Disbiosis intestinal: matar de hambre a nuestro yo microbiano

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Un consumo inadecuado de prebióticos (la fibra y el almidón resistente concentrados en los alimentos vegetales sin procesar) puede causar desequilibrios promotores de enfermedades en el microbioma intestinal.

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Durante muchos años, se creyó que la función principal del intestino grueso era sólo la de absorber agua y eliminar residuos. Hoy en día, es evidente que el complejo ecosistema microbiano en nuestros intestinos debe considerarse como un órgano independiente dentro del cuerpo. Y ese órgano se ejecuta en MAC, por su sigla en inglés -Hidratos de Carbono Accesibles a la Microbiota. En otras palabras, principalmente fibra.

Una de las razones por las que nuestras heces pueden aumentar casi dos gramos por cada gramo de fibra, es porque el proceso de fermentación de la fibra en nuestro colon promueve el crecimiento bacteriano. La mayor parte del peso de nuestra materia fecal es pura bacteria, trillones y trillones de bacterias. Esto fue observado en una dieta británica que es deficiente en fibra . Las personas que toman suplementos de fibra lo saben muy bien: unas cucharadas de fibra puede generar un enorme movimiento intestinal, porque la fibra es lo que nuestras buenas bacterias intestinales necesitan para prosperar. Cuando comemos un alimento de una planta entera como la fruta, estamos diciéndole a nuestra flora intestinal que sea fructífera y se multiplique.

Y a partir de la fibra, nuestra flora intestinal produce ácidos grasos de cadena corta, que son una importante fuente de energía para las células que recubren nuestro colon. Por lo tanto, cuando alimentamos a nuestra flora intestinal con fibra, esta a su vez nos alimenta también. Estos ácidos grasos de cadena corta también funcionan suprimiendo la inflamación y el cáncer.

Es por eso que el consumo de fibra es tan bueno para nosotros. Pero cuando no comemos suficientes alimentos vegetales enteros, privamos de alimento a nuestras colonias microbianas . En dietas tradicionales a base de plantas, como el Dr. Burkitt describió- a gran cantidad de fibra, gran cantidad de ácidos grasos de cadena corta, y un montón de protección contra las enfermedades occidentales como el cáncer de colon. Mientras que en una dieta americana estándar, donde se comen alimentos altamente procesados, nada queda para alimentar a nuestra flora intestinal. Esto no sólo puede significar pérdida de beneficiosos metabolitos microbianos, sino también una pérdida de los microbios beneficiosos en sí.

El mayor problema que presenta la dieta occidental es que no deja nada para que nuestras bacterias se alimenten, resultando en disbiosis, un desequilibrio donde las bacterias malas pueden asumir el control, aumentando nuestra susceptibilidad a las enfermedades inflamatorias, cáncer de colon, síndrome metabólico, diabetes tipo 2 o enfermedades cardiovasculares.

Es como cuando los astronautas regresan de los vuelos espaciales habiendo perdido la mayoría de sus bacterias buenas por no tener acceso a comida de verdad. Muchos de nosotros estamos llevando un “estilo de vida de astronauta”, al no comer frutas y verduras frescas. Por ejemplo, los astronautas perdieron casi el 100 % de su Lactobacillus plantarum, que es uno de los “chicos buenos”. Pero la mayoría de los estadounidenses no tienen ninguno para empezar, aunque aquellos que comen más a base de plantas están ciertamente mejor.

Úsalo o piérdelo. Si alimentamos a la gente con almidón resistente – el tipo de fibra que se encuentra en las legumbres-, en cuestión de días las bacterias que se alimentan de almidón resistente aumentan, para luego morir cuando se dejan de ingerir estos alimentos. Comer sólo media lata de garbanzos todos los días puede modular la composición microbiana intestinal, promoviendo la salud intestinal por medio del aumento de las bacterias potencialmente buenas, y la disminución de las bacterias patógenas y de putrefacción. Por desgracia, la mayoría de los estadounidenses no comen legumbres todos los días, ni granos integrales, ni suficientes frutas y verduras. Es así que la flora intestinal, la microbiota intestinal de una persona sana en apariencia, no es necesariamente equivalente a una flora intestinal saludable. Es posible que la microbiota de los occidentales sea en realidad disbiotica desde el inicio, sólo por el hecho de que estamos comiendo dietas tan deficientes en fibra en comparación con las poblaciones que comen cinco veces más fibra y que tienen 50 veces menos cáncer de colon.

Para ver los gráficos, tablas, imágenes o citas a los que Dr. Greger se refiere, ver el vídeo más arriba. Esto es sólo una aproximación del audio contribuida por Katie Schloer. La traducción y edición de este contenido fue contribuida por Gabriela Malamud y Diana Montejano.

