Estrategias para comer menos carne

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¿Cuál es la manera más eficaz de ayudar a que otras personas reduzcan su consumo de carne?

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A continuación una aproximación al contenido del audio de este video. Para ver los gráficos, tablas, imágenes o citas a los que Dr. Greger se refiere, ve el video más arriba. La traducción y edición de este contenido ha sido realizada por Gerardo Piña voluntario activo en NutritionFacts.org.

Según una encuesta realizada a más de 30,000 residentes en EE.UU., un tercio de los adultos estadounidenses se autoidentifican como reductores de carne, lo que significa que uno de cada tres de nosotros está intentando reducir su consumo de carne. ¿Por qué? Para los que ganan menos de 40,000 dólares al año, la razón nº 1 es el costo; para los que ganan más de 40,000 dólares, la razón nº 1 es la salud. Y de hecho, si tuviéramos que definir una alimentación saludable, en comparación con cómo estamos comiendo ahora, deberíamos comer más alimentos basados en plantas, incluyendo frutas y verduras frescas, cereales integrales, legumbres –es decir, alubias, guisantes partidos, garbanzos y lentejas–, semillas, frutos secos y, al mismo tiempo, menos alimentos de origen animal, en particular carnes grasas y procesadas.

En un editorial titulado “Plant-Based Diets for Personal, Population, and Planetary Health” (Dietas basadas en plantas para la salud personal, de la población y del planeta), en coautoría con la directora de nutrición de Harvard, se afirma que las dietas saludables basadas en plantas no solo son más sostenibles, sino también se han asociado a un menor riesgo de enfermedades crónicas como la obesidad, la diabetes de tipo 2, las enfermedades cardiovasculares y algunos tipos de cáncer. ¿Qué entendemos por basado en plantas? Básicamente, cualquier dieta que reduzca la cantidad de productos animales y aumente la de vegetales: de nuevo, verduras, frutas, cereales integrales, legumbres, frutos secos y semillas. La transición de las dietas mundiales hacia patrones alimentarios saludables basados en plantas requeriría esfuerzos de salud pública a gran escala, pero podría ser decisiva para garantizar la salud humana y planetaria en el futuro.

De hecho, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) describe la alimentación basada en plantas como una gran oportunidad para mitigar el cambio climático y adaptarse a él, e incluye una recomendación política para reducir el consumo de carne. Bien, pero ¿cómo hacerlo? En una revisión sistemática de estudios experimentales sobre estrategias para reducir el consumo de carne, uno de los experimentos más eficaces salió de la región del Medio Oeste. Lamentablemente, la investigación demuestra que el suministro de información por sí solo puede tener una utilidad limitada para facilitar el cambio de comportamiento. Sin embargo, las intervenciones por defecto se han empleado con éxito en diversos contextos prosociales, convirtiendo la opción correcta (o la más saludable) en la opción más fácil: la opción por defecto. 

Tomemos por ejemplo la donación de órganos. Cada año, miles de personas han muerto en Estados Unidos a la espera de un órgano de un donante adecuado. Pero miren: el 85% de los estadounidenses aprueban la donación de órganos y, sin embargo, menos de la mitad han tomado la decisión de donar y aún son menos los que han concedido su permiso firmando una tarjeta de donante. Si nos fijamos en Europa, hay una diferencia de casi diez veces en las tasas de donantes de órganos de los distintos países. En algunos países, el consentimiento es solo de alrededor del 10 %, mientras que en otros llega como al 99.9 %. ¿Cuál es la diferencia entre los dos colores? El dorado es opt-in; el azul, opt-out. En los países que optan por la exclusión voluntaria, la norma es que las personas son donantes de órganos a menos que se registren activamente para no serlo, y en los países que optan por la inclusión voluntaria, como Estados Unidos, la norma es que nadie es donante de órganos sin registrarse explícitamente para serlo. Por lo tanto, hay todo tipo de llamamientos a realizar campañas para cambiar la actitud pública sobre la donación de órganos, pero recuerde que el 85 % ya está a bordo. Si queremos cambiar el comportamiento y no solo las actitudes, cambiar la condición por defecto puede ser más eficaz. Entonces, ¿funciona para la dieta?

En el tratamiento por defecto, los participantes recibieron en su mesa un menú con solo cinco opciones sin carne. Pero se les informó –verbalmente y por escrito en el menú– que también podían consultar un segundo menú que estaba colgado en la pared a unos tres metros de distancia, que tenía la lista estándar de platos populares no vegetarianos del comedor. En la condición de control, ambas listas de opciones estaban mezcladas en el mismo menú que se les entregaba. Solo cuando se hace eso, una minoría de personas elige las opciones sin carne, entre el 5 y el 40 %, dependiendo de si se describen las opciones sin carne de forma atractiva, como pasta con verduras a la provenzal, o en términos poco atractivos, como calzone vegano. Ok, pero ¿qué pasa con la condición por defecto, en la que el menú que tienen delante es todo sin carne? Todavía pueden levantarse y pedir toda la carne que quieran, pero el menú alternativo está a unos pasos. No le está quitando opciones a nadie, pero solo con que sea la opción por defecto, las opciones sin carne se disparan a un 75 o 90 por ciento. Incluso una opción sin carne descrita de forma poco atractiva se impuso totalmente.

Solo con añadir más opciones vegetarianas, de una cuarta parte de las opciones a la mitad, las ventas de las opciones vegetarianas aumentaron entre un 40 % y un 80 %.

Considera ser voluntario/a para ayudar en la página web.

