Un programa de bienestar en el trabajo que sí funciona

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El retorno de la inversión de educar a los empleados sobre las formas de comer y vivir saludablemente.

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A continuación una aproximación al contenido del audio de este video. Para ver los gráficos, tablas, imágenes o citas a los que Dr. Greger se refiere, ve el video más arriba. La traducción y edición de este contenido ha sido realizada por Gabriela Elizondo y Leslie Salas voluntarios activos en NutritionFacts.org.

¿Cómo combatir la epidemia de enfermedades cardiovasculares que aquejan al país? De acuerdo con el Centro para la Ciencia por el Interés Público, una de las mejores estrategias para prevenir estas enfermedades es el programa “CHIP” (“Programa completo para la mejora de la salud”, por sus siglas en inglés), el cual recomienda consumir más alimentos integrales de origen vegetal y menos carne, lácteos, huevos y comida procesada. CHIP es considerado una intervención del estilo de vida dirigido al tratamiento de enfermedades crónicas, el cual se ha ofrecido por más de 25 años y al que se han sometido más de 50,000 individuos. La mayoría de las clases del programa son impartidas por voluntarios que provienen principalmente de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, quienes tienen interés en influenciar positivamente la salud de su comunidad local. ¿Por qué los adventistas? Bueno, porque tienen una filosofía de la salud construída a partir de la noción bíblica de que el cuerpo humano debe tratarse como un templo y también porque muchos de los participantes del programa también son adventistas. ¿Será esa la razón por la que el programa funciona tan bien? ¿Por la fé? No podemos saberlo, hasta que lo pongamos a prueba.

La influencia de la afiliación religiosa en la responsividad al “Programa completo para la mejora de la salud”. Monitorearon a 7,000 participantes. Aunque los adventistas corresponden a menos del 1% de la población de los Estados Unidos, cerca de 1 de cada 5 participantes del programa CHIP pertenecían a la iglesia. ¿Cómo les fue en comparación con los participantes no creyentes? Reducciones sustanciales en factores de riesgo selectos fueron observados tanto en adventistas como en no-adventistas, pero algunas de las reducciones fueron incluso mayores entre los no-adventistas (non-SDA, por sus siglas en inglés). Estos resultados indican que los Adventistas del Séptimo Día no tienen un monopolio en lo que respecta a la buena salud.

Individuos de clase media, con niveles altos de escolaridad, también forman una parte desproporcionada de los asistentes a las clases del programa CHIP. ¿Funcionará también en poblaciones que viven en la pobreza? No lo sabíamos… hasta ahora. ¿Qué tal suena la reducción de factores de riesgo de enfermedades crónicas en individuos que viven en la zona rural Appalachia, una de más pobres de los Estados Unidos? La sabiduría convencional sugiere que, para realmente comprometerse a un programa de cambios en el estilo de vida, se necesita haber invertido un cierto capital económico. Así que, si los programas se ofrecen de forma gratuita a las comunidades empobrecidas, tal vez los resultados no sean tan buenos. Sin embargo, los cambios clínicos encontrados en promedio fueron similares a los que se observaron en otros programas de 4 semanas que se llevaron a cabo en distintas partes de los Estados Unidos. Esto sugiere que los beneficios del programa CHIP son independientes del nivel socioeconómico y de la cantidad de dinero invertido. Entonces, ¿por qué las compañías no se los ofrecen de forma gratuita a sus empleados para reducir sus costos de salud? El programa CHIP se ha descrito como uno de los más exitosos en la literatura médica, con beneficios clínicos y también económicos.

Lee Memorial, una red de salud en Florida, les ofreció el programa algunos de sus empleados como un programa piloto. Tristemente, los empleados del sector salud también pueden tener los mismos problemas de salud que el resto de la población. El programa reportó, en promedio, una pérdida de 8 kg, una reducción de 20 puntos en el colesterol LDL y normalización de la presión sanguínea en la mayoría de los participantes. La empresa invirtió $38,000 dólares para llevar a cabo del programa, pero después ahorraron $70,000 dólares solo en ese año en costos de salud, porque sus empleados eran mucho más saludables. Esto representa un retorno de la inversión de 1.8 veces. Pero no existía un estudio del retorno de la inversión en la literatura médica arbitrada… hasta que Dexter Shurney dio un paso al frente y publicó este estudio sobre el bienestar en el lugar de trabajo en Vanderbilt.

