Vegetarianos y factores de riesgo de apoplejía: ¿grasas saturadas?

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¿Cómo podemos explicar la disminución del riesgo de las apoplejías cuando la dieta japonesa se occidentalizó al empezar comer más carne y productos lácteos?

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A continuación una aproximación al contenido del audio de este video. Para ver los gráficos, tablas, imágenes o citas a los que Dr. Greger se refiere, ve el video más arriba. La traducción y edición de este contenido ha sido realizada por José Monserrat voluntario en NutritionFacts.org.

A medida que Japón se occidentalizaba, su tasa de embolias se disparaba. Los ACV eran la principal causa de muerte en Japón, pero la tasa de mortalidad descendió bruscamente a medida que se alejaban de sus dietas tradicionales y empezaban a comer más como en Occidente; así que es posible que hubiera un efecto protector al empezar a consumir leche y carne. Al fin y al cabo, el consumo de grasa y proteína animal aumentaba al mismo tiempo que disminuían los ACV.

“¿Protegerse de los ACV consumiendo productos de origen animal?”. “¡Desde luego que no”, dijo un profesor de cardiología de Loma Linda. “Muchos vegetarianos, yo mismo incluido, casi esperamos que los datos muestren que tenemos ventaja, sea cual sea la enfermedad en cuestión. Por tanto, es inquietante encontrar pruebas que apuntan en otra dirección en, al menos, un subtipo de ACV”.

¿Pueden las grasas saturadas, como las de la carne y los productos lácteos ser beneficiosas a la hora de prevenir los ACV? Parecía existir una asociación protectora, pero solo en Asia oriental. Se descubrió que la grasa saturada en la dieta estaba relacionada con menos casos de ACV en los japoneses, pero no en los que no lo son. ¿Qué pasaba entonces con la dieta japonesa para que al occidentalizarse se redujera el riesgo de ACV? Al mismo tiempo que aumentaba el consumo de carne y productos lácteos se reducía el consumo de sal.

La dieta tradicional japonesa estaba cargada de sal, de hecho, su consumo de sal era el mayor en todo el mundo, casi unas doce cucharadas al día. Antes de que se extendiera el uso de neveras, comían toda clase de alimentos salados, encurtidos o fermentados. Desde salsa de soja a pescado. En las zonas en las que se consumía el doble de sal, se duplicaba la mortalidad por ACV

pero al reducir su consumo, también se redujeron las muertes, porque al reducir la sal, la presión arterial también descendió. La hipertensión es, quizás el factor de riesgo modificable más importante en los ACV. No es de extrañar que la occidentalización de la dieta japonesa provocara una reducción del riesgo de ACV.

Cuando abandonaron sus dietas tradicionales las tasas de obesidad aumentaron, al igual que los casos de diabetes y de enfermedades coronarias, pero al reducir ese descabellado consumo de sal las descabelladas tasas de ACV también se redujeron. Sucede algo parecido con el cáncer de estómago, un cáncer estrechamente relacionado con el sobreconsumo de sal. Las tasas de cáncer de estómago descendieron al occidentalizar la dieta por dejar los alimentos conservados en sal, pero al empezar a comer más productos animales como los lácteos, las tasa de cáncer de próstata, por decir uno, se disparó. En comparación con Japón, Estados Unidos no solo tiene siete veces más muertes por cáncer de próstata, sino también se quintuplican el cáncer de mama, se triplican los cánceres de colon y la mortalidad de los linfomas, y se multiplican por seis o doce las muertes por enfermedades coronarias. Sí, las tasas de ACV y de cáncer de estómago eran mucho más altas, pero siguen comiéndose casi seis cucharadas de sal al día.

Parece que esa es la explicación más probable, y no un papel protector de la grasa animal, como reconocieron finalmente las directrices oficiales japonesas para la prevención de enfermedades cardiovasculares.

Un grupo de Harvard encontró una relación protectora entre las grasas saturadas y las grasas trans para los ACV hemorrágicos, lo cual provocó que todos los ganaderos del Medio Oeste suspiraran de alivio, incluso cuando los investigadores concluyeron que, por supuesto, tenemos que reducir el consumo de grasas animales y grasas trans por el bien de nuestro corazón; pero al observar otro gran estudio de Harvard, vemos que no encontraron esa asociación protectora en ninguna clase de ACV, y, al juntar todos los estudios la protección general es cero.

