Alcohol

De acuerdo con la famosa serie de publicaciones en Journal of the American Medical Association (revista de la asociación médica estadounidense) llamada “Actual Causes of Death in the United States’’ (las causas reales de muerte en los Estados Unidos), la principal causa de muerte de estadounidenses en el año 2000 fue el tabaco, seguida de la alimentación y la inactividad. ¿Cuál fue la tercera causa de muerte en la lista? El alcohol. Cerca de la mitad de las muertes relacionadas con el alcohol fue relacionada con causas repentinas de muerte, como accidentes de tránsito, la otra mitad fue relacionada con muertes más lentas y la principal fue la enfermedad hepática alcohólica.

El consumo excesivo de alcohol puede derivar en una acumulación de grasa en el hígado, conocida como hígado graso, la cual puede ocasionar inflamación y resultar en cicatrices en el hígado y, eventualmente, en insuficiencia renal. Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, definen el tomar en exceso como el consumo regular de más de una copa al día para las mujeres y más de dos para los hombres. Una copa se define como una cerveza de 12 oz (355 ml), 8 oz (237 ml) de licor de malta, 5 oz (148 ml) de vino o 1.5 oz (45 ml) o un “trago” de licor. La progresión de la enfermedad puede detenerse normalmente con simplemente dejar de tomar, pero algunas veces es demasiado tarde.

Una vez que se diagnostica la hepatitis causada por el alcohol (inflamación del hígado), la tasa de supervivencia por tres años puede llegar a ser del 90% entre aquellos que dejan de tomar después del diagnóstico. Pero aproximadamente el 18% llegan a desarrollar cirrosis, cicatrices irreparables en el hígado.

El consumo de alcohol puede también desempeñar un papel en el desarrollo de cáncer de páncreas, uno de los tipos de cáncer más letales, con solo una supervivencia del 6% de los pacientes, cinco años después del diagnóstico. Al menos el 20% de los casos de cáncer de páncreas puede ser el resultado de fumar y otros factores de riesgo modificables pueden ser la obesidad y el consumo excesivo de alcohol.

De manera similar, los principales factores de riesgo para el cáncer de esófago pueden incluir el fumar y el consumo excesivo de alcohol (aunque incluso el beber con moderación parece incrementar el riesgo), así como la enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE, también conocido como reflujo ácido).

¿Qué sucede con el cáncer de mama? En el año 2010, el cuerpo oficial de la OMS que evalúa los riesgos de cáncer, actualizó formalmente la clasificación del alcohol como un carcinógeno de mama humano definitivo. En 2014, aclararon su posición afirmando que en relación con el cáncer de mama, ninguna cantidad de alcohol es segura.

¿Y qué sucede si bebemos “responsablemente”? En 2013, los científicos publicaron una compilación de más de cien estudios sobre el cáncer de mama y el consumo ligero (hasta una bebida alcohólica al día) y encontraron un pequeño, pero estadísticamente significativo, incremento en el riesgo de cáncer de mama entre mujeres que consumían como máximo una bebida al día, excepto, quizás por el vino tinto. ¿Por qué vino tinto? Un compuesto en el vino, aparentemente, suprime la actividad de una enzima llamada estrógeno sintasa, la cual utilizan los tumores mamarios para crear estrógeno para abastecer su propio crecimiento. Este compuesto se encuentra en la piel de las uvas moradas utilizadas para hacer el vino tinto, lo cual explica porqué el vino blanco no parece proveer tal beneficio, ya que se produce sin la piel de las uvas. Los investigadores concluyeron que las uvas en el vino tinto pueden ayudar a eliminar algunos de los efectos causantes de cáncer relacionados con el alcohol. Pero puedes obtener los beneficios sin los riesgos asociados al consumo de alcohol con tan solo tomar jugo de uva, o incluso, comiendo las uvas moradas, de preferencia las que tienen semillas, ya que son más efectivas para la supresión del estrógeno sintasa.

Traducción: Diana Montejano. Edición: Viviana Garcia