Había un alto grado de escepticismo durante la etapa de planeación del estudio sobre sí un compromiso activo se podría dar con un programa que sugería a sus participantes hacer ejercicio y consumir una alimentación a base de plantas. Vanderbilt está en Tennessee, que forma parte de una zona conocida por su alta incidencia de apoplejías y otras enfermedades cardiovasculares, y también es conocido por sus costillas Memphis. Aún así, los participantes estuvieron lo suficientemente comprometidos para mejorar sus niveles de azúcar en sangre y colesterol, así como otros cambios positivos en su salud y bienestar reportados por ellos mismo. Los costos en salud también se redujeron significativamente. Por ejemplo, casi un cuarto de los participantes pudieron eliminar uno o más medicamentos y, así, generaron un retorno de la inversión de 2 a 1 en 6 meses. Estos resultados son evidencia de que educar a los miembros de la población sobre los beneficios de llevar una alimentación integral a base de plantas es feasible y que puede reducir los costos de salud.

El estudio más grande sobre la implementación del programa CHIP en el lugar de trabajo que se ha hecho hasta la fecha, involucró a 6 poblaciones distintas de empleados, incluyendo, irónicamente, a una compañía farmacéutica. Veamos lo que le pasó, en el peor de los casos, a esta mezcla de empleados de cuello blanco y cuello azul. Aquellos que empezaron con una presión arterial alrededor de 170 sobre 100, la redujeron a 140 sobre 85. Aquellos con los niveles de colesterol LDL más altos, tuvieron una reducción de 60 puntos, una reducción de 300 puntos en triglicéridos y una reducción de 46 puntos en sus niveles de azúcar en sangre en ayunas. Teóricamente, un participante que empezó con una presión arterial y niveles de colesterol altos, pudo haber experimentado una reducción del 64 al 96% en el riesgo de tener un ataque cardíaco, la causa #1 de muerte en los Estados Unidos.

Por el costo de una Humvee, Michael Jacobson de CSPI dijo, cualquier ciudad podría tener su propio programa CHIP. Y, por el costo de un submarino o el subsidio para una granja, el país entero podría tener acceso al programa.

Considera ser voluntario/a para ayudar en la página web.

Crédito de la imagen: chiphealth.com. La imagen ha sido modificada.

Gráficos de Avocado Video.

A continuación una aproximación al contenido del audio de este video. Para ver los gráficos, tablas, imágenes o citas a los que Dr. Greger se refiere, ve el video más arriba. La traducción y edición de este contenido ha sido realizada por Gabriela Elizondo y Leslie Salas voluntarios activos en NutritionFacts.org.

¿Cómo combatir la epidemia de enfermedades cardiovasculares que aquejan al país? De acuerdo con el Centro para la Ciencia por el Interés Público, una de las mejores estrategias para prevenir estas enfermedades es el programa “CHIP” (“Programa completo para la mejora de la salud”, por sus siglas en inglés), el cual recomienda consumir más alimentos integrales de origen vegetal y menos carne, lácteos, huevos y comida procesada. CHIP es considerado una intervención del estilo de vida dirigido al tratamiento de enfermedades crónicas, el cual se ha ofrecido por más de 25 años y al que se han sometido más de 50,000 individuos. La mayoría de las clases del programa son impartidas por voluntarios que provienen principalmente de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, quienes tienen interés en influenciar positivamente la salud de su comunidad local. ¿Por qué los adventistas? Bueno, porque tienen una filosofía de la salud construída a partir de la noción bíblica de que el cuerpo humano debe tratarse como un templo y también porque muchos de los participantes del programa también son adventistas. ¿Será esa la razón por la que el programa funciona tan bien? ¿Por la fé? No podemos saberlo, hasta que lo pongamos a prueba.

La influencia de la afiliación religiosa en la responsividad al “Programa completo para la mejora de la salud”. Monitorearon a 7,000 participantes. Aunque los adventistas corresponden a menos del 1% de la población de los Estados Unidos, cerca de 1 de cada 5 participantes del programa CHIP pertenecían a la iglesia. ¿Cómo les fue en comparación con los participantes no creyentes? Reducciones sustanciales en factores de riesgo selectos fueron observados tanto en adventistas como en no-adventistas, pero algunas de las reducciones fueron incluso mayores entre los no-adventistas (non-SDA, por sus siglas en inglés). Estos resultados indican que los Adventistas del Séptimo Día no tienen un monopolio en lo que respecta a la buena salud.

