La proteína animal comparada con fumar cigarrillos

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Solo 1 de cada 10000 personas alcanza los 100 años. ¿Cuál es su secreto?

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Solo 1 de cada 10000 personas llega a cumplir 100 años. ¿Cuál es su secreto? En 1993 se publicó un gran avance en la investigación sobre la longevidad: una única mutación genética que duplicó la esperanza vida de un diminuto gusano redondo. En lugar de que se murieran todos los gusanos a los 30 días, los mutantes vivieron 60 días o más. Esta prolongación de la vida fue “la mayor descrita hasta la fecha en cualquier organismo”. Esta “maravilla médica” del gusano matusalén es “el equivalente a un ser humano sano de 200 años de edad”. ¿Todo gracias de una sola mutación? Eso no debería suceder. Es decir, se supone que el envejecimiento es causado por múltiples procesos, muchos genes. ¿Cómo podría simplemente la anulación de un gen duplicar la esperanza de vida? ¿Qué es este gen que acelera tanto el envejecimiento que si se anula los animales viven el doble de tiempo? Se le ha llamado el gen de la muerte (Grim Reaper) y es el equivalente al receptor de IGF-1 en el ser humano. Las mutaciones de ese mismo receptor en los seres humanos podrían ayudar a explicar por qué algunas personas viven hasta los cien años y otras no.

¿El tener genes buenos o malos se trata solamente de tener suerte en la lotería genética? No, podemos activar y desactivar la expresión de estos genes, dependiendo de lo que comamos. Hace unos años destaqué una serie notable de experimentos sobre el factor de crecimiento insulínico tipo 1 (IGF-1), una hormona que promueve el crecimiento del cáncer, y que nuestro hígado tiende a producir en exceso cuando comemos proteína animal. Los hombres y mujeres que no comen carne, claras de huevo, o proteínas lácteas tienen unos niveles significativamente más bajos de IGF-1 circulando en su cuerpo. Cambiar a una dieta basada en vegetales puede reducir significativamente los niveles de IGF-1 en solo 11 días, y mejorar notablemente la capacidad del torrente sanguíneo de las mujeres de suprimir el crecimiento del cáncer de mama y, después, de aniquilar las células cancerosas.

Del mismo modo, el suero sanguíneo de los hombres con una dieta basada en vegetales suprime el crecimiento de células de cáncer de próstata alrededor de ocho veces más que antes de que cambiaran su dieta. Sin embargo, esta mejora dramática en sus defensas contra el cáncer queda destruida si añades la misma cantidad de IGF-1 que salió de su cuerpo al comer y vivir más sano. Esto sirve para explicar las bajas tasas de cáncer entre las poblaciones con dietas a base de vegetales; la disminución de la ingesta de proteína animal lleva a una disminución en IGF-1, lo que lleva a una disminución en el crecimiento del cáncer. El efecto es tan poderoso que el Dr. Ornish y sus colegas pudieron revertir la progresión del cáncer de próstata sin quimioterapia, cirugía o radiación; solo con una dieta basada en vegetales, y otros cambios saludables en el estilo de vida.

Cuando somos niños, necesitamos hormonas de crecimiento para crecer. Existe un defecto genético poco común que causa una deficiencia severa en IGF-1, y genera un tipo de enanismo, pero al parecer también te hace a prueba de cáncer. Ni una sola muerte por cáncer en aproximadamente 100 personas con deficiencia en IGF-1. ¿200 personas? Ninguna desarrolló cáncer. La mayoría de los tumores malignos están cubiertos de receptores de IGF-1, pero si no hay IGF-1, no son capaces de crecer y extenderse.

Esto podría ayudar a explicar por qué quienes siguen una alimentación baja en carbohidratos parecen vivir menos. Especialmente con una dieta baja en carbohidratos y basada en alimentos de origen animal, ya que las dietas bajas en carbohidratos de origen vegetal se asociaron con un riesgo de muerte menor. Las dietas bajas en carbohidratos son ricas en grasa animal, así como en proteína animal. Así que, ¿cómo sabemos que no fue la grasa saturada animal lo que estaba matando a la gente, y no tenía nada que ver con la proteína? Lo que necesitamos es un estudio que se limite a seguir a unas cuantas miles de personas y sus ingestas de proteína durante unos 20 años, y ver quién vive más tiempo, quién desarrolla cáncer, y quién no lo desarrolla. Sin embargo, nunca ha habido un estudio como ese… hasta ahora.

