Potenciar la hormona GLP-1 para una saciedad natural mediante la alimentación.
El uso de prebióticos, granos enteros, tilacoides y hojas verdes para potenciar el GLP-1 para perder peso
A continuación una aproximación al contenido del audio de este video. Para ver los gráficos, tablas, imágenes o citas a los que Dr. Greger se refiere, ve el video más arriba.
Las dietas predominantemente vegetales pueden desempeñar una “función importante en la reversión de las epidemias de obesidad y enfermedades crónicas”, al igual que las intervenciones basadas en un estilo de vida vegetal pueden detener o incluso revertir la diabetes tipo 2 y las enfermedades cardiovasculares a nivel individual. En mi último video, mostré cómo una hamburguesa de tofu aumentó los niveles de la hormona supresora del apetito GLP-1 más que una hamburguesa de carne, en personas con y sin diabetes, a pesar de que ambas hamburguesas coincidían en calorías y macronutrientes. Sin embargo, algo pudo haber dado ventaja a la comida vegetal, al menos a largo plazo: un mayor contenido en fibra.
La fermentación bacteriana de la fibra dietéticas en el colon produce ácidos grasos de cadena corta llamados acetato, propionato y butirato, que a su vez estimulan la liberación de GLP-1. De esta manera, los prebióticos como la fibra dietética representan una estrategia alternativa para aumentar la producción de GLP-1. En contraste, un producto de degradación bacteriana del triptófano, que se encuentra concentrado en las proteínas animales, ha demostrado tener efectos opuestos en la liberación de GLP-1.
¿Cómo sabemos que los ácidos grasos de cadena corta derivados de la fibra aumentan el GLP-1? Bueno, los tres ácidos grasos de cadena corta circulantes se asociaron con mayores concentraciones de GLP-1 en la sangre, pero eso no demuestra una relación causal. Para eso, hay que introducir tubos en los traseros de las personas. Una infusión rectal de acetato, de hecho, hace que los niveles de GLP-1 aumenten. Y la cantidad de acetato en la sangre alcanzada después de la infusión rectal está dentro de un rango alcanzable, similar al que obtendrías al comer solo 15 gramos más de fibra al día, en este caso en forma de cereal y panecillos de salvado de avena.
Existe una tercera forma de obtener ácidos grasos de cadena corta supresores del apetito en el torrente sanguíneo además del enfoque “descendente” de comer alimentos saludables y el enfoque “ascendente” de recibirlos por vía rectal. Cuando consumes vinagre, su ácido acético se neutraliza rápidamente en acetato. Aquí está el aumento en los niveles de acetato en la sangre que se obtiene al consumir aproximadamente una cucharada de vinagre mezclada en agua. No es de extrañar que el vinagre se haya utilizado como tratamiento para la obesidad durante siglos.
¿Todo esto se traduce en una reducción de los antojos, menos comida consumida y pérdida de peso? Escaneemos los cerebros de personas y averigüémoslo. Los investigadores administraron propionato, un ácido graso de cadena corta derivado de la fibra, en el colon de los participantes del estudio mientras les mostraban imágenes de pizza, pasteles y chocolates, y descubrieron que el aumento del propionato en el colon parecía reducir la activación cerebral en áreas de recompensa. Esto se acompañó de una disminución en el atractivo subjetivo de este tipo de alimentos; no se veían tan apetecibles, lo que se tradujo en una menor ingesta calórica en una comida tipo bufé ilimitado. Sin embargo, este efecto no pareció correlacionarse con cambios en el GLP-1, por lo que es posible que los ácidos grasos de cadena corta producidos en el colon accedan directamente al cerebro y reduzcan el apetito de otra manera.
De cualquier forma, ¿el aumento en el GLP-1 y la reducción a corto plazo de la ingesta calórica debido a la entrega directa de propionato al colon se traduce en un mejor control del peso en adultos con sobrepeso? Sí, la administración prolongada de propionato colónico previene el aumento de peso corporal, particularmente la grasa abdominal profunda, e incluso puede reducir la grasa hepática en personas con esteatosis hepática.
Por lo tanto, se esperaría que los ensayos con prebióticos mostraran los mismos resultados, y a veces funcionaron, aumentaron el GLP-1 y redujeron el hambre, pero, en general, las intervenciones humanas con prebióticos han mostrado resultados contradictorios. Y eso es siendo generosos. Los efectos sobre el GLP-1 parecen ser muy contradictorios, con diferentes fibras dietéticas aisladas aumentando, disminuyendo o no afectando al GLP-1. En algunos casos, es posible que los macronutrientes que de otro modo estimularían el GLP-1 se queden atrapados en masas viscosas de fibra, lo que provoca niveles más bajos. En general, se dice que los resultados de los ensayos a corto plazo con prebióticos son “completamente inconclusos” para el GLP-1.
Un problema puede ser la dosis. Por ejemplo, en este estudio, los investigadores probaron pan de cereal refinado frente a pan de cereal integral, y, aunque el pan de cereal integral mejoró la saciedad, no tuvo efecto en el GLP-1. Sin embargo, la diferencia en el contenido de fibra fue de solo 5 gramos, lo cual puede no ser suficiente. En este estudio, los participantes fueron aleatorizados para recibir 5 o 10 gramos de un suplemento de fibra llamado fibersol, y la dosis de 5 gramos no tuvo un mayor efecto en el GLP-1 en comparación con el placebo. Solo funcionó la dosis de 10 gramos, que equivale a unas dos cucharadas. De manera similar, hubo retrasos significativos en el hambre y un aumento en la saciedad después de los 10 gramos, pero no con 5.
Estos estudios pueden durar solo unas pocas horas. Cuantos más alimentos ricos en fibra consumes, más fomentas el crecimiento de bacterias que se alimentan de fibra, lo que significa una mayor secreción de GLP-1 con el tiempo. Comer más alimentos ricos en fibra puede incluso promover la aparición de más células secretoras de GLP-1 en el revestimiento intestinal. Mira este estudio: la adaptación de la fermentación colónica y la secreción de GLP-1 con un mayor consumo de fibra de trigo durante un año completo.
Quienes consumen cereales integrales tienden a desarrollar menos diabetes, pero, incluso si cambias a trigo integral durante semanas o meses, no parece haber mucha mejora en el control de la glucosa en sangre. Resulta que puede llevar más tiempo que eso para que nuestro colon se adapte al mayor consumo de fibra. La adaptación colónica a un mayor consumo de fibra de trigo toma muchos meses, pero al final provoca una mayor producción de ácidos grasos de cadena corta y secreción de GLP-1.
