Contaminantes ignífugos y el desarrollo infantil

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Los químicos ignífugos PBDE en el suministro de comida podrían contribuir al déficit cognitivo y de atención en niños.

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Los resultados del estudio CHAMACOS fueron publicados recientemente–CHAMACOS: Center for the Health Assessment of Mothers and Children of Salinas Valley California (Centro para la Evaluación de la Salud de las Madres y Niños de Salinas Valley California)–,investigando la relación entre la exposición a químicos ignífugos durante el embarazo y la infancia, y el posterior desarrollo neuroconductual. ¿Por qué California? Porque la exposición de los niños de California a estos químicos se encuentra entre las más elevadas del mundo, químicos considerados disruptores endocrinos y neurotoxinas. ¿Qué encontraron? Tanto la exposición prenatal como durante la infancia a esos químicos fue asociada con una atención más pobre, una peor coordinación motora fina, y menores capacidades cognitivas (particularmente comprensión verbal) para cuando los niños llegaban a la edad escolar. Este estudio, el más extenso hasta la fecha, contribuye a la creciente evidencia que sugiere que estos PBDE–polibromodifenil éteres–(químicos ignífugos) tienen un impacto adverso en el desarrollo neuroconductual del niño. Este efecto adverso se puede prolongar hasta la adolescencia, afectando de nuevo a la función motriz así como a la función de la glándula tiroides, que se puede extender a la edad adulta.

Estos químicos pasan a la madre, después al fluido amniótico, y después a la leche materna. Y cuanto más haya en la leche, peor puede ser el desarrollo mental del infante. La leche del pecho materno sigue siendo lo mejor; pero, ¿cómo han resultado expuestas estas mujeres en un primer lugar?

La pregunta: ¿proviene la exposición principalmente de la dieta, o del polvo? Investigadores en Boston recogieron muestras de leche materna de 46 madres primerizas, aspiraron muestras de polvo de sus hogares, y les preguntaron acerca de sus dietas. Encontraron que ambas fuentes eran culpables. En lo relativo a la dieta, cierto número de productos de origen animal estaban implicados. Consistente con lo que se había encontrado a nivel global. Por ejemplo, en Europa, estos químicos ignífugos se encuentran principalmente en el pescado, la carne, y otros productos de origen animal. Es similar a lo que se ve con las dioxinas: pescado y otros alimentos grasos, con una dieta basada en plantas ofreciendo la exposición más baja.

Bueno, si ese es el caso, ¿tienen los vegetarianos niveles menores de contaminantes químicos ignífugos circulando por sus torrentes sanguíneos? Sí, los vegetarianos tienen aproximadamente 25% menos. Investigadores del USDA (Departamento de Agricultura de Estados Unidos) compararon los niveles en carnes diferentes, y los niveles más elevados se encontraron en la carne de pollo y pavo, con menos cantidad en la carne de cerdo, y menos aún en la carne de vaca. La carne de aves en California tenía el más elevado, consistente con los estrictos códigos de inflamabilidad de los muebles, aunque no es que haya pollos picoteando los muebles. Los pollos y los pavos pueden estar expuestos de manera indirecta a través de la aplicación de abono procedente del lodo de desechos de desagüe a los campos donde crecen las cosechas para alimentar a estos animales, a través de la contaminación del suministro de agua, del uso de materiales ignífugos en las jaulas de las aves, o de la incorporación accidental de material ignífugo al lecho de las aves o a los ingredientes del pienso.

Ahora, el pescado ha demostrado tener los niveles más altos en general, pero los estadounidenses no comen mucho pescado, así que no contribuye mucho a la carga corporal total (el total de estas sustancias químicas presentes en el cuerpo en un momento determinado) en los Estados Unidos. Esta es la cantidad que encontraron en quienes comen animales. Esta es la cantidad que encontraron en la sangre de los vegetarianos. Simplemente para que te hagas una idea de cómo contribuye la carne de pollo, aquí es donde terminaron quienes comen más carne de pollo que la media, comparado con quienes comen menos que la media.

¿Dónde terminaron los veganos? Bien, sabemos que la ingesta de muchas otras clases de contaminantes proviene casi exclusivamente del consumo de grasas de origen animal a través de la dieta, entonces, ¿qué pasa si todas esas grasas se excluyen de la dieta? Bien, funciona para las dioxinas. El nivel de dioxinas en los veganos es marcadamente más bajo que el de la población en general pero, ¿qué hay de los químicos ignífugos? Los niveles de los veganos están aquí abajo, con los veganos a largo plazo–unos pocos que han sido veganos unos 20 años–incluso más bajos. Esta tendencia de los niveles de químicos a bajar cuanto mayor es el tiempo comiendo alimentos de origen vegetal sugiere que los alimentos de origen animal contribuyen sustancialmente, pero nota que los niveles nunca descienden a cero; así que la dieta no es la única fuente.

Los investigadores del USDA se dieron cuenta de que actualmente no hay unos límites que regulen la cantidad de contaminación de químicos ignífugos en alimentos en los EE.UU, pero reducir los niveles de compuestos tóxicos innecesarios y persistentes en nuestra dieta es ciertamente deseable.

Para ver los gráficos, tablas, imágenes o citas a los que Dr. Greger se refiere, ve el vídeo más arriba. Esto es sólo una aproximación del audio contribuida por Katie Schloer. La traducción y edición de este contenido ha sido realizada por Adrián Bravo López.

Considera ser voluntario/a para ayudar en la página web.

Imágenes gracias a mafleen vía Flickr.

