Putrefacción de proteínas y enzimas intoxicantes

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Ciertas bacterias del intestino pueden “reintoxicar” carcinógenos que tu hígado ya ha desintoxicado exitosamente, pero esta bacterias pueden ser rápidamente suprimidas con un cambio simple en la dieta.

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El cáncer de colon es el cáncer más letal y, a pesar de esto, encontramos una paradoja en África donde raramente se contrae esta enfermedad, aún en la actualidad, cuando se ha dejado de lado la dieta tradicional basada en alimentos no procesados. Por lo tanto, han dejado de consumir grandes cantidades de fibra, frutas y vegetales. Es probable, entonces, que la baja prevalencia de cáncer de colon –50 veces menor que la nuestra– esté relacionada con el bajo consumo de proteína animal y grasas, cómo he estudiado previamente. Pero, ¿por qué la proteína animal y las grasas aumentan el riesgo de contraer cáncer? Tal como señalo en Guerras intestinales, si comes claras de huevo, por ejemplo, entre el  5% y 35% de su proteína no es digerida, no se absorbe, y termina en el colon, donde se somete a un proceso denominado putrefacción. 

Cuando la proteína animal se pudre en los intestinos, puede llevar a la producción de ese gas que huele como “huevo podrido”, el sulfuro de hidrógeno, el cual, más allá de su cuestionable olor, puede producir cambios que aumentan el riesgo de cáncer. La proteína putrefacta también produce amoniaco. 

A lo largo de una vida llevando una dieta occidental estándar, las bacterias en nuestro colon pueden despedir la misma cantidad de amoniaco que se encuentra en miles de litros de limpiador de cristales. En concentraciones halladas en el día a día dentro del colon en las dietas occidentales, el amoniaco destruye las células, altera la síntesis de ADN, aumenta la proliferación celular, podría aumentar las infecciones virales, favorece el aumento de células cancerígenas y evidentemente aumenta el riesgo de infecciones por segunda vez. Hay que culpar a los productos de la digestión de la proteína y las grasas, de tal manera que se puede doblar la concentración de amoniaco en el colon consumiendo una gran cantidad de carne. 

Pero si se pone a un grupo de personas en una dieta basada en plantas, en solo una semana la actividad de las enzimas que crea el amoniaco en el colon disminuye de manera estrepitosa. 

Otras enzimas bacterianas también se ven afectadas. ¿Recuerdas cómo los vegetales de la familia del brócoli pueden estimular la encimas desintoxicantes del hígado? Estas enzimas conocidas como enzimas de Fase II, UDP-glucuroniltransferasas, desintoxican medicamentos y químicos aplicando una “camisa de fuerza” química, aquí mostrada en rojo, desactivando la droga GHB, o eliminando los carcinógenos en la carne, como el benzopireno, volviéndolos inocuos antes de arrojarlos nuevamente a los intestinos para ser eliminados. Pero si nuestro hígado lo desintoxica, ¿por qué el benzopireno en la carne todavía se asocia con el cáncer de colon? Esto se debe a que ciertas bacterias de nuestros intestinos contienen una enzima opuesta, una enzima “intoxicante” que elimina esta “camisa de fuerza” y libera el carcinógeno para que produzca daño antes de abandonar nuestro cuerpo. 

Pero con solo una semana de llevar una dieta basada en plantas, se puede reducir esa actividad de las enzimas de nuestro colon en aproximadamente un 30%. Pero esto sucedió con una dieta en la que solo se consumieron alimentos crudos, de veganismo “extremo”. ¿Qué ocurre con una dieta vegetariana normal? Comparada con una dieta en la que se consumen 450 gramos de carne al día, aquellos que eliminaron las carnes durante un mes experimentaron una reducción del 70% en la mencionada actividad “tóxica”. La cual podría aumentar la cantidad de sustancias, tales como los carcinógenos dentro del colon. Y aquellos que han sido vegetarianos por un plazo largo muestran solo una fracción de actividad de liberación de carcinógenos comparado con aquellos que siguen una dieta occidental estándar. 

