¿Es la deficiencia de GLP-1 la causa de la obesidad y cómo podemos tratarla sin Ozempic ni otros fármacos?

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Una forma más inocua y barata de perder peso que los medicamentos GLP-1.

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A continuación una aproximación al contenido del audio de este video. Para ver los gráficos, tablas, imágenes o citas a los que Dr. Greger se refiere, ve el video más arriba.

¿Podemos salir de la crisis de obesidad con medicamentos? Este episodio de 60 Minutes ciertamente parecía sugerir que sí. Solo después supimos que a 60 Minutes le habían pagado los fabricantes de Ozempic para emitir un segmento promocional de 13 minutos y hacerlo pasar como una noticia.

¿Son estos medicamentos GLP-1 la solución a la epidemia de obesidad? El presidente de la Asociación Europea para el Estudio de la Obesidad se mostró bastante optimista, omitiendo convenientemente revelar que su grupo había recibido millones de dólares de los fabricantes del medicamento.

Pero ¿no suena más fácil recibir una pequeña inyección semanal en lugar de sudar en el gimnasio? ¿Acaso estos medicamentos revolucionarios “dejan obsoletos a los tratamientos basados en el estilo de vida”? Preguntemos a quienes reciben financiación de las dos farmacéuticas principales de medicamentos GLP-1, que ahora tienen un valor neto combinado superior al billón de dólares.

La Federación Mundial de Obesidad, que al parecer acaba de recibir un millón de dólares de la compañía Ozempic, publicó una declaración de consenso en una de sus revistas defendiendo la definición de obesidad como una enfermedad. Esta designación puede no beneficiar a los pacientes, pero sí beneficia a los médicos y a las farmacéuticas cuando los seguros de salud y las guías clínicas promueven el tratamiento con medicamentos y cirugías. Una preocupación es que etiquetar la obesidad como una enfermedad podría reducir nuestra autonomía, desalentarnos y privarnos de esa motivación intrínseca que es tan importante para el cambio. Fomenta el fatalismo, promoviendo la falacia de que la genética crea tu destino.

Pero, por supuesto, no pueden ser nuestros genes. La epidemia de obesidad solo comenzó hace unas décadas. Nuestros genes no cambiaron mágicamente a finales de los setenta. Otros culpan a la falta de fuerza de voluntad, pero eso tampoco tiene sentido. ¿De repente todos perdimos colectivamente nuestro autocontrol?

Es la comida…

El aumento en las calorías en exceso del suministro alimentario estadounidense es más que suficiente para explicar la epidemia de obesidad. La obesidad no es un fallo moral. La batalla contra el sobrepeso es una batalla contra la biología. Vivimos en un entorno alimentario tóxico, ahogándonos en un mar de calorías excesivas, bombardeados con anuncios de comida rápida y dulces. Tener sobrepeso es una respuesta normal y natural a la ubicuidad anormal y antinatural de alimentos azucarados y grasos concentrados en calorías.

Por lo tanto, la causa principal de la epidemia de obesidad no es ni la glotonería ni la pereza. Tener sobrepeso podría simplemente ser una respuesta normal, de personas normales, a una situación anormal. Y con casi tres cuartas partes de los estadounidenses con sobrepeso, es literalmente normal.

Entonces, si se debe entender la obesidad como una “fisiología normal en un entorno patológico”, se puede argumentar que los medicamentos como Ozempic realmente no están abordando la raíz de la obesidad. Es probable que estos medicamentos tengan solo un efecto modesto en la reducción de la creciente epidemia y que incluso puedan empeorarla, ya que las grandes farmacéuticas y sus cabilderos intentan desviar el enfoque de la sociedad hacia los medicamentos en lugar de estrategias de salud pública más amplias. La verdadera solución implicaría arreglar el sistema alimentario, pero ¿por qué cambiarían sus prácticas las grandes industrias alimentarias si la obesidad puede tratarse con medicamentos? De este modo, los principales actores responsables de crear y perpetuar este mundo generador de obesidad seguirán como si nada.

El secretario de sanidad de Inglaterra estaba ansioso por usar medicamentos GLP-1 como una “forma de prevenir enfermedades sin recurrir a medidas paternalistas”, pero los activistas solo hablan de cosas como restringir los miles de anuncios que los niños ven cada año sobre dulces, refrescos (dulces líquidos), cereales azucarados y comida rápida.