Así que los investigadores aleatorizaron a personas a un año de consumir All-Bran o Rice Krispies en el desayuno. Y hubo un aumento significativo en la producción de ácidos grasos de cadena corta y la secreción de GLP-1 en el grupo con mayor consumo de fibra, pero se necesitaron entre 9 y 12 meses para que estos beneficios se desarrollaran.
Por último, hay quien puede no entender la complejidad de la fibra dietética, pensando que es un simple nutriente, pero hay miles de tipos de fibra en los alimentos vegetales, y cada una puede alimentar comunidades diferentes de bacterias intestinales. De ahí la recomendación de asumir el “reto de los 50 alimentos”, y consumir al menos cincuenta alimentos vegetales diferentes a la semana para lograr una dieta lo suficientemente diversa como para alimentar una gran gama de bacterias.
Quienes obtienen más fibra en su dieta tienen significativamente menos probabilidades de desarrollar enfermedades cardiacas y morir por ellas, menos probabilidades de desarrollar enfermedades cardiovasculares en general y menos probabilidades de sufrir una apoplejía, diabetes y cáncer colorrectal, así como menos probabilidades de morir de cáncer en general o de todas las causas en conjunto. Pero todo esto se refiere a la fibra proveniente de alimentos. En cuanto al consumo de fibra para una salud óptima, la primera línea de defensa para la prevención de enfermedades es centrarse en la fibra de alimentos en lugar de suplementos. Para el tratamiento de enfermedades, falta evidencia científica que respalde el uso de la mayoría de los tipos de fibra aislada.
Toma como ejemplo fibersol. Fibersol es una marca registrada de la compañía Matsutani Chemical Industry, que lo inventó. “¿Quieres aumentar el contenido de fibra de un producto ya hecho?”. “Mira nuestras historias de éxito en innovación”. Cómete tu batido de nata montada con galletas y donas, ¡tiene fibra!
Quizás sea mejor centrarnos en los alimentos que inventó la madre naturaleza.
En mi último video hablé sobre el uso de prebióticos como la fibra para llevar nutrientes hasta el colon y lograr una liberación prolongada y sostenida de hormonas intestinales supresoras del apetito como el GLP-1. Esto se debe a que la mayoría de las células productoras de GLP-1 se encuentran al final del intestino, en nuestro intestino grueso. Sin embargo, los prebióticos no representan la única “estrategia dietética orientada a una digestión lenta” para sostener la secreción de GLP-1. Los prebióticos pueden promover la salud metabólica y la longevidad al estimular la producción intestinal de GLP-1, y lo mismo puede lograrse con el fármaco Acarbosa, que actúa como un bloqueador del almidón e inhibe las enzimas que normalmente digieren los carbohidratos en las primeras secciones del intestino delgado. La transferencia de carbohidratos hacia las partes más bajas del intestino, inducida por la Acarbosa, aumenta los niveles de GLP-1. Dado que los cambios en el GLP-1 se correlacionan con la pérdida de peso en quienes toman el medicamento, es razonable sospechar que el GLP-1 es un mediador del impacto favorable de la terapia con Acarbosa en el control del peso.
También existe una tercera estrategia, el consumir carbohidratos “lente”, proveniente del latín lentus, que significa lento. En lugar de tomar un medicamento para ralentizar la digestión de los carbohidratos, ¿qué tal si elegimos una dieta centrada en carbohidratos de digestión lenta para obtener beneficios comparables? Esa es la teoría, al menos. Esto incluye pasta, legumbres, cereales integrales estructuralmente intactos (enteros), así como cereales germinados.
Comencemos con las legumbres. Aquí, los investigadores encontraron una mayor secreción de hormonas intestinales promotoras de la saciedad después del consumo de pan blanco enriquecido con harina de garbanzo molido grueso. Y, mientras más garbanzo contenía, mayor era el pico de GLP-1. Pero ¿dónde se puede encontrar pan de garbanzo? ¿Qué tal simplemente comer legumbres? Pedirle a las personas que comieran cinco tazas de legumbres a la semana condujo espontáneamente a beneficios similares a los observados al pedirles que recortaran 500 calorías de su dieta diaria, pero no hubo cambios en los niveles de GLP-1. ¿Y los granos de cacao? Ojalá, pero tristemente el chocolate negro tampoco tuvo efecto en el GLP-1.
El único estudio sobre pasta que pude encontrar tampoco logró aumentar el GLP-1, pero el único estudio sobre cereales germinados mostró una mayor respuesta de GLP-1 al consumir pan de cereales germinados en comparación con otros cuatro tipos de pan, los cuales no mostraron diferencias significativas entre sí. ¿El pan de 11 o 12 cereales no fue diferente del pan blanco? Eso es lo que generalmente se observa al comparar productos hechos con harina integral con los de harina refinada; no hay efectos inmediatos después de la comida al consumir pan de trigo integral en comparación con el pan blanco, por ejemplo. No puedes simplemente comer pan y esperar algún tipo de efecto mazempic, porque, como expliqué en mi último video, la estructura de los alimentos es fundamental para la salud óptima. Cuando mueles al cereal en harina, ya sea de trigo integral o blanco, sus paredes celulares se rompen y el almidón se derrama, nunca llega hasta el colon, por lo que perdemos su beneficio adicional.
Es una de las razones por las cuales el expresidente de nutrición de Harvard, Walter Willett, ha argumentado que el término “cereal integral” debería reservarse solo para los cereales enteros intactos, también llamados grañones, los granos más completos. En mi libro Comer para no engordar, hablo sobre mi cuenco CALC, una mezcla prebiótica que incluye cebada, centeno y avena. ¿Qué efecto podrían tener en el GLP-1?
Si alimentas a personas con pan que contiene algunos granos enteros de cebada, no habrá una diferencia inmediata en los niveles de GLP-1 durante las siguientes tres horas, porque los granos no habrían tenido tiempo de llegar hasta el colon tan rápidamente. Sin embargo, después de que las bacterias buenas hayan tenido la oportunidad de romper las paredes celulares, se observa un mayor aumento de GLP-1 más de 12 horas después, en el desayuno del día siguiente. La pregunta es si esto se traduce en una reducción del apetito. Y, de hecho, los participantes consumieron menos comida, no solo en el desayuno, sino también en el almuerzo del día siguiente, 14 horas después.
Consumir granos enteros de cebada en una cena no solo aumentó el GLP-1 al día siguiente y elevó los niveles en sangre un 43% en el desayuno, sino que también redujo la sensación de hambre durante todo ese día y los participantes comieron aproximadamente 100 calorías menos en un almuerzo de tipo buffet, solo porque habían consumido granos de cebada 14 horas antes.
