La mejor dieta para la COVID y la COVID larga

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Las dietas vegetales parecen ayudar a reducir el riesgo de COVID-19 grave e incluso de infectarse, independientemente de las comorbilidades.

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A continuación una aproximación al contenido del audio de este video. Para ver los gráficos, tablas, imágenes o citas a los que Dr. Greger se refiere, ve el video más arriba. La traducción y edición de este contenido ha sido realizada por Antonio Galán voluntario activo en NutritionFacts.org.

¿Cuál es el papel de la nutrición en la prevención y la lucha contra la COVID-19? Los mitos alrededor de la nutrición sobre la protección y el tratamiento abundaron durante esta pandemia. Si bien no existe una dieta que prevenga completamente la infección, existen medidas dietéticas que podemos tomar para minimizar el riesgo. Quienes siguen dietas más saludables en general parecen sufrir cursos menos serios, aunque parece ser un beneficio indirecto de tasas más bajas de obesidad y afecciones médicas preexistentes. Eso está genial, pero ¿hay alguna dieta con efectos directos sobre el curso de la enfermedad o la susceptibilidad a la infección?

Se ha demostrado que las dietas basadas en vegetales disminuyen el riesgo de sufrir otras infecciones respiratorias. De hecho, hubo seminarios con dietas basadas en vegetales que se salvaron relativamente de la pandemia de 1918. ¿Por qué podría ayudar una dieta basada en vegetales? Los nitratos vegetales concentrados en verduras de hoja verde oscuro se pueden usar para producir óxido nítrico, parte de la primera línea de defensa de nuestros pulmones contra las infecciones. También existen fitonutrientes polifenólicos en las plantas que pueden inhibir directamente la infección viral. Luego están los efectos beneficiosos sobre nuestro microbioma, que juega un papel clave en nuestra función inmune en todo el sistema. Los alimentos con fibra facilitan una relación más simbiótica con nuestros bichitos intestinales, mientras que la comida ultraprocesada y de origen animal puede tener el efecto opuesto, disbiótico.

La fibra, concentrada en alimentos vegetales integrales, es el componente alimentario más antiinflamatorio, mientras que la grasa saturada, concentrada en la carne, productos lácteos y comida basura, es el componente alimentario más proinflamatorio. No es de extrañar entonces que quienes consumían dietas más proinflamatorias tuvieran mayor riesgo de sufrir un curso grave de COVID-19 e incluso de infectarse: hasta casi 12 veces más probabilidades, considerando también peso corporal, diabetes y presión arterial. Pero este estudio solo cubrió a 60 pacientes con COVID-19. ¿Y si analizamos 11.000 pacientes con COVID-19?

La inflamación asociada a la dieta aumentó el riesgo de contraer la infección por COVID-19, sufrir un curso grave y morir a causa de la enfermedad. ¿Podría esto ayudar a explicar por qué las tasas de mortalidad por COVID-19 fueron cien veces más bajas en África? ¿Puede una dieta basada en vegetales ayudar a mitigar la COVID-19? Averigüémoslo.

En este estudio de la gravedad de la enfermedad de COVID-19 en ancianos según sus dietas fueran vegetarianas o no, estadísticamente, los no vegetarianos tenían hasta 20 veces más probabilidades de sufrir un curso críticamente grave de COVID-19, pero solo incluyeron a nueve vegetarianos. Ahora bien, un estudio de miles de sanitarios en primera línea de seis países encontró que quienes consumían dietas basadas en vegetales tenían un 73 % menos probabilidades de sufrir un curso moderado o grave de COVID-19, incluso combinados con piscitarianos (que comen pescado pero no otro tipo de carne) seguían teniendo probabilidades significativamente más bajas. La mayor propagación se dio entre quienes comían alimentos de origen vegetal frente a los bajos en carbohidratos. En comparación con los sanitarios de dietas vegetales, quienes consumían dietas bajas en carbohidratos y altas en proteínas tenían casi cuatro veces más probabilidades de sufrir una infección grave.

