¿Hay alimentos que mejoren el sistema inmune que quizá deberíamos estar consumiendo?
El sistema inmunitario y el tratamiento de la COVID-19
A continuación una aproximación al contenido del audio de este video. Para ver los gráficos, tablas, imágenes o citas a los que Dr. Greger se refiere, ve el video más arriba. La traducción y edición de este contenido ha sido realizada por Macarena Troscé voluntaria activa en NutritionFacts.org.
Aunque se están realizando más de 400 pruebas de tratamientos clínicos, actualmente no hay ninguna terapia específica comprobada para la enfermedad COVID-19. Y no se espera que haya una vacuna ni una droga antiviral efectiva disponible pronto. Aunque sí estamos desarrollando vacunas para la COVID-19 a una velocidad pandémica. Solo como referencia, normalmente se necesita más de una década para desarrollar una vacuna, con una tasa promedio de error del 94%.
Muchas personas me han pedido consejos sobre qué comer para mejorar su sistema inmunitario. Después de todo, “Cómo no morir por infecciones” es el título del quinto capítulo de mi libro Comer para no morir, y tengo más de cien videos gratis online en NutritionFacts.org que hacen referencia a la función inmune. Y hay estudios increíbles, como estudios randomizados doble ciegos que muestran, por ejemplo, que comer brotes de brócoli puede reducir las cargas virales de la gripe, reducir la inflamación provocada por virus y mejorar nuestra actividad celular antiviral natural.
Apoyo los consejos generales y de sentido común para mantenernos saludables durante la crisis que comparten autoridades como el Colegio Estadounidense de Medicina del Estilo de Vida. Esto incluye dormir lo suficiente (entre siete y nueve horas), realizar actividad física, reducir el estrés, mantenernos conectados (aunque sea de forma remota) con amigos y familiares y comer de forma saludable (llevar una dieta basada en plantas integrales). La Organización Mundial de la Salud está de acuerdo con esto: frutas, vegetales, legumbres (como frijoles, arvejas partidas, garbanzos y lentejas), nueces y granos integrales, y reducir el consumo de azúcares, de carne, lácteos, comida chatarra y sal.
El estado nutricional óptimo para que el sistema inmunitario funcione bien es un factor importante para proteger al organismo de infecciones virales. Sin embargo, debemos resistir la urgencia de comernos el SPAM de comidas para reforzar el sistema inmunitario, dada nuestra total ignorancia de los aspectos inmunológicos de esta nueva enfermedad, ya que reforzar ciertos elementos del sistema inmunitario, hipotéticamente, podría empeorar las cosas. Déjenme explicarlo.
Miremos el ejemplo de este matrimonio. Ambos tienen la misma edad y fueron ingresados al hospital el mismo día por una infección de COVID-19, fiebre y dificultades para respirar. Trágicamente, la esposa estaba inmunocomprometida, ya que, en ese momento, estaba recibiendo quimio por cáncer de mama. Aun así, la mujer estuvo bien. Salió del hospital en una semana. El marido, en cambio, terminó en cuidados intensivos. Esperen, ¿a la paciente inmunocomprometida le fue mejor? ¿Cómo es posible? Porque, a diferencia de otros virus comunes, los coronavirus no han mostrado causar una enfermedad más grave en pacientes inmunodeprimidos. ¿Por qué? Porque la respuesta inmune parece ser el disparador principal del daño en los tejidos de los pulmones durante la infección.
Aproximadamente en la segunda semana de tener síntomas, el virus puede disparar lo que se conoce como una “tormenta de citocina”. Es una reacción autoinmune en la que el cuerpo sobrereacciona y, cuando el coronavirus ataca, los pulmones quedan en medio del tiroteo. En las primeras semanas de la enfermedad es el mismo virus el que desencadena la mayoría de los síntomas, pero, en casos graves, es la propia respuesta inflamatoria del organismo la que comienza a realizar el mayor daño. Llama la atención que muchos de estos mensajeros químicos (las citocinas) que liberan nuestras células inmunitarias apunten a matar a nuestras propias células. Pero eso tiene mucho sentido. El virus convierte a nuestras propias células en pequéñas fábricas de virus, así que es parte de nuestra defensa antiviral matar a nuestras células para anular la reproducción del virus. Los virus no se pueden reproducir en células muertas, entonces, suicidar células es una forma de detener la reproducción. Pero, al quemar la aldea para salvarla, podríamos morir en el proceso.