Si comes cebada en grano durante tres días consecutivos, al cuarto día verás un aumento del 56% en el nivel de GLP-1 en la sangre.
¿Y qué hay de los granos de centeno? Si comes centeno en grano en la cena, más de 10 horas después, los niveles de GLP-1 aumentan y el apetito disminuye. Los investigadores encontraron que los participantes tuvieron una mayor sensación subjetiva de saciedad durante todo el día siguiente. Así que el centeno en grano “muestra potencial antidiabético y antiobesidad, como lo demuestran el mejor control glucémico, el aumento del GLP-1 y la supresión del apetito asociada”. Además, hubo una correlación entre los ácidos grasos de cadena corta, acetato y propionato, y la respuesta del GLP-1, lo que sugiere que, en efecto, tenemos que agradecer a nuestras bacterias intestinales por estos efectos beneficiosos.
Las células que producen la hormona supresora del apetito GLP-1 en respuesta a la exposición calórica están concentradas al final de nuestro tracto digestivo. Por eso, nuestro apetito no se suprime mucho en la actualidad. La mayoría de las calorías que consumimos se absorben en las primeras etapas del tracto digestivo, por lo que nunca llegan tan lejos. Cuando comemos una dona, su grasa, azúcar y almidón se absorben rápidamente, en las partes altas del tracto digestivo, antes de alcanzar la zona donde se produce la mayor parte de la hormona que suprime el apetito. Así que, desde el punto de vista del GLP-1, es como si no hubiéramos comido casi nada. No es de extrañar que busquemos la segunda dona.
¿Cómo podemos comer una dona y aun así activar el GLP-1? ¡Con cirugía! La cirugía bariátrica puede implicar cortar una parte del intestino delgado para permitir que algunas de las calorías de la dona lleguen al final del tracto digestivo. ¿Y si quieres comer una dona, activar el GLP-1 y mantener tu anatomía intacta? ¡Medicamentos! Al inyectar medicamentos que imitan al GLP-1, como Ozempic, puedes activar el GLP-1 sin importar lo que comas.
También podrías tomar acarbosa, un medicamento que bloquea la digestión de almidones, o orlistat, que ralentiza la digestión de las grasas. Pero ¿y si quieres activar el GLP-1 sin medicamentos ni cirugía? Pues podrías intentar no comer donas. Los humanos ancestrales probablemente consumían hasta 100 gramos de fibra al día, aproximadamente seis veces más de lo que solemos consumir hoy en día. Evolucionamos consumiendo grandes cantidades de alimentos vegetales integrales, el único alimento abundante en fibra. Así que, al comer como la naturaleza lo planeó, podemos liberar GLP-1 como la naturaleza lo planeó, lo que ayuda a explicar por qué una dieta vegetal integral es una de las intervenciones para la pérdida de peso más efectivas jamás publicadas.
¿Pero qué hacemos con los antojos? ¿Qué enfoques terapéuticos existen para abordarlos? Por supuesto, hay medicamentos, pero en términos de intervenciones basadas en alimentos, están los tilacoides, que son simplemente las membranas ricas en clorofila dentro de las hojas, donde ocurre la fotosíntesis. Los tilacoides actúan como bloqueadores de grasa, retrasan nuestra digestión de grasas y promueven la liberación de hormonas de saciedad como el GLP-1.
Cuando consumimos tilacoides, al morder, por ejemplo, una hoja de espinaca, las membranas de tilacoides resisten nuestras enzimas digestivas. Pueden permanecer horas en nuestro intestino antes de descomponerse, y es en esas horas cuando hacen su magia. Los tilacoides se adhieren a pequeñas gotas de grasa en el tracto digestivo y ralentizan significativamente la digestión de grasas. Y eso significa más GLP-1…
Sí, el GLP-1 es una hormona que se está desarrollando como medicamento contra la obesidad (esto fue publicado dos años antes de Ozempic). Pero los tilacoides pueden causar la liberación natural y endógena de GLP-1, lo cual es una manera más fácil y fisiológica de aumentar los niveles de GLP-1 para lograr saciedad y equilibrio calórico. Pero ¿realmente reducen los antojos?
Disfrazaron un extracto de espinaca en mermeladas y jugos para introducir tilacoides sin que las personas lo notaran, y quienes consumieron el equivalente a media taza de espinaca cocida sintieron significativamente menos hambre y más saciedad durante las horas siguientes. Si se les da el equivalente a un trago de jugo de pasto de trigo, o lo que podrían encontrar en un “batido verde”, no solo se sienten más saciados, sino que sus antojos de snacks dulces, salados y grasosos, como papas fritas, chocolate y rollos de canela, se reducen aproximadamente en un tercio. Incluso si comen dulces, aquellos que consumieron espinaca sin saberlo reportan que les gustan significativamente menos. El poder saciante de las verduras se ha atribuido a su alto contenido en fibra y agua y su baja densidad calórica, pero los tilacoides podrían ser su arma secreta, presumiblemente debido al aumento en la liberación de GLP-1 tras la suplementación con tilacoides.
En una revisión sistemática de ensayos clínicos aleatorizados sobre los efectos de los tilacoides en el apetito y la pérdida de peso, se vieron efectos supresores del hambre en todos los estudios que midieron directamente hambre y saciedad. ¿Pero qué pasa con la pérdida de peso? ¿La reducción de antojos y hambre inducida por GLP-1 gracias a las verduras se traduce en pérdida de peso? Eso es lo que abordaré a continuación.
En mi último video, mostré cómo comenzar el día con una sola dosis de tiloides aumentaba la sensación de saciedad y reducía el hambre y los antojos de snacks y dulces durante el día. Se trata de un extracto de espinaca en polvo equivalente a media taza de verduras cocidas. Hubo significativamente menos deseo de snacks salados en las siguientes 9 horas en comparación con el placebo, con solo una dosis de verduras; significativamente menos deseo de snacks dulces y grasos, y de snacks en general. Los tiloides, por lo tanto, son una estrategia poderosa para suprimir el impulso por los llamados alimentos “apetecibles”, como papas fritas, chocolate, rollos de canela y similares. Pero, a pesar del menor hambre y la mayor saciedad, la ingesta de alimentos durante el día no se vio significativamente afectada. En una revisión sistemática de ensayos clínicos aleatorizados sobre los efectos de la ingesta de tiloides en el apetito y la pérdida de peso, se vieron efectos supresores del hambre de los tiloides en todos los estudios relevantes, pero ¿qué pasa con la parte de pérdida de peso?
