Si el cobre está asociado con la enfermedad de Alzheimer, ¿qué hay de las fuentes como los alimentos vegetales sanos y enteros tales como los frutos secos, semillas, legumbres y los granos integrales?
El alzhéimer, el cobre y la grasa saturada
Aunque la causa subyacente de la enfermedad de Alzheimer todavía ha de encontrarse, hay un aumento en la evidencia del papel de los metales en el desarrollo de la enfermedad. Por ejemplo, “el hierro y el cobre están muy concentrados en las placas neuríticas y ovillos neurofibrilares que representan las marcas distintivas del cerebro con alzhéimer”.
Las víctimas del alzhéimer tienen niveles elevados de cobre en la sangre y en el fluido que rodea al cerebro, además de dentro del cerebro. Los investigadores descubrieron que si analizas una rebanada de tejido cerebral enfermo con alzhéimer, se pueden ver las placas amiloides que corresponden a áreas donde se concentra el cobre. Este puede hacer estas placas amiloides más tóxicas, “y conducir a más estrés oxidativo. El cobre libre es extremadamente eficiente en la generación de radicales libres”, y cuando el cobre se elimina con un fármaco quelante, la oxidación del radical libre disminuye.
Por desgracia, cuando los investigadores probaron ese fármaco en nueve pacientes con alzhéimer en un estudio piloto, no pareció tener ningún efecto en la disminución de la progresión clínica de la enfermedad. Así que a lo mejor tenemos que prevenir la acumulación de cobre en un primer lugar.
“La carne de órganos y los mariscos son los alimentos más ricos en cobre”, pero ¿deberíamos también considerar reducir las fuentes vegetales, como los frutos secos, las semillas, las legumbres y los cereales integrales? El consumo de cobre sólo parece ser un problema cuando viene con grasas saturadas o grasas trans. En el Chicago Health and Aging Project (Proyecto de Salud y Envejecimiento de Chicago), miles de ancianos de Chicago estuvieron bajo seguimiento durante seis años. Aquellos que estaban recibiendo las mayores dosis de cobre, en gran parte de suplementos multivitamínicos combinados con una dieta rica en grasas saturadas, perdieron su cognición como si hubiesen envejecido 19 años en un periodo de 6, es decir, triplicaron su tasa de deterioro cognitivo. Sin embargo, el consumo de cobre “no se asoció a un cambio cognitivo cuando la dieta no era alta en grasas saturadas”.
“Se ha demostrado que [el colesterol alto inducido por la dieta] aumenta la formación y progresión de las placas [amiloides] en el cerebro. El cobre dietético podría interferir con la eliminación de amiloide del cerebro y promover la acumulación [de placas] como resultado de los niveles elevados de colesterol”. Se ha demostrado que el cobre interactúa mal con el amiloide, causa su aglomeración y la producción de peróxido de hidrógeno, una potente neurotoxina pro-oxidante.
Esto podría ayudar a explicar por qué la enfermedad de Alzheimer puede progresar más rápido con niveles más altos de cobre, particularmente entre las personas con niveles altos de colesterol. Esto es lo que creemos que puede estar pasando: a medida que suben los niveles de colesterol y cobre, el colesterol se incorpora a las membranas de las células nerviosas, y causa que estas se endurezcan. La proteína amiloide en la membrana se desprende para formar placas, y es entonces cuando el hierro y el cobre generan radicales libres neurotóxicos; dentro de la célula se crea un caos similar. Las dietas ricas en colesterol pueden conducir a la muerte de las células nerviosas, dañar al ADN y alterar la barrera hematoencefálica.
“En conclusión, la revisión sistemática presente sugiere que una dieta rica en cobre y hierro puede agravar los efectos perjudiciales de un consumo alto de colesterol y grasa saturada sobre el riesgo de desarrollar la enfermedad de Alzheimer”. Dietas ricas en grasa saturada y deficientes en antioxidantes parecen promover el inicio de la enfermedad, mientras que dietas basadas en plantas seguramente pueden reprimir este inicio. Hay compuestos en los alimentos vegetales que no solo se deshacen de los radicales libres y previenen el daño oxidativo, sino que también son conocidos como quelantes, o agentes que unen metales, potencialmente haciéndolos más protectores contra el inicio del alzhéimer. Por lo tanto, las implicaciones prácticas podrían ser comer muchas frutas y verduras, evitar los suplementos que contienen cobre y evitar la ingesta de grandes cantidades de grasas saturadas y hierro.
Esto es una aproximación al contenido del audio de este video contribuida por Katie Schloer. Para ver los gráficos, tablas, imágenes o citas a los que Dr. Greger se refiere, ve el video más arriba. La traducción y edición de este contenido ha sido realizada por Laura Milán y Adrián Bravo López. Revisado por Ángela Graña Varela.
Por favor, considera ofrecerte como voluntario para ayudar en la web.
Imagen gracias a Geralt vía Pixabay.
Aunque la causa subyacente de la enfermedad de Alzheimer todavía ha de encontrarse, hay un aumento en la evidencia del papel de los metales en el desarrollo de la enfermedad. Por ejemplo, “el hierro y el cobre están muy concentrados en las placas neuríticas y ovillos neurofibrilares que representan las marcas distintivas del cerebro con alzhéimer”.
