esas jugadas sucias no deberían sorprender mucho dados los lazos corporativos comunes. Hubo un tiempo, por ejemplo, en que Philip Morris era dueño tanto de Kraft como de Miller Brewing.

En un solo año, la industria alimentaria gastó más de 50 millones de dólares contratando cientos de cabilderos para influenciar la legislación. La mayoría eran “recurrentes”, es decir, exempleados federales en la puerta giratoria entre la industria y sus reguladores, que podían impulsar los intereses corporativos desde adentro para ser recompensados con cómodos trabajos de cabildeo después de su “servicio público”. Al año siguiente, la industria adquirió una nueva arma: el castigo junto a todos esos premios. El 21 de enero de 2010, el fallo de la Corte Suprema de United Citizens, de 5 votos contra 4, les permitió a las corporaciones gastar cantidades ilimitadas de dinero en anuncios de campaña para destruir a cualquiera que se atreviera a oponerse. No es de extrañar que nuestros funcionarios electos hayan evitado tanto la confrontación y nos hayan dejado en gran medida con un gobierno de la industria alimentaria, regido por la industria alimentaria y para la industria alimentaria.

A nivel mundial, existe una dinámica similar. Los débiles pedidos de la comunidad de salud pública para que se cumplan las normas voluntarias no solo generan peleas salvajes contra los cambios significativos, también acuerdos comerciales masivos transnacionales e inversiones extranjeras que consolidan las protecciones de las ganancias de la industria alimentaria en todo el terreno legal.

La influencia comercial corruptora se extiende a las asociaciones médicas. Parecidos a los anuncios de cigarrillos de antaño: “justo lo que ordenó el médico”, la American Academy of Family Physicians (academia estadounidense de médicos generales) aceptó millones de Coca Cola en parte, explícitamente, para “desarrollar contenido educativo, para el consumidor, sobre las bebidas y edulcorantes”.

Del mismo modo, se utilizan grupos falsos de base, “astroturf”, para enmascarar el mensaje corporativo. Siguiendo los pasos de Get Government Off Our Back, con las memorables siglas GGOOB (“quitémonos al gobierno de encima”), una organización fachada creada por RJ Reynolds para luchar contra la regulación del tabaco; Americans Against Food Taxes (estadounidenses contra los impuestos a los alimentos) podría también llamarse Food Industry Against Food Taxes (industria alimentaria contra los impuestos a los alimentos). El poder de las organizaciones fachada es suficiente para unir a acérrimos rivales corporativos: Sugar Association (asociación del azúcar) y Corn Refiners Association (asociación de refinadores de maíz) unidas a National Confectioners Association (asociación nacional de confiteros) también ligada a Americans for Food and Beverage Choice (estadounidenses a favor de opciones alimentarias y bebidas).

Como otra táctica exitosa de la industria tabacalera, pueden usarse organizaciones fachada de investigación para desvirtuar el proceso científico al moldear o suprimir la ciencia que se desvía de la agenda corporativa. Mira la historia de la grasa trans. Los fabricantes de alimentos no solo han negado durante mucho tiempo que ésta se asocia a enfermedades, sino que trabajaron activamente para limitar los cuestionamientos y desacreditar hallazgos de investigaciones.

¿Y su costo? El número anual global de muertes por alimentos ricos en grasa trans, grasa saturada, sal y azúcar es de 14 millones. La incapacidad de los países de todo el mundo para cambiar el rumbo de la obesidad “no es un fracaso de la fuerza de voluntad [individual]”, dijo la Directora General de la Organización Mundial de la Salud, “es un fracaso de la voluntad política para enfrentarse a las poderosas industrias de alimentos y refrescos”. Y terminó su discurso de apertura ante National Academy of Medicine (academia nacional de medicina) titulado: “Obesidad y diabetes: el desastre en cámara lenta” con estas palabras: “Los intereses del público deben tener prioridad sobre los de las corporaciones”.

Considera ser voluntario/a para ayudar en la página web.

Video producción de Glass Entertainment

Gráficos de Avocado Video

A continuación una aproximación al contenido del audio de este video. Para ver los gráficos, tablas, imágenes o citas a los que Dr. Greger se refiere, ve el video más arriba. La traducción y edición de este contenido ha sido realizada por Claudia Escorza y Viviana Garcia voluntarios activos en NutritionFacts.org.

La plaga de muertes a causa del tabaco no se debió solo a la fabricación y comercialización masiva de cigarrillos baratos. Las tabacaleras buscaron activamente volver sus productos aún más deseables rociando las hojas de tabaco con nicotina y aditivos como el amoníaco para aumentar el “efecto” de la nicotina. La industria alimentaria emplea ingenieros del sabor para lograr un objetivo similar: maximizar la irresistibilidad de sus productos.

El sabor es el factor principal al elegir alimentos. La sal, el azúcar y la grasa se utilizan como las tres direcciones de la brújula para producir “hiper-palatabilidad super-estimulante” para tentar a las personas a comprar impulsivamente y consumir compulsivamente. Los alimentos están diseñados intencionalmente para engancharse a nuestros desencadenantes evolutivos y romper cualquier barrera biológica que ayude a mantener el consumo dentro de límites razonables.