En lugar de una sola dosis de verduras, ¿qué pasa al dar misma dosis todos los días durante tres meses? El título lo dice todo, y es que se obtiene una pérdida de peso corporal, una reducción de los antojos y un aumento en la liberación de la hormona supresora del apetito GLP-1.
La cantidad promedio de pérdida de peso fue de más o menos solo 1 kg, pero los participantes del estudio también experimentaron una bajada significativa de 20 puntos en el colesterol, y, como puedes ver, la bajada del colesterol precedió a una pérdida de peso significativa, por lo que el beneficio del colesterol no fue solo porque se estaba perdiendo peso. Y, ¿20 puntos? Es el tipo de resultado que se obtiene utilizando una clase temprana de fármacos para el colesterol.
El GLP-1 también aumentó alrededor de un 40%, y mira esto. Hubo un deseo significativamente menor de dulces incluso 11 horas después de consumir espinacas. Y recuerda que el polvo de espinacas estaba oculto, por lo que las personas no sabían en qué grupo estaban, ni sabían si estaban recibiendo verduras o placebo. Y, 11 horas después, estaban como: ¿chocolate? Eh, no gracias… Ah, ¿tienes espinacas?
Así que no solo hubo una disminución de los antojos en las 6 horas previas al almuerzo, sino también después del almuerzo, todo gracias a esa sola dosis de verduras tomada por la mañana. Ese es el poder del GLP-1.
Eso sí, uno de los autores tenía un conflicto de interés, de afiliaciones con empresas que intentaban comercializar productos con tiloides, y puedes apreciar sesgo. Dijeron que el extracto de espinaca reducía “mucho” el peso corporal, pero yo no consideraría 1 kg como “mucho”. Presumen de que la pérdida de peso de un 6% era comparable a un tipo más antiguo de medicamentos GLP-1 disponibles en ese momento, lo que sugiere que aumentar la liberación natural de GLP-1 podría ser tan eficiente como los agentes farmacológicos para el tratamiento de la obesidad. Por supuesto, los nuevos medicamentos GLP-1 pueden reducir el peso corporal en más de un 6%, pero la pérdida de un 6% en este estudio fue desde el peso base, no comparada con el placebo. En el grupo placebo perdieron alrededor de un 4% de su peso corporal, por lo que la pérdida de peso atribuible a la espinaca fue más bien solo del 2%. Y otro estudio de 8 semanas no encontró diferencias significativas en absoluto.
Así que cuando llevaron su suplemento al equivalente europeo de la FDA estadounidense para poder afirmar que hace perder peso, el panel dijo: “¿Una pérdida de peso del 1%? Eso no va a conseguir gran cosa”. Sigue sin quedar claro si estos efectos supresores del apetito de los tiloides podrían ser una estrategia útil para controlar la obesidad a largo plazo. Se necesitan más estudios.
Y aquí tenemos el último estudio sobre tiloides y pérdida de peso. Un ensayo aleatorizado, doble ciego y con placebo con esa misma dosis equivalente a media taza de verduras cocidas, y hubo una disminución significativa en el peso corporal, la masa grasa, la circunferencia de la cintura, la relación entre cintura y altura y el índice de masa corporal (IMC) en comparación con el placebo, y la diferencia fue considerable. Las personas en el grupo de la espinaca perdieron 7 kg en comparación con 3,18 kg en el grupo placebo. Son 3 kg más de pérdida de peso con las verduras que con el placebo. Eso incluyó 3 kg de grasa pura y 4 cm menos en la cintura.
Según una revisión sistemática sobre los posibles efectos de los tilacoides en el manejo de la obesidad, comer verduras de hoja verde puede quitar el hambre, reducir la ingesta de alimentos y promover la pérdida de peso. Las hojas verdes podrían ayudarnos a fortalecer nuestra determinación para evitar comer, especialmente en entornos llenos de “tentaciones” como donas y otros alimentos ultraprocesados diseñados para ser irresistibles.
Es interesante que incluso al complementar un desayuno bajo en grasas (solo un 11 %) con tilacoides, se observó una disminución del hambre y los antojos. Esto sugiere que el efecto supresor del apetito de los tilacoides podría ir más allá de simplemente ralentizar la digestión de las grasas. Entre los posibles mecanismos propuestos además del GLP-1, se incluyen otros procesos que contribuyen a la pérdida de peso. ¿Cuál es la mejor manera de obtener tilacoides? No en el pasillo de suplementos, sino en el de productos frescos. Recuerda que los tilacoides están presentes donde hay clorofila, por lo que puedes identificar qué verduras tienen más tilacoides observando qué tan verdes y oscuras son.
¿Qué ocurre al cocinar las hojas verdes? Si se escaldan durante unos quince segundos en agua hirviendo o al vapor, se vuelven de un verde aún más brillante. Sin embargo, si se cocinan demasiado tiempo, terminan adquiriendo un tono marrón oliva apagado. Cuando pasas las hojas verdes, los tilacoides se degradan físicamente y pierden su capacidad para ralentizar la absorción de grasas. Dentro del primer minuto de cocción, cuando el verde se intensifica, hay un ligero aumento en la capacidad de bloqueo de grasas. Así que puedes evaluar la actividad de los tilacoides tanto en la tienda como en tu cocina con solo observar el color.
Llevamos millones de años masticando hojas, pero, hoy en día, lo más verde en la dieta de algunas personas podría ser una pinta en San Patricio. En promedio, los estadounidenses consumen menos de dos gramos de espinacas al día, ni siquiera media cucharadita. Sin embargo, nuestros cuerpos están diseñados para procesar tilacoides a diario, y ese retraso en la absorción de grasas que proporcionan puede considerarse nuestro estado normal por defecto. Es solo cuando nuestra dieta es baja en hojas verdes que sufrimos una digestión acelerada de grasas, lo que socava nuestros mecanismos naturales de saciedad.
En un artículo publicado en la revista Society of Chemical Industry, un grupo de tecnólogos alimentarios argumentó que, debido a sus beneficios para bloquear la grasa, “las membranas tilacoides podrían incorporarse en alimentos funcionales, como un nuevo ingrediente prometedor para reducir el apetito”. O bien, simplemente podemos obtenerlos a través de la Madre Naturaleza.
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Gráficos de Avo Media
A continuación una aproximación al contenido del audio de este video. Para ver los gráficos, tablas, imágenes o citas a los que Dr. Greger se refiere, ve el video más arriba.