Individuos de clase media, con niveles altos de escolaridad, también forman una parte desproporcionada de los asistentes a las clases del programa CHIP. ¿Funcionará también en poblaciones que viven en la pobreza? No lo sabíamos… hasta ahora. ¿Qué tal suena la reducción de factores de riesgo de enfermedades crónicas en individuos que viven en la zona rural Appalachia, una de más pobres de los Estados Unidos? La sabiduría convencional sugiere que, para realmente comprometerse a un programa de cambios en el estilo de vida, se necesita haber invertido un cierto capital económico. Así que, si los programas se ofrecen de forma gratuita a las comunidades empobrecidas, tal vez los resultados no sean tan buenos. Sin embargo, los cambios clínicos encontrados en promedio fueron similares a los que se observaron en otros programas de 4 semanas que se llevaron a cabo en distintas partes de los Estados Unidos. Esto sugiere que los beneficios del programa CHIP son independientes del nivel socioeconómico y de la cantidad de dinero invertido. Entonces, ¿por qué las compañías no se los ofrecen de forma gratuita a sus empleados para reducir sus costos de salud? El programa CHIP se ha descrito como uno de los más exitosos en la literatura médica, con beneficios clínicos y también económicos.

Lee Memorial, una red de salud en Florida, les ofreció el programa algunos de sus empleados como un programa piloto. Tristemente, los empleados del sector salud también pueden tener los mismos problemas de salud que el resto de la población. El programa reportó, en promedio, una pérdida de 8 kg, una reducción de 20 puntos en el colesterol LDL y normalización de la presión sanguínea en la mayoría de los participantes. La empresa invirtió $38,000 dólares para llevar a cabo del programa, pero después ahorraron $70,000 dólares solo en ese año en costos de salud, porque sus empleados eran mucho más saludables. Esto representa un retorno de la inversión de 1.8 veces. Pero no existía un estudio del retorno de la inversión en la literatura médica arbitrada… hasta que Dexter Shurney dio un paso al frente y publicó este estudio sobre el bienestar en el lugar de trabajo en Vanderbilt.

Había un alto grado de escepticismo durante la etapa de planeación del estudio sobre sí un compromiso activo se podría dar con un programa que sugería a sus participantes hacer ejercicio y consumir una alimentación a base de plantas. Vanderbilt está en Tennessee, que forma parte de una zona conocida por su alta incidencia de apoplejías y otras enfermedades cardiovasculares, y también es conocido por sus costillas Memphis. Aún así, los participantes estuvieron lo suficientemente comprometidos para mejorar sus niveles de azúcar en sangre y colesterol, así como otros cambios positivos en su salud y bienestar reportados por ellos mismo. Los costos en salud también se redujeron significativamente. Por ejemplo, casi un cuarto de los participantes pudieron eliminar uno o más medicamentos y, así, generaron un retorno de la inversión de 2 a 1 en 6 meses. Estos resultados son evidencia de que educar a los miembros de la población sobre los beneficios de llevar una alimentación integral a base de plantas es feasible y que puede reducir los costos de salud.

El estudio más grande sobre la implementación del programa CHIP en el lugar de trabajo que se ha hecho hasta la fecha, involucró a 6 poblaciones distintas de empleados, incluyendo, irónicamente, a una compañía farmacéutica. Veamos lo que le pasó, en el peor de los casos, a esta mezcla de empleados de cuello blanco y cuello azul. Aquellos que empezaron con una presión arterial alrededor de 170 sobre 100, la redujeron a 140 sobre 85. Aquellos con los niveles de colesterol LDL más altos, tuvieron una reducción de 60 puntos, una reducción de 300 puntos en triglicéridos y una reducción de 46 puntos en sus niveles de azúcar en sangre en ayunas. Teóricamente, un participante que empezó con una presión arterial y niveles de colesterol altos, pudo haber experimentado una reducción del 64 al 96% en el riesgo de tener un ataque cardíaco, la causa #1 de muerte en los Estados Unidos.

Por el costo de una Humvee, Michael Jacobson de CSPI dijo, cualquier ciudad podría tener su propio programa CHIP. Y, por el costo de un submarino o el subsidio para una granja, el país entero podría tener acceso al programa.

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Crédito de la imagen: chiphealth.com. La imagen ha sido modificada.

Gráficos de Avocado Video.

Nota del Doctor

Éste es el video final de una serie de 4 videos sobre CHIP (“Programa completo para la mejora de la salud”, por sus siglas en inglés). En caso de que te hayas perdido los primeros tres, puedes verlos aquí:

Estaba muy emocionado por finalmente hablar sobre este tema. Solo piensa en cuánto dinero podrían ahorrar las compañías autoaseguradas si ayudaran a sus empleadores a conocer el poder de la nutrición basada en evidencia.

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