Juntaron a 6000 hombres y mujeres mayores de 50 años a lo largo y ancho de Estados Unidos y les hicieron un seguimiento durante 18 años, y las personas menores de 65 años con una ingesta de proteína elevada tuvieron un aumento del 75% en la mortalidad general, y cuadruplicaron su riesgo de morir de cáncer. ¿Importa el tipo de proteína? Pues sí, ya que “estas asociaciones no existieron o fueron atenuadas si las proteínas eran de origen vegetal”. Todo esto tiene sentido, teniendo en cuenta los altos niveles de IGF-1 en las personas que comen una gran cantidad de proteínas de origen animal.

La universidad patrocinadora envió un comunicado de prensa con una línea de apertura memorable: “Esa alita de pollo que estás comiendo podría ser tan mortal como un cigarrillo”. Explicaba que “tener una dieta rica en proteínas animales en la mediana edad te hace cuatro veces más propenso a morir de cáncer que una persona con una dieta baja en proteínas; un factor de riesgo de mortalidad comparable a fumar cigarrillos”. Cuando se refieren a una dieta “baja en proteínas”, lo que realmente quieren decir es simplemente consumir la cantidad recomendada de proteínas.

Uno de los directores de la investigación dijo:  “Casi todo el mundo va a tener una célula cancerosa o pre-cancerosa en algún momento de su vida. La pregunta es: ¿va a progresar?”. Podría depender de lo que comamos. Uno de los investigadores dijo: “La cuestión no es si una dieta determinada te permite estar bien 3 días, sino, ¿puede ayudarte a llegar a los 100 años?”. Tampoco se trata solo de “más muertes por cáncer; las personas de mediana edad que comen mucha proteína de origen animal son más susceptibles a la muerte prematura en general”. Es crucial destacar que no ocurre lo mismo con las proteínas vegetales, como las legumbres; y no fue la grasa, sino la proteína animal la que pareció ser la culpable.

¿Cuál fue la respuesta a la revelación de que las dietas ricas en carne, huevos, y productos lácteos podrían ser tan perjudiciales para la salud como fumar? Pues bien, un científico en el ámbito de la nutrición respondió que era potencialmente peligroso porque podría “dañar la efectividad de mensajes importantes relacionados con la salud pública” ya que, por ejemplo, un fumador podría pensar: “¿Por qué voy a molestarme en dejar de fumar si un solo sandwich de jamón y queso es igual de malo?”.

Todo esto me recuerda a un famoso anuncio de cigarrillos de Philip Morris (la mayor tabacalera estadounidense) que trató de minimizar los riesgos de fumar al decir: “Oye, ¿crees que ser fumador pasivo es malo porque aumenta el riesgo de cáncer de pulmón un 19%? Pues mira, beber uno o dos vasos de leche puede ser tres veces peor, con un 62% en el aumento del riesgo de cáncer de pulmón. También duplicas el riesgo si cocinas frecuentemente con aceite; o triplicas el riesgo de enfermedades de corazón con comidas no vegetarianas; o multiplicas seis veces tu riesgo al comer mucha carne y productos lácteos”. Por lo tanto, concluye: “Mantengamos algo de perspectiva”. El anuncio luego dice que el riesgo de cáncer por ser fumador pasivo podría ser “muy inferior al de otras actividades cotidianas”. Así que, respira profundamente. Eso es como decir: no te preocupes porque te apuñalen, porque un balazo es mucho peor. O como decir que si no usas el cinturón de seguridad, pues también podrías tener relaciones sexuales sin protección. Si vas a hacer bungee dumping, ya podrías desconectar los detectores de humo en tu casa. Dos riesgos no se cancelan entre ellos. Por supuesto, Philip Morris dejó de atacar a los productos lácteos una vez que adquirió la empresa Kraft Foods.

Para ver los gráficos, tablas, imágenes o citas a los que Dr. Greger se refiere, ve el video más arriba. Esto es sólo una aproximación del audio contribuida por Katie Schloer. La traducción y edición de este contenido ha sido realizada por Gabriela Malamud y Adrián Bravo López. Revisada por Ángela Graña Varela.

Considera ser voluntario/a para ayudar en la página web.

 

Imágenes gracias a gholem a través de Flickr.

