Genes de resistencia a los antibióticos en el intestino de vegetarianos y omnívoros

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Quienes siguen una alimentación vegetal tienen menos genes de resistencia a los antibióticos en el intestino.

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A continuación una aproximación al contenido del audio de este video. Para ver los gráficos, tablas, imágenes o citas a los que Dr. Greger se refiere, ve el video más arriba. La traducción y edición de este contenido ha sido realizada por Antonio Galán voluntario activo en NutritionFacts.org.

Se producen casi un millón de infecciones por salmonella y campylobacter en niños de 10 años o menos cada año en Estados Unidos. Algunas de estas infecciones son graves, pueden causar meningitis y muerte, y requieren tratamiento con antibióticos. El problema es que existe una creciente resistencia a los antibióticos entre estos microbios y eso amenaza nuestra capacidad para tratarlos. Parte del problema es que esos mismos milagrosos antibióticos salvavidas se derrochan en animales para consumo, a los que se les administran para acelerar su crecimiento en condiciones tan antihigiénicas y hacinadas que aumentan la probabilidad de que patógenos como la salmonella o el campylobacter se vuelvan resistentes. De eso ya he hecho un montón de videos.

Hay otro problema. Los factores de resistencia, los genes que codifican la resistencia a los antibióticos, pueden transmitirse de los animales a los humanos a través de la cadena alimentaria. La mayoría de las bacterias de resistencia tienen elementos genéticos móviles, como estos pequeños círculos de ADN llamados plásmidos, que transportan genes de resistencia y pueden transmitirlos a otras bacterias, entre ellas las de nuestro propio intestino.

Así que los animales que comemos son un depósito de genes de resistencia a los antibióticos y un potencial vector de transmisión de estos genes a la microbiota intestinal humana. Este estudio evaluó la transferencia de un plásmido de resistencia a los antibióticos procedente de una bacteria E. coli de la carne de pollo a las bacterias intestinales humanas, usando un modelo que imita los intestinos humanos. Y ocurrió en menos de dos horas. Esta propagación de los genes de resistencia a los antibióticos es alarmante, existe una creciente preocupación por que las bacterias resistentes a los antibióticos presentes en los alimentos puedan transferir sus genes de resistencia a la microbiota intestinal del consumidor. Pero no se puede saber hasta ponerlo a prueba. Evaluemos las cargas genéticas de resistencia a los antibióticos en bacterias intestinales veganas frente a las vegetarianas y las omnívoras.

Podría pensarse que los resultados son obvios, pero los genes de resistencia a los antibióticos se propagan al aplicar estiércol en campos agrícolas de frutas y verduras. El uso masivo de antibióticos en la ganadería se considera el factor principal de presencia de bacterias resistentes a los antibióticos (BRA) en alimentos de origen animal: carnes, huevos y lácteos. Pero, además, las aguas residuales de los animales tratados pueden afectar a las verduras cultivadas en campos fertilizados. No sabíamos si las bacterias resistentes a los antibióticos se transfieren a las verduras y luego al intestino humano, ni en qué medida, hasta ahora. Unos investigadores buscaron genes de resistencia a los antibióticos (GRA) contra sulfamidas como bactrim, tetraciclinas, penicilinas y cefalosporinas, y antibióticos como la estreptomicina y… tanto omnívoros como vegetarianos mostraron una carga mucho mayor de genes de resistencia a los antibióticos en sus intestinos en comparación con los veganos.

No hubo una diferencia significativa entre omnívoros y vegetarianos, pero sí cargas significativamente menores en veganos en comparación con omnívoros y veganos en comparación con vegetarianos. Es la primera prueba de que un estilo de vida vegano se asocia con una menor carga de genes de resistencia a los antibióticos en intestinos humanos, pero no la última. Hay menos genes de resistencia a la tetraciclina en intestinos veganos y más genes de resistencia a la vancomicina en intestinos carnívoros. No es de extrañar, ya que encontraron una correlación entre los genes de resistencia a la tetraciclina y la ingesta de huevos, leche y queso (me encanta que haya tantos tipos de leche hoy en día que tienen que especificar “leche de origen animal”), y se encontró una mayor incidencia de genes de resistencia a la vancomicina en los consumidores de huevos, aves de corral, pescado y mariscos. La vancomicina es uno de nuestros antibióticos de último recurso, usado para tratar las infecciones graves de estreptococos y estafilococos que ponen en peligro la vida, como el SARM.

Pese a las pruebas contra lácteos y huevos, reducir la carne ha demostrado ser una ventaja en algunos estudios, ya que las bacterias obtenidas de las muestras de excrementos de carnívoros mostraron resistencia a un mayor número de antibióticos y tenían más genes de resistencia a los antibióticos en comparación con excrementos veganos o vegetarianos.