Los estudios observacionales han descubierto que un nivel mayor de colesterol LDL se relaciona con un riesgo menor de tener un ACV hemorrágico, lo cual aumenta la posibilidad de que el colesterol sea un arma de doble filo, ya que disminuye el riesgo de padecer un ACV isquémico pero aumenta el riesgo de padecer un ACV hemorrágico. Pero ¿podrían los bajos niveles de colesterol en ancianos un sustituto de una deficiencia de nutrientes, y un síntoma de otras enfermedades debilitantes,  o puede que tomen un combinado de medicamentos para reducir el colesterol y anticoagulantes y por eso se suele ver más hemorragias cerebrales cuando el colesterol es bajo? No se puede saber hasta que no se investiga. Si juntamos veinticuatro pruebas controladas aleatorizadas y cuanto más bajo es el colesterol mejor es el riesgo general de ACV, sin que haya un aumento considerable en el riesgo de un ACV hemorrágico con niveles más bajos de colesterol LDL.

Los datos genéticos parecen contradictorios. Algunos sugieren que toda una vida con un nivel elevado de LDL puede causar un mayor riesgo de ACV hemorrágico, otros datos hacen hincapié en el  efecto de la espada de doble filo pero cualquier exceso de ACV hemorrágico con poco colesterol se ve superado en gran medida por el efecto protector de un ACV mucho más común, el ACV por coágulo, por no hablar de las enfermedades coronarias, quizás 18 ACV coagulantes menos por cada ACV hemorrágico añadido con la reducción del colesterol.

¿Y si esto explica el aumento de riesgo de ACV en vegetarianos? Se trata de una clase de ACV que aparece con mayor frecuencia en vegetarianos, pero los niveles de colesterol en veganos son  aún más bajos; en todo caso, mostraban más tendencia hacía una ACV coagulante. Lo cual no tiene mucho sentido. Si existe alguna clase de factor protector en la comida animal, se espera que se encuentre una dieta que proteja contra las enfermedades coronarias sin aumentar el riesgo de sufrir un ACV. Pero primero, habrá que averiguar cuál es ese factor, una búsqueda que emprenderemos a continuación.

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Video producción de Glass Entertainment

Gráficos de Avocado Video

A continuación una aproximación al contenido del audio de este video. Para ver los gráficos, tablas, imágenes o citas a los que Dr. Greger se refiere, ve el video más arriba. La traducción y edición de este contenido ha sido realizada por José Monserrat voluntario en NutritionFacts.org.

A medida que Japón se occidentalizaba, su tasa de embolias se disparaba. Los ACV eran la principal causa de muerte en Japón, pero la tasa de mortalidad descendió bruscamente a medida que se alejaban de sus dietas tradicionales y empezaban a comer más como en Occidente; así que es posible que hubiera un efecto protector al empezar a consumir leche y carne. Al fin y al cabo, el consumo de grasa y proteína animal aumentaba al mismo tiempo que disminuían los ACV.

“¿Protegerse de los ACV consumiendo productos de origen animal?”. “¡Desde luego que no”, dijo un profesor de cardiología de Loma Linda. “Muchos vegetarianos, yo mismo incluido, casi esperamos que los datos muestren que tenemos ventaja, sea cual sea la enfermedad en cuestión. Por tanto, es inquietante encontrar pruebas que apuntan en otra dirección en, al menos, un subtipo de ACV”.

¿Pueden las grasas saturadas, como las de la carne y los productos lácteos ser beneficiosas a la hora de prevenir los ACV? Parecía existir una asociación protectora, pero solo en Asia oriental. Se descubrió que la grasa saturada en la dieta estaba relacionada con menos casos de ACV en los japoneses, pero no en los que no lo son. ¿Qué pasaba entonces con la dieta japonesa para que al occidentalizarse se redujera el riesgo de ACV? Al mismo tiempo que aumentaba el consumo de carne y productos lácteos se reducía el consumo de sal.

La dieta tradicional japonesa estaba cargada de sal, de hecho, su consumo de sal era el mayor en todo el mundo, casi unas doce cucharadas al día. Antes de que se extendiera el uso de neveras, comían toda clase de alimentos salados, encurtidos o fermentados. Desde salsa de soja a pescado. En las zonas en las que se consumía el doble de sal, se duplicaba la mortalidad por ACV

pero al reducir su consumo, también se redujeron las muertes, porque al reducir la sal, la presión arterial también descendió. La hipertensión es, quizás el factor de riesgo modificable más importante en los ACV. No es de extrañar que la occidentalización de la dieta japonesa provocara una reducción del riesgo de ACV.

