Cómo tratar la insuficiencia cardíaca y renal con la dieta

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Una forma en que una dieta rica en alimentos de origen animal —carne, huevos y queso— contribuye a la enfermedad cardiovascular, apoplejías, insuficiencia renal y muerte es a través de la producción de una toxina llamada OTMA.

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A continuación una aproximación al contenido del audio de este video. Para ver los gráficos, tablas, imágenes o citas a los que Dr. Greger se refiere, ve el video más arriba.

Como discuto en mi video, las dietas que incorporan muchos alimentos de origen animal —como carne, huevos y queso— pueden contribuir al desarrollo de enfermedades cardíacas, apoplejías y hasta pueden ser un factor asociado a la mortalidad. Una de las razones por las que esto ocurre tiene que ver con la producción de una sustancia llamada N-óxido de trimetilamina (OTMA), que puede inducir la formación de aterosclerosis. Con la ayuda de ciertas bacterias intestinales, la colina y la carnitina que se encuentran de forma concentrada en los productos animales se pueden transformar en OTMA. Pero, aguarda un momento: Pensaba que la aterosclerosis —o endurecimiento de las arterias— estaba relacionada con la acumulación de colesterol. ¿No es así?

“El colesterol sigue siendo el rey,” pero pareciera que el OTMA acelera el proceso. Parece que el OTMA aumenta la capacidad de las células inflamatorias que hay en la placa aterosclerótica de las paredes de las arterias para unirse al colesterol malo (LDL), “que hace que las células sean más propensas a captar colesterol”. Así que el OTMA no es más que “otra pieza del rompecabezas de cómo el colesterol causa enfermedades cardíacas”.

Es más, parece que el OTMA no solo empeora la aterosclerosis —y, en consecuencia, contribuye a que se produzcan apoplejías y ataques cardíacos—sino que, además, tiene un rol en el desarrollo de la insuficiencia renal y cardíaca. Si observamos a los diabéticos que sufrieron un ataque cardíaco —un grupo de mucho riesgo—, casi todos los que más OTMA tenían en la sangre terminaron con insuficiencia cardíaca menos de 2 000 días (unos cinco años) después del ataque. En comparación, solo alrededor del 20 % de quienes, al principio, tenían niveles medios de OTMA en la sangre tuvieron insuficiencia cardíaca, mientras que el grupo que menos OTMA tenía no tuvo este problema, como puedes ver en el minuto 1:21 de mi video.

Entonces bien, las personas con insuficiencia cardíaca presentan niveles de OTMA más altos que los del grupo de control, y quienes tienen cuadros más graves de insuficiencia cardíaca tienen niveles más altos de OTMA que los que tienen enfermedades cardíacas de menor gravedad. Cuando se hizo un seguimiento a las personas que tenían insuficiencia cardíaca, se observó que, en menos de seis años, la mitad de las que al principio tenían los niveles más altos de OTMA había muerto. Desde entonces, este mismo resultado se ha encontrado en otras dos poblaciones independientes de pacientes con insuficiencia cardíaca.

La pregunta es ¿por qué? Es improbable que sea más aterosclerosis, ya que eso lleva años en desarrollarse. En la mayoría de las personas que mueren por insuficiencia cardíaca, lo que sucede es que el músculo cardíaco muere o el ritmo cardíaco es fatal. Tal vez, los efectos tóxicos del OTMA no se limiten a la acumulación acelerada de colesterol.

¿Qué sucede con la insuficiencia renal? En especial, las personas que tienen una enfermedad renal crónica corren un “riesgo mayor de desarrollar enfermedades cardiovasculares”; se cree que esto es así debido a una variedad de toxinas urémicas. Hay toxinas que, normalmente, los riñones filtrarían hacia la orina, pero que se pueden acumular en el torrente sanguíneo a medida que disminuye la función renal. Cuando pensamos en toxinas urémicas, generalmente pensamos en los subproductos tóxicos de las proteínas que se pudren en el intestino; es por esto que, durante décadas, se han usado dietas especiales a base de plantas para tratar la insuficiencia renal crónica. En efecto, las personas que tienen dietas vegetarianas producen menos de la mitad de estas toxinas urémicas.

Sin embargo, esas no son las únicas toxinas urémicas que existen. El OTMA —que, como ya mencionamos, se genera por la ruptura de la colina y la carnitina que se encuentran en los huevos y en la mayor parte de las carnes— también podría aumentar el riesgo de padecer enfermedades cardíacas en pacientes con problemas renales. ¿Cómo? “Al parecer, las consecuencias del OTMA a nivel cardiovascular se deben a la regulación en descenso del transporte inverso del colesterol”, es decir, el OTMA socava los intentos que hace nuestro propio cuerpo para sacar el colesterol de las arterias.

Y, en efecto, cuanto más empeora la función renal, más aumentan los niveles de OTMA y esos niveles elevados se correlacionan con la cantidad de placa que obstruye las arterias del corazón. Pero, una vez que se hace un trasplante y los riñones vuelven a funcionar, los niveles de OTMA pueden volver a disminuir. Se creía que el OTMA era una especie de marcador biológico para el deterioro de la función renal… hasta que se publicó un trabajo del Estudio del Corazón de Framingham (Framingham Heart Study), en el que se descubrió que “los niveles elevados de colina y OTMA en individuos con una función [renal] normal predijeron un mayor riesgo de enfermedad renal crónica”. Esto sugiere que el OTMA es un marcador biológico y también una toxina renal.

En efecto, cuando se hace un seguimiento durante un tiempo a pacientes con problemas renales y se evalúa su probabilidad de muerte, los que tienen niveles más altos de OTMA —aun después de tener en cuenta factores como la función renal— viven mucho menos tiempo, como puedes ver en el minuto 4:44 de mi video. Esto indica que es un mecanismo de cicatrización y disfunción renal progresivas inducido por la dieta, lo que “sugiere con firmeza la necesidad de enfocar el trabajo preventivo en hacer ajustes en la dieta”, pero ¿cómo se haría en la práctica? Pues bien, tal vez deberíamos reducir “las fuentes que producen OTMA que incorporamos en nuestra dieta, como algunas especies de pescados de aguas profundas, huevos y carne”.

También depende del tipo de bacteria intestinal que tengas. Le puedes dar un filete a alguien que es vegano y, aun así, esa persona no va a producir OTMA, porque no ha estado alimentando a la bacteria que se come la carne. Sin embargo, los investigadores tienen la esperanza de que, algún día, encontrarán una forma de replicar “los efectos de la dieta vegetariana (…) con prebióticos, probióticos o terapias farmacológicas selectivas”.

La traducción de este contenido ha sido realizada por Rosana Battagliotti.

Considera ser voluntario/a para ayudar en la página web.

Crédito de la imagen: Pixabay. La imagen ha sido modificada.

A continuación una aproximación al contenido del audio de este video. Para ver los gráficos, tablas, imágenes o citas a los que Dr. Greger se refiere, ve el video más arriba.

Como discuto en mi video, las dietas que incorporan muchos alimentos de origen animal —como carne, huevos y queso— pueden contribuir al desarrollo de enfermedades cardíacas, apoplejías y hasta pueden ser un factor asociado a la mortalidad. Una de las razones por las que esto ocurre tiene que ver con la producción de una sustancia llamada N-óxido de trimetilamina (OTMA), que puede inducir la formación de aterosclerosis. Con la ayuda de ciertas bacterias intestinales, la colina y la carnitina que se encuentran de forma concentrada en los productos animales se pueden transformar en OTMA. Pero, aguarda un momento: Pensaba que la aterosclerosis —o endurecimiento de las arterias— estaba relacionada con la acumulación de colesterol. ¿No es así?

“El colesterol sigue siendo el rey,” pero pareciera que el OTMA acelera el proceso. Parece que el OTMA aumenta la capacidad de las células inflamatorias que hay en la placa aterosclerótica de las paredes de las arterias para unirse al colesterol malo (LDL), “que hace que las células sean más propensas a captar colesterol”. Así que el OTMA no es más que “otra pieza del rompecabezas de cómo el colesterol causa enfermedades cardíacas”.

Es más, parece que el OTMA no solo empeora la aterosclerosis —y, en consecuencia, contribuye a que se produzcan apoplejías y ataques cardíacos—sino que, además, tiene un rol en el desarrollo de la insuficiencia renal y cardíaca. Si observamos a los diabéticos que sufrieron un ataque cardíaco —un grupo de mucho riesgo—, casi todos los que más OTMA tenían en la sangre terminaron con insuficiencia cardíaca menos de 2 000 días (unos cinco años) después del ataque. En comparación, solo alrededor del 20 % de quienes, al principio, tenían niveles medios de OTMA en la sangre tuvieron insuficiencia cardíaca, mientras que el grupo que menos OTMA tenía no tuvo este problema, como puedes ver en el minuto 1:21 de mi video.

Entonces bien, las personas con insuficiencia cardíaca presentan niveles de OTMA más altos que los del grupo de control, y quienes tienen cuadros más graves de insuficiencia cardíaca tienen niveles más altos de OTMA que los que tienen enfermedades cardíacas de menor gravedad. Cuando se hizo un seguimiento a las personas que tenían insuficiencia cardíaca, se observó que, en menos de seis años, la mitad de las que al principio tenían los niveles más altos de OTMA había muerto. Desde entonces, este mismo resultado se ha encontrado en otras dos poblaciones independientes de pacientes con insuficiencia cardíaca.

La pregunta es ¿por qué? Es improbable que sea más aterosclerosis, ya que eso lleva años en desarrollarse. En la mayoría de las personas que mueren por insuficiencia cardíaca, lo que sucede es que el músculo cardíaco muere o el ritmo cardíaco es fatal. Tal vez, los efectos tóxicos del OTMA no se limiten a la acumulación acelerada de colesterol.

¿Qué sucede con la insuficiencia renal? En especial, las personas que tienen una enfermedad renal crónica corren un “riesgo mayor de desarrollar enfermedades cardiovasculares”; se cree que esto es así debido a una variedad de toxinas urémicas. Hay toxinas que, normalmente, los riñones filtrarían hacia la orina, pero que se pueden acumular en el torrente sanguíneo a medida que disminuye la función renal. Cuando pensamos en toxinas urémicas, generalmente pensamos en los subproductos tóxicos de las proteínas que se pudren en el intestino; es por esto que, durante décadas, se han usado dietas especiales a base de plantas para tratar la insuficiencia renal crónica. En efecto, las personas que tienen dietas vegetarianas producen menos de la mitad de estas toxinas urémicas.

Sin embargo, esas no son las únicas toxinas urémicas que existen. El OTMA —que, como ya mencionamos, se genera por la ruptura de la colina y la carnitina que se encuentran en los huevos y en la mayor parte de las carnes— también podría aumentar el riesgo de padecer enfermedades cardíacas en pacientes con problemas renales. ¿Cómo? “Al parecer, las consecuencias del OTMA a nivel cardiovascular se deben a la regulación en descenso del transporte inverso del colesterol”, es decir, el OTMA socava los intentos que hace nuestro propio cuerpo para sacar el colesterol de las arterias.

Y, en efecto, cuanto más empeora la función renal, más aumentan los niveles de OTMA y esos niveles elevados se correlacionan con la cantidad de placa que obstruye las arterias del corazón. Pero, una vez que se hace un trasplante y los riñones vuelven a funcionar, los niveles de OTMA pueden volver a disminuir. Se creía que el OTMA era una especie de marcador biológico para el deterioro de la función renal… hasta que se publicó un trabajo del Estudio del Corazón de Framingham (Framingham Heart Study), en el que se descubrió que “los niveles elevados de colina y OTMA en individuos con una función [renal] normal predijeron un mayor riesgo de enfermedad renal crónica”. Esto sugiere que el OTMA es un marcador biológico y también una toxina renal.

En efecto, cuando se hace un seguimiento durante un tiempo a pacientes con problemas renales y se evalúa su probabilidad de muerte, los que tienen niveles más altos de OTMA —aun después de tener en cuenta factores como la función renal— viven mucho menos tiempo, como puedes ver en el minuto 4:44 de mi video. Esto indica que es un mecanismo de cicatrización y disfunción renal progresivas inducido por la dieta, lo que “sugiere con firmeza la necesidad de enfocar el trabajo preventivo en hacer ajustes en la dieta”, pero ¿cómo se haría en la práctica? Pues bien, tal vez deberíamos reducir “las fuentes que producen OTMA que incorporamos en nuestra dieta, como algunas especies de pescados de aguas profundas, huevos y carne”.

También depende del tipo de bacteria intestinal que tengas. Le puedes dar un filete a alguien que es vegano y, aun así, esa persona no va a producir OTMA, porque no ha estado alimentando a la bacteria que se come la carne. Sin embargo, los investigadores tienen la esperanza de que, algún día, encontrarán una forma de replicar “los efectos de la dieta vegetariana (…) con prebióticos, probióticos o terapias farmacológicas selectivas”.

La traducción de este contenido ha sido realizada por Rosana Battagliotti.

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Crédito de la imagen: Pixabay. La imagen ha sido modificada.

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