No parece sorprendente, pues muchos de los factores de riesgo subyacentes para la mortalidad por COVID-19 (obesidad, enfermedades cardiacas, hipertensión y diabetes tipo 2) se pueden controlar o incluso revertir con un estilo de vida saludable y una dieta a base de vegetales. No obstante, la aparente protección basada en vegetales fue más allá. El riesgo muy reducido era independiente de todas esas condiciones. Los investigadores sugieren que “debería aconsejarse una dieta saludable rica en alimentos con densidad nutricional para protegerse contra la COVID-19 grave”. El grupo de alimentos más asociado con una menor gravedad de los síntomas en un estudio ambulatorio fueron las legumbres, seguidas de los cereales, las principales fuentes de fibra dietética. Los investigadores sugieren que se debe a los efectos antiinflamatorios de los ácidos grasos de cadena corta liberados por nuestros microbios intestinales buenos, que se alimentan de fibra.

El estudio sobre sanitarios inscribió a unos pocos miles de personas, pero unos investigadores de Harvard recopilaron datos de casi 600.000 participantes utilizando un sistema de puntuación de dieta basado en vegetales que da puntos por comer alimentos vegetales saludables y quita puntos por comer carne, huevos, comida basura y lácteos. Quienes obtuvieron una puntuación más alta no solo tuvieron un riesgo significativamente menor de sufrir un curso grave de COVID-19, sino también un riesgo significativamente menor de ni siquiera infectarse. Y de nuevo, esto fue después de tener en cuenta las comorbilidades, junto con factores de riesgo no dietéticos como el ejercicio y el tabaquismo.

Conclusión: “la mejor evidencia disponible sugiere que las dietas basadas en vegetales son beneficiosas para reducir directamente el riesgo de síntomas graves de COVID-19 y el riesgo de infección”, independientemente de otros factores relacionados con la salud. Una dieta de estilo mediterráneo puede reducir el riesgo de infección en un 22 %, mientras que una dieta aún más basada en vegetales puede reducir el riesgo de infección a la mitad.

Para lidiar con la COVID persistente, se ha sugerido una dieta basada en vegetales, corroborada por la abundancia de datos que muestran asociaciones positivas de dietas basadas en vegetales con una mejor función inmune, equilibrio de neurotransmisores, reducción de dolor e inflamación, mejor sueño y salud mental. Por lo tanto, en términos de ajustes en el estilo de vida para gestionar la COVID-19 a largo plazo, la “promoción a gran escala de una alimentación basada en vegetales” puede tener el potencial de mejorar los impactos físicos y mentales, aunque aún no se ha puesto a prueba.

Hubo un estudio que sugirió que quienes comen más verduras tienen menos probabilidades de tener depresión y quienes comen más frutos secos, legumbres y cereales integrales pueden tener menos depresión, ansiedad y estrés tras la COVID-19, mientras que los niveles de estrés se correlacionaron con una mayor ingesta de carne. Sin embargo, los únicos estudios de intervención son como este, que muestra el impacto perjudicial de dietas altas en grasas y azúcar… en hámsteres. Eso no quita que haya pulmones infelices entre los hámsteres con una mala dieta.

En general, adoptar una dieta saludable basada en vegetales puede ser una herramienta poderosa para disminuir el riesgo de COVID-19 grave y debe promoverse como una medida de seguridad de salud pública. ¿Cuáles son los efectos secundarios? Retrasar el envejecimiento y disminuir las enfermedades. Tal vez este es el empujoncito que necesitamos. Después de todo, si se hubiera hecho un esfuerzo real para incentivar dietas y estilos de vida más saludables, no solo habríamos salvado muchas más vidas de la COVID-19, sino que también habríamos reducido la mortalidad futura por todas las principales causas de muerte.

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A continuación una aproximación al contenido del audio de este video. Para ver los gráficos, tablas, imágenes o citas a los que Dr. Greger se refiere, ve el video más arriba. La traducción y edición de este contenido ha sido realizada por Antonio Galán voluntario activo en NutritionFacts.org.