La industria alimentaria es un gran negocio. Solo la industria de alimentos procesados genera más de 2 billones de dólares al año. Eso les otorga el poder económico para manipular más que solo los perfiles de sabor, también las políticas públicas y el cuestionamiento científico. Las industria alimentaria, del alcohol y del tabaco han usado tácticas desagradables similares: bloquear las regulaciones de salud, acaparar organizaciones profesionales, crear organizaciones fachada y distorsionar la ciencia. Esas jugadas sucias no deberían sorprender mucho dados los lazos corporativos comunes. Hubo un tiempo, por ejemplo, en que Philip Morris era dueño tanto de Kraft como de Miller Brewing.

En un solo año, la industria alimentaria gastó más de 50 millones de dólares contratando cientos de cabilderos para influenciar la legislación. La mayoría eran “recurrentes”, es decir, exempleados federales en la puerta giratoria entre la industria y sus reguladores, que podían impulsar los intereses corporativos desde adentro para ser recompensados con cómodos trabajos de cabildeo después de su “servicio público”. Al año siguiente, la industria adquirió una nueva arma: el castigo junto a todos esos premios. El 21 de enero de 2010, el fallo de la Corte Suprema de United Citizens, de 5 votos contra 4, les permitió a las corporaciones gastar cantidades ilimitadas de dinero en anuncios de campaña para destruir a cualquiera que se atreviera a oponerse. No es de extrañar que nuestros funcionarios electos hayan evitado tanto la confrontación y nos hayan dejado en gran medida con un gobierno de la industria alimentaria, regido por la industria alimentaria y para la industria alimentaria.

A nivel mundial, existe una dinámica similar. Los débiles pedidos de la comunidad de salud pública para que se cumplan las normas voluntarias no solo generan peleas salvajes contra los cambios significativos, también acuerdos comerciales masivos transnacionales e inversiones extranjeras que consolidan las protecciones de las ganancias de la industria alimentaria en todo el terreno legal.

La influencia comercial corruptora se extiende a las asociaciones médicas. Parecidos a los anuncios de cigarrillos de antaño: “justo lo que ordenó el médico”, la American Academy of Family Physicians (academia estadounidense de médicos generales) aceptó millones de Coca Cola en parte, explícitamente, para “desarrollar contenido educativo, para el consumidor, sobre las bebidas y edulcorantes”.

Del mismo modo, se utilizan grupos falsos de base, “astroturf”, para enmascarar el mensaje corporativo. Siguiendo los pasos de Get Government Off Our Back, con las memorables siglas GGOOB (“quitémonos al gobierno de encima”), una organización fachada creada por RJ Reynolds para luchar contra la regulación del tabaco; Americans Against Food Taxes (estadounidenses contra los impuestos a los alimentos) podría también llamarse Food Industry Against Food Taxes (industria alimentaria contra los impuestos a los alimentos). El poder de las organizaciones fachada es suficiente para unir a acérrimos rivales corporativos: Sugar Association (asociación del azúcar) y Corn Refiners Association (asociación de refinadores de maíz) unidas a National Confectioners Association (asociación nacional de confiteros) también ligada a Americans for Food and Beverage Choice (estadounidenses a favor de opciones alimentarias y bebidas).

Como otra táctica exitosa de la industria tabacalera, pueden usarse organizaciones fachada de investigación para desvirtuar el proceso científico al moldear o suprimir la ciencia que se desvía de la agenda corporativa. Mira la historia de la grasa trans. Los fabricantes de alimentos no solo han negado durante mucho tiempo que ésta se asocia a enfermedades, sino que trabajaron activamente para limitar los cuestionamientos y desacreditar hallazgos de investigaciones.

¿Y su costo? El número anual global de muertes por alimentos ricos en grasa trans, grasa saturada, sal y azúcar es de 14 millones. La incapacidad de los países de todo el mundo para cambiar el rumbo de la obesidad “no es un fracaso de la fuerza de voluntad [individual]”, dijo la Directora General de la Organización Mundial de la Salud, “es un fracaso de la voluntad política para enfrentarse a las poderosas industrias de alimentos y refrescos”. Y terminó su discurso de apertura ante National Academy of Medicine (academia nacional de medicina) titulado: “Obesidad y diabetes: el desastre en cámara lenta” con estas palabras: “Los intereses del público deben tener prioridad sobre los de las corporaciones”.

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Nota del Doctor

¿Ya estás enojado? En este año electoral en los Estados Unidos, reflexionemos sobre la importancia de la reforma al financiamiento de las campañas para eliminar el dominio de la industria alimentaria sobre la política. Para resumir mi reacción a la pregunta en todo este webinar: ¿Qué provocó la epidemia de obesidad?, tiene como respuesta: la comida. Cerraré con mi concluyente video: El papel del entorno alimentario tóxico en la epidemia de obesidad.

Aquí está el resto si te perdiste alguno:

Si te interesa la política, tengo unos cuantos videos por aquí:

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