Las víctimas del alzhéimer tienen niveles elevados de cobre en la sangre y en el fluido que rodea al cerebro, además de dentro del cerebro. Los investigadores descubrieron que si analizas una rebanada de tejido cerebral enfermo con alzhéimer, se pueden ver las placas amiloides que corresponden a áreas donde se concentra el cobre. Este puede hacer estas placas amiloides más tóxicas, “y conducir a más estrés oxidativo. El cobre libre es extremadamente eficiente en la generación de radicales libres”, y cuando el cobre se elimina con un fármaco quelante, la oxidación del radical libre disminuye.
Por desgracia, cuando los investigadores probaron ese fármaco en nueve pacientes con alzhéimer en un estudio piloto, no pareció tener ningún efecto en la disminución de la progresión clínica de la enfermedad. Así que a lo mejor tenemos que prevenir la acumulación de cobre en un primer lugar.
“La carne de órganos y los mariscos son los alimentos más ricos en cobre”, pero ¿deberíamos también considerar reducir las fuentes vegetales, como los frutos secos, las semillas, las legumbres y los cereales integrales? El consumo de cobre sólo parece ser un problema cuando viene con grasas saturadas o grasas trans. En el Chicago Health and Aging Project (Proyecto de Salud y Envejecimiento de Chicago), miles de ancianos de Chicago estuvieron bajo seguimiento durante seis años. Aquellos que estaban recibiendo las mayores dosis de cobre, en gran parte de suplementos multivitamínicos combinados con una dieta rica en grasas saturadas, perdieron su cognición como si hubiesen envejecido 19 años en un periodo de 6, es decir, triplicaron su tasa de deterioro cognitivo. Sin embargo, el consumo de cobre “no se asoció a un cambio cognitivo cuando la dieta no era alta en grasas saturadas”.
“Se ha demostrado que [el colesterol alto inducido por la dieta] aumenta la formación y progresión de las placas [amiloides] en el cerebro. El cobre dietético podría interferir con la eliminación de amiloide del cerebro y promover la acumulación [de placas] como resultado de los niveles elevados de colesterol”. Se ha demostrado que el cobre interactúa mal con el amiloide, causa su aglomeración y la producción de peróxido de hidrógeno, una potente neurotoxina pro-oxidante.
Esto podría ayudar a explicar por qué la enfermedad de Alzheimer puede progresar más rápido con niveles más altos de cobre, particularmente entre las personas con niveles altos de colesterol. Esto es lo que creemos que puede estar pasando: a medida que suben los niveles de colesterol y cobre, el colesterol se incorpora a las membranas de las células nerviosas, y causa que estas se endurezcan. La proteína amiloide en la membrana se desprende para formar placas, y es entonces cuando el hierro y el cobre generan radicales libres neurotóxicos; dentro de la célula se crea un caos similar. Las dietas ricas en colesterol pueden conducir a la muerte de las células nerviosas, dañar al ADN y alterar la barrera hematoencefálica.
“En conclusión, la revisión sistemática presente sugiere que una dieta rica en cobre y hierro puede agravar los efectos perjudiciales de un consumo alto de colesterol y grasa saturada sobre el riesgo de desarrollar la enfermedad de Alzheimer”. Dietas ricas en grasa saturada y deficientes en antioxidantes parecen promover el inicio de la enfermedad, mientras que dietas basadas en plantas seguramente pueden reprimir este inicio. Hay compuestos en los alimentos vegetales que no solo se deshacen de los radicales libres y previenen el daño oxidativo, sino que también son conocidos como quelantes, o agentes que unen metales, potencialmente haciéndolos más protectores contra el inicio del alzhéimer. Por lo tanto, las implicaciones prácticas podrían ser comer muchas frutas y verduras, evitar los suplementos que contienen cobre y evitar la ingesta de grandes cantidades de grasas saturadas y hierro.
Esto es una aproximación al contenido del audio de este video contribuida por Katie Schloer. Para ver los gráficos, tablas, imágenes o citas a los que Dr. Greger se refiere, ve el video más arriba. La traducción y edición de este contenido ha sido realizada por Laura Milán y Adrián Bravo López. Revisado por Ángela Graña Varela.
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El alzhéimer, el cobre y la grasa saturada
LicenciaCreative Commons Attribution-NonCommercial 4.0 International (CC BY-NC 4.0)
URLNota del Doctor
¿No es genético el alzhéimer? ¿Qué pasa con el “gen del alzhéimer”? Que tengamos una genética algo desafortunada no significa que no podamos ayudar con la dieta. Te invito a ver El gen del alzhéimer: controlar el ApoE para saber más.
Si la relación entre el colesterol y la demencia es algo nuevo para ti, puedes ver Alzhéimer y ateroesclerosis en el cerebro y Colesterol y alzhéimer. Nunca es demasiado pronto para empezar a comer sano, porque El alzhéimer puede comenzar décadas antes de ser diagnosticado.
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