Hace un cuarto de siglo se acuñó el término “determinantes sociales de la salud,” definido como los factores no médicos que influyen en la salud y que con demasiada frecuencia son ignorados por el sistema médico, como la pobreza. Ayudan a explicar por qué el 1% más rico, por ejemplo, vive unos 10 a 15 años más que el 1% más pobre.

Más recientemente, basado en la experiencia con las industrias del alcohol y del tabaco, se introdujo el concepto de “determinantes comerciales de la salud,” que puede definirse como “factores que influyen en la salud y que surgen del afán de lucro”, también conocidos como los “determinantes corporativos de la salud”. El sector alimenticio y el de bebidas gastan enormes sumas en desarrollar y comercializar productos repletos de azúcar, grasa y sal, diseñados deliberadamente para fomentar el consumo adictivo que contribuye a la creciente prevalencia de enfermedades crónicas.

Las empresas públicas como Coca Cola tienen el deber legal de maximizar los rendimientos para sus accionistas, y quienes dirigen estas compañías están muy incentivados para lograrlo. Muchos observadores se indignan por las historias de lo que algunas de estas empresas hacen para maximizar ganancias, pero, como testifica la gente que trabaja en la industria del tabaco, ser objeto de un descrédito generalizado se compensa más que sobradamente con las recompensas financieras. Y los mecanismos de defensa psicológica pueden hacerse cargo de cualquier incomodidad residual sobre contribuir al sufrimiento y la muerte de otros humanos a quienes no conocen personalmente. El mayor desafío para mejorar la salud puede estar en la tensión entre la creación de riqueza y la creación de salud.

Introducir una solución temporal para la pérdida de peso con medicamentos GLP-1 como Ozempic, sin considerar sus implicaciones más amplias y un plan a largo plazo, ha sido comparado con rociar agua en un incendio descontrolado. La lucha contra la obesidad no se ganará sin medidas para prevenirla desde el principio. Esto implica abordar el entorno alimentario, que está basado en alimentos chatarra ricos en calorías, grasas, sal y azúcar, en lugar de depender de medicamentos como forma de limitar los daños. Sí, pero limitar los daños es algo positivo. Claro, estos medicamentos pueden no tener un gran impacto a nivel poblacional, pero ¿qué pasa a nivel individual?

Sería ideal que las personas comieran de manera saludable para prevenir y tratar enfermedades cardiacas, hipertensión y diabetes también, pero, hasta que eso ocurra, los medicamentos para esas condiciones pueden literalmente salvar vidas.

La obesidad disminuye dramáticamente la esperanza de vida, y la reduce hasta en una década. Por ello, estos medicamentos GLP-1, al igual que la cirugía bariátrica, deberían considerarse como un último recurso para aquellos que no están dispuestos o no pueden tratar la causa de su obesidad. Si le administras Ozempic a personas con diabetes, consumen menos alimentos ricos en grasas y dulces. Si se le administra a personas sin diabetes, consumen menos alimentos grasos salados. Los diabéticos en Ozempic comen menos pasteles y donas, mientras que los no diabéticos en Ozempic comen menos sándwiches de jamón, queso y salchichas.

El problema es que se consume demasiada comida basura, por lo que cualquier cosa que haga consumir menos puede ser beneficiosa, incluida la reorganización quirúrgica de los órganos digestivos mediante cirugía bariátrica. Pero no necesitamos recurrir al bisturí ni tomar medicamentos que cuestan mil dólares al mes para mejorar nuestra dieta.

¿Qué hay de los antojos? El entorno obesogénico, es decir, el entorno alimentario tóxico que genera obesidad, puede superar incluso esfuerzos sustanciales para implementar cambios de comportamiento individuales. Después de tres meses aumentando la dosis de Ozempic, las personas logran reducir casi mil calorías de su dieta diaria. ¿Cómo podrías hacer eso sin medicamentos, a menos que estuvieras en algún tipo de dieta líquida o con batidos sustitutivos? Podrías seguir una dieta basada en los alimentos más saludables del planeta.