Las dietas predominantemente vegetales pueden desempeñar una “función importante en la reversión de las epidemias de obesidad y enfermedades crónicas”, al igual que las intervenciones basadas en un estilo de vida vegetal pueden detener o incluso revertir la diabetes tipo 2 y las enfermedades cardiovasculares a nivel individual. En mi último video, mostré cómo una hamburguesa de tofu aumentó los niveles de la hormona supresora del apetito GLP-1 más que una hamburguesa de carne, en personas con y sin diabetes, a pesar de que ambas hamburguesas coincidían en calorías y macronutrientes. Sin embargo, algo pudo haber dado ventaja a la comida vegetal, al menos a largo plazo: un mayor contenido en fibra.
La fermentación bacteriana de la fibra dietéticas en el colon produce ácidos grasos de cadena corta llamados acetato, propionato y butirato, que a su vez estimulan la liberación de GLP-1. De esta manera, los prebióticos como la fibra dietética representan una estrategia alternativa para aumentar la producción de GLP-1. En contraste, un producto de degradación bacteriana del triptófano, que se encuentra concentrado en las proteínas animales, ha demostrado tener efectos opuestos en la liberación de GLP-1.
¿Cómo sabemos que los ácidos grasos de cadena corta derivados de la fibra aumentan el GLP-1? Bueno, los tres ácidos grasos de cadena corta circulantes se asociaron con mayores concentraciones de GLP-1 en la sangre, pero eso no demuestra una relación causal. Para eso, hay que introducir tubos en los traseros de las personas. Una infusión rectal de acetato, de hecho, hace que los niveles de GLP-1 aumenten. Y la cantidad de acetato en la sangre alcanzada después de la infusión rectal está dentro de un rango alcanzable, similar al que obtendrías al comer solo 15 gramos más de fibra al día, en este caso en forma de cereal y panecillos de salvado de avena.
Existe una tercera forma de obtener ácidos grasos de cadena corta supresores del apetito en el torrente sanguíneo además del enfoque “descendente” de comer alimentos saludables y el enfoque “ascendente” de recibirlos por vía rectal. Cuando consumes vinagre, su ácido acético se neutraliza rápidamente en acetato. Aquí está el aumento en los niveles de acetato en la sangre que se obtiene al consumir aproximadamente una cucharada de vinagre mezclada en agua. No es de extrañar que el vinagre se haya utilizado como tratamiento para la obesidad durante siglos.
¿Todo esto se traduce en una reducción de los antojos, menos comida consumida y pérdida de peso? Escaneemos los cerebros de personas y averigüémoslo. Los investigadores administraron propionato, un ácido graso de cadena corta derivado de la fibra, en el colon de los participantes del estudio mientras les mostraban imágenes de pizza, pasteles y chocolates, y descubrieron que el aumento del propionato en el colon parecía reducir la activación cerebral en áreas de recompensa. Esto se acompañó de una disminución en el atractivo subjetivo de este tipo de alimentos; no se veían tan apetecibles, lo que se tradujo en una menor ingesta calórica en una comida tipo bufé ilimitado. Sin embargo, este efecto no pareció correlacionarse con cambios en el GLP-1, por lo que es posible que los ácidos grasos de cadena corta producidos en el colon accedan directamente al cerebro y reduzcan el apetito de otra manera.
De cualquier forma, ¿el aumento en el GLP-1 y la reducción a corto plazo de la ingesta calórica debido a la entrega directa de propionato al colon se traduce en un mejor control del peso en adultos con sobrepeso? Sí, la administración prolongada de propionato colónico previene el aumento de peso corporal, particularmente la grasa abdominal profunda, e incluso puede reducir la grasa hepática en personas con esteatosis hepática.
Por lo tanto, se esperaría que los ensayos con prebióticos mostraran los mismos resultados, y a veces funcionaron, aumentaron el GLP-1 y redujeron el hambre, pero, en general, las intervenciones humanas con prebióticos han mostrado resultados contradictorios. Y eso es siendo generosos. Los efectos sobre el GLP-1 parecen ser muy contradictorios, con diferentes fibras dietéticas aisladas aumentando, disminuyendo o no afectando al GLP-1. En algunos casos, es posible que los macronutrientes que de otro modo estimularían el GLP-1 se queden atrapados en masas viscosas de fibra, lo que provoca niveles más bajos. En general, se dice que los resultados de los ensayos a corto plazo con prebióticos son “completamente inconclusos” para el GLP-1.
Un problema puede ser la dosis. Por ejemplo, en este estudio, los investigadores probaron pan de cereal refinado frente a pan de cereal integral, y, aunque el pan de cereal integral mejoró la saciedad, no tuvo efecto en el GLP-1. Sin embargo, la diferencia en el contenido de fibra fue de solo 5 gramos, lo cual puede no ser suficiente. En este estudio, los participantes fueron aleatorizados para recibir 5 o 10 gramos de un suplemento de fibra llamado fibersol, y la dosis de 5 gramos no tuvo un mayor efecto en el GLP-1 en comparación con el placebo. Solo funcionó la dosis de 10 gramos, que equivale a unas dos cucharadas. De manera similar, hubo retrasos significativos en el hambre y un aumento en la saciedad después de los 10 gramos, pero no con 5.
Estos estudios pueden durar solo unas pocas horas. Cuantos más alimentos ricos en fibra consumes, más fomentas el crecimiento de bacterias que se alimentan de fibra, lo que significa una mayor secreción de GLP-1 con el tiempo. Comer más alimentos ricos en fibra puede incluso promover la aparición de más células secretoras de GLP-1 en el revestimiento intestinal. Mira este estudio: la adaptación de la fermentación colónica y la secreción de GLP-1 con un mayor consumo de fibra de trigo durante un año completo.
Quienes consumen cereales integrales tienden a desarrollar menos diabetes, pero, incluso si cambias a trigo integral durante semanas o meses, no parece haber mucha mejora en el control de la glucosa en sangre. Resulta que puede llevar más tiempo que eso para que nuestro colon se adapte al mayor consumo de fibra. La adaptación colónica a un mayor consumo de fibra de trigo toma muchos meses, pero al final provoca una mayor producción de ácidos grasos de cadena corta y secreción de GLP-1.
Así que los investigadores aleatorizaron a personas a un año de consumir All-Bran o Rice Krispies en el desayuno. Y hubo un aumento significativo en la producción de ácidos grasos de cadena corta y la secreción de GLP-1 en el grupo con mayor consumo de fibra, pero se necesitaron entre 9 y 12 meses para que estos beneficios se desarrollaran.
Por último, hay quien puede no entender la complejidad de la fibra dietética, pensando que es un simple nutriente, pero hay miles de tipos de fibra en los alimentos vegetales, y cada una puede alimentar comunidades diferentes de bacterias intestinales. De ahí la recomendación de asumir el “reto de los 50 alimentos”, y consumir al menos cincuenta alimentos vegetales diferentes a la semana para lograr una dieta lo suficientemente diversa como para alimentar una gran gama de bacterias.