Cuando abandonaron sus dietas tradicionales las tasas de obesidad aumentaron, al igual que los casos de diabetes y de enfermedades coronarias, pero al reducir ese descabellado consumo de sal las descabelladas tasas de ACV también se redujeron. Sucede algo parecido con el cáncer de estómago, un cáncer estrechamente relacionado con el sobreconsumo de sal. Las tasas de cáncer de estómago descendieron al occidentalizar la dieta por dejar los alimentos conservados en sal, pero al empezar a comer más productos animales como los lácteos, las tasa de cáncer de próstata, por decir uno, se disparó. En comparación con Japón, Estados Unidos no solo tiene siete veces más muertes por cáncer de próstata, sino también se quintuplican el cáncer de mama, se triplican los cánceres de colon y la mortalidad de los linfomas, y se multiplican por seis o doce las muertes por enfermedades coronarias. Sí, las tasas de ACV y de cáncer de estómago eran mucho más altas, pero siguen comiéndose casi seis cucharadas de sal al día.

Parece que esa es la explicación más probable, y no un papel protector de la grasa animal, como reconocieron finalmente las directrices oficiales japonesas para la prevención de enfermedades cardiovasculares.

Un grupo de Harvard encontró una relación protectora entre las grasas saturadas y las grasas trans para los ACV hemorrágicos, lo cual provocó que todos los ganaderos del Medio Oeste suspiraran de alivio, incluso cuando los investigadores concluyeron que, por supuesto, tenemos que reducir el consumo de grasas animales y grasas trans por el bien de nuestro corazón; pero al observar otro gran estudio de Harvard, vemos que no encontraron esa asociación protectora en ninguna clase de ACV, y, al juntar todos los estudios la protección general es cero.

Los estudios observacionales han descubierto que un nivel mayor de colesterol LDL se relaciona con un riesgo menor de tener un ACV hemorrágico, lo cual aumenta la posibilidad de que el colesterol sea un arma de doble filo, ya que disminuye el riesgo de padecer un ACV isquémico pero aumenta el riesgo de padecer un ACV hemorrágico. Pero ¿podrían los bajos niveles de colesterol en ancianos un sustituto de una deficiencia de nutrientes, y un síntoma de otras enfermedades debilitantes,  o puede que tomen un combinado de medicamentos para reducir el colesterol y anticoagulantes y por eso se suele ver más hemorragias cerebrales cuando el colesterol es bajo? No se puede saber hasta que no se investiga. Si juntamos veinticuatro pruebas controladas aleatorizadas y cuanto más bajo es el colesterol mejor es el riesgo general de ACV, sin que haya un aumento considerable en el riesgo de un ACV hemorrágico con niveles más bajos de colesterol LDL.

Los datos genéticos parecen contradictorios. Algunos sugieren que toda una vida con un nivel elevado de LDL puede causar un mayor riesgo de ACV hemorrágico, otros datos hacen hincapié en el  efecto de la espada de doble filo pero cualquier exceso de ACV hemorrágico con poco colesterol se ve superado en gran medida por el efecto protector de un ACV mucho más común, el ACV por coágulo, por no hablar de las enfermedades coronarias, quizás 18 ACV coagulantes menos por cada ACV hemorrágico añadido con la reducción del colesterol.

¿Y si esto explica el aumento de riesgo de ACV en vegetarianos? Se trata de una clase de ACV que aparece con mayor frecuencia en vegetarianos, pero los niveles de colesterol en veganos son  aún más bajos; en todo caso, mostraban más tendencia hacía una ACV coagulante. Lo cual no tiene mucho sentido. Si existe alguna clase de factor protector en la comida animal, se espera que se encuentre una dieta que proteja contra las enfermedades coronarias sin aumentar el riesgo de sufrir un ACV. Pero primero, habrá que averiguar cuál es ese factor, una búsqueda que emprenderemos a continuación.

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Nota del Doctor

Pero espera, ¿no hay estudios que sugieren que las grasas saturadas no son tan malas como pensábamos? Compruébalo tú mismo:

Al igual que la dieta tradicional japonesa tenía muchas cosas a su favor pero también un defecto terrible, los altos niveles de sodio, ¿cuál podría ser el talón de Aquiles de las dietas a base de plantas cuando se trata del riesgo de apoplejía? 

Este es el séptimo video de esta serie sobre apoplejías. Hasta ahora lo hemos hablado de:

Y próximamente:

Actualización de 2023: recientemente publiqué el video Actualización sobre el riesgo de apoplejía en vegetarianos

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