¿Cuál es el papel de la nutrición en la prevención y la lucha contra la COVID-19? Los mitos alrededor de la nutrición sobre la protección y el tratamiento abundaron durante esta pandemia. Si bien no existe una dieta que prevenga completamente la infección, existen medidas dietéticas que podemos tomar para minimizar el riesgo. Quienes siguen dietas más saludables en general parecen sufrir cursos menos serios, aunque parece ser un beneficio indirecto de tasas más bajas de obesidad y afecciones médicas preexistentes. Eso está genial, pero ¿hay alguna dieta con efectos directos sobre el curso de la enfermedad o la susceptibilidad a la infección?

Se ha demostrado que las dietas basadas en vegetales disminuyen el riesgo de sufrir otras infecciones respiratorias. De hecho, hubo seminarios con dietas basadas en vegetales que se salvaron relativamente de la pandemia de 1918. ¿Por qué podría ayudar una dieta basada en vegetales? Los nitratos vegetales concentrados en verduras de hoja verde oscuro se pueden usar para producir óxido nítrico, parte de la primera línea de defensa de nuestros pulmones contra las infecciones. También existen fitonutrientes polifenólicos en las plantas que pueden inhibir directamente la infección viral. Luego están los efectos beneficiosos sobre nuestro microbioma, que juega un papel clave en nuestra función inmune en todo el sistema. Los alimentos con fibra facilitan una relación más simbiótica con nuestros bichitos intestinales, mientras que la comida ultraprocesada y de origen animal puede tener el efecto opuesto, disbiótico.

La fibra, concentrada en alimentos vegetales integrales, es el componente alimentario más antiinflamatorio, mientras que la grasa saturada, concentrada en la carne, productos lácteos y comida basura, es el componente alimentario más proinflamatorio. No es de extrañar entonces que quienes consumían dietas más proinflamatorias tuvieran mayor riesgo de sufrir un curso grave de COVID-19 e incluso de infectarse: hasta casi 12 veces más probabilidades, considerando también peso corporal, diabetes y presión arterial. Pero este estudio solo cubrió a 60 pacientes con COVID-19. ¿Y si analizamos 11.000 pacientes con COVID-19?

La inflamación asociada a la dieta aumentó el riesgo de contraer la infección por COVID-19, sufrir un curso grave y morir a causa de la enfermedad. ¿Podría esto ayudar a explicar por qué las tasas de mortalidad por COVID-19 fueron cien veces más bajas en África? ¿Puede una dieta basada en vegetales ayudar a mitigar la COVID-19? Averigüémoslo.

En este estudio de la gravedad de la enfermedad de COVID-19 en ancianos según sus dietas fueran vegetarianas o no, estadísticamente, los no vegetarianos tenían hasta 20 veces más probabilidades de sufrir un curso críticamente grave de COVID-19, pero solo incluyeron a nueve vegetarianos. Ahora bien, un estudio de miles de sanitarios en primera línea de seis países encontró que quienes consumían dietas basadas en vegetales tenían un 73 % menos probabilidades de sufrir un curso moderado o grave de COVID-19, incluso combinados con piscitarianos (que comen pescado pero no otro tipo de carne) seguían teniendo probabilidades significativamente más bajas. La mayor propagación se dio entre quienes comían alimentos de origen vegetal frente a los bajos en carbohidratos. En comparación con los sanitarios de dietas vegetales, quienes consumían dietas bajas en carbohidratos y altas en proteínas tenían casi cuatro veces más probabilidades de sufrir una infección grave.