Quienes obtienen más fibra en su dieta tienen significativamente menos probabilidades de desarrollar enfermedades cardiacas y morir por ellas, menos probabilidades de desarrollar enfermedades cardiovasculares en general y menos probabilidades de sufrir una apoplejía, diabetes y cáncer colorrectal, así como menos probabilidades de morir de cáncer en general o de todas las causas en conjunto. Pero todo esto se refiere a la fibra proveniente de alimentos. En cuanto al consumo de fibra para una salud óptima, la primera línea de defensa para la prevención de enfermedades es centrarse en la fibra de alimentos en lugar de suplementos. Para el tratamiento de enfermedades, falta evidencia científica que respalde el uso de la mayoría de los tipos de fibra aislada.
Toma como ejemplo fibersol. Fibersol es una marca registrada de la compañía Matsutani Chemical Industry, que lo inventó. “¿Quieres aumentar el contenido de fibra de un producto ya hecho?”. “Mira nuestras historias de éxito en innovación”. Cómete tu batido de nata montada con galletas y donas, ¡tiene fibra!
Quizás sea mejor centrarnos en los alimentos que inventó la madre naturaleza.
En mi último video hablé sobre el uso de prebióticos como la fibra para llevar nutrientes hasta el colon y lograr una liberación prolongada y sostenida de hormonas intestinales supresoras del apetito como el GLP-1. Esto se debe a que la mayoría de las células productoras de GLP-1 se encuentran al final del intestino, en nuestro intestino grueso. Sin embargo, los prebióticos no representan la única “estrategia dietética orientada a una digestión lenta” para sostener la secreción de GLP-1. Los prebióticos pueden promover la salud metabólica y la longevidad al estimular la producción intestinal de GLP-1, y lo mismo puede lograrse con el fármaco Acarbosa, que actúa como un bloqueador del almidón e inhibe las enzimas que normalmente digieren los carbohidratos en las primeras secciones del intestino delgado. La transferencia de carbohidratos hacia las partes más bajas del intestino, inducida por la Acarbosa, aumenta los niveles de GLP-1. Dado que los cambios en el GLP-1 se correlacionan con la pérdida de peso en quienes toman el medicamento, es razonable sospechar que el GLP-1 es un mediador del impacto favorable de la terapia con Acarbosa en el control del peso.
También existe una tercera estrategia, el consumir carbohidratos “lente”, proveniente del latín lentus, que significa lento. En lugar de tomar un medicamento para ralentizar la digestión de los carbohidratos, ¿qué tal si elegimos una dieta centrada en carbohidratos de digestión lenta para obtener beneficios comparables? Esa es la teoría, al menos. Esto incluye pasta, legumbres, cereales integrales estructuralmente intactos (enteros), así como cereales germinados.
Comencemos con las legumbres. Aquí, los investigadores encontraron una mayor secreción de hormonas intestinales promotoras de la saciedad después del consumo de pan blanco enriquecido con harina de garbanzo molido grueso. Y, mientras más garbanzo contenía, mayor era el pico de GLP-1. Pero ¿dónde se puede encontrar pan de garbanzo? ¿Qué tal simplemente comer legumbres? Pedirle a las personas que comieran cinco tazas de legumbres a la semana condujo espontáneamente a beneficios similares a los observados al pedirles que recortaran 500 calorías de su dieta diaria, pero no hubo cambios en los niveles de GLP-1. ¿Y los granos de cacao? Ojalá, pero tristemente el chocolate negro tampoco tuvo efecto en el GLP-1.
El único estudio sobre pasta que pude encontrar tampoco logró aumentar el GLP-1, pero el único estudio sobre cereales germinados mostró una mayor respuesta de GLP-1 al consumir pan de cereales germinados en comparación con otros cuatro tipos de pan, los cuales no mostraron diferencias significativas entre sí. ¿El pan de 11 o 12 cereales no fue diferente del pan blanco? Eso es lo que generalmente se observa al comparar productos hechos con harina integral con los de harina refinada; no hay efectos inmediatos después de la comida al consumir pan de trigo integral en comparación con el pan blanco, por ejemplo. No puedes simplemente comer pan y esperar algún tipo de efecto mazempic, porque, como expliqué en mi último video, la estructura de los alimentos es fundamental para la salud óptima. Cuando mueles al cereal en harina, ya sea de trigo integral o blanco, sus paredes celulares se rompen y el almidón se derrama, nunca llega hasta el colon, por lo que perdemos su beneficio adicional.
Es una de las razones por las cuales el expresidente de nutrición de Harvard, Walter Willett, ha argumentado que el término “cereal integral” debería reservarse solo para los cereales enteros intactos, también llamados grañones, los granos más completos. En mi libro Comer para no engordar, hablo sobre mi cuenco CALC, una mezcla prebiótica que incluye cebada, centeno y avena. ¿Qué efecto podrían tener en el GLP-1?
Si alimentas a personas con pan que contiene algunos granos enteros de cebada, no habrá una diferencia inmediata en los niveles de GLP-1 durante las siguientes tres horas, porque los granos no habrían tenido tiempo de llegar hasta el colon tan rápidamente. Sin embargo, después de que las bacterias buenas hayan tenido la oportunidad de romper las paredes celulares, se observa un mayor aumento de GLP-1 más de 12 horas después, en el desayuno del día siguiente. La pregunta es si esto se traduce en una reducción del apetito. Y, de hecho, los participantes consumieron menos comida, no solo en el desayuno, sino también en el almuerzo del día siguiente, 14 horas después.
Consumir granos enteros de cebada en una cena no solo aumentó el GLP-1 al día siguiente y elevó los niveles en sangre un 43% en el desayuno, sino que también redujo la sensación de hambre durante todo ese día y los participantes comieron aproximadamente 100 calorías menos en un almuerzo de tipo buffet, solo porque habían consumido granos de cebada 14 horas antes.
Si comes cebada en grano durante tres días consecutivos, al cuarto día verás un aumento del 56% en el nivel de GLP-1 en la sangre.
¿Y qué hay de los granos de centeno? Si comes centeno en grano en la cena, más de 10 horas después, los niveles de GLP-1 aumentan y el apetito disminuye. Los investigadores encontraron que los participantes tuvieron una mayor sensación subjetiva de saciedad durante todo el día siguiente. Así que el centeno en grano “muestra potencial antidiabético y antiobesidad, como lo demuestran el mejor control glucémico, el aumento del GLP-1 y la supresión del apetito asociada”. Además, hubo una correlación entre los ácidos grasos de cadena corta, acetato y propionato, y la respuesta del GLP-1, lo que sugiere que, en efecto, tenemos que agradecer a nuestras bacterias intestinales por estos efectos beneficiosos.