Entonces, ¿podría esto ayudar a mitigar el aumento de riesgo de cáncer de colon en los Estados Unidos? Un grupo de investigadores realizó una evaluación por medio de biopsias del revestimiento del colon de americanos y africanos, para medir las tasas de proliferación —la rapidez con la que se dividen las células, lo que es un marcador de aumento de riesgo de contraer cáncer— y disminución de la tasa de supervivencia con cáncer. Esto es lo que encontraron: los puntos en negro denotan células proliferantes, las cuales podemos ver en el colon de americanos caucásicos y afroamericanos, pero solo unos pocos fueron observados en las biopsias africanas. Estas últimas mostraron una tasa de proliferación dramáticamente inferior. 

En general, el mayor riesgo de contraer cáncer de colon fue asociado con una “ingesta mayor de productos de origen animal y mayor población colónica de hidrógeno potencialmente tóxico y  la producción bacterial secundaria de sales biliares”.

Y mientras se encontraban realizando las biopsias, observaron un poco más, y de los 18 cólones que examinaron, solo encontraron cuatro problemas en ellos. Pero de los 17 que fueron examinados correspondientes a afroamericanos o americanos caucásicos, encontraron 21 problemas en cada uno: pólipos, diverticulosis, y muchas hemorroides. La condición impoluta del colon de los voluntarios africanos  confirma la impresión de que los cólones africanos son, en general, mucho más sanos que los americanos. 

Para ver los gráficos, tablas, imágenes o citas a los que Dr. Greger se refiere, ve el vídeo más arriba. Esto es sólo una aproximación del audio contribuida por Katie Schloer. La traducción y edición de este contenido ha sido realizada por Marina Rivelis y María Fernández.

Considera ser voluntario/a para ayudar en la página web.

Imágenes gracias a Macro Windex vía Flickr.

El cáncer de colon es el cáncer más letal y, a pesar de esto, encontramos una paradoja en África donde raramente se contrae esta enfermedad, aún en la actualidad, cuando se ha dejado de lado la dieta tradicional basada en alimentos no procesados. Por lo tanto, han dejado de consumir grandes cantidades de fibra, frutas y vegetales. Es probable, entonces, que la baja prevalencia de cáncer de colon –50 veces menor que la nuestra– esté relacionada con el bajo consumo de proteína animal y grasas, cómo he estudiado previamente. Pero, ¿por qué la proteína animal y las grasas aumentan el riesgo de contraer cáncer? Tal como señalo en Guerras intestinales, si comes claras de huevo, por ejemplo, entre el  5% y 35% de su proteína no es digerida, no se absorbe, y termina en el colon, donde se somete a un proceso denominado putrefacción. 

Cuando la proteína animal se pudre en los intestinos, puede llevar a la producción de ese gas que huele como “huevo podrido”, el sulfuro de hidrógeno, el cual, más allá de su cuestionable olor, puede producir cambios que aumentan el riesgo de cáncer. La proteína putrefacta también produce amoniaco. 

A lo largo de una vida llevando una dieta occidental estándar, las bacterias en nuestro colon pueden despedir la misma cantidad de amoniaco que se encuentra en miles de litros de limpiador de cristales. En concentraciones halladas en el día a día dentro del colon en las dietas occidentales, el amoniaco destruye las células, altera la síntesis de ADN, aumenta la proliferación celular, podría aumentar las infecciones virales, favorece el aumento de células cancerígenas y evidentemente aumenta el riesgo de infecciones por segunda vez. Hay que culpar a los productos de la digestión de la proteína y las grasas, de tal manera que se puede doblar la concentración de amoniaco en el colon consumiendo una gran cantidad de carne. 

Pero si se pone a un grupo de personas en una dieta basada en plantas, en solo una semana la actividad de las enzimas que crea el amoniaco en el colon disminuye de manera estrepitosa. 

