Cómo tratar la endometriosis con algas marinas

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Cinco céntimos de algas al día podría mejorar drásticamente la mayor causa de discapacidad y pérdida de calidad de vida en las mujeres.

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A continuación una aproximación al contenido del audio de este video. Para ver los gráficos, tablas, imágenes o citas a los que Dr. Greger se refiere, ver el video más arriba. 

“La endometriosis es una causa importante de discapacidad y compromete la calidad de vida de mujeres y adolescentes”. “Es una enfermedad crónica que se diagnostica, informa e investiga muy poco… [y para los pacientes] puede ser una pesadilla de desinformación, mitos, tabúes, diagnósticos y tratamientos erróneos con una enfermedad dolorosa, crónica y persistente”.

La enfermedad se caracteriza por dolor pélvico en la menstruación y durante las relaciones sexuales, además de ciclos irregulares, sangrado abundante e infertilidad. Alrededor de 1 de cada 12 mujeres jóvenes sufre de endometriosis y representa cerca de la mitad de los casos de dolor pélvico e infertilidad. La causa una “menstruación retrógrada” que sucede cuando la sangre, en lugar de descender, sube a la cavidad abdominal y el tejido del revestimiento uterino se implanta en otros órganos. Las lesiones se pueden extirpar de forma quirúrgica, pero la tasa de recurrencia en 5 años es del 50%.

La endometriosis es una enfermedad dependiente de estrógenos, por eso surge la pregunta ¿podrían ayudar los efectos antiestrogénicos de los fitoestrógenos de la linaza y la soja, como parecerían hacerlo en los casos de cáncer de mama? No pude encontrar estudios sobre la linaza y la endometriosis, pero parecería que el consumo de alimentos de soja sí podría reducir el riesgo de contraer la enfermedad. Entonces, ¿por qué no utilizar soja en el tratamiento contra la endometriosis? Si bien tampoco encontré estudios al respecto, encontré otros asociados con un tercer alimento también relacionado con un menor riesgo de cáncer de mama: las algas.

Las algas tienen tipos especiales de fibra y fitonutrientes que no se encuentran en las plantas terrestres, por lo que para obtener estos componentes, necesitaríamos incorporar vegetales marinos en nuestra dieta. Las algas marinas podrían tener propiedades anticancerígenas, incluidos efectos antiestrógenos. Las mujeres japonesas tienen una de las tasas más bajas de cáncer de mama, endometrio y ovarios, así como ciclos menstruales más largos y niveles de estrógeno en sangre más bajos (que podrían ayudar a explicar su riesgo bajo de padecer cánceres dependientes de estrógenos). Asumimos que esto se debía a sus dietas ricas en soja, pero su consumo elevado de algas también podría contribuir.

En un estudio, se goteó caldo de algas sobre células de ovario humano que producen estrógeno, y el resultado fue una disminución de los niveles de la hormona. ¿Por qué? Parece ser que las algas inhiben su producción o facilitan su descomposición. Incluso podrían bloquear los receptores de estrógeno, por lo que se vería disminuida su actividad. Sin embargo, esto sucede en una placa de Petri en el laboratorio. ¿Ocurriría lo mismo en las mujeres? Parece que si.

Los investigadores estimaron que una dosis efectiva de algas marinas para una mujer estadounidense promedio con el objetivo de reducir el estrógeno en sangre podría ser de alrededor de 5 gramos al día. Todavía nadie ha intentado ponerlo a prueba en pacientes con cáncer, pero fue probado en personas con endometriosis. 

Tres mujeres con problemas con sus ciclos menstruales, incluidas 2 con endometriosis, se ofrecieron como voluntarias para agregar una pequeña cantidad de fucus deshidratado en polvo, un alga marina común, a su dieta diaria. Como resultado, sus ciclos se alargaron y sus períodos se acortaron. Como se puede ver en el minuto 3:14 en mi video, la paciente 1 tenía un historial de 30 años de períodos irregulares, con un ciclo promedio de 16 días. Con solo un cuarto de cucharadita del polvo de algas al día, su ciclo se alargó 10 días (con un promedio de 26 días), y con media cucharadita diaria aumentó a 31 días, casi el doble del inicial. Además, como se puede ver en el minuto 3:38, las 3 mujeres experimentaron reducciones importantes en el flujo sanguíneo y en la duración de la menstruación. Durante 30 años, la paciente 1 tuvo períodos cada 16 días que duraban en promedio 9 días. ¿Puedes imaginarlo? Luego del tratamiento con las algas, tuvo 1 solo período al mes con una duración aproximada de unos 4 días. Lo más importante, las otras 2 pacientes que sufrían de endometriosis afirmaron haber experimentado un “alivio sustancial” del dolor. ¿Cómo es posible? Con un cuarto de cucharadita diaria de algas marinas, sus niveles de estrógeno en sangre disminuyeron un 75% y, con media cucharadita, un 85%.

Por supuesto que el estudio contó con pocas mujeres y ningún grupo de control, así que no se considera de relevancia estadística, por lo que serían necesarios estudios más grandes y mejor formulados. El estudio en cuestión se publicó hace más de una década y desde entonces no se ha publicado ningún otro. Sin embargo, millones de mujeres sufren de este problema. ¿Acaso al mundo de la investigación no le importan las mujeres? En realidad, la pregunta más precisa sería ¿quién financiaría el estudio? Una cucharadita de algas cuesta menos de 5 centavos de dólar, por lo que es posible que nunca se realice un estudio más amplio. Pero, visto que no se asocian efectos secundarios, sugiero que los pacientes con endometriosis hagan la prueba.

