La dieta del arroz de Kempner: poniéndonos en forma

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El Dr. Walter Kempner fue un pionero del uso de la alimentación para tratar enfermedades mortales crónicas, con una dieta básicamente de arroz y frutas para curar la hipertensión maligna y revertir la insuficiencia cardiaca y renal.

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Franklin Delano Roosevelt nos dirigió durante la Gran Depresión y la Segunda Guerra Mundial. ¿Quién sabe qué tan diferente hubiera sido la historia si no hubiera muerto en su cuarto período como presidente de una apoplejía masiva? En los días y meses siguientes, supimos que Roosevelt había sufrido de presión arterial alta severa durante años. A pesar de esto, no tomaba medicamentos ni usaba otros tratamientos. La razón por la falta de tratamiento es clara y simple: no había ninguno. Lo de vanguardia en ese momento era la muerte.  La muerte por la denominada hipertensión maligna, presión arterial alta fuera de control para la cual, se pensaba, no había remedio. Pero estaban equivocados. Existía Walter Kempner con su dieta de arroz y frutas.

Este médico-científico entrenó con los mejores. Huyó de la Alemania nazi y se instaló en Duke, donde comenzó el tratamiento de pacientes con hipertensión “maligna” con una dieta radical que consistía solo de arroz blanco y frutas, con resultados sorprendentemente favorables. Una reducción rápida de la presión arterial, mejora rápida de la insuficiencia renal, la presión ocular, la insuficiencia cardíaca y otras manifestaciones de esta enfermedad que anteriormente era mortal.
 
Se imaginó que si una dieta baja en sal ayudaba con la presión arterial, una dieta baja en proteínas ayudaba con la función renal y una dieta baja en grasa y colesterol ayudaba al corazón. ¿Por qué no llevarlo a su conclusión lógica y diseñar una dieta sin sal, sin colesterol y casi exclusivamente de carbohidratos? Así que diseñó una dieta con menos sodio que cualquier otra dieta baja en sodio, menos proteína que cualquier dieta baja en proteínas y menos colesterol y grasa que cualquier otra dieta baja en grasa.
 
Su esperanza era que detendría la progresión de la enfermedad. En lugar de eso, sucedió algo milagroso. En aproximadamente dos tercios de los casos se revirtió la enfermedad: reversión de la insuficiencia cardiaca, reversión del daño a los ojos, reversión de la insuficiencia renal. Y recuerda que era efectivamente una enfermedad terminal; la gente solo tenía unos pocos meses de vida, pero si seguían la dieta, la mayoría mejoraban. Antes y después. Las imágenes circulares en la parte inferior son fotos de la parte posterior de los ojos de las personas: hinchados, sangrientos y con derrames y luego casi normales en cuestión de meses. La enfermedad renal curada.
 
Un hecho sorprendente es que para algunos pacientes, después de ser curados con eficacia después de muchos meses con la dieta, pudieron luego atenuarla hacia una dieta más convencional a base de vegetales y siguieron viviendo una vida activa normal. En realidad, la dieta del arroz puede bajar demasiado la presión arterial, así que hay que modificarla, y reincorporar otros alimentos para devolver la presión a niveles normales.
 
Un editorial en el New England Journal of Medicine describe los resultados de Kempner como casi milagrosos. En términos prácticos, es probable que no haya ninguna dieta más eficaz para los pacientes obesos y con descompensación cardiaca. Sin embargo, el problema, es que a la mayoría de los médicos les faltan los poderes extraordinarios de persuasión requeridos para mantener al paciente en una dieta tan restringida. 
 
Cuando el Dr. Caldwell Esselstyn presentó los resultados de su estudio que demuestran que en algunos casos es posible la reversión de la enfermedad cardiaca terminal con una alimentación a base de vegetales sin procesar, el presidente del departamento de cardiología de Cleveland Clinic preguntó: “¿cómo podemos esperar que los pacientes permanezcan en una dieta estricta como esta cuando ni siquiera podemos lograr que dejen de fumar?” Al igual que la penicilina no funciona en absoluto, a menos que la tomes, la alimentación a base de vegetales no funciona a menos que realmente los consumas.
 