Al seguir una dieta rica en frutas, verduras, cereales integrales y legumbres y comiendo todo lo que deseen, terminan consumiendo alrededor de un 50% menos de calorías de lo que consumirían sino. Están igual de satisfechos, con la mitad de calorías. Espera, ¿cómo pueden sentirse satisfechos después de reducir más de mil calorías de su dieta diaria? Consumiendo alimentos voluminosos y de baja densidad calórica (verduras, frutas, cereales integrales y legumbres) y menos alimentos densos en calorías, como carnes, quesos, azúcares y grasas. No es de extrañar que una dieta vegetal integral logre aparentemente mayor pérdida de peso que cualquier otra dieta.

Entonces, ¿podría una buena nutrición presentar un enfoque más seguro y económico para la pérdida de peso en la mayoría de los pacientes? No solo puede una comida vegetal más que duplicar la secreción de GLP-1 en comparación con una comida de carne con las mismas calorías, sino que las dietas vegetales también pueden provocar pérdida de peso gracias a los alimentos ricos en fibra que atrapan calorías y las eliminan, o al aumentar nuestra tasa metabólica en reposo. Esto ayuda a explicar por qué el mayor estudio de veganos hasta la fecha mostró que quienes siguen una dieta vegetal estricta pesan en promedio unos 16 kilos menos. Y, en contraste con el coste de estos medicamentos, un ensayo aleatorizado encontró que una dieta vegetal estricta puede reducir el coste anual de los alimentos en alrededor de 500 dólares. Las dietas más saludables y vegetales pueden ser aproximadamente un 25% más baratas.

Y consumir cereales en grano y hojas verdes, incluso con un toque picante, podría proporcionar un impulso adicional de GLP-1. Para más consejos de pérdida de peso saludable, consulta mi libro sobre pérdida de peso basada en evidencia, cuyas ganancias dono completamente a la caridad.

El Drug and Therapeutics Bulletin, que también es independiente y no acepta publicidad, concluyó que se necesitan más datos sobre la seguridad y eficacia a largo plazo de Ozempic antes de que pueda recomendarse para el tratamiento de la obesidad de forma rutinaria, y le recordó a los lectores que, históricamente, casi todos los medicamentos aprobados para la pérdida de peso han sido retirados del mercado posteriormente debido a problemas de toxicidad.

Pero, espera. La obesidad disminuye tan dramáticamente la esperanza de vida que, incluso si estos medicamentos te quitaran años de la vida, ¿no seguiría valiendo la pena? Eso asumiría que estos medicamentos curan la obesidad, pero, si recuerdas lo que indica el prospecto del medicamento, en todos los ensayos principales las personas comenzaron siendo obesas y terminaron siendo obesas, después de que los medicamentos básicamente dejaran de funcionar y el peso corporal se estancó. Estás pagando por tomar el medicamento el resto de tu vida solo para no retroceder y recuperar todo, mientras te enfrentas a todo tipo de efectos secundarios a largo plazo.

Históricamente, la profesión médica ha ofrecido una serie lamentable de intervenciones para perder peso, perjudiciales o incluso peligrosas. Por lo tanto, se justifica la precaución con respecto a los efectos secundarios a largo plazo. Si observas la retirada de medicamentos contra la obesidad, retirados del mercado debido a problemas de toxicidad descubiertos solo años después, pasó un promedio de una década antes de que salieran a la luz sus peligros. En un caso, no descubrimos los efectos adversos a largo plazo de un medicamento para perder peso hasta 38 años después de que saliera al mercado. Además, incluso después del primer informe de peligros, toma un promedio de otra década para que se prohíba oficialmente. Puede tomar incluso hasta dos décadas más, aunque hubo gente que murió en aproximadamente una cuarta parte de los casos. Como dijo un crítico sobre cuánto tiempo tarda el sistema en actuar: “Probablemente le tomaría al sistema 2 años prohibir el cianuro”.

Recientemente, se multó a un fabricante de medicamentos francés con casi quinientos mil millones de dólares por promover de manera fraudulenta e implacable su medicamento para perder peso mientras ocultaba daños conocidos, lo que causó la muerte de cientos o miles de personas por problemas en las válvulas coronarias.

Al menos aprendió la lección. ¿Qué otra farmacéutica ocultaría los daños de los supresores del apetito después de una multa tan alta? Al fin y al cabo, solo ganaba unos 20 millones de dólares al año. Déjame hacer los cálculos rápidamente… ¡Así aprenderán! (Hoy en día, los fabricantes de medicamentos GLP-1 tienen un valor de más de un billón de dólares. Seguro de que nunca intentarían ocultar nada…)

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A continuación una aproximación al contenido del audio de este video. Para ver los gráficos, tablas, imágenes o citas a los que Dr. Greger se refiere, ve el video más arriba.