Las células que producen la hormona supresora del apetito GLP-1 en respuesta a la exposición calórica están concentradas al final de nuestro tracto digestivo. Por eso, nuestro apetito no se suprime mucho en la actualidad. La mayoría de las calorías que consumimos se absorben en las primeras etapas del tracto digestivo, por lo que nunca llegan tan lejos. Cuando comemos una dona, su grasa, azúcar y almidón se absorben rápidamente, en las partes altas del tracto digestivo, antes de alcanzar la zona donde se produce la mayor parte de la hormona que suprime el apetito. Así que, desde el punto de vista del GLP-1, es como si no hubiéramos comido casi nada. No es de extrañar que busquemos la segunda dona.
¿Cómo podemos comer una dona y aun así activar el GLP-1? ¡Con cirugía! La cirugía bariátrica puede implicar cortar una parte del intestino delgado para permitir que algunas de las calorías de la dona lleguen al final del tracto digestivo. ¿Y si quieres comer una dona, activar el GLP-1 y mantener tu anatomía intacta? ¡Medicamentos! Al inyectar medicamentos que imitan al GLP-1, como Ozempic, puedes activar el GLP-1 sin importar lo que comas.
También podrías tomar acarbosa, un medicamento que bloquea la digestión de almidones, o orlistat, que ralentiza la digestión de las grasas. Pero ¿y si quieres activar el GLP-1 sin medicamentos ni cirugía? Pues podrías intentar no comer donas. Los humanos ancestrales probablemente consumían hasta 100 gramos de fibra al día, aproximadamente seis veces más de lo que solemos consumir hoy en día. Evolucionamos consumiendo grandes cantidades de alimentos vegetales integrales, el único alimento abundante en fibra. Así que, al comer como la naturaleza lo planeó, podemos liberar GLP-1 como la naturaleza lo planeó, lo que ayuda a explicar por qué una dieta vegetal integral es una de las intervenciones para la pérdida de peso más efectivas jamás publicadas.
¿Pero qué hacemos con los antojos? ¿Qué enfoques terapéuticos existen para abordarlos? Por supuesto, hay medicamentos, pero en términos de intervenciones basadas en alimentos, están los tilacoides, que son simplemente las membranas ricas en clorofila dentro de las hojas, donde ocurre la fotosíntesis. Los tilacoides actúan como bloqueadores de grasa, retrasan nuestra digestión de grasas y promueven la liberación de hormonas de saciedad como el GLP-1.
Cuando consumimos tilacoides, al morder, por ejemplo, una hoja de espinaca, las membranas de tilacoides resisten nuestras enzimas digestivas. Pueden permanecer horas en nuestro intestino antes de descomponerse, y es en esas horas cuando hacen su magia. Los tilacoides se adhieren a pequeñas gotas de grasa en el tracto digestivo y ralentizan significativamente la digestión de grasas. Y eso significa más GLP-1…
Sí, el GLP-1 es una hormona que se está desarrollando como medicamento contra la obesidad (esto fue publicado dos años antes de Ozempic). Pero los tilacoides pueden causar la liberación natural y endógena de GLP-1, lo cual es una manera más fácil y fisiológica de aumentar los niveles de GLP-1 para lograr saciedad y equilibrio calórico. Pero ¿realmente reducen los antojos?
Disfrazaron un extracto de espinaca en mermeladas y jugos para introducir tilacoides sin que las personas lo notaran, y quienes consumieron el equivalente a media taza de espinaca cocida sintieron significativamente menos hambre y más saciedad durante las horas siguientes. Si se les da el equivalente a un trago de jugo de pasto de trigo, o lo que podrían encontrar en un “batido verde”, no solo se sienten más saciados, sino que sus antojos de snacks dulces, salados y grasosos, como papas fritas, chocolate y rollos de canela, se reducen aproximadamente en un tercio. Incluso si comen dulces, aquellos que consumieron espinaca sin saberlo reportan que les gustan significativamente menos. El poder saciante de las verduras se ha atribuido a su alto contenido en fibra y agua y su baja densidad calórica, pero los tilacoides podrían ser su arma secreta, presumiblemente debido al aumento en la liberación de GLP-1 tras la suplementación con tilacoides.
En una revisión sistemática de ensayos clínicos aleatorizados sobre los efectos de los tilacoides en el apetito y la pérdida de peso, se vieron efectos supresores del hambre en todos los estudios que midieron directamente hambre y saciedad. ¿Pero qué pasa con la pérdida de peso? ¿La reducción de antojos y hambre inducida por GLP-1 gracias a las verduras se traduce en pérdida de peso? Eso es lo que abordaré a continuación.
En mi último video, mostré cómo comenzar el día con una sola dosis de tiloides aumentaba la sensación de saciedad y reducía el hambre y los antojos de snacks y dulces durante el día. Se trata de un extracto de espinaca en polvo equivalente a media taza de verduras cocidas. Hubo significativamente menos deseo de snacks salados en las siguientes 9 horas en comparación con el placebo, con solo una dosis de verduras; significativamente menos deseo de snacks dulces y grasos, y de snacks en general. Los tiloides, por lo tanto, son una estrategia poderosa para suprimir el impulso por los llamados alimentos “apetecibles”, como papas fritas, chocolate, rollos de canela y similares. Pero, a pesar del menor hambre y la mayor saciedad, la ingesta de alimentos durante el día no se vio significativamente afectada. En una revisión sistemática de ensayos clínicos aleatorizados sobre los efectos de la ingesta de tiloides en el apetito y la pérdida de peso, se vieron efectos supresores del hambre de los tiloides en todos los estudios relevantes, pero ¿qué pasa con la parte de pérdida de peso?
En lugar de una sola dosis de verduras, ¿qué pasa al dar misma dosis todos los días durante tres meses? El título lo dice todo, y es que se obtiene una pérdida de peso corporal, una reducción de los antojos y un aumento en la liberación de la hormona supresora del apetito GLP-1.
La cantidad promedio de pérdida de peso fue de más o menos solo 1 kg, pero los participantes del estudio también experimentaron una bajada significativa de 20 puntos en el colesterol, y, como puedes ver, la bajada del colesterol precedió a una pérdida de peso significativa, por lo que el beneficio del colesterol no fue solo porque se estaba perdiendo peso. Y, ¿20 puntos? Es el tipo de resultado que se obtiene utilizando una clase temprana de fármacos para el colesterol.
