¿Por qué quienes beben leche tienen, de media, vidas más cortas?

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¿Cómo podemos reducir el riesgo de muerte prematura por consumo de lácteos?

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A continuación una aproximación al contenido del audio de este video. Para ver los gráficos, tablas, imágenes o citas a los que Dr. Greger se refiere, ve el video más arriba. La traducción y edición de este contenido ha sido realizada por Antonio Galán voluntario activo en NutritionFacts.org.

En mi vídeo sobre leche y huesos, analicé este conjunto de estudios que siguió a 100 000 personas durante hasta dos décadas y halló un riesgo 60 % mayor de fractura de cadera entre las mujeres que bebían mucha leche. Los investigadores sugirieron que podría deberse a la galactosa, un producto de la descomposición de la lactosa (el azúcar de la leche), pues las personas con niveles altos en sangre porque nacieron incapaces de desintoxicar la sustancia pueden terminar con huesos debilitados. Pero eso no es todo lo que puede hacer la galactosa.

Los científicos usan galactosa para acelerar el envejecimiento en animales de laboratorio, pues es muy efectivo imitando el envejecimiento al inducir cambios degenerativos en el cerebro, corazón, pulmones, hígado, riñones, etc. “Los animales con vida acortada mostraron neurodegeneración, retraso mental y disfunción cognitiva, respuestas inmunitarias disminuidas y una reducción de la capacidad reproductiva”. No se necesita mucho, solo el equivalente humano de uno o dos vasos de leche al día.

Sin embargo, los humanos no son roedores. Por ejemplo, sabemos desde hace casi un siglo que puedes causar cataratas en ratas alimentándolas con mucha lactosa o galactosa, pero los datos epidemiológicos son mixtos en cuanto a si los productos lácteos están haciendo lo mismo en las personas.

Sin embargo, los estudios suecos no solo analizaron los huesos, sino también la leche y la mortalidad. Más leche se asoció con más muertes. En las mujeres, tres vasos de leche al día se asociaron con casi el doble de riesgo de muerte prematura. El editorial de la revista médica que acompaña al estudio enfatizó que, dado el aumento en el consumo de leche en todo el mundo, “el papel de la leche en la mortalidad debe determinarse urgentemente”.

Tras el mayor estudio de la historia sobre ingesta de leche y mortalidad, que sugiere tales efectos adversos, unos investigadores de Harvard intervinieron con tres de sus cohortes para formar un estudio dos veces más grande y ver si los hallazgos anteriores eran solo casualidad. Siguieron a más de 200 000 hombres y mujeres durante hasta tres décadas y confirmaron las malas noticias. Quienes consumían más lácteos vivieron vidas mucho más cortas. Cada media ración de leche normal al día se asoció con un 9 % mayor riesgo de muerte por enfermedad cardiovascular, un 11 % mayor riesgo de muerte por cáncer y un 11 % mayor riesgo de muerte por todas las causas juntas. Esto teniendo en cuenta que el consumo de leche se suele asociar con hábitos más saludables, como más ejercicio y menos alcohol y tabaco, aunque intentaron controlar todos estos factores.

Por supuesto, sí importa qué comes en su lugar. Este análisis de Harvard, publicado en el New England Journal of Medicine, descubrió que cambiar los lácteos por carne (carne roja, aves o pescado) no le hace ningún bien al cuerpo, y se espera vivir más tiempo consumiendo lácteos que huevos o carne procesada. Solo al cambiar los lácteos por fuentes de proteínas de origen vegetal encontraron una caída significativa en el riesgo de mortalidad.

Al reunir todos los estudios de leche y mortalidad, parece que el exceso de riesgo de mortalidad se limita a la leche normal y no a la desnatada. Esto podría sugerir que el problema son las grasas saturadas, aunque eso no explica por qué la leche agria (o fermentada) parece tener el impacto opuesto. Entonces, tal vez sea tanto el suero de mantequilla como la galactosa. Un estudio cruzado aleatorizado con lácteos bajos en grasa, lácteos fermentados y lácteos sin fermentar encontró que los sujetos tenían niveles de inflamación de IL-6 significativamente más altos durante las semanas con lácteos regulares sin fermentar en comparación con el consumo de productos lácteos fermentados o bajos en grasa. El proceso de fermentación puede eliminar parte de la galactosa.