¿Podemos salir de la crisis de obesidad con medicamentos? Este episodio de 60 Minutes ciertamente parecía sugerir que sí. Solo después supimos que a 60 Minutes le habían pagado los fabricantes de Ozempic para emitir un segmento promocional de 13 minutos y hacerlo pasar como una noticia.

¿Son estos medicamentos GLP-1 la solución a la epidemia de obesidad? El presidente de la Asociación Europea para el Estudio de la Obesidad se mostró bastante optimista, omitiendo convenientemente revelar que su grupo había recibido millones de dólares de los fabricantes del medicamento.

Pero ¿no suena más fácil recibir una pequeña inyección semanal en lugar de sudar en el gimnasio? ¿Acaso estos medicamentos revolucionarios “dejan obsoletos a los tratamientos basados en el estilo de vida”? Preguntemos a quienes reciben financiación de las dos farmacéuticas principales de medicamentos GLP-1, que ahora tienen un valor neto combinado superior al billón de dólares.

La Federación Mundial de Obesidad, que al parecer acaba de recibir un millón de dólares de la compañía Ozempic, publicó una declaración de consenso en una de sus revistas defendiendo la definición de obesidad como una enfermedad. Esta designación puede no beneficiar a los pacientes, pero sí beneficia a los médicos y a las farmacéuticas cuando los seguros de salud y las guías clínicas promueven el tratamiento con medicamentos y cirugías. Una preocupación es que etiquetar la obesidad como una enfermedad podría reducir nuestra autonomía, desalentarnos y privarnos de esa motivación intrínseca que es tan importante para el cambio. Fomenta el fatalismo, promoviendo la falacia de que la genética crea tu destino.

Pero, por supuesto, no pueden ser nuestros genes. La epidemia de obesidad solo comenzó hace unas décadas. Nuestros genes no cambiaron mágicamente a finales de los setenta. Otros culpan a la falta de fuerza de voluntad, pero eso tampoco tiene sentido. ¿De repente todos perdimos colectivamente nuestro autocontrol?

Es la comida…

El aumento en las calorías en exceso del suministro alimentario estadounidense es más que suficiente para explicar la epidemia de obesidad. La obesidad no es un fallo moral. La batalla contra el sobrepeso es una batalla contra la biología. Vivimos en un entorno alimentario tóxico, ahogándonos en un mar de calorías excesivas, bombardeados con anuncios de comida rápida y dulces. Tener sobrepeso es una respuesta normal y natural a la ubicuidad anormal y antinatural de alimentos azucarados y grasos concentrados en calorías.

Por lo tanto, la causa principal de la epidemia de obesidad no es ni la glotonería ni la pereza. Tener sobrepeso podría simplemente ser una respuesta normal, de personas normales, a una situación anormal. Y con casi tres cuartas partes de los estadounidenses con sobrepeso, es literalmente normal.

Entonces, si se debe entender la obesidad como una “fisiología normal en un entorno patológico”, se puede argumentar que los medicamentos como Ozempic realmente no están abordando la raíz de la obesidad. Es probable que estos medicamentos tengan solo un efecto modesto en la reducción de la creciente epidemia y que incluso puedan empeorarla, ya que las grandes farmacéuticas y sus cabilderos intentan desviar el enfoque de la sociedad hacia los medicamentos en lugar de estrategias de salud pública más amplias. La verdadera solución implicaría arreglar el sistema alimentario, pero ¿por qué cambiarían sus prácticas las grandes industrias alimentarias si la obesidad puede tratarse con medicamentos? De este modo, los principales actores responsables de crear y perpetuar este mundo generador de obesidad seguirán como si nada.

El secretario de sanidad de Inglaterra estaba ansioso por usar medicamentos GLP-1 como una “forma de prevenir enfermedades sin recurrir a medidas paternalistas”, pero los activistas solo hablan de cosas como restringir los miles de anuncios que los niños ven cada año sobre dulces, refrescos (dulces líquidos), cereales azucarados y comida rápida.