La traducción y edición de este contenido fue contribuida por Tamara Amor.

Considera voluntario/a para ayudar en la página web.

Créditos de imagen: kreuzfeld vía Pixabay. La imagen ha sido modificada.

A continuación una aproximación al contenido del audio de este video. Para ver los gráficos, tablas, imágenes o citas a los que Dr. Greger se refiere, ver el video más arriba. 

“La endometriosis es una causa importante de discapacidad y compromete la calidad de vida de mujeres y adolescentes”. “Es una enfermedad crónica que se diagnostica, informa e investiga muy poco… [y para los pacientes] puede ser una pesadilla de desinformación, mitos, tabúes, diagnósticos y tratamientos erróneos con una enfermedad dolorosa, crónica y persistente”.

La enfermedad se caracteriza por dolor pélvico en la menstruación y durante las relaciones sexuales, además de ciclos irregulares, sangrado abundante e infertilidad. Alrededor de 1 de cada 12 mujeres jóvenes sufre de endometriosis y representa cerca de la mitad de los casos de dolor pélvico e infertilidad. La causa una “menstruación retrógrada” que sucede cuando la sangre, en lugar de descender, sube a la cavidad abdominal y el tejido del revestimiento uterino se implanta en otros órganos. Las lesiones se pueden extirpar de forma quirúrgica, pero la tasa de recurrencia en 5 años es del 50%.

La endometriosis es una enfermedad dependiente de estrógenos, por eso surge la pregunta ¿podrían ayudar los efectos antiestrogénicos de los fitoestrógenos de la linaza y la soja, como parecerían hacerlo en los casos de cáncer de mama? No pude encontrar estudios sobre la linaza y la endometriosis, pero parecería que el consumo de alimentos de soja sí podría reducir el riesgo de contraer la enfermedad. Entonces, ¿por qué no utilizar soja en el tratamiento contra la endometriosis? Si bien tampoco encontré estudios al respecto, encontré otros asociados con un tercer alimento también relacionado con un menor riesgo de cáncer de mama: las algas.

Las algas tienen tipos especiales de fibra y fitonutrientes que no se encuentran en las plantas terrestres, por lo que para obtener estos componentes, necesitaríamos incorporar vegetales marinos en nuestra dieta. Las algas marinas podrían tener propiedades anticancerígenas, incluidos efectos antiestrógenos. Las mujeres japonesas tienen una de las tasas más bajas de cáncer de mama, endometrio y ovarios, así como ciclos menstruales más largos y niveles de estrógeno en sangre más bajos (que podrían ayudar a explicar su riesgo bajo de padecer cánceres dependientes de estrógenos). Asumimos que esto se debía a sus dietas ricas en soja, pero su consumo elevado de algas también podría contribuir.

En un estudio, se goteó caldo de algas sobre células de ovario humano que producen estrógeno, y el resultado fue una disminución de los niveles de la hormona. ¿Por qué? Parece ser que las algas inhiben su producción o facilitan su descomposición. Incluso podrían bloquear los receptores de estrógeno, por lo que se vería disminuida su actividad. Sin embargo, esto sucede en una placa de Petri en el laboratorio. ¿Ocurriría lo mismo en las mujeres? Parece que si.

Los investigadores estimaron que una dosis efectiva de algas marinas para una mujer estadounidense promedio con el objetivo de reducir el estrógeno en sangre podría ser de alrededor de 5 gramos al día. Todavía nadie ha intentado ponerlo a prueba en pacientes con cáncer, pero fue probado en personas con endometriosis. 

Tres mujeres con problemas con sus ciclos menstruales, incluidas 2 con endometriosis, se ofrecieron como voluntarias para agregar una pequeña cantidad de fucus deshidratado en polvo, un alga marina común, a su dieta diaria. Como resultado, sus ciclos se alargaron y sus períodos se acortaron. Como se puede ver en el minuto 3:14 en mi video, la paciente 1 tenía un historial de 30 años de períodos irregulares, con un ciclo promedio de 16 días. Con solo un cuarto de cucharadita del polvo de algas al día, su ciclo se alargó 10 días (con un promedio de 26 días), y con media cucharadita diaria aumentó a 31 días, casi el doble del inicial. Además, como se puede ver en el minuto 3:38, las 3 mujeres experimentaron reducciones importantes en el flujo sanguíneo y en la duración de la menstruación. Durante 30 años, la paciente 1 tuvo períodos cada 16 días que duraban en promedio 9 días. ¿Puedes imaginarlo? Luego del tratamiento con las algas, tuvo 1 solo período al mes con una duración aproximada de unos 4 días. Lo más importante, las otras 2 pacientes que sufrían de endometriosis afirmaron haber experimentado un “alivio sustancial” del dolor. ¿Cómo es posible? Con un cuarto de cucharadita diaria de algas marinas, sus niveles de estrógeno en sangre disminuyeron un 75% y, con media cucharadita, un 85%.

Por supuesto que el estudio contó con pocas mujeres y ningún grupo de control, así que no se considera de relevancia estadística, por lo que serían necesarios estudios más grandes y mejor formulados. El estudio en cuestión se publicó hace más de una década y desde entonces no se ha publicado ningún otro. Sin embargo, millones de mujeres sufren de este problema. ¿Acaso al mundo de la investigación no le importan las mujeres? En realidad, la pregunta más precisa sería ¿quién financiaría el estudio? Una cucharadita de algas cuesta menos de 5 centavos de dólar, por lo que es posible que nunca se realice un estudio más amplio. Pero, visto que no se asocian efectos secundarios, sugiero que los pacientes con endometriosis hagan la prueba.

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