Creo que la respuesta es que el médico debe creer fervientemente en la dieta y debe transmitir esa pasión a sus pacientes. Para Kempner poder mantener a sus pacientes en la dieta del arroz, los intimidó, les gritó y los castigó cuando empezaron a desviarse de la dieta. Y no solo los intimidó, a veces los golpeó de verdad. Se presentó un juicio en el que un paciente previo demandó al Dr. Kempner por, literalmente, golpearla con un látigo, igual que a otros pacientes, para motivarlos a seguir la dieta.
 
Me recuerda al famoso médico de la diabetes, Arnoldo Cantani, en la década de 1800, quien sabía que el remedio para la diabetes no está en la farmacia sino en la cocina. Para garantizar el cumplimiento, si era necesario, encerraba a los pacientes durante seis semanas.
 
Afortunadamente, en términos de personalidad, el Dr. Esselstyn es lo contrario del Dr. Kempner. Amable, de voz suave, tierno; capaz de mantener a sus pacientes en buen camino sin azotarlos. Y por último, pero igualmente importante, Esselstyn hace lo que dice, al seguir la dieta el mismo, mientras que Kempner murió de un ataque cardiaco; aunque a los 94 años. Su trabajo continúa en Durham, donde prosiguen con una versión atenuada de la dieta, permitiendo verduras reales.
 
Un año antes de la muerte de Roosevelt, Kempner ya había publicado sus resultados milagrosos. Parece muy probable que si al presidente Roosevelt le hubieran dado la dieta del arroz un año antes de su muerte, su enfermedad podría haber sido controlada antes de su apoplejía fatal y este letal suceso se podría haber evitado.

Para ver los gráficos, tablas, imágenes o citas a los que Dr. Greger se refiere, ve el vídeo más arriba.Esto es sólo una aproximación del audio contribuida por Katie SchloerLa traducción y edición de este contenido ha sido realizada por Emma Navajas y Viviana Garcia

Considera ser voluntario/a para ayudar en la página web.

Imágenes gracias a Elias Goldensky vía Wikimedia.

Franklin Delano Roosevelt nos dirigió durante la Gran Depresión y la Segunda Guerra Mundial. ¿Quién sabe qué tan diferente hubiera sido la historia si no hubiera muerto en su cuarto período como presidente de una apoplejía masiva? En los días y meses siguientes, supimos que Roosevelt había sufrido de presión arterial alta severa durante años. A pesar de esto, no tomaba medicamentos ni usaba otros tratamientos. La razón por la falta de tratamiento es clara y simple: no había ninguno. Lo de vanguardia en ese momento era la muerte.  La muerte por la denominada hipertensión maligna, presión arterial alta fuera de control para la cual, se pensaba, no había remedio. Pero estaban equivocados. Existía Walter Kempner con su dieta de arroz y frutas.

Este médico-científico entrenó con los mejores. Huyó de la Alemania nazi y se instaló en Duke, donde comenzó el tratamiento de pacientes con hipertensión “maligna” con una dieta radical que consistía solo de arroz blanco y frutas, con resultados sorprendentemente favorables. Una reducción rápida de la presión arterial, mejora rápida de la insuficiencia renal, la presión ocular, la insuficiencia cardíaca y otras manifestaciones de esta enfermedad que anteriormente era mortal.
 
Se imaginó que si una dieta baja en sal ayudaba con la presión arterial, una dieta baja en proteínas ayudaba con la función renal y una dieta baja en grasa y colesterol ayudaba al corazón. ¿Por qué no llevarlo a su conclusión lógica y diseñar una dieta sin sal, sin colesterol y casi exclusivamente de carbohidratos? Así que diseñó una dieta con menos sodio que cualquier otra dieta baja en sodio, menos proteína que cualquier dieta baja en proteínas y menos colesterol y grasa que cualquier otra dieta baja en grasa.
 