No parece sorprendente, pues muchos de los factores de riesgo subyacentes para la mortalidad por COVID-19 (obesidad, enfermedades cardiacas, hipertensión y diabetes tipo 2) se pueden controlar o incluso revertir con un estilo de vida saludable y una dieta a base de vegetales. No obstante, la aparente protección basada en vegetales fue más allá. El riesgo muy reducido era independiente de todas esas condiciones. Los investigadores sugieren que “debería aconsejarse una dieta saludable rica en alimentos con densidad nutricional para protegerse contra la COVID-19 grave”. El grupo de alimentos más asociado con una menor gravedad de los síntomas en un estudio ambulatorio fueron las legumbres, seguidas de los cereales, las principales fuentes de fibra dietética. Los investigadores sugieren que se debe a los efectos antiinflamatorios de los ácidos grasos de cadena corta liberados por nuestros microbios intestinales buenos, que se alimentan de fibra.

El estudio sobre sanitarios inscribió a unos pocos miles de personas, pero unos investigadores de Harvard recopilaron datos de casi 600.000 participantes utilizando un sistema de puntuación de dieta basado en vegetales que da puntos por comer alimentos vegetales saludables y quita puntos por comer carne, huevos, comida basura y lácteos. Quienes obtuvieron una puntuación más alta no solo tuvieron un riesgo significativamente menor de sufrir un curso grave de COVID-19, sino también un riesgo significativamente menor de ni siquiera infectarse. Y de nuevo, esto fue después de tener en cuenta las comorbilidades, junto con factores de riesgo no dietéticos como el ejercicio y el tabaquismo.

Conclusión: “la mejor evidencia disponible sugiere que las dietas basadas en vegetales son beneficiosas para reducir directamente el riesgo de síntomas graves de COVID-19 y el riesgo de infección”, independientemente de otros factores relacionados con la salud. Una dieta de estilo mediterráneo puede reducir el riesgo de infección en un 22 %, mientras que una dieta aún más basada en vegetales puede reducir el riesgo de infección a la mitad.

Para lidiar con la COVID persistente, se ha sugerido una dieta basada en vegetales, corroborada por la abundancia de datos que muestran asociaciones positivas de dietas basadas en vegetales con una mejor función inmune, equilibrio de neurotransmisores, reducción de dolor e inflamación, mejor sueño y salud mental. Por lo tanto, en términos de ajustes en el estilo de vida para gestionar la COVID-19 a largo plazo, la “promoción a gran escala de una alimentación basada en vegetales” puede tener el potencial de mejorar los impactos físicos y mentales, aunque aún no se ha puesto a prueba.

Hubo un estudio que sugirió que quienes comen más verduras tienen menos probabilidades de tener depresión y quienes comen más frutos secos, legumbres y cereales integrales pueden tener menos depresión, ansiedad y estrés tras la COVID-19, mientras que los niveles de estrés se correlacionaron con una mayor ingesta de carne. Sin embargo, los únicos estudios de intervención son como este, que muestra el impacto perjudicial de dietas altas en grasas y azúcar… en hámsteres. Eso no quita que haya pulmones infelices entre los hámsteres con una mala dieta.

En general, adoptar una dieta saludable basada en vegetales puede ser una herramienta poderosa para disminuir el riesgo de COVID-19 grave y debe promoverse como una medida de seguridad de salud pública. ¿Cuáles son los efectos secundarios? Retrasar el envejecimiento y disminuir las enfermedades. Tal vez este es el empujoncito que necesitamos. Después de todo, si se hubiera hecho un esfuerzo real para incentivar dietas y estilos de vida más saludables, no solo habríamos salvado muchas más vidas de la COVID-19, sino que también habríamos reducido la mortalidad futura por todas las principales causas de muerte.

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Gráficos de Avo Media

Nota del Doctor

Poco después de que la COVID-19 surgiera como una amenaza para la salud pública mundial, pausamos los videos que teníamos planeados en NutritionFacts.org para producir una nueva serie de videos sobre COVID-19 y escribir el libro How to survive a pandemic. Estos recursos se centraron la manera en que surgen las pandemias y en cómo podemos mitigar el riesgo futuro. Siguen siendo tan relevantes como entonces. Ahora, tras años de datos acumulados sobre la COVID-19, por fin puedo responder a la pregunta: ¿Cuál es el papel de la nutrición tanto en la prevención como en la lucha contra la COVID-19?

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