A medida que envejecemos, nuestra capacidad para desintoxicar la galactosa disminuye hasta en un 40 %, por lo que a mayor edad es más importante evitar los lácteos, si es que la galactosa es la culpable. Pero si la galactosa hace su trabajo sucio a través de la oxidación y la inflamación, ¿si aumentamos la ingesta de frutas y verduras ayudaremos a mediar en algunos de los daños? En animales, el envejecimiento inducido por la galactosa puede ralentizarse con el consumo de frutas y verduras. Por ejemplo, alimentar a las ratas con arándanos puede disminuir el daño cerebral inducido por la lactosa. ¿Podría ayudar con los mayores niveles de estrés oxidativo e inflamación que se encuentran entre los humanos que beben leche? Lamentablemente, las mujeres que bebían tres o más vasos de leche al día tenían más del doble de riesgo de fracturas de cadera en comparación con las mujeres que bebían menos de un vaso al día, independientemente de si comían más o menos frutas y verduras. Pero los grandes consumidores de leche que toman cinco o más porciones de frutas y verduras al día redujeron su probabilidad de morir prematuramente a solo un 60 % más que quienes beben menos leche. Por ello, los alimentos ricos en antioxidantes pueden modificar la elevada tasa de mortalidad asociada con el alto consumo de leche.

Hay grupos de interés muy influyentes, como la Fundación Nacional de Osteoporosis de EE. UU. o la Fundación Internacional de Osteoporosis europea, que continúan promoviendo los lácteos, los medicamentos y los suplementos de calcio, a pesar de la evidencia en contra que he revisado. ¿Por qué siguen promocionando los lácteos, los medicamentos y los suplementos? Quizás porque su objetividad se ve comprometida por la influencia de sus patrocinadores comerciales, que incluyen empresas que venden (¡sorpresa!) lácteos, medicamentos y suplementos. Las revisiones más recientes sobre lácteos y osteoporosis en la literatura médica en inglés fueron escritas por personas vinculadas a la industria láctea. La justificación principal para la inclusión de lácteos en las recomendaciones federales de nutrición se basa en supuestos beneficios óseos que no están respaldados por la evidencia disponible.

¿Qué pasaría si las pautas dietéticas se elaboraran sin influencia comercial? En 2019, Canadá decidió excluir los informes de la industria y atenerse a la ciencia al elaborar sus nuevas pautas dietéticas. ¡Qué osadía! Los principales cambios incluyeron un nuevo énfasis en la ingesta de alimentos de origen vegetal, limitar la comida basura y eliminar los lácteos.

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A continuación una aproximación al contenido del audio de este video. Para ver los gráficos, tablas, imágenes o citas a los que Dr. Greger se refiere, ve el video más arriba. La traducción y edición de este contenido ha sido realizada por Antonio Galán voluntario activo en NutritionFacts.org.

En mi vídeo sobre leche y huesos, analicé este conjunto de estudios que siguió a 100 000 personas durante hasta dos décadas y halló un riesgo 60 % mayor de fractura de cadera entre las mujeres que bebían mucha leche. Los investigadores sugirieron que podría deberse a la galactosa, un producto de la descomposición de la lactosa (el azúcar de la leche), pues las personas con niveles altos en sangre porque nacieron incapaces de desintoxicar la sustancia pueden terminar con huesos debilitados. Pero eso no es todo lo que puede hacer la galactosa.

Los científicos usan galactosa para acelerar el envejecimiento en animales de laboratorio, pues es muy efectivo imitando el envejecimiento al inducir cambios degenerativos en el cerebro, corazón, pulmones, hígado, riñones, etc. “Los animales con vida acortada mostraron neurodegeneración, retraso mental y disfunción cognitiva, respuestas inmunitarias disminuidas y una reducción de la capacidad reproductiva”. No se necesita mucho, solo el equivalente humano de uno o dos vasos de leche al día.

Sin embargo, los humanos no son roedores. Por ejemplo, sabemos desde hace casi un siglo que puedes causar cataratas en ratas alimentándolas con mucha lactosa o galactosa, pero los datos epidemiológicos son mixtos en cuanto a si los productos lácteos están haciendo lo mismo en las personas.

Sin embargo, los estudios suecos no solo analizaron los huesos, sino también la leche y la mortalidad. Más leche se asoció con más muertes. En las mujeres, tres vasos de leche al día se asociaron con casi el doble de riesgo de muerte prematura. El editorial de la revista médica que acompaña al estudio enfatizó que, dado el aumento en el consumo de leche en todo el mundo, “el papel de la leche en la mortalidad debe determinarse urgentemente”.