Solo 1 de cada 10000 personas llega a cumplir 100 años. ¿Cuál es su secreto? En 1993 se publicó un gran avance en la investigación sobre la longevidad: una única mutación genética que duplicó la esperanza vida de un diminuto gusano redondo. En lugar de que se murieran todos los gusanos a los 30 días, los mutantes vivieron 60 días o más. Esta prolongación de la vida fue “la mayor descrita hasta la fecha en cualquier organismo”. Esta “maravilla médica” del gusano matusalén es “el equivalente a un ser humano sano de 200 años de edad”. ¿Todo gracias de una sola mutación? Eso no debería suceder. Es decir, se supone que el envejecimiento es causado por múltiples procesos, muchos genes. ¿Cómo podría simplemente la anulación de un gen duplicar la esperanza de vida? ¿Qué es este gen que acelera tanto el envejecimiento que si se anula los animales viven el doble de tiempo? Se le ha llamado el gen de la muerte (Grim Reaper) y es el equivalente al receptor de IGF-1 en el ser humano. Las mutaciones de ese mismo receptor en los seres humanos podrían ayudar a explicar por qué algunas personas viven hasta los cien años y otras no.

¿El tener genes buenos o malos se trata solamente de tener suerte en la lotería genética? No, podemos activar y desactivar la expresión de estos genes, dependiendo de lo que comamos. Hace unos años destaqué una serie notable de experimentos sobre el factor de crecimiento insulínico tipo 1 (IGF-1), una hormona que promueve el crecimiento del cáncer, y que nuestro hígado tiende a producir en exceso cuando comemos proteína animal. Los hombres y mujeres que no comen carne, claras de huevo, o proteínas lácteas tienen unos niveles significativamente más bajos de IGF-1 circulando en su cuerpo. Cambiar a una dieta basada en vegetales puede reducir significativamente los niveles de IGF-1 en solo 11 días, y mejorar notablemente la capacidad del torrente sanguíneo de las mujeres de suprimir el crecimiento del cáncer de mama y, después, de aniquilar las células cancerosas.

Del mismo modo, el suero sanguíneo de los hombres con una dieta basada en vegetales suprime el crecimiento de células de cáncer de próstata alrededor de ocho veces más que antes de que cambiaran su dieta. Sin embargo, esta mejora dramática en sus defensas contra el cáncer queda destruida si añades la misma cantidad de IGF-1 que salió de su cuerpo al comer y vivir más sano. Esto sirve para explicar las bajas tasas de cáncer entre las poblaciones con dietas a base de vegetales; la disminución de la ingesta de proteína animal lleva a una disminución en IGF-1, lo que lleva a una disminución en el crecimiento del cáncer. El efecto es tan poderoso que el Dr. Ornish y sus colegas pudieron revertir la progresión del cáncer de próstata sin quimioterapia, cirugía o radiación; solo con una dieta basada en vegetales, y otros cambios saludables en el estilo de vida.

Cuando somos niños, necesitamos hormonas de crecimiento para crecer. Existe un defecto genético poco común que causa una deficiencia severa en IGF-1, y genera un tipo de enanismo, pero al parecer también te hace a prueba de cáncer. Ni una sola muerte por cáncer en aproximadamente 100 personas con deficiencia en IGF-1. ¿200 personas? Ninguna desarrolló cáncer. La mayoría de los tumores malignos están cubiertos de receptores de IGF-1, pero si no hay IGF-1, no son capaces de crecer y extenderse.

Esto podría ayudar a explicar por qué quienes siguen una alimentación baja en carbohidratos parecen vivir menos. Especialmente con una dieta baja en carbohidratos y basada en alimentos de origen animal, ya que las dietas bajas en carbohidratos de origen vegetal se asociaron con un riesgo de muerte menor. Las dietas bajas en carbohidratos son ricas en grasa animal, así como en proteína animal. Así que, ¿cómo sabemos que no fue la grasa saturada animal lo que estaba matando a la gente, y no tenía nada que ver con la proteína? Lo que necesitamos es un estudio que se limite a seguir a unas cuantas miles de personas y sus ingestas de proteína durante unos 20 años, y ver quién vive más tiempo, quién desarrolla cáncer, y quién no lo desarrolla. Sin embargo, nunca ha habido un estudio como ese… hasta ahora.

Juntaron a 6000 hombres y mujeres mayores de 50 años a lo largo y ancho de Estados Unidos y les hicieron un seguimiento durante 18 años, y las personas menores de 65 años con una ingesta de proteína elevada tuvieron un aumento del 75% en la mortalidad general, y cuadruplicaron su riesgo de morir de cáncer. ¿Importa el tipo de proteína? Pues sí, ya que “estas asociaciones no existieron o fueron atenuadas si las proteínas eran de origen vegetal”. Todo esto tiene sentido, teniendo en cuenta los altos niveles de IGF-1 en las personas que comen una gran cantidad de proteínas de origen animal.