Hace un cuarto de siglo se acuñó el término “determinantes sociales de la salud,” definido como los factores no médicos que influyen en la salud y que con demasiada frecuencia son ignorados por el sistema médico, como la pobreza. Ayudan a explicar por qué el 1% más rico, por ejemplo, vive unos 10 a 15 años más que el 1% más pobre.

Más recientemente, basado en la experiencia con las industrias del alcohol y del tabaco, se introdujo el concepto de “determinantes comerciales de la salud,” que puede definirse como “factores que influyen en la salud y que surgen del afán de lucro”, también conocidos como los “determinantes corporativos de la salud”. El sector alimenticio y el de bebidas gastan enormes sumas en desarrollar y comercializar productos repletos de azúcar, grasa y sal, diseñados deliberadamente para fomentar el consumo adictivo que contribuye a la creciente prevalencia de enfermedades crónicas.

Las empresas públicas como Coca Cola tienen el deber legal de maximizar los rendimientos para sus accionistas, y quienes dirigen estas compañías están muy incentivados para lograrlo. Muchos observadores se indignan por las historias de lo que algunas de estas empresas hacen para maximizar ganancias, pero, como testifica la gente que trabaja en la industria del tabaco, ser objeto de un descrédito generalizado se compensa más que sobradamente con las recompensas financieras. Y los mecanismos de defensa psicológica pueden hacerse cargo de cualquier incomodidad residual sobre contribuir al sufrimiento y la muerte de otros humanos a quienes no conocen personalmente. El mayor desafío para mejorar la salud puede estar en la tensión entre la creación de riqueza y la creación de salud.

Introducir una solución temporal para la pérdida de peso con medicamentos GLP-1 como Ozempic, sin considerar sus implicaciones más amplias y un plan a largo plazo, ha sido comparado con rociar agua en un incendio descontrolado. La lucha contra la obesidad no se ganará sin medidas para prevenirla desde el principio. Esto implica abordar el entorno alimentario, que está basado en alimentos chatarra ricos en calorías, grasas, sal y azúcar, en lugar de depender de medicamentos como forma de limitar los daños. Sí, pero limitar los daños es algo positivo. Claro, estos medicamentos pueden no tener un gran impacto a nivel poblacional, pero ¿qué pasa a nivel individual?

Sería ideal que las personas comieran de manera saludable para prevenir y tratar enfermedades cardiacas, hipertensión y diabetes también, pero, hasta que eso ocurra, los medicamentos para esas condiciones pueden literalmente salvar vidas.

La obesidad disminuye dramáticamente la esperanza de vida, y la reduce hasta en una década. Por ello, estos medicamentos GLP-1, al igual que la cirugía bariátrica, deberían considerarse como un último recurso para aquellos que no están dispuestos o no pueden tratar la causa de su obesidad. Si le administras Ozempic a personas con diabetes, consumen menos alimentos ricos en grasas y dulces. Si se le administra a personas sin diabetes, consumen menos alimentos grasos salados. Los diabéticos en Ozempic comen menos pasteles y donas, mientras que los no diabéticos en Ozempic comen menos sándwiches de jamón, queso y salchichas.

El problema es que se consume demasiada comida basura, por lo que cualquier cosa que haga consumir menos puede ser beneficiosa, incluida la reorganización quirúrgica de los órganos digestivos mediante cirugía bariátrica. Pero no necesitamos recurrir al bisturí ni tomar medicamentos que cuestan mil dólares al mes para mejorar nuestra dieta.

¿Qué hay de los antojos? El entorno obesogénico, es decir, el entorno alimentario tóxico que genera obesidad, puede superar incluso esfuerzos sustanciales para implementar cambios de comportamiento individuales. Después de tres meses aumentando la dosis de Ozempic, las personas logran reducir casi mil calorías de su dieta diaria. ¿Cómo podrías hacer eso sin medicamentos, a menos que estuvieras en algún tipo de dieta líquida o con batidos sustitutivos? Podrías seguir una dieta basada en los alimentos más saludables del planeta.