Su esperanza era que detendría la progresión de la enfermedad. En lugar de eso, sucedió algo milagroso. En aproximadamente dos tercios de los casos se revirtió la enfermedad: reversión de la insuficiencia cardiaca, reversión del daño a los ojos, reversión de la insuficiencia renal. Y recuerda que era efectivamente una enfermedad terminal; la gente solo tenía unos pocos meses de vida, pero si seguían la dieta, la mayoría mejoraban. Antes y después. Las imágenes circulares en la parte inferior son fotos de la parte posterior de los ojos de las personas: hinchados, sangrientos y con derrames y luego casi normales en cuestión de meses. La enfermedad renal curada.
 
Un hecho sorprendente es que para algunos pacientes, después de ser curados con eficacia después de muchos meses con la dieta, pudieron luego atenuarla hacia una dieta más convencional a base de vegetales y siguieron viviendo una vida activa normal. En realidad, la dieta del arroz puede bajar demasiado la presión arterial, así que hay que modificarla, y reincorporar otros alimentos para devolver la presión a niveles normales.
 
Un editorial en el New England Journal of Medicine describe los resultados de Kempner como casi milagrosos. En términos prácticos, es probable que no haya ninguna dieta más eficaz para los pacientes obesos y con descompensación cardiaca. Sin embargo, el problema, es que a la mayoría de los médicos les faltan los poderes extraordinarios de persuasión requeridos para mantener al paciente en una dieta tan restringida. 
 
Cuando el Dr. Caldwell Esselstyn presentó los resultados de su estudio que demuestran que en algunos casos es posible la reversión de la enfermedad cardiaca terminal con una alimentación a base de vegetales sin procesar, el presidente del departamento de cardiología de Cleveland Clinic preguntó: “¿cómo podemos esperar que los pacientes permanezcan en una dieta estricta como esta cuando ni siquiera podemos lograr que dejen de fumar?” Al igual que la penicilina no funciona en absoluto, a menos que la tomes, la alimentación a base de vegetales no funciona a menos que realmente los consumas.
 
Creo que la respuesta es que el médico debe creer fervientemente en la dieta y debe transmitir esa pasión a sus pacientes. Para Kempner poder mantener a sus pacientes en la dieta del arroz, los intimidó, les gritó y los castigó cuando empezaron a desviarse de la dieta. Y no solo los intimidó, a veces los golpeó de verdad. Se presentó un juicio en el que un paciente previo demandó al Dr. Kempner por, literalmente, golpearla con un látigo, igual que a otros pacientes, para motivarlos a seguir la dieta.
 
Me recuerda al famoso médico de la diabetes, Arnoldo Cantani, en la década de 1800, quien sabía que el remedio para la diabetes no está en la farmacia sino en la cocina. Para garantizar el cumplimiento, si era necesario, encerraba a los pacientes durante seis semanas.
 
Afortunadamente, en términos de personalidad, el Dr. Esselstyn es lo contrario del Dr. Kempner. Amable, de voz suave, tierno; capaz de mantener a sus pacientes en buen camino sin azotarlos. Y por último, pero igualmente importante, Esselstyn hace lo que dice, al seguir la dieta el mismo, mientras que Kempner murió de un ataque cardiaco; aunque a los 94 años. Su trabajo continúa en Durham, donde prosiguen con una versión atenuada de la dieta, permitiendo verduras reales.
 
Un año antes de la muerte de Roosevelt, Kempner ya había publicado sus resultados milagrosos. Parece muy probable que si al presidente Roosevelt le hubieran dado la dieta del arroz un año antes de su muerte, su enfermedad podría haber sido controlada antes de su apoplejía fatal y este letal suceso se podría haber evitado.

Para ver los gráficos, tablas, imágenes o citas a los que Dr. Greger se refiere, ve el vídeo más arriba.Esto es sólo una aproximación del audio contribuida por Katie SchloerLa traducción y edición de este contenido ha sido realizada por Emma Navajas y Viviana Garcia

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Nota del Doctor

Quienes no conozcan el trabajo de Dr. Esselstyn, vean:

Kempner fue un pionero de la medicina del estilo de vida. ¿Qué es la medicina del estilo de vida? Ve, por ejemplo:

Muchos más videos sobre los logros de Kempner próximamente.¡Sigue atento!

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