La universidad patrocinadora envió un comunicado de prensa con una línea de apertura memorable: “Esa alita de pollo que estás comiendo podría ser tan mortal como un cigarrillo”. Explicaba que “tener una dieta rica en proteínas animales en la mediana edad te hace cuatro veces más propenso a morir de cáncer que una persona con una dieta baja en proteínas; un factor de riesgo de mortalidad comparable a fumar cigarrillos”. Cuando se refieren a una dieta “baja en proteínas”, lo que realmente quieren decir es simplemente consumir la cantidad recomendada de proteínas.

Uno de los directores de la investigación dijo:  “Casi todo el mundo va a tener una célula cancerosa o pre-cancerosa en algún momento de su vida. La pregunta es: ¿va a progresar?”. Podría depender de lo que comamos. Uno de los investigadores dijo: “La cuestión no es si una dieta determinada te permite estar bien 3 días, sino, ¿puede ayudarte a llegar a los 100 años?”. Tampoco se trata solo de “más muertes por cáncer; las personas de mediana edad que comen mucha proteína de origen animal son más susceptibles a la muerte prematura en general”. Es crucial destacar que no ocurre lo mismo con las proteínas vegetales, como las legumbres; y no fue la grasa, sino la proteína animal la que pareció ser la culpable.

¿Cuál fue la respuesta a la revelación de que las dietas ricas en carne, huevos, y productos lácteos podrían ser tan perjudiciales para la salud como fumar? Pues bien, un científico en el ámbito de la nutrición respondió que era potencialmente peligroso porque podría “dañar la efectividad de mensajes importantes relacionados con la salud pública” ya que, por ejemplo, un fumador podría pensar: “¿Por qué voy a molestarme en dejar de fumar si un solo sandwich de jamón y queso es igual de malo?”.

Todo esto me recuerda a un famoso anuncio de cigarrillos de Philip Morris (la mayor tabacalera estadounidense) que trató de minimizar los riesgos de fumar al decir: “Oye, ¿crees que ser fumador pasivo es malo porque aumenta el riesgo de cáncer de pulmón un 19%? Pues mira, beber uno o dos vasos de leche puede ser tres veces peor, con un 62% en el aumento del riesgo de cáncer de pulmón. También duplicas el riesgo si cocinas frecuentemente con aceite; o triplicas el riesgo de enfermedades de corazón con comidas no vegetarianas; o multiplicas seis veces tu riesgo al comer mucha carne y productos lácteos”. Por lo tanto, concluye: “Mantengamos algo de perspectiva”. El anuncio luego dice que el riesgo de cáncer por ser fumador pasivo podría ser “muy inferior al de otras actividades cotidianas”. Así que, respira profundamente. Eso es como decir: no te preocupes porque te apuñalen, porque un balazo es mucho peor. O como decir que si no usas el cinturón de seguridad, pues también podrías tener relaciones sexuales sin protección. Si vas a hacer bungee dumping, ya podrías desconectar los detectores de humo en tu casa. Dos riesgos no se cancelan entre ellos. Por supuesto, Philip Morris dejó de atacar a los productos lácteos una vez que adquirió la empresa Kraft Foods.

Para ver los gráficos, tablas, imágenes o citas a los que Dr. Greger se refiere, ve el video más arriba. Esto es sólo una aproximación del audio contribuida por Katie Schloer. La traducción y edición de este contenido ha sido realizada por Gabriela Malamud y Adrián Bravo López. Revisada por Ángela Graña Varela.

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Imágenes gracias a gholem a través de Flickr.

Nota del Doctor

La historia del IGF-1 es tan importante que fue una de las primeras series de videos que hice en NutritionFacts.org. ¡Es genial el haber podido lanzar esta actualización!

Para ver más paralelos entre la industria del tabaco y la industria alimentaria:

¿Qué hay de la industria de los teléfonos móviles? ¿La radiación de los celulares causa cáncer?

Para más sobre el envejecimiento sano y la longevidad:

Es importante resaltar que la supuesta ingesta baja en proteínas corresponde en realidad a la ingesta recomendada, que se asocia con menos cáncer y mortalidad en la mediana edad. No es lo mismo con las personas mayores de 65 años. No te pierdas el video Aumento del consumo de proteína después de los 65.

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