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Se producen casi un millón de infecciones por salmonella y campylobacter en niños de 10 años o menos cada año en Estados Unidos. Algunas de estas infecciones son graves, pueden causar meningitis y muerte, y requieren tratamiento con antibióticos. El problema es que existe una creciente resistencia a los antibióticos entre estos microbios y eso amenaza nuestra capacidad para tratarlos. Parte del problema es que esos mismos milagrosos antibióticos salvavidas se derrochan en animales para consumo, a los que se les administran para acelerar su crecimiento en condiciones tan antihigiénicas y hacinadas que aumentan la probabilidad de que patógenos como la salmonella o el campylobacter se vuelvan resistentes. De eso ya he hecho un montón de videos.

Hay otro problema. Los factores de resistencia, los genes que codifican la resistencia a los antibióticos, pueden transmitirse de los animales a los humanos a través de la cadena alimentaria. La mayoría de las bacterias de resistencia tienen elementos genéticos móviles, como estos pequeños círculos de ADN llamados plásmidos, que transportan genes de resistencia y pueden transmitirlos a otras bacterias, entre ellas las de nuestro propio intestino.

Así que los animales que comemos son un depósito de genes de resistencia a los antibióticos y un potencial vector de transmisión de estos genes a la microbiota intestinal humana. Este estudio evaluó la transferencia de un plásmido de resistencia a los antibióticos procedente de una bacteria E. coli de la carne de pollo a las bacterias intestinales humanas, usando un modelo que imita los intestinos humanos. Y ocurrió en menos de dos horas. Esta propagación de los genes de resistencia a los antibióticos es alarmante, existe una creciente preocupación por que las bacterias resistentes a los antibióticos presentes en los alimentos puedan transferir sus genes de resistencia a la microbiota intestinal del consumidor. Pero no se puede saber hasta ponerlo a prueba. Evaluemos las cargas genéticas de resistencia a los antibióticos en bacterias intestinales veganas frente a las vegetarianas y las omnívoras.

Podría pensarse que los resultados son obvios, pero los genes de resistencia a los antibióticos se propagan al aplicar estiércol en campos agrícolas de frutas y verduras. El uso masivo de antibióticos en la ganadería se considera el factor principal de presencia de bacterias resistentes a los antibióticos (BRA) en alimentos de origen animal: carnes, huevos y lácteos. Pero, además, las aguas residuales de los animales tratados pueden afectar a las verduras cultivadas en campos fertilizados. No sabíamos si las bacterias resistentes a los antibióticos se transfieren a las verduras y luego al intestino humano, ni en qué medida, hasta ahora. Unos investigadores buscaron genes de resistencia a los antibióticos (GRA) contra sulfamidas como bactrim, tetraciclinas, penicilinas y cefalosporinas, y antibióticos como la estreptomicina y… tanto omnívoros como vegetarianos mostraron una carga mucho mayor de genes de resistencia a los antibióticos en sus intestinos en comparación con los veganos.

No hubo una diferencia significativa entre omnívoros y vegetarianos, pero sí cargas significativamente menores en veganos en comparación con omnívoros y veganos en comparación con vegetarianos. Es la primera prueba de que un estilo de vida vegano se asocia con una menor carga de genes de resistencia a los antibióticos en intestinos humanos, pero no la última. Hay menos genes de resistencia a la tetraciclina en intestinos veganos y más genes de resistencia a la vancomicina en intestinos carnívoros. No es de extrañar, ya que encontraron una correlación entre los genes de resistencia a la tetraciclina y la ingesta de huevos, leche y queso (me encanta que haya tantos tipos de leche hoy en día que tienen que especificar “leche de origen animal”), y se encontró una mayor incidencia de genes de resistencia a la vancomicina en los consumidores de huevos, aves de corral, pescado y mariscos. La vancomicina es uno de nuestros antibióticos de último recurso, usado para tratar las infecciones graves de estreptococos y estafilococos que ponen en peligro la vida, como el SARM.

Pese a las pruebas contra lácteos y huevos, reducir la carne ha demostrado ser una ventaja en algunos estudios, ya que las bacterias obtenidas de las muestras de excrementos de carnívoros mostraron resistencia a un mayor número de antibióticos y tenían más genes de resistencia a los antibióticos en comparación con excrementos veganos o vegetarianos.

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Nota del Doctor

La capacidad de presión conjunta de la industria farmacéutica y la agroalimentaria ha impedido que Estados Unidos siga las recomendaciones de restricción de uso de medicamentos emitidas por casi todas las principales entidades médicas y de salud pública. Todo para apuntalar la agroindustria. Debería darle vergüenza a la industria agroalimentaria y farmacéutica. Si quieres saber más sobre esta práctica inaceptable:

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