Otras enzimas bacterianas también se ven afectadas. ¿Recuerdas cómo los vegetales de la familia del brócoli pueden estimular la encimas desintoxicantes del hígado? Estas enzimas conocidas como enzimas de Fase II, UDP-glucuroniltransferasas, desintoxican medicamentos y químicos aplicando una “camisa de fuerza” química, aquí mostrada en rojo, desactivando la droga GHB, o eliminando los carcinógenos en la carne, como el benzopireno, volviéndolos inocuos antes de arrojarlos nuevamente a los intestinos para ser eliminados. Pero si nuestro hígado lo desintoxica, ¿por qué el benzopireno en la carne todavía se asocia con el cáncer de colon? Esto se debe a que ciertas bacterias de nuestros intestinos contienen una enzima opuesta, una enzima “intoxicante” que elimina esta “camisa de fuerza” y libera el carcinógeno para que produzca daño antes de abandonar nuestro cuerpo. 

Pero con solo una semana de llevar una dieta basada en plantas, se puede reducir esa actividad de las enzimas de nuestro colon en aproximadamente un 30%. Pero esto sucedió con una dieta en la que solo se consumieron alimentos crudos, de veganismo “extremo”. ¿Qué ocurre con una dieta vegetariana normal? Comparada con una dieta en la que se consumen 450 gramos de carne al día, aquellos que eliminaron las carnes durante un mes experimentaron una reducción del 70% en la mencionada actividad “tóxica”. La cual podría aumentar la cantidad de sustancias, tales como los carcinógenos dentro del colon. Y aquellos que han sido vegetarianos por un plazo largo muestran solo una fracción de actividad de liberación de carcinógenos comparado con aquellos que siguen una dieta occidental estándar. 

Entonces, ¿podría esto ayudar a mitigar el aumento de riesgo de cáncer de colon en los Estados Unidos? Un grupo de investigadores realizó una evaluación por medio de biopsias del revestimiento del colon de americanos y africanos, para medir las tasas de proliferación —la rapidez con la que se dividen las células, lo que es un marcador de aumento de riesgo de contraer cáncer— y disminución de la tasa de supervivencia con cáncer. Esto es lo que encontraron: los puntos en negro denotan células proliferantes, las cuales podemos ver en el colon de americanos caucásicos y afroamericanos, pero solo unos pocos fueron observados en las biopsias africanas. Estas últimas mostraron una tasa de proliferación dramáticamente inferior. 

En general, el mayor riesgo de contraer cáncer de colon fue asociado con una “ingesta mayor de productos de origen animal y mayor población colónica de hidrógeno potencialmente tóxico y  la producción bacterial secundaria de sales biliares”.

Y mientras se encontraban realizando las biopsias, observaron un poco más, y de los 18 cólones que examinaron, solo encontraron cuatro problemas en ellos. Pero de los 17 que fueron examinados correspondientes a afroamericanos o americanos caucásicos, encontraron 21 problemas en cada uno: pólipos, diverticulosis, y muchas hemorroides. La condición impoluta del colon de los voluntarios africanos  confirma la impresión de que los cólones africanos son, en general, mucho más sanos que los americanos. 

Para ver los gráficos, tablas, imágenes o citas a los que Dr. Greger se refiere, ve el vídeo más arriba. Esto es sólo una aproximación del audio contribuida por Katie Schloer. La traducción y edición de este contenido ha sido realizada por Marina Rivelis y María Fernández.

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Nota del Doctor

Los dos vídeos a los que hago referencia son  Resolver el misterio del cáncer de colon y Guerras intestinales: sulfuro de hidrógeno vs. butirato.

En El ph de las heces y el cáncer de colon explico cómo deberíamos fomentar un ambiente ácido en nuestro colon (pero alcalino en nuestros riñones): Tratamiento de los Cálculos Renales con Dieta y Analizar tu dieta con orina y lombarda).

Más sobre salud intestinal:

Esto ayuda a explicar por qué la proteína animal podría aumentar el riesgo de contraer cáncer, pero ¿qué ocurre con la grasa animal? Ese es el tema de mi siguiente vídeo: Cómo reducir la producción de ácido biliar cancerígeno.

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