Esto ha llevado a considerar la inmunosupresión como tratamiento de casos graves de COVID-19, pero la inmunosupresión para la hiperinflamación por COVID-19 podría ser una espada de doble filo. Por eso, cuando veas que los brotes de brócoli pueden mejorar la actividad asesina natural de las células, ¿es algo bueno o malo? Era bueno para la gripe de temporada, pero nadie sabe si es bueno para el nuevo coronavirus.
Los niños pequeños tienen sistemas inmunitarios relativamente inmaduros y suelen sufrir de forma desproporcionada de infecciones virales como la gripe, pero, aparentemente, no de COVID-19. Tampoco de SARS ni de MERS, los otros dos coronavirus letales. Es interesante: una teoría de por qué los niños parecen estar protegidos sugiere que la mayor exposición previa a los coronavirus de la gripe común les brinda cierta protección cruzada ante el nuevo virus. Pero, irónicamente, una teoría opuesta sugiere que es su falta de exposición a virus similares lo que los protege. Existe un fenómeno conocido como “mejora dependiente de anticuerpos”, que se describió por primera vez hace 50 años. En la mayoría de los casos, los anticuerpos que genera el organismo para los patógenos los neutralizan o, como mínimo, los eliminan del cuerpo. A veces, sin embargo, los anticuerpos pueden intensificar la infección viral y empeorar la enfermedad.
Este puede ser el caso con la SARS, donde se encontró que, en ocasiones, los anticuerpos generados contra las proteínas virales intensificaban la infección. En los monos, una vacuna experimental para la SARS terminó empeorando el daño en los pulmones. Ahora quienes desarrollan vacunas están muy al tanto de este fenómeno y trabajan para garantizar que cualquier vacuna comercial no tenga este fallo, pero se ha usado para sacar ciertas conclusiones para explicar la distribución inusual de los casos graves de COVID-19 en las distintas edades.
Tal vez, coronavirus similares circularon de forma silenciosa décadas atrás, y quienes eran tan viejos para estar expuestos a ellos ahora experimentan respuestas exageradas a la COVID-19. Pero las personas jóvenes jamás estuvieron expuestas, por lo que no experimentan la sobreracción. No sugiero que esta suposición sea cierta. Solo la uso para ilustrar la complejidad de nuestras interacciones inmunes. Cuando los virus atacan, el organismo contraataca y, a veces, los virus evolucionan para usar nuestro contraataque a su favor.
Solo quería hacer una pequeña advertencia sobre intentar mejorar ciertos elementos de nuestro sistema inmunitario antes de terminar de comprender una nueva amenaza en su totalidad. Dada la incertidumbre, la mejor estrategia es… no infectarnos en primer lugar, en especial, no hasta que haya tratamientos efectivos disponibles y un sistema de salud en funcionamiento.
Considera ser voluntario/a para ayudar en la página web.
Gráficos de AvoMedia
Créditos de la imagen: hochgeladen von vía Wikimedia. La imagen ha sido modificada.
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- legumbres
- legumbres
- lentejas
- medicina del estilo de vida
- niñez
- pandemias
- productos de origen animal
- resfriado común
- salud pulmonar
- vacunas
- verduras
A continuación una aproximación al contenido del audio de este video. Para ver los gráficos, tablas, imágenes o citas a los que Dr. Greger se refiere, ve el video más arriba. La traducción y edición de este contenido ha sido realizada por Macarena Troscé voluntaria activa en NutritionFacts.org.
Aunque se están realizando más de 400 pruebas de tratamientos clínicos, actualmente no hay ninguna terapia específica comprobada para la enfermedad COVID-19. Y no se espera que haya una vacuna ni una droga antiviral efectiva disponible pronto. Aunque sí estamos desarrollando vacunas para la COVID-19 a una velocidad pandémica. Solo como referencia, normalmente se necesita más de una década para desarrollar una vacuna, con una tasa promedio de error del 94%.