Al seguir una dieta rica en frutas, verduras, cereales integrales y legumbres y comiendo todo lo que deseen, terminan consumiendo alrededor de un 50% menos de calorías de lo que consumirían sino. Están igual de satisfechos, con la mitad de calorías. Espera, ¿cómo pueden sentirse satisfechos después de reducir más de mil calorías de su dieta diaria? Consumiendo alimentos voluminosos y de baja densidad calórica (verduras, frutas, cereales integrales y legumbres) y menos alimentos densos en calorías, como carnes, quesos, azúcares y grasas. No es de extrañar que una dieta vegetal integral logre aparentemente mayor pérdida de peso que cualquier otra dieta.

Entonces, ¿podría una buena nutrición presentar un enfoque más seguro y económico para la pérdida de peso en la mayoría de los pacientes? No solo puede una comida vegetal más que duplicar la secreción de GLP-1 en comparación con una comida de carne con las mismas calorías, sino que las dietas vegetales también pueden provocar pérdida de peso gracias a los alimentos ricos en fibra que atrapan calorías y las eliminan, o al aumentar nuestra tasa metabólica en reposo. Esto ayuda a explicar por qué el mayor estudio de veganos hasta la fecha mostró que quienes siguen una dieta vegetal estricta pesan en promedio unos 16 kilos menos. Y, en contraste con el coste de estos medicamentos, un ensayo aleatorizado encontró que una dieta vegetal estricta puede reducir el coste anual de los alimentos en alrededor de 500 dólares. Las dietas más saludables y vegetales pueden ser aproximadamente un 25% más baratas.

Y consumir cereales en grano y hojas verdes, incluso con un toque picante, podría proporcionar un impulso adicional de GLP-1. Para más consejos de pérdida de peso saludable, consulta mi libro sobre pérdida de peso basada en evidencia, cuyas ganancias dono completamente a la caridad.

El Drug and Therapeutics Bulletin, que también es independiente y no acepta publicidad, concluyó que se necesitan más datos sobre la seguridad y eficacia a largo plazo de Ozempic antes de que pueda recomendarse para el tratamiento de la obesidad de forma rutinaria, y le recordó a los lectores que, históricamente, casi todos los medicamentos aprobados para la pérdida de peso han sido retirados del mercado posteriormente debido a problemas de toxicidad.

Pero, espera. La obesidad disminuye tan dramáticamente la esperanza de vida que, incluso si estos medicamentos te quitaran años de la vida, ¿no seguiría valiendo la pena? Eso asumiría que estos medicamentos curan la obesidad, pero, si recuerdas lo que indica el prospecto del medicamento, en todos los ensayos principales las personas comenzaron siendo obesas y terminaron siendo obesas, después de que los medicamentos básicamente dejaran de funcionar y el peso corporal se estancó. Estás pagando por tomar el medicamento el resto de tu vida solo para no retroceder y recuperar todo, mientras te enfrentas a todo tipo de efectos secundarios a largo plazo.

Históricamente, la profesión médica ha ofrecido una serie lamentable de intervenciones para perder peso, perjudiciales o incluso peligrosas. Por lo tanto, se justifica la precaución con respecto a los efectos secundarios a largo plazo. Si observas la retirada de medicamentos contra la obesidad, retirados del mercado debido a problemas de toxicidad descubiertos solo años después, pasó un promedio de una década antes de que salieran a la luz sus peligros. En un caso, no descubrimos los efectos adversos a largo plazo de un medicamento para perder peso hasta 38 años después de que saliera al mercado. Además, incluso después del primer informe de peligros, toma un promedio de otra década para que se prohíba oficialmente. Puede tomar incluso hasta dos décadas más, aunque hubo gente que murió en aproximadamente una cuarta parte de los casos. Como dijo un crítico sobre cuánto tiempo tarda el sistema en actuar: “Probablemente le tomaría al sistema 2 años prohibir el cianuro”.

Recientemente, se multó a un fabricante de medicamentos francés con casi quinientos mil millones de dólares por promover de manera fraudulenta e implacable su medicamento para perder peso mientras ocultaba daños conocidos, lo que causó la muerte de cientos o miles de personas por problemas en las válvulas coronarias.

Al menos aprendió la lección. ¿Qué otra farmacéutica ocultaría los daños de los supresores del apetito después de una multa tan alta? Al fin y al cabo, solo ganaba unos 20 millones de dólares al año. Déjame hacer los cálculos rápidamente… ¡Así aprenderán! (Hoy en día, los fabricantes de medicamentos GLP-1 tienen un valor de más de un billón de dólares. Seguro de que nunca intentarían ocultar nada…)

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