El GLP-1 también aumentó alrededor de un 40%, y mira esto. Hubo un deseo significativamente menor de dulces incluso 11 horas después de consumir espinacas. Y recuerda que el polvo de espinacas estaba oculto, por lo que las personas no sabían en qué grupo estaban, ni sabían si estaban recibiendo verduras o placebo. Y, 11 horas después, estaban como: ¿chocolate? Eh, no gracias… Ah, ¿tienes espinacas?
Así que no solo hubo una disminución de los antojos en las 6 horas previas al almuerzo, sino también después del almuerzo, todo gracias a esa sola dosis de verduras tomada por la mañana. Ese es el poder del GLP-1.
Eso sí, uno de los autores tenía un conflicto de interés, de afiliaciones con empresas que intentaban comercializar productos con tiloides, y puedes apreciar sesgo. Dijeron que el extracto de espinaca reducía “mucho” el peso corporal, pero yo no consideraría 1 kg como “mucho”. Presumen de que la pérdida de peso de un 6% era comparable a un tipo más antiguo de medicamentos GLP-1 disponibles en ese momento, lo que sugiere que aumentar la liberación natural de GLP-1 podría ser tan eficiente como los agentes farmacológicos para el tratamiento de la obesidad. Por supuesto, los nuevos medicamentos GLP-1 pueden reducir el peso corporal en más de un 6%, pero la pérdida de un 6% en este estudio fue desde el peso base, no comparada con el placebo. En el grupo placebo perdieron alrededor de un 4% de su peso corporal, por lo que la pérdida de peso atribuible a la espinaca fue más bien solo del 2%. Y otro estudio de 8 semanas no encontró diferencias significativas en absoluto.
Así que cuando llevaron su suplemento al equivalente europeo de la FDA estadounidense para poder afirmar que hace perder peso, el panel dijo: “¿Una pérdida de peso del 1%? Eso no va a conseguir gran cosa”. Sigue sin quedar claro si estos efectos supresores del apetito de los tiloides podrían ser una estrategia útil para controlar la obesidad a largo plazo. Se necesitan más estudios.
Y aquí tenemos el último estudio sobre tiloides y pérdida de peso. Un ensayo aleatorizado, doble ciego y con placebo con esa misma dosis equivalente a media taza de verduras cocidas, y hubo una disminución significativa en el peso corporal, la masa grasa, la circunferencia de la cintura, la relación entre cintura y altura y el índice de masa corporal (IMC) en comparación con el placebo, y la diferencia fue considerable. Las personas en el grupo de la espinaca perdieron 7 kg en comparación con 3,18 kg en el grupo placebo. Son 3 kg más de pérdida de peso con las verduras que con el placebo. Eso incluyó 3 kg de grasa pura y 4 cm menos en la cintura.
Según una revisión sistemática sobre los posibles efectos de los tilacoides en el manejo de la obesidad, comer verduras de hoja verde puede quitar el hambre, reducir la ingesta de alimentos y promover la pérdida de peso. Las hojas verdes podrían ayudarnos a fortalecer nuestra determinación para evitar comer, especialmente en entornos llenos de “tentaciones” como donas y otros alimentos ultraprocesados diseñados para ser irresistibles.
Es interesante que incluso al complementar un desayuno bajo en grasas (solo un 11 %) con tilacoides, se observó una disminución del hambre y los antojos. Esto sugiere que el efecto supresor del apetito de los tilacoides podría ir más allá de simplemente ralentizar la digestión de las grasas. Entre los posibles mecanismos propuestos además del GLP-1, se incluyen otros procesos que contribuyen a la pérdida de peso. ¿Cuál es la mejor manera de obtener tilacoides? No en el pasillo de suplementos, sino en el de productos frescos. Recuerda que los tilacoides están presentes donde hay clorofila, por lo que puedes identificar qué verduras tienen más tilacoides observando qué tan verdes y oscuras son.
¿Qué ocurre al cocinar las hojas verdes? Si se escaldan durante unos quince segundos en agua hirviendo o al vapor, se vuelven de un verde aún más brillante. Sin embargo, si se cocinan demasiado tiempo, terminan adquiriendo un tono marrón oliva apagado. Cuando pasas las hojas verdes, los tilacoides se degradan físicamente y pierden su capacidad para ralentizar la absorción de grasas. Dentro del primer minuto de cocción, cuando el verde se intensifica, hay un ligero aumento en la capacidad de bloqueo de grasas. Así que puedes evaluar la actividad de los tilacoides tanto en la tienda como en tu cocina con solo observar el color.
Llevamos millones de años masticando hojas, pero, hoy en día, lo más verde en la dieta de algunas personas podría ser una pinta en San Patricio. En promedio, los estadounidenses consumen menos de dos gramos de espinacas al día, ni siquiera media cucharadita. Sin embargo, nuestros cuerpos están diseñados para procesar tilacoides a diario, y ese retraso en la absorción de grasas que proporcionan puede considerarse nuestro estado normal por defecto. Es solo cuando nuestra dieta es baja en hojas verdes que sufrimos una digestión acelerada de grasas, lo que socava nuestros mecanismos naturales de saciedad.
En un artículo publicado en la revista Society of Chemical Industry, un grupo de tecnólogos alimentarios argumentó que, debido a sus beneficios para bloquear la grasa, “las membranas tilacoides podrían incorporarse en alimentos funcionales, como un nuevo ingrediente prometedor para reducir el apetito”. O bien, simplemente podemos obtenerlos a través de la Madre Naturaleza.
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El uso de prebióticos, granos enteros, tilacoides y hojas verdes para potenciar el GLP-1 para perder peso
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Este es el octavo video en mi serie de Ozempic, si te perdiste los anteriores ve:
- ¿Funcionan los fármacos GLP-1 como Ozempic (semaglutida) para la pérdida de peso? ¿Son eficaces?
- Por qué la mayoría de consumidores de Ozempic lo dejan y qué pasa cuando paran
- Cómo evitar los efectos secundarios (incluida la “cara de Ozempic”) de los fármacos GLP-1
- ¿Es inocuo Ozempic (semaglutida)? ¿Aumenta el riesgo de cáncer?
- Comparamos los beneficios y los efectos secundarios de Ozempic (semaglutida)
- Alternativas naturales a Ozempic o cómo aumentar el GLP-1 con la dieta y el estilo de vida
- Una dieta vegetal para la pérdida de peso, potenciar el GLP-1 y restaurar el circuito natural de saciedad
No te pierdas el final con ¿Es la deficiencia de GLP-1 la causa de la obesidad y cómo podemos tratarla sin Ozempic ni otros fármacos?
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