Tras el mayor estudio de la historia sobre ingesta de leche y mortalidad, que sugiere tales efectos adversos, unos investigadores de Harvard intervinieron con tres de sus cohortes para formar un estudio dos veces más grande y ver si los hallazgos anteriores eran solo casualidad. Siguieron a más de 200 000 hombres y mujeres durante hasta tres décadas y confirmaron las malas noticias. Quienes consumían más lácteos vivieron vidas mucho más cortas. Cada media ración de leche normal al día se asoció con un 9 % mayor riesgo de muerte por enfermedad cardiovascular, un 11 % mayor riesgo de muerte por cáncer y un 11 % mayor riesgo de muerte por todas las causas juntas. Esto teniendo en cuenta que el consumo de leche se suele asociar con hábitos más saludables, como más ejercicio y menos alcohol y tabaco, aunque intentaron controlar todos estos factores.

Por supuesto, sí importa qué comes en su lugar. Este análisis de Harvard, publicado en el New England Journal of Medicine, descubrió que cambiar los lácteos por carne (carne roja, aves o pescado) no le hace ningún bien al cuerpo, y se espera vivir más tiempo consumiendo lácteos que huevos o carne procesada. Solo al cambiar los lácteos por fuentes de proteínas de origen vegetal encontraron una caída significativa en el riesgo de mortalidad.

Al reunir todos los estudios de leche y mortalidad, parece que el exceso de riesgo de mortalidad se limita a la leche normal y no a la desnatada. Esto podría sugerir que el problema son las grasas saturadas, aunque eso no explica por qué la leche agria (o fermentada) parece tener el impacto opuesto. Entonces, tal vez sea tanto el suero de mantequilla como la galactosa. Un estudio cruzado aleatorizado con lácteos bajos en grasa, lácteos fermentados y lácteos sin fermentar encontró que los sujetos tenían niveles de inflamación de IL-6 significativamente más altos durante las semanas con lácteos regulares sin fermentar en comparación con el consumo de productos lácteos fermentados o bajos en grasa. El proceso de fermentación puede eliminar parte de la galactosa.

A medida que envejecemos, nuestra capacidad para desintoxicar la galactosa disminuye hasta en un 40 %, por lo que a mayor edad es más importante evitar los lácteos, si es que la galactosa es la culpable. Pero si la galactosa hace su trabajo sucio a través de la oxidación y la inflamación, ¿si aumentamos la ingesta de frutas y verduras ayudaremos a mediar en algunos de los daños? En animales, el envejecimiento inducido por la galactosa puede ralentizarse con el consumo de frutas y verduras. Por ejemplo, alimentar a las ratas con arándanos puede disminuir el daño cerebral inducido por la lactosa. ¿Podría ayudar con los mayores niveles de estrés oxidativo e inflamación que se encuentran entre los humanos que beben leche? Lamentablemente, las mujeres que bebían tres o más vasos de leche al día tenían más del doble de riesgo de fracturas de cadera en comparación con las mujeres que bebían menos de un vaso al día, independientemente de si comían más o menos frutas y verduras. Pero los grandes consumidores de leche que toman cinco o más porciones de frutas y verduras al día redujeron su probabilidad de morir prematuramente a solo un 60 % más que quienes beben menos leche. Por ello, los alimentos ricos en antioxidantes pueden modificar la elevada tasa de mortalidad asociada con el alto consumo de leche.

Hay grupos de interés muy influyentes, como la Fundación Nacional de Osteoporosis de EE. UU. o la Fundación Internacional de Osteoporosis europea, que continúan promoviendo los lácteos, los medicamentos y los suplementos de calcio, a pesar de la evidencia en contra que he revisado. ¿Por qué siguen promocionando los lácteos, los medicamentos y los suplementos? Quizás porque su objetividad se ve comprometida por la influencia de sus patrocinadores comerciales, que incluyen empresas que venden (¡sorpresa!) lácteos, medicamentos y suplementos. Las revisiones más recientes sobre lácteos y osteoporosis en la literatura médica en inglés fueron escritas por personas vinculadas a la industria láctea. La justificación principal para la inclusión de lácteos en las recomendaciones federales de nutrición se basa en supuestos beneficios óseos que no están respaldados por la evidencia disponible.

¿Qué pasaría si las pautas dietéticas se elaboraran sin influencia comercial? En 2019, Canadá decidió excluir los informes de la industria y atenerse a la ciencia al elaborar sus nuevas pautas dietéticas. ¡Qué osadía! Los principales cambios incluyeron un nuevo énfasis en la ingesta de alimentos de origen vegetal, limitar la comida basura y eliminar los lácteos.

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Gráficos de Avo Media

Nota del Doctor

Los videos que menciono son:

Tal vez te interese cambiar a la leche de soja. Ve ¿La leche de soja es la leche no láctea más nutritiva?

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