Muchas personas me han pedido consejos sobre qué comer para mejorar su sistema inmunitario. Después de todo, “Cómo no morir por infecciones” es el título del quinto capítulo de mi libro Comer para no morir, y tengo más de cien videos gratis online en NutritionFacts.org que hacen referencia a la función inmune. Y hay estudios increíbles, como estudios randomizados doble ciegos que muestran, por ejemplo, que comer brotes de brócoli puede reducir las cargas virales de la gripe, reducir la inflamación provocada por virus y mejorar nuestra actividad celular antiviral natural.
Apoyo los consejos generales y de sentido común para mantenernos saludables durante la crisis que comparten autoridades como el Colegio Estadounidense de Medicina del Estilo de Vida. Esto incluye dormir lo suficiente (entre siete y nueve horas), realizar actividad física, reducir el estrés, mantenernos conectados (aunque sea de forma remota) con amigos y familiares y comer de forma saludable (llevar una dieta basada en plantas integrales). La Organización Mundial de la Salud está de acuerdo con esto: frutas, vegetales, legumbres (como frijoles, arvejas partidas, garbanzos y lentejas), nueces y granos integrales, y reducir el consumo de azúcares, de carne, lácteos, comida chatarra y sal.
El estado nutricional óptimo para que el sistema inmunitario funcione bien es un factor importante para proteger al organismo de infecciones virales. Sin embargo, debemos resistir la urgencia de comernos el SPAM de comidas para reforzar el sistema inmunitario, dada nuestra total ignorancia de los aspectos inmunológicos de esta nueva enfermedad, ya que reforzar ciertos elementos del sistema inmunitario, hipotéticamente, podría empeorar las cosas. Déjenme explicarlo.
Miremos el ejemplo de este matrimonio. Ambos tienen la misma edad y fueron ingresados al hospital el mismo día por una infección de COVID-19, fiebre y dificultades para respirar. Trágicamente, la esposa estaba inmunocomprometida, ya que, en ese momento, estaba recibiendo quimio por cáncer de mama. Aun así, la mujer estuvo bien. Salió del hospital en una semana. El marido, en cambio, terminó en cuidados intensivos. Esperen, ¿a la paciente inmunocomprometida le fue mejor? ¿Cómo es posible? Porque, a diferencia de otros virus comunes, los coronavirus no han mostrado causar una enfermedad más grave en pacientes inmunodeprimidos. ¿Por qué? Porque la respuesta inmune parece ser el disparador principal del daño en los tejidos de los pulmones durante la infección.
Aproximadamente en la segunda semana de tener síntomas, el virus puede disparar lo que se conoce como una “tormenta de citocina”. Es una reacción autoinmune en la que el cuerpo sobrereacciona y, cuando el coronavirus ataca, los pulmones quedan en medio del tiroteo. En las primeras semanas de la enfermedad es el mismo virus el que desencadena la mayoría de los síntomas, pero, en casos graves, es la propia respuesta inflamatoria del organismo la que comienza a realizar el mayor daño. Llama la atención que muchos de estos mensajeros químicos (las citocinas) que liberan nuestras células inmunitarias apunten a matar a nuestras propias células. Pero eso tiene mucho sentido. El virus convierte a nuestras propias células en pequéñas fábricas de virus, así que es parte de nuestra defensa antiviral matar a nuestras células para anular la reproducción del virus. Los virus no se pueden reproducir en células muertas, entonces, suicidar células es una forma de detener la reproducción. Pero, al quemar la aldea para salvarla, podríamos morir en el proceso.
Esto ha llevado a considerar la inmunosupresión como tratamiento de casos graves de COVID-19, pero la inmunosupresión para la hiperinflamación por COVID-19 podría ser una espada de doble filo. Por eso, cuando veas que los brotes de brócoli pueden mejorar la actividad asesina natural de las células, ¿es algo bueno o malo? Era bueno para la gripe de temporada, pero nadie sabe si es bueno para el nuevo coronavirus.