Los resultados del estudio CHAMACOS fueron publicados recientemente–CHAMACOS: Center for the Health Assessment of Mothers and Children of Salinas Valley California (Centro para la Evaluación de la Salud de las Madres y Niños de Salinas Valley California)–,investigando la relación entre la exposición a químicos ignífugos durante el embarazo y la infancia, y el posterior desarrollo neuroconductual. ¿Por qué California? Porque la exposición de los niños de California a estos químicos se encuentra entre las más elevadas del mundo, químicos considerados disruptores endocrinos y neurotoxinas. ¿Qué encontraron? Tanto la exposición prenatal como durante la infancia a esos químicos fue asociada con una atención más pobre, una peor coordinación motora fina, y menores capacidades cognitivas (particularmente comprensión verbal) para cuando los niños llegaban a la edad escolar. Este estudio, el más extenso hasta la fecha, contribuye a la creciente evidencia que sugiere que estos PBDE–polibromodifenil éteres–(químicos ignífugos) tienen un impacto adverso en el desarrollo neuroconductual del niño. Este efecto adverso se puede prolongar hasta la adolescencia, afectando de nuevo a la función motriz así como a la función de la glándula tiroides, que se puede extender a la edad adulta.

Estos químicos pasan a la madre, después al fluido amniótico, y después a la leche materna. Y cuanto más haya en la leche, peor puede ser el desarrollo mental del infante. La leche del pecho materno sigue siendo lo mejor; pero, ¿cómo han resultado expuestas estas mujeres en un primer lugar?

La pregunta: ¿proviene la exposición principalmente de la dieta, o del polvo? Investigadores en Boston recogieron muestras de leche materna de 46 madres primerizas, aspiraron muestras de polvo de sus hogares, y les preguntaron acerca de sus dietas. Encontraron que ambas fuentes eran culpables. En lo relativo a la dieta, cierto número de productos de origen animal estaban implicados. Consistente con lo que se había encontrado a nivel global. Por ejemplo, en Europa, estos químicos ignífugos se encuentran principalmente en el pescado, la carne, y otros productos de origen animal. Es similar a lo que se ve con las dioxinas: pescado y otros alimentos grasos, con una dieta basada en plantas ofreciendo la exposición más baja.

Bueno, si ese es el caso, ¿tienen los vegetarianos niveles menores de contaminantes químicos ignífugos circulando por sus torrentes sanguíneos? Sí, los vegetarianos tienen aproximadamente 25% menos. Investigadores del USDA (Departamento de Agricultura de Estados Unidos) compararon los niveles en carnes diferentes, y los niveles más elevados se encontraron en la carne de pollo y pavo, con menos cantidad en la carne de cerdo, y menos aún en la carne de vaca. La carne de aves en California tenía el más elevado, consistente con los estrictos códigos de inflamabilidad de los muebles, aunque no es que haya pollos picoteando los muebles. Los pollos y los pavos pueden estar expuestos de manera indirecta a través de la aplicación de abono procedente del lodo de desechos de desagüe a los campos donde crecen las cosechas para alimentar a estos animales, a través de la contaminación del suministro de agua, del uso de materiales ignífugos en las jaulas de las aves, o de la incorporación accidental de material ignífugo al lecho de las aves o a los ingredientes del pienso.

Ahora, el pescado ha demostrado tener los niveles más altos en general, pero los estadounidenses no comen mucho pescado, así que no contribuye mucho a la carga corporal total (el total de estas sustancias químicas presentes en el cuerpo en un momento determinado) en los Estados Unidos. Esta es la cantidad que encontraron en quienes comen animales. Esta es la cantidad que encontraron en la sangre de los vegetarianos. Simplemente para que te hagas una idea de cómo contribuye la carne de pollo, aquí es donde terminaron quienes comen más carne de pollo que la media, comparado con quienes comen menos que la media.

¿Dónde terminaron los veganos? Bien, sabemos que la ingesta de muchas otras clases de contaminantes proviene casi exclusivamente del consumo de grasas de origen animal a través de la dieta, entonces, ¿qué pasa si todas esas grasas se excluyen de la dieta? Bien, funciona para las dioxinas. El nivel de dioxinas en los veganos es marcadamente más bajo que el de la población en general pero, ¿qué hay de los químicos ignífugos? Los niveles de los veganos están aquí abajo, con los veganos a largo plazo–unos pocos que han sido veganos unos 20 años–incluso más bajos. Esta tendencia de los niveles de químicos a bajar cuanto mayor es el tiempo comiendo alimentos de origen vegetal sugiere que los alimentos de origen animal contribuyen sustancialmente, pero nota que los niveles nunca descienden a cero; así que la dieta no es la única fuente.

Los investigadores del USDA se dieron cuenta de que actualmente no hay unos límites que regulen la cantidad de contaminación de químicos ignífugos en alimentos en los EE.UU, pero reducir los niveles de compuestos tóxicos innecesarios y persistentes en nuestra dieta es ciertamente deseable.

Para ver los gráficos, tablas, imágenes o citas a los que Dr. Greger se refiere, ve el vídeo más arriba. Esto es sólo una aproximación del audio contribuida por Katie Schloer. La traducción y edición de este contenido ha sido realizada por Adrián Bravo López.

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Imágenes gracias a mafleen vía Flickr.

Nota del Doctor

He hablado previamente acerca de esta clase de químicos en Fuentes alimentarias de químicos ignífugos. La misma clase de alimentos parecen acumular una variedad de contaminantes:

Muchos de estos químicos tienen un efecto de alteración hormonal (“endocrino”). Ver, por ejemplo:

Échale un vistazo a la página de información sobre los recursos traducidos.

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