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Imagen gracias a Hey Paul Studios a través de Flickr

Durante muchos años, se creyó que la función principal del intestino grueso era sólo la de absorber agua y eliminar residuos. Hoy en día, es evidente que el complejo ecosistema microbiano en nuestros intestinos debe considerarse como un órgano independiente dentro del cuerpo. Y ese órgano se ejecuta en MAC, por su sigla en inglés -Hidratos de Carbono Accesibles a la Microbiota. En otras palabras, principalmente fibra.

Una de las razones por las que nuestras heces pueden aumentar casi dos gramos por cada gramo de fibra, es porque el proceso de fermentación de la fibra en nuestro colon promueve el crecimiento bacteriano. La mayor parte del peso de nuestra materia fecal es pura bacteria, trillones y trillones de bacterias. Esto fue observado en una dieta británica que es deficiente en fibra . Las personas que toman suplementos de fibra lo saben muy bien: unas cucharadas de fibra puede generar un enorme movimiento intestinal, porque la fibra es lo que nuestras buenas bacterias intestinales necesitan para prosperar. Cuando comemos un alimento de una planta entera como la fruta, estamos diciéndole a nuestra flora intestinal que sea fructífera y se multiplique.

Y a partir de la fibra, nuestra flora intestinal produce ácidos grasos de cadena corta, que son una importante fuente de energía para las células que recubren nuestro colon. Por lo tanto, cuando alimentamos a nuestra flora intestinal con fibra, esta a su vez nos alimenta también. Estos ácidos grasos de cadena corta también funcionan suprimiendo la inflamación y el cáncer.

Es por eso que el consumo de fibra es tan bueno para nosotros. Pero cuando no comemos suficientes alimentos vegetales enteros, privamos de alimento a nuestras colonias microbianas . En dietas tradicionales a base de plantas, como el Dr. Burkitt describió- a gran cantidad de fibra, gran cantidad de ácidos grasos de cadena corta, y un montón de protección contra las enfermedades occidentales como el cáncer de colon. Mientras que en una dieta americana estándar, donde se comen alimentos altamente procesados, nada queda para alimentar a nuestra flora intestinal. Esto no sólo puede significar pérdida de beneficiosos metabolitos microbianos, sino también una pérdida de los microbios beneficiosos en sí.

El mayor problema que presenta la dieta occidental es que no deja nada para que nuestras bacterias se alimenten, resultando en disbiosis, un desequilibrio donde las bacterias malas pueden asumir el control, aumentando nuestra susceptibilidad a las enfermedades inflamatorias, cáncer de colon, síndrome metabólico, diabetes tipo 2 o enfermedades cardiovasculares.

Es como cuando los astronautas regresan de los vuelos espaciales habiendo perdido la mayoría de sus bacterias buenas por no tener acceso a comida de verdad. Muchos de nosotros estamos llevando un “estilo de vida de astronauta”, al no comer frutas y verduras frescas. Por ejemplo, los astronautas perdieron casi el 100 % de su Lactobacillus plantarum, que es uno de los “chicos buenos”. Pero la mayoría de los estadounidenses no tienen ninguno para empezar, aunque aquellos que comen más a base de plantas están ciertamente mejor.

Úsalo o piérdelo. Si alimentamos a la gente con almidón resistente – el tipo de fibra que se encuentra en las legumbres-, en cuestión de días las bacterias que se alimentan de almidón resistente aumentan, para luego morir cuando se dejan de ingerir estos alimentos. Comer sólo media lata de garbanzos todos los días puede modular la composición microbiana intestinal, promoviendo la salud intestinal por medio del aumento de las bacterias potencialmente buenas, y la disminución de las bacterias patógenas y de putrefacción. Por desgracia, la mayoría de los estadounidenses no comen legumbres todos los días, ni granos integrales, ni suficientes frutas y verduras. Es así que la flora intestinal, la microbiota intestinal de una persona sana en apariencia, no es necesariamente equivalente a una flora intestinal saludable. Es posible que la microbiota de los occidentales sea en realidad disbiotica desde el inicio, sólo por el hecho de que estamos comiendo dietas tan deficientes en fibra en comparación con las poblaciones que comen cinco veces más fibra y que tienen 50 veces menos cáncer de colon.

Para ver los gráficos, tablas, imágenes o citas a los que Dr. Greger se refiere, ver el vídeo más arriba. Esto es sólo una aproximación del audio contribuida por Katie Schloer. La traducción y edición de este contenido fue contribuida por Gabriela Malamud y Diana Montejano.

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