Los niños pequeños tienen sistemas inmunitarios relativamente inmaduros y suelen sufrir de forma desproporcionada de infecciones virales como la gripe, pero, aparentemente, no de COVID-19. Tampoco de SARS ni de MERS, los otros dos coronavirus letales. Es interesante: una teoría de por qué los niños parecen estar protegidos sugiere que la mayor exposición previa a los coronavirus de la gripe común les brinda cierta protección cruzada ante el nuevo virus. Pero, irónicamente, una teoría opuesta sugiere que es su falta de exposición a virus similares lo que los protege. Existe un fenómeno conocido como “mejora dependiente de anticuerpos”, que se describió por primera vez hace 50 años. En la mayoría de los casos, los anticuerpos que genera el organismo para los patógenos los neutralizan o, como mínimo, los eliminan del cuerpo. A veces, sin embargo, los anticuerpos pueden intensificar la infección viral y empeorar la enfermedad.
Este puede ser el caso con la SARS, donde se encontró que, en ocasiones, los anticuerpos generados contra las proteínas virales intensificaban la infección. En los monos, una vacuna experimental para la SARS terminó empeorando el daño en los pulmones. Ahora quienes desarrollan vacunas están muy al tanto de este fenómeno y trabajan para garantizar que cualquier vacuna comercial no tenga este fallo, pero se ha usado para sacar ciertas conclusiones para explicar la distribución inusual de los casos graves de COVID-19 en las distintas edades.
Tal vez, coronavirus similares circularon de forma silenciosa décadas atrás, y quienes eran tan viejos para estar expuestos a ellos ahora experimentan respuestas exageradas a la COVID-19. Pero las personas jóvenes jamás estuvieron expuestas, por lo que no experimentan la sobreracción. No sugiero que esta suposición sea cierta. Solo la uso para ilustrar la complejidad de nuestras interacciones inmunes. Cuando los virus atacan, el organismo contraataca y, a veces, los virus evolucionan para usar nuestro contraataque a su favor.
Solo quería hacer una pequeña advertencia sobre intentar mejorar ciertos elementos de nuestro sistema inmunitario antes de terminar de comprender una nueva amenaza en su totalidad. Dada la incertidumbre, la mejor estrategia es… no infectarnos en primer lugar, en especial, no hasta que haya tratamientos efectivos disponibles y un sistema de salud en funcionamiento.
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El sistema inmunitario y el tratamiento de la COVID-19
LicenciaCreative Commons Attribution-NonCommercial 4.0 International (CC BY-NC 4.0)
URLNota del Doctor
Estamos en la mitad de nuestra serie de 17 videos sobre COVID-19. Si te perdiste los primeros videos puedes verlos aquí:
- ¿De dónde vienen los coronavirus letales como el MERS-CoV?
- El SARS y los mercados de animales vivos
- ¿De dónde viene el coronavirus de la COVID-19?
- La última pandemia de coronavirus podría venir del ganado
- El R0 y el periodo de incubación: cómo se frenaron otros brotes de coronavirus
- Distanciamiento físico, confinamiento y pruebas: cómo frenar la epidemia de COVID-19
- Los síntomas de la COVID-19 frente a la gripe, el resfriado y las alergias
- Factores de riesgo y enfermedades asociadas modificables para la infección severa de COVID-19
Los próximos videos serán:
- ¿Pueden ayudar las pastillas de zinc con la COVID-19?
- Cómo evitar la COVID-19
- El lavado de manos y la desinfección para inactivar el coronavirus de la COVID-19
- Qué hacer si contraes la COVID-19
- La mejor mascarilla o protección casera para la COVID-19
- El final de la COVID-19: vacunas, mutaciones e immunidad colectiva
- La pandemia de COVID-19 podría solo ser el principio
- Cómo prevenir la siguiente pandemia
Tengo la serie completa (en inglés) disponible para descargarla gratuitamente en DrGreger.org y puedes ahondar un poco más en mi nuevo libro (disponible solo en inglés) How to Survive a Pandemic, en caso de que no lo sepas, todas las ganancias de las ventas de este libro son donadas a instituciones para la prevención de pandemias.
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