A continuación una aproximación al contenido del audio de este video. Para ver los gráficos, tablas, imágenes o citas a los que Dr. Greger se refiere, ve el video más arriba. La traducción y edición de este contenido ha sido realizada por Gerardo Piña voluntario activo en NutritionFacts.org.

Según una encuesta realizada a más de 30,000 residentes en EE.UU., un tercio de los adultos estadounidenses se autoidentifican como reductores de carne, lo que significa que uno de cada tres de nosotros está intentando reducir su consumo de carne. ¿Por qué? Para los que ganan menos de 40,000 dólares al año, la razón nº 1 es el costo; para los que ganan más de 40,000 dólares, la razón nº 1 es la salud. Y de hecho, si tuviéramos que definir una alimentación saludable, en comparación con cómo estamos comiendo ahora, deberíamos comer más alimentos basados en plantas, incluyendo frutas y verduras frescas, cereales integrales, legumbres –es decir, alubias, guisantes partidos, garbanzos y lentejas–, semillas, frutos secos y, al mismo tiempo, menos alimentos de origen animal, en particular carnes grasas y procesadas.

En un editorial titulado “Plant-Based Diets for Personal, Population, and Planetary Health” (Dietas basadas en plantas para la salud personal, de la población y del planeta), en coautoría con la directora de nutrición de Harvard, se afirma que las dietas saludables basadas en plantas no solo son más sostenibles, sino también se han asociado a un menor riesgo de enfermedades crónicas como la obesidad, la diabetes de tipo 2, las enfermedades cardiovasculares y algunos tipos de cáncer. ¿Qué entendemos por basado en plantas? Básicamente, cualquier dieta que reduzca la cantidad de productos animales y aumente la de vegetales: de nuevo, verduras, frutas, cereales integrales, legumbres, frutos secos y semillas. La transición de las dietas mundiales hacia patrones alimentarios saludables basados en plantas requeriría esfuerzos de salud pública a gran escala, pero podría ser decisiva para garantizar la salud humana y planetaria en el futuro.

De hecho, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) describe la alimentación basada en plantas como una gran oportunidad para mitigar el cambio climático y adaptarse a él, e incluye una recomendación política para reducir el consumo de carne. Bien, pero ¿cómo hacerlo? En una revisión sistemática de estudios experimentales sobre estrategias para reducir el consumo de carne, uno de los experimentos más eficaces salió de la región del Medio Oeste. Lamentablemente, la investigación demuestra que el suministro de información por sí solo puede tener una utilidad limitada para facilitar el cambio de comportamiento. Sin embargo, las intervenciones por defecto se han empleado con éxito en diversos contextos prosociales, convirtiendo la opción correcta (o la más saludable) en la opción más fácil: la opción por defecto. 

Tomemos por ejemplo la donación de órganos. Cada año, miles de personas han muerto en Estados Unidos a la espera de un órgano de un donante adecuado. Pero miren: el 85% de los estadounidenses aprueban la donación de órganos y, sin embargo, menos de la mitad han tomado la decisión de donar y aún son menos los que han concedido su permiso firmando una tarjeta de donante. Si nos fijamos en Europa, hay una diferencia de casi diez veces en las tasas de donantes de órganos de los distintos países. En algunos países, el consentimiento es solo de alrededor del 10 %, mientras que en otros llega como al 99.9 %. ¿Cuál es la diferencia entre los dos colores? El dorado es opt-in; el azul, opt-out. En los países que optan por la exclusión voluntaria, la norma es que las personas son donantes de órganos a menos que se registren activamente para no serlo, y en los países que optan por la inclusión voluntaria, como Estados Unidos, la norma es que nadie es donante de órganos sin registrarse explícitamente para serlo. Por lo tanto, hay todo tipo de llamamientos a realizar campañas para cambiar la actitud pública sobre la donación de órganos, pero recuerde que el 85 % ya está a bordo. Si queremos cambiar el comportamiento y no solo las actitudes, cambiar la condición por defecto puede ser más eficaz. Entonces, ¿funciona para la dieta?

En el tratamiento por defecto, los participantes recibieron en su mesa un menú con solo cinco opciones sin carne. Pero se les informó –verbalmente y por escrito en el menú– que también podían consultar un segundo menú que estaba colgado en la pared a unos tres metros de distancia, que tenía la lista estándar de platos populares no vegetarianos del comedor. En la condición de control, ambas listas de opciones estaban mezcladas en el mismo menú que se les entregaba. Solo cuando se hace eso, una minoría de personas elige las opciones sin carne, entre el 5 y el 40 %, dependiendo de si se describen las opciones sin carne de forma atractiva, como pasta con verduras a la provenzal, o en términos poco atractivos, como calzone vegano. Ok, pero ¿qué pasa con la condición por defecto, en la que el menú que tienen delante es todo sin carne? Todavía pueden levantarse y pedir toda la carne que quieran, pero el menú alternativo está a unos pasos. No le está quitando opciones a nadie, pero solo con que sea la opción por defecto, las opciones sin carne se disparan a un 75 o 90 por ciento. Incluso una opción sin carne descrita de forma poco atractiva se impuso totalmente.

Solo con añadir más opciones vegetarianas, de una cuarta parte de las opciones a la mitad, las ventas de las opciones vegetarianas aumentaron entre un 40 % y un 80 %.

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Gráficos de Avo Media

Nota del Doctor

Un buen ejemplo de esta estrategia es en el que Greener by default ayudó al alcalde Eric Adams con su iniciativa de incluir las comidas a base de plantas como opción predeterminada en los hospitales de Nueva York. ¿Comida saludable en un hospital? ¡Vaya concepto!

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