Cómo no morir de enfermedad cardiaca

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Las estrategias de cambios en el estilo de vida no solo son más seguras y más baratas, sino que también pueden ser más efectivas, porque con ellas se trata la verdadera causa de la enfermedad.

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A continuación una aproximación al contenido del audio de este video. Para ver los gráficos, tablas, imágenes o citas a los que Dr. Greger se refiere, puedes ver el video más arriba.

Lo más probable es que la mayoría de nuestros seres queridos mueran de enfermedad cardiaca. Cada uno decide qué comer y cómo vivir, pero deberíamos poder tomar esa decisión con conocimiento de causa, para saber cuales son las posibles consecuencias de nuestros actos.

La ateroesclerosis, el endurecimiento de las arterias, comienza en la infancia. Casi todos los niños que crecen con una dieta estándar estadounidense tienen vetas de grasa en sus arterias cuando llegan a los diez años, un signo del comienzo de la enfermedad. Después de eso, empezamos a formar placas en la veintena, que empeoran en la treintena, hasta que empiezan a ser mortales. En el corazón sería un ataque, en el cerebro una apoplejía. Para quien lea esto y tenga más de diez años, la pregunta no es si quieres comer sano para prevenir la enfermedad cardiaca, sino qué quieres hacer para revertir la que probablemente ya tienes.

¿Es posible? Cuando unos investigadores juntaron a personas con enfermedad cardiaca y las pusieron a seguir una dieta a base de plantas semejante a la de las poblaciones que no tienen epidemia de esta enfermedad, lo que buscaban era ralentizarla o quizá frenarla. Sin embargo, ocurrió algo milagroso, ya que empezó a revertirse; se estaban curando. En cuanto los pacientes dejaron de seguir una dieta que taponaba las arterias, se pudo disolver parte de la placa y abrir las arterias sin medicamentos ni cirugía, lo que sugiere que sus cuerpos querían curarse pero nunca tuvieron la oportunidad. Esta mejora en el flujo sanguíneo al músculo del corazón ocurrió tras solo tres semanas de comer una dieta sana.

Deja que te cuente lo que se ha bautizado como el secreto mejor guardado de la medicina: a veces, si se dan las condiciones correctas, el cuerpo puede curarse a sí mismo. Piensa en lo que pasa cuando te golpeas la espinilla contra una mesa. Se pone roja, caliente, inflamada, hinchada y duele, pero se cura sola sin que tú hagas nada. ¿Qué pasaría si te golpeases la espinilla en el mismo sitio, día tras día, o incluso tres veces al día (desayuno, almuerzo y cena)? ¡Nunca podría curarse! Quizá vayas al médico a quejarte del dolor y salgas de su oficina cojeando y con una prescripción de antiinflamatorios. Seguirías golpeándote la espinilla tres veces al día, pero te dolería un poquito menos, gracias a esas pastillas que te tomas.

Es lo mismo que quienes toman nitroglicerina para el dolor de pecho. Quizá les ayude mucho con el dolor, pero así no hacen nada para tratar la causa del problema. Nuestro cuerpo quiere volver a tener salud si se lo permitimos, y al hacerle daño tres veces al día no le estamos dejando.

Una de las cosas más increíbles que aprendí en mi formación médica es que, 15 años después de dejar de fumar, tu riesgo de cáncer de pulmón se reduce a casi el mismo de una persona que nunca ha fumado. ¿No es increíble? Tus pulmones son capaces de deshacerse de todo ese alquitrán y, después de un tiempo, es casi como si nunca hubieras fumado. Imagínate que cada mañana en tu vida de fumador tu cuerpo empieza a intentar curarse y… ¡bum!… te fumas tu primer cigarrillo del día y vuelves a hacerle daño. Podemos hacer exactamente lo mismo con nuestras arterias. Todo lo que tenemos que hacer, esa cura milagrosa, es apartarnos del medio, dejar de hacernos daño y dejar que los procesos naturales de curación nos devuelvan la salud perdida. El cuerpo humano es una máquina de autocuración.

Claro, podrías escoger la moderación y golpearte con un martillo más pequeño, pero ¿por qué golpearte? Yo nunca le diría a un paciente fumador que fume solo medio paquete. Le diría que lo dejase. Es evidente que fumar medio paquete es mejor que fumar dos enteros, pero deberíamos intentar meter cosas sanas en la boca.

Hace décadas que sabemos esto. Piensa en el caso de Mr. F.W., por ejemplo, publicado en el American Heart Journal en 1977. Tenía un caso tan grave de enfermedad cardiaca que no podía ni ir al buzón sin dolor en el pecho. Empezó a seguir una dieta estricta a base de plantas y en unos meses estaba subiendo montañas sin dolor alguno.

Ahora existen medicamentos modernos para las anginas de pecho. Cuestan miles de dólares al año, pero en su dosis más alta solo te permitirían prolongar el ejercicio unos… 33.5 segundos.  No parece que ningún paciente en esa medicación vaya a poder subir montañas pronto. Las dietas a base de plantas no solo son más seguras y baratas, sino que pueden funcionar mejor, porque están tratando la verdadera causa de la enfermedad. 

La traducción y edición de este contenido ha sido realizada por Ángela Graña Varela.

Considera ser voluntario/a para ayudar en la página web.

Arte audiovisual gracias a Grant Peacock

A continuación una aproximación al contenido del audio de este video. Para ver los gráficos, tablas, imágenes o citas a los que Dr. Greger se refiere, puedes ver el video más arriba.

Lo más probable es que la mayoría de nuestros seres queridos mueran de enfermedad cardiaca. Cada uno decide qué comer y cómo vivir, pero deberíamos poder tomar esa decisión con conocimiento de causa, para saber cuales son las posibles consecuencias de nuestros actos.

La ateroesclerosis, el endurecimiento de las arterias, comienza en la infancia. Casi todos los niños que crecen con una dieta estándar estadounidense tienen vetas de grasa en sus arterias cuando llegan a los diez años, un signo del comienzo de la enfermedad. Después de eso, empezamos a formar placas en la veintena, que empeoran en la treintena, hasta que empiezan a ser mortales. En el corazón sería un ataque, en el cerebro una apoplejía. Para quien lea esto y tenga más de diez años, la pregunta no es si quieres comer sano para prevenir la enfermedad cardiaca, sino qué quieres hacer para revertir la que probablemente ya tienes.

¿Es posible? Cuando unos investigadores juntaron a personas con enfermedad cardiaca y las pusieron a seguir una dieta a base de plantas semejante a la de las poblaciones que no tienen epidemia de esta enfermedad, lo que buscaban era ralentizarla o quizá frenarla. Sin embargo, ocurrió algo milagroso, ya que empezó a revertirse; se estaban curando. En cuanto los pacientes dejaron de seguir una dieta que taponaba las arterias, se pudo disolver parte de la placa y abrir las arterias sin medicamentos ni cirugía, lo que sugiere que sus cuerpos querían curarse pero nunca tuvieron la oportunidad. Esta mejora en el flujo sanguíneo al músculo del corazón ocurrió tras solo tres semanas de comer una dieta sana.

Deja que te cuente lo que se ha bautizado como el secreto mejor guardado de la medicina: a veces, si se dan las condiciones correctas, el cuerpo puede curarse a sí mismo. Piensa en lo que pasa cuando te golpeas la espinilla contra una mesa. Se pone roja, caliente, inflamada, hinchada y duele, pero se cura sola sin que tú hagas nada. ¿Qué pasaría si te golpeases la espinilla en el mismo sitio, día tras día, o incluso tres veces al día (desayuno, almuerzo y cena)? ¡Nunca podría curarse! Quizá vayas al médico a quejarte del dolor y salgas de su oficina cojeando y con una prescripción de antiinflamatorios. Seguirías golpeándote la espinilla tres veces al día, pero te dolería un poquito menos, gracias a esas pastillas que te tomas.

Es lo mismo que quienes toman nitroglicerina para el dolor de pecho. Quizá les ayude mucho con el dolor, pero así no hacen nada para tratar la causa del problema. Nuestro cuerpo quiere volver a tener salud si se lo permitimos, y al hacerle daño tres veces al día no le estamos dejando.

Una de las cosas más increíbles que aprendí en mi formación médica es que, 15 años después de dejar de fumar, tu riesgo de cáncer de pulmón se reduce a casi el mismo de una persona que nunca ha fumado. ¿No es increíble? Tus pulmones son capaces de deshacerse de todo ese alquitrán y, después de un tiempo, es casi como si nunca hubieras fumado. Imagínate que cada mañana en tu vida de fumador tu cuerpo empieza a intentar curarse y… ¡bum!… te fumas tu primer cigarrillo del día y vuelves a hacerle daño. Podemos hacer exactamente lo mismo con nuestras arterias. Todo lo que tenemos que hacer, esa cura milagrosa, es apartarnos del medio, dejar de hacernos daño y dejar que los procesos naturales de curación nos devuelvan la salud perdida. El cuerpo humano es una máquina de autocuración.

Claro, podrías escoger la moderación y golpearte con un martillo más pequeño, pero ¿por qué golpearte? Yo nunca le diría a un paciente fumador que fume solo medio paquete. Le diría que lo dejase. Es evidente que fumar medio paquete es mejor que fumar dos enteros, pero deberíamos intentar meter cosas sanas en la boca.

Hace décadas que sabemos esto. Piensa en el caso de Mr. F.W., por ejemplo, publicado en el American Heart Journal en 1977. Tenía un caso tan grave de enfermedad cardiaca que no podía ni ir al buzón sin dolor en el pecho. Empezó a seguir una dieta estricta a base de plantas y en unos meses estaba subiendo montañas sin dolor alguno.

Ahora existen medicamentos modernos para las anginas de pecho. Cuestan miles de dólares al año, pero en su dosis más alta solo te permitirían prolongar el ejercicio unos… 33.5 segundos.  No parece que ningún paciente en esa medicación vaya a poder subir montañas pronto. Las dietas a base de plantas no solo son más seguras y baratas, sino que pueden funcionar mejor, porque están tratando la verdadera causa de la enfermedad. 

La traducción y edición de este contenido ha sido realizada por Ángela Graña Varela.

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Nota del Doctor

La primera vez que alguien entra en NutritionFacts.org puede ser un poco agobiante. Hay videos sobre más de 2000 temas, ¿por dónde empezar? Imagínate que entras en la página sin tener mucha idea de qué va la cosa y ves el video del día, que habla de una especia que puede ayudar a tratar una forma de artritis. Sería fácil perderse en ese contenido tan concreto, así que decidí crear una serie de videos con la información esencial, utilizando mi plática de 2016 Comer para no morir: el papel de la alimentación en prevenir, detener y revertir nuestras 15 principales causas de muerte.

No te pierdas los otros videos de esta serie:

¿Tienes ganas de aprender más sobre cómo la alimentación influye en el tratamiento y la